Carles Navales nos decía que su jefe, un anciano
periodista barcelonés, le ordenaba que las notas de prensa han de ser «cortas,
confusas y, siempre, con medias verdades». Carles no lo aguantó mucho tiempo,
cuando se le inflaron los güitos le cantó las cuarenta y se marchó. El anciano
periodista duró en la profesión muchos lustros, de ahí que tuviera la oportunidad
de contaminar a varias generaciones de
los medios.
Me
he acordado de mi amigo Navales, que fue dirigente sindical de mucho tronío,
leyendo la prensa. Brevedad, confusión y siempre la verdad demediada. La
exigencia de ética periodística es una antigualla que ya se la pasaba por la
cruz de los pantalones el anciano jefe de Carlos Navales.
Leo
en los medios: «España fue el país donde más subió la presión fiscal en el 2020».
Naturalmente el lector—masa no necesita leer más, porque el titular es lo
suficientemente rotundo. Hay diarios que se quedan en eso, en el titular; y
otros, posiblemente para rellenar espacio, comentan que, en todo caso, dicha variación
se debe «a la caída del producto interior bruto durante la pandemia». Es decir,
no ha habido una subida de impuestos.
Casi
ningún medio ha hecho mención a que, a pesar de ese aumento España sigue en la
presión fiscal total por debajo de los países de nuestro entorno. Y más en
concreto: España se sitúa en decimocuarta posición entre los 36 países de la
OCDE, muy por debajo de Italia, Francia y Alemania. Pero el irascible lector –sólo
de titulares-- no se ha enterado.
Tal
vez por eso ocurren ciertas cosas chocantes. Estando un servidor en la sala de
los pacientes a la espera de entrar en la consulta en Can
Ruti, un viejo sin venir a cuento me pregunta: «Oiga´sté ¿no cree que
pagamos demasiaos impuestos? Con un
eco de la potente malafoyá granaína. Mi respuesta malhumorada, pero sin faltar
al respeto fue: «Y entonces ¿quién le paga usted su prostatitis?». El viejo
notó que yo soy de Granada, una ciudad que está cerca de Santa Fe.
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