Cierto, ayer fue un
«día histórico» para el mundo de la economía y de las relaciones laborales. Lo
afirmamos sin cortapisa, a pesar de que el término histórico ha sido con excesiva frecuencia magreado por los romanos
y cartagineses sin ningún tipo de pudor.
Hasta tal punto se ha sobado que doña Clío tiene
que estar hasta el refajo de tanto abuso.
De entrada diremos que
es la única reforma laboral digna de ese término, «reforma», tan prostituido
desde antañazo. Histórico por sus contenidos, histórico por las utilidades y
elementos que propone.
Está en la palestra la
eficiencia y utilidad del sindicalismo confederal; sí, de ese sujeto que cada
dos por tres los enterradores subvencionados afirman que está pasado de moda,
oxidado. Está la importante novedad de que un gobierno –en este caso, coalición
de izquierdas-- ha cumplido
religiosamente con la palabra dada; los pesimistas diplomados tendrán que
revisar sus miradas, siempre desconfiadas. Importante, además, porque la
patronal ha ejercido plenamente su autonomía y ha desoído la tremenda presión
que le venía desde las filas de las cavernas y tabernas políticas.
Ha triunfado también
el estilo de la negociación que ha llevado a un consenso, ejemplo no
irrelevante de cómo intervenir en las cosas públicas frente al alboroto de
ventorrillo que protagonizan la derecha extrema y la extrema derecha. Ahora se
entiende la visceralidad de la portavoz ultra, de cuyo nombre no me da la gana acordarme,
arremetiendo carajilleramente contra Yolanda Díaz con
el aparente pretexto de la visa de la ministra al Papa
Francisco. La portavoz sabía que el acuerdo estaba al caer, las
gestiones para que la patronal hiciera una espantá
fracasaron, por lo tanto había que empezar a elevar la gestión de la toxicidad
contra la ministra ´bolchevique´. Retórica de bocona.
Una inquietud me trae
de cabeza: ¿sabrá el sindicalismo explicar esta victoria y sacar provecho en
afiliación? Lo que sí sé es que, al menos, Yolanda y Pedro
Sánchez explicarán el acuerdo un día sí y el otro también. Y harán bien.
En todo caso, el sindicalismo tiene que ensalzarlo por sus contenidos y por la
indiciación que sugiere para una Carta de Derechos de los trabajadores de este
siglo.
Los contenidos, ¿dice
usted? De momento puede estudiar el artículo de Joan
Coscubiela en https://www.eldiario.es/opinión/zona-
critica/reforma-laboral-gran-oportunidad_129_8608242.html Y las que vendrán en breve de Antonio Baylos y demás prestigiosos iuslaboralistas.
Felices Pascuas y prósperos
nuevos horizontes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario