Cuando cuatro y el cabo hablaban de la «regeneración
democrática», el primer dirigente de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández
Toxo, estaba ya afónico de tanto insistir en ello. Recordemos que la ocasión más solemne de ello
fue en el Informe General del décimo congreso del
sindicato en febrero de 2013. No fueron
pocas las ocasiones en las que el sindicalista insistió en tan importante
cuestión, incluso en años anteriores. Ahora, la cosa adquiere mayor relevancia,
si cabe, por dos motivos: a) el agotamiento (tal vez definitivo) de una forma concreta
de hacer política y sus conexiones con la corrupción; b) los recientes rasguños
que ello ha provocado en el interior del sindicalismo confederal. Por cierto, en
ese mismo contexto congresual, Toxo afirmó con rotundidad: «la crisis de confianza frente a la
instituciones también nos afecta como sindicato». Fueron palabras valientes
tanto por su atrevido contenido como por el momento y el lugar donde se
pronunciaban.
Toxo es una persona prudente. Lo que indica que aquellas
palabras no fueron expresadas al tuntún, de manera imprevista. Ahora bien, lo
cierto es que no tenemos un texto orgánico, propositivo (al menos que yo sepa)
donde se exprese qué entiende el secretario general de Comisiones por
regeneración democrática, con cara de sindicato, con qué contenidos y con quiénes
llevar adelante esa operación. Tan sólo disponemos
de un proyecto de intenciones que todavía no se ha hecho verbo ni carne.
Los recientes rasguños del sindicalismo no admiten más
demora, entiende un servidor. Y puestos a echar una mano sugiero dos primeras
grandes líneas de unas primeras aproximaciones: 1) el proyecto debe arrancar de
la centralidad del trabajo, de su calidad y buena cantidad; 2) la vinculación
entre los medios y los fines así en la política como en el sindicalismo.
No soy de los que piensan –si es que hay alguien por ahí-- que, en no pocas ocasiones, se hacen
planteamientos grandilocuentes (como, por ejemplo, la regeneración democrática)
para adornar los discursos. La personalidad austera de Toxo no se corresponde
con ello. Pero, simultáneamente, debo decir que todavía estamos en ayunas en
relación al proyecto debido. Es algo que no se puede demorar so pena de que algunos
–de los muchos que están interesados en ello--
pretendan hacer ver que los rasguños son una metástasis.
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