«Podemos
no está muerto» fue el grito más coreado por los militantes en la asamblea de
la Universidad de Otoño. Toco madera porque depende qué se grita es como si se
estuviera intentado retrasar la venida de la Parca. Recuerdo que muchas veces
he gritado –hemos gritado, no se sabe a quién--
aquello de «¡Unidad, unidad»! Pero, también es sabido que, como ateos,
agnósticos o increyentes, nunca tuvimos presente esa cosa del propósito de enmienda, que viene a ser
lo siguiente: tener voluntad para no repetir nuestros pecados.
´Podemos
no ha muerto´ y el coscorrón a Yolanda Díaz en
dicha asamblea es el Syllabus que se dirige a la militancia ya sea para evitar
dudas o para levantar la moral. Con todo, mi sorpresa ha sido está: ¿cómo es
posible que Pablo Iglesias el
Joven haya tardado tanto en soltar esa filípica más bien yolándica? No tengo respuestas cocinadas, pero –tras sacar
ese discurso del microondas— llego a esta hipótesis: la directiva de Podemos,
en un reciente momento dado, llega a la conclusión que el ´fenómeno
Yolanda´ se les está yendo de las manos.
No se sabe lo que va sumando, pero es perceptible que allá por donde va concita
el afecto, el aplauso entusiasta de sus
parciales. Y así pues, es percibida no como un propulsor de Podemos sino como
una interferencia. Se la ve, además, como la correctora de toda una serie de
tartamudeos del dialecto podemos a la par que intenta construir un idioma nuevo
para la izquierda. Pablo Iglesias Turón lanza, tonante, el tremendo regüeldo de
«Anatema sit».
Esta
es la enésima trifulca dentro de la izquierda. Eso sin contar la ojeriza de Marx contra Bakunin (y
viceversa), de donde –a mi pobre entender--
vendrían todas estas bataholas. (No puede dejar de recordar una anécdota
singular: Otoño 1990 en Santa Fe, capital de la Vega de Granada; Juan de Dios Calero
le preguntó a mi padre: «Oye, Pepelópez, tú te acuerdas por qué pollas en
vinagre nos peleamos hace veinte años?».
Para
justificar lo uno o su contrario, la izquierda tiene una tendencia patológica a
teorizarlo todo. Desde la prima de riesgo hasta si la tortilla de patatas debe
llevar cebolla. Teorizarlo a golpe cristazos, porque cada uno interpreta que su verdad nos hará libres. Ahora, en esta
pamplina de Iglesias contra Yolanda, la excusa ha sido: «Podemos merece respeto».
Con lo que el máximo arconte de Podemos está insinuando a las almas de cántaro
de la organización que Yolanda se ha cagado en los muertos de los dirigentes del
partido. Iglesias, así pues, ha olvidado lo que tal vez leyó en primero de Luciano Lama: «la unidad no se teoriza, se construye».
Para
destrozar a alguien conviene echarle encima un atracón de pipirrana tóxica: Yolanda
no respeta a Podemos; y, a continuación, la puesta en marcha del ventilador de
radio Macuto: «Yolanda es como Felipe González».
En
suma, Podemos y su nuevo—viejo jefe reasumen el estribillo de aquella copla:
«Antes muerta que sencilla».
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