martes, 8 de febrero de 2022

¿A quién representa el Partido Popular?


 

Desde que Pablo Casado se hizo con la dirección de su partido tengo la impresión que, en efecto, parece que se ha producido una cesura radical con los anteriores grupos dirigentes. ´Antes´, la dirección procuraba velis nolis ser un partido con un aproximado barniz europeo; ´antes´, la dirección hacía esfuerzos por representar a las clases empresariales. Ahora, el pintoresco grupo dirigente del partido rompe todas las convenciones sobre las relaciones de España con la Unión Europea, y si reiteradamente denuncia la gestión española de los fondos estructurales con la respuesta siempre contraria de Bruselas, quiere decir aristotélicamente que Casado o no se fía de ellos o cree que le están mintiendo. A cada denuncia del PP, Bruselas responde, más o menos, que ´por qué no te callas´.  

Con todo, lo más llamativo para mi paladar es que nadie sabe qué intereses y qué clases o grupos sociales defiende el grupo dirigente del PP. Desde luego, no al empresariado ni a la empresa española, siendo esa ausencia de representación muy llamativa en las burguesías periféricas. Hoy por hoy me arriesgo a afirmar, sin tartamudeo alguno, que la burguesía española no está representada por los partidos de la taberna y la caverna.

Casado y sus atalajes (me estremezco ahora sabemos que el diputado Casero --«Dios mío, la que he liado»-- es la mano derecha de Teodorico)  no representan clases, sino grupos e intereses invertebrados, y desde Gramsci sabemos que «una masa no se ´distingue´ y no se hace ´independiente´ sin organizarse».  Por lo que el Partido Popular de estos días no es estos días ni siquiera el de Rajoy. Es una partida de ideas gaseosas con un sólo hilo conductor: todos contra este gobierno de comunistas, independentistas y demás islas adyacentes; todos contra este gobierno; todos contra la tabla de logaritmos.

Es cierto que el tiempo cura todas las heridas, pero el quilombo de esos caballeretes  de la calle Génova contra la CEOE tardará un poquito en cicatrizarse. Y es que Casado, Teodorico y Casero se están enfrentando contra demasiada gente y al mismo tiempo. Demasiada arrogancia ignorante.

Lo que me recuerda mis años mozos. Yo repetía petulantemente en casa: «Hay que luchar contra todos los monopolios». El maestro confitero Ferino Isla,  -- en la foto-- mi padre adoptivo, contestaba: «Sí, pero uno después de otro; no tós al mismo tiempo». Reformismo fuerte.  

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