lunes, 3 de junio de 2013

SINDICATO Y JÓVENES BECARIOS



«El Tribunal Supremo ha estimado el recurso presentado por CC.OO. contra el Real Decreto que restringía la obligación de dar de alta en la Seguridad Social a los jóvenes becarios universitarios o de formación profesional que reciben contraprestación económica durante sus prácticas. Dos millones y medio de estudiantes universitarios y de formación profesional son los potenciales beneficiarios».  Esta es una noticia de la mayor importancia, y –como era de esperar--  ha recorrido las sedes sindicales a la velocidad de una centella. Pero no sabemos si lo ha hecho de igual manera en las aulas. Es decir, ignoramos si han funcionado los vasos comunicantes.

Lo primero es valorar adecuadamente esta conquista. Porque no se reduce, con ser importante, a una decisión del Alto Tribunal. Tiene su origen en el pacto de pensiones, firmado con los sindicatos, que se concretó en la reforma aprobada en febrero de 2011. Dos semanas más tarde un Real decreto restringía la obligación de dar de alta en la Seguridad Social a los jóvenes becarios contraviniendo tanto el pacto como la reforma legal. Valorar adecuadamente, en este caso, quiere decir que no estamos ante un «estatuto concedido», sino ante la conclusión de una acción sindical por la vía de la negociación.

Lo segundo que se impone es: ¿cómo se organiza esta conquista?  Esto es,  ¿qué mecanismos de información y valoración se ponen en marcha para que el estudiantado conozca su nuevo derecho y quién lo ha conseguido? Cierto, las redes sociales es una vía adecuada para llegar a muchos jóvenes. Ahora bien, ¿de qué manera, a través de ese medio, se consigue una adhesión de ellos hacia el sindicato? ¿Habrá que insistir en la necesidad de mayor fisicidad personal de y vecindad del sindicato hacia la juventud? En mi opinión, organizar esa conquista querría decir transformar esa acción del sindicato para los jóvenes en un sindicato de los jóvenes. 


Por lo demás, conviene una reflexión que sea capaz de generar nuevas prácticas conducentes a la superación de una limitación histórica del sindicalismo, un sujeto cuya capacidad de conquistas está probada (y, ahora, en estos tiempos tan ásperos también) pero que no acaba de organizar adecuadamente todo lo que consigue. Lo que sigue pendiente desde tiempos de muy atrás. Esta limitación de  los sindicalistas de mi quinta todavía no ha sido corregida. 


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