Ayer
alertábamos en este blog de no caer en el triunfalismo –más bien, error de
bulto-- de considerar que los resultados
de las recientes elecciones europeas significan el rejón de muerte al
bipartidismo. Dijimos, eso sí, que a nuestro entender el bipartidismo ha
entrado en gripe. El cuadro, descrito muy limitadamente y con brocha gorda,
podría ser éste: el bipartidismo ha recibido un sonoro golpe desde la cruz de
sus pantalones hasta el cielo de su boca, de un lado, y de otro, un grupo de
organizaciones, viejas y nuevas, que no acaban sin embargo de conformar, por
ahora, una alternativa. Nos referimos a España, naturalmente. En concreto, con
relación al proceso electoral, el arqueo de caja presenta una situación de interinidad.
Entiendo,
pues, que se podría abrir un camino en esta interinidad. Mis preguntas son: 1)
¿el bloque de los partidos que han consociado el bipartidismo lo mantendrá con
o sin afeites cosméticos? Habrá que esperar al próximo congreso extraordinario
del PSOE para salir de esta incógnita; 2) tras dicho Congreso, ¿cuál será la
línea dominante, la «gran coalición», disfrazada o no, de lagarterana para no
infundir sospechas o la ruptura de las amarras? Falta saber, por supuesto, qué
dirán a lo uno y lo otro los llamados poderes fácticos.
En esta
situación de interinidad todo se va a poner en movimiento de manera abrupta o
sutil. De manera que cabe una amable interpelación a la Izquierda plural,
Podemos y Primavera: ¿cómo vais a moveros en esta fase de bipartidismo gripado
y de interinidad? Sería fatal (especialmente para ellas mismas) que reeditaran
el viejo concepto de mors tua vita mea.
Muchos relatos han explicado la cantidad de cadáveres que ha cosechado la idea
de que matar a un hermano hace más grande a la familia.
Apostilla.
Izquierda Plural, Podemos y Primavera deben celebrar sus resultados. No
confundan, sin embargo, la gallina, incluso la que hace buena pepitoria, con el
pavo real. Las tres formaciones son islas que han crecido; su objetivo
–dispensen que me meta en camisas de once varas, pero como votante de una de
ellas-- es transformar eso en un
archipiélago.
No me
resisto a decir que algo se mueve. ¿Saben ustedes que ayer mismo Matteo Renzi
citó a Keynes en la televisión italiana? Nada de tirar cohetes, pero no podemos
dejarlo pasar por alto.
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