Hace mucho tiempo que no se
cantan las viejas canciones del movimiento organizado de los trabajadores.
Tampoco han surgido nuevas canciones que indiquen que el acto colectivo de
cantar es una señal de pertenencia.
Siempre he mantenido que el
sindicalismo debe rehuir el mito. Pero las canciones nunca fueron, por lo
general, parte del mito. Eran una expresión del vínculo sentimental de un
teorema: el de los trabajadores juntos entre-sí, un homenaje a una acción en pos
de la transformación y humanización del trabajo, que se expresaba a través de
la música. Un ejemplo de ello es la riqueza del cancionero del viejo
sindicalismo de aquellos woobblyes norteamericanos (Industrial Workers of the
World) o la gran musicografía italiana del
Inno dei Lavoratori, Bandiera Rossa y otras muchas de potente
inspiración verdiana. También en España hay una cierta tradición. Los hijos del pueblo, por ejemplo, es una bellísima composición, que cantaban los
viejos confederales de la CNT.
Por el contrario, hoy sólo cantan, como expresión de
pertenencia, los hinchas de cada equipo de fútbol.
¿Sería disparatado que los archivos históricos del sindicalismo
contaran con una hemeroteca de las viejas canciones del movimiento obrero y
sindical como parte, también, de la memoria histórica o, si se prefiere, de su
propia Historia? Y, así de vez en cuando, se podrían organizar audiciones para
general conocimiento.
Hacer esa hemeroteca es relativamente fácil. En youtube hay un
buen manantial.
Radio
Parapanda les ofrece una muestra de ello: el Inno dei Lavoratori y Los Hijos
del Pueblo.
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