1.-- Tras la última martingala de Artur Mas –convertir
el café de la consulta en pura achicoria--
la Sánchez Camacho ,
ubícua dirigente del PP catalán, ha declarado bombásticamente que «se ha
acabado el independentismo en Cataluña». Es una visión administrativista desde
los pies a la cabeza. Muestra, además, la incompetencia en el análisis político
y temeridad de perspectiva: es un ideologismo puro y basto. Pero en el fondo es
la consecuencia lógica de un partido cuya biografía en Cataluña ha ido
acumulando errores de bulto desde sus primeros andares. Aunque, a decir verdad,
ni siquiera el relamido López Rodó hubiera hecho tantos disparates.
De una cosa
podemos estar seguros: el independentismo catalán sigue vivo y coleando; diríase
que ha venido para quedarse, y como aquel Mac
Mahon puede decir «Je suis, j´y reste». Cuestión diferente es en qué proporción
y con qué diapasón política y sociológica. Que a un servidor no le plaza es lo
de menos.
Lo más
seguro es que la Sánchez Camacho
sepa o intuya que no está en lo cierto, que lo dicho es agitación y propaganda pro domo sua; que sus palabras son solamente
un spot publicitario de cine de barrio al estilo de «Omo lava más blanco». En
definitva, esta señora es la expresión de la política enlatada de twuitter,
vacua de contenidos y llena de cacorretórica. Pero, tal vez, es el resultado de la
exasperación del muy precario consenso de su partido en Cataluña desde que Dios
lo echó al mundo. Así las cosas, no es exagerado decir que dicho partido es
perfectamente prescindible en Cataluña: sus planteamientos, por ejemplo en política
económica, ya están, desde siempre, cubiertos por la derecha nacionalista
catalana.
2.-- En este mismo blog se ha dicho en diversas
ocasiones que eran tres las condiciones para que el proceso independentista
tuviera una fuerte visibilidad: a) que el Gobierno catalán lo asumiera o
aparentara que lo hacía; b) un considerable consenso de las fuerzas políticas catalanas;
y c) un potente movimiento de masas --necesario y aproximadamente suficiente-- que empujara en la dirección del
independentismo. En gran medida esas condiciones se han ido dando, favorecidas
por la actitud cuartelaria del Partido popular y sus franquicias. Lo que ha
conducido a una serie de movilizaciones que aparecen explícita y visiblemente
organizadas, mientras que sus contrarios son un conjunto de tapas variadas que
conforman un indigesto comistrajo. Ahora bien, tras la martingala, las tres condiciones empieza a agrietarse.
3.— Manel García
Biel, con su estilo directo y sin remilgos, ha calificado la última mandanga
como Artur Mas o el fraude a la
consulta. Que nadie piense que García Biel es un català emprenyat. Es, ante todo, una
persona que no tiene pelos en la lengua. Y habrá que convenir que tiene razón. Es
un fraude porque prometió la consulta, no una consulta de tres al cuarto. Otras
personas menos ásperas que Manel –pongamos que hablo de Josep Ramoneda, poco
sospechoso de irascible—afirma que Mas ha entrado en un simulacro. Comoquiera
que a un ochentón como un servidor se le exige temple, me limitaré a decir que
la mandanga de Mas es un meandro que todavía no es definitivo. No está descartado
que, en los próximos días, pueda sacarse otro conejo de la barretina.
No obstante, vale la pena decir que el meandro arturiano
no es una victoria política del Partido Popular sino el resultado de decisiones
administrativas. Pero la mandanga de Mas sí es una derrota política. Pero, de
eso a considerar que «el independentismo catalán ha muerto» va un largo trecho:
el estajanovismo de Mariano y sus hermanos es una garantía añadida para que
siga creciendo o se estabilice.
4.-- Mientras
tanto, el mapa de la desgracia en Cataluña nos ha traído otra sinrazón, según Cáritas:
Cataluña tiene 450.000 pisos vacíos, mientras que hay 230.000 familias sin
vivienda. Mientras ocurre todo esto (y muchas más patologías), ¿a mí qué leche
me importa la independencia, con o sin consulta, con o sin ese oxímoron de las
elecciones plebiscitarias?
Apostilla. Lo que de verdad me preocupa es el significado y los
motivos de la foto de arriba, la situación de Katiana.
2 comentarios:
No se bien en que sonsiste el nacionalismo catalan y si la "patria" deseada por ERC, tiene poco o mucho que ver con la deseada por CIU. Tampoco entiendo el socialismo que apoya el nacionalismo, ¿no era la lucha clases antes que loa lucha de pueblos?. Mientras en España siguen creciendo las desigualdades sociales, cada dia hay más ricos y más pobres y esto no parece interesarle a nadie, a nacionalistas, no nacionalistas o medio pensionistas.
Con Temujin a veces diferimos en Tot.
Nacer en Barcelona no es lo mismo que hacerlo en Burgos, él lo sabe, pero aún la distancia es más grande si se nace en Barcelona y no se comulga con el régimen.
Siete años ya (esto parece de Gil de Biedma) que colaboro con Teresas de Calcuta, Pasaje Sant Agustí. Las ganas de comer (no digo hambre) las ganas de comer , digo, no tienen color, ni raza, ni país.
E insiste diariamente.
Todo es una cuestión de dinero. Financiación, que se dice ahora. Nunca han habido ricos tan ricos en España (Botines, El del Corte Inglés, el Ortega y toda la parafernalia política...y pobres tan pobres)...doy fe.
Las desigualdades hacen que politicamente empecemos a estar en polos opuestos. Las tendencias se extreman.
salut
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