Mariano
Rajoy siempre tuvo un extraño sentido de
la cantidad. Esta característica la mantiene tesoneramente. Lo del Prestige lo
despachó con parsimonia afirmando que sólo eran «unos hilillos»; en su única
entrevista a la televisión norteamericana vino a cecir, poco más o menos, que
la corrupción en España era una cosa irrelevante; ahora en Murcia se descuelga,
contumaz, en que dicha corrupción es algo de cuatro y el cabo. Paréntesis:
mientras lo afirmaba, la Guardia
civil (que ya no es, lorquianamente
hablando, caminera) se aprestaba a detener al que fuera número dos de la
señora condesa consorte de Bornos, la desparpajada Esperanza Aguirre. Así pues,
el chocante sentido de la proporción del monclovita, que desprecia las
convenciones de las Matemáticas más elementales, debió incluso sorprender a sus
parciales en Murcia, sabedores en su fuero interno que su organización es una
almáciga de podredumbre.
Si Rajoy
tuviera razón, ¿a santo de qué proponen un pacto contra la corrupción?
Digámoslo con claridad: lo que se pretende con dicho pacto no es otra cosa que
un borrón y cuenta nueva; o, como dejó cantado Pepe Marchena: que la mancha de
la mora con otra verde se quita.
Soy del
parecer que quienes han estado implicados en la corrupción –o la han amparado,
callado o relativizado, o todo ello a la vez--
están deslegitimados para proceder a un pacto contra la corrupción,
digno de ese nombre. Sólo podrían tener una aproximada autoridad si: 1) sacaran
a la luz todas sus vergüenzas, 2) cuantificaran el expolio cometido, 3)
publicaran los nombres de los corruptos y los expulsaran de la vida pública; y
4) pidieran perdón por el atraco a mano armada. Disculpen ustedes si me dejo
otras condiciones.
Por otra
parte, ¿tiene sentido un pacto contra la corrupción sin un proyecto serio de
regeneración democrática, cuyas variables fueran compatibles entre sí? ¿Y quién
sería el sastre que enhebraría todos los retales de la regeneración
democrática? Absténganse las diversas almácigas.
1 comentario:
Cada vez que hablan, tanto las derechas clásicas (PP), como las izquierdas subvencionadas ( Psoe, IU , si IU en el tripartit, ER- otra que tal cual baila-, y afines..) suben los votos de Podemos.
A mi no me es menester que ponga lo que le suelo responder en cada misiva suya, pero lo que no me agrada es que defienda sólo una parte.
Uno de los pocos que puede regenerar algo de la vieja escuela es Julio Anguita, si, Don Julio.
Ya lo se, ya lo se, intervencionista, pero yo no lo sería menos en el patio de esta casa que más parece el corral de la Pacheca.
No habrá regeneración hasta que no maten al perro, que es el que lleva la rabia.
Nadie está libre de nada, porque todos han comido de la misma tarta podrida y son de una u otra manera partícipes de la misma mierda.
Ya le digo; tengo tres carreras en la espalda y voy a mis 61 por la cuarta. Estoy entre jóvenes y se lo que piensan.
En mi época, les digo, ya hubiera quemado mil autobuses y no hubieran empezado las clases...ellos se ríen, pero me dicen que votaran al Podemos, que es otra manera de hacer las cosas...Estoy a la espectativa, por si acaso llevo el mechero encima, les digo.
Salut
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