Nos dicen los manuales que «el coeficiente de Gini» es
una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los
ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir
cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente de Gini es un número
entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen
los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta
desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
Ahí tienen ustedes el cuadro comparativo que
nos indica el estado de la cuestión en Cataluña y otros lugares entre los años 2007
y 2014. Ya lo ven: allá donde –se decía siempre con exageración-- se ataban a los perros con longanizas se ha
pasado a un sitio de sufrimiento. La explicación dogmática es que la culpa la
tiene sólo y solamente el Estado central que expolia, roba, saquea a Cataluña. Nunca
la tiene una determinada acción política catalana, cuya clase dirigente está
sumida en su conocido monotema. Nunca, tampoco, la tiene el conjunto de fuerzas
y movimientos que ancilarmente, con unos u otros matices, siguen ese juego.
Observen, pues, el cuadro. Y saquen sus propias
consecuencias.
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