Leído en los medios: «La presidenta de
Omnium, Muriel Casals, cree que la
justicia española "persigue" a Jordi Pujol porque se ha hecho
independentista. En Catalunya Radio, Casals asegura que "la justicia
española se pone a perseguir a alguien, en la medida que ese alguien, que ha
sido un referente para el país, abraza la causa independentista”».
Tras el famoso comunicado del patriarca Pujol
a mediados del verano hubo una conmoción general en Cataluña. L´avi Pujol aparecía como un vulgar
defraudador que, desde décadas, no sólo había ocultado su patrimonio a Hacienda
sino que ni siquiera había tenido tiempo de regularizar su parné. El bochorno
fue mayúsculo y la sensación de una cierta orfandad se paseó por las calles y
plazas. El mazazo fue tan intenso que, desde el principio, el presidente Artur
Mas tuvo que salir a echar agua al vino. Mas no creyó que «Jordi Pujol fuera un
corrupto», al tiempo que recibió un inestimable regalo del mismísimo Felipe
González en la misma dirección, aunque sibilinamente dejó la puerta abierta
como dando a entender que, en realidad, el patriarca echaba una mano a su
prole. Astutamente estaba metiendo por medio a Albert Camus cuando dejó dicho
que «entre su madre y la ley, se quedaba con su madre». Naturalmente la
diferencia entre Pujol y Camus es bien notoria: el primero es una personalidad
política de primer orden con altas responsabilidades, mientras que el segundo
es un particular.
Artur Mas, al afirmar que Pujol no era un
corrupto, estaba lanzando un mensaje a sus franquicias para que no le dejaran
sólo. Y, primero de manera sutil, y ahora de manera desparpajada se abrió el
camino para echarle (algo más que) un cable al anciano patriarca. Ahora se está
en la fase de la absolución de Pujol y se escarba en las razones de su
inocencia: la Justicia
española persigue al independentismo catalán, no a Jordi Pujol. Así las cosas,
el fraude del patriarca queda, por así decirlo, amnistiado.
La cosa tiene su miga, la presidenta del
Omnium acaba de dar munición gratuita (y, por lo tanto, sin iva) a Bárcenas y
sus hermanos: la Justicia
española acorrala en barcenazgo porque sus miembros son patriotas españoles,
nacionalistas pata negra, no porque
hayan construido una gigantesca hermandad de socorros privados al margen de la
ley, la ética y la estética. ¿Qué yo desbarro? Anda ya: son las consecuencias
del razonamiento abstracto de la
Lógica y sus convenciones.
Más todavía, ese razonamiento lógico lleva a
una conclusión en el que no ha deparado la dama: en nombre del independentismo
se puede ser un corrupto, quebrándose la relación entre los medios y los fines.
Lo que se concreta en un colosal insulto a los miles de independentistas
catalanes que creen en dicha causa, pagando escrupulosamente a Hacienda y
teniendo los bolsillos y las manos tan blancas como una patena. Que un servidor
no sea nacionalista ni independentista no empece lo dicho anteriormente.
Ahora bien, la obscena opinión de la dama se inscribe en los
movimientos no siempre visibles del interior del proceso independentista. De un
lado, el del terreno competitivo entre las franquicias de Convergencia y
Esquerra, que pugnan entre sí por la hegemonía de dicho proceso; de otro lado,
entre las anteriores fuerzas y los movimientos sociales al margen de las
formaciones políticas, algunos de los cuales han presentado querellas contra el
clan del patriarca.
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