martes, 21 de junio de 2022

¿Cambio de ciclo?


 

 

Esparta derrotó a Atenas el domingo pasado. Ha sido el resultado de una crónica demoscópica anunciada. El Peloponeso andaluz se ha saldado electoralmente con una derrota cuyas consecuencias  todavía no estamos en condiciones de vislumbrar. Con todo, soy del parecer que el batacazo caballuno de Atenas es una de las consecuencias del insistentemente denominado «cambio de ciclo».

Los gobiernos tienen la tendencia rutinaria a negar cualquier novedad, cambio o micro discontinuidad. La única inercia admitida es la que, según ellos, es la consecuencia de su acción de gobierno. El tancredismo sería la característica primordial de los gobiernos; Rajoy fue un ejemplo de la degradación del tancredismo. «Cambio de ciclo», insisten no poca gente en España. Pero todavía no conocemos detalladamente las moléculas de tan socorrido y contradictorio concepto. Contradictorio, en Francia y Colombia avanza la izquierda mientras que en la Hispania Ulterior los vándalos gobiernan las dos orillas del Betis, más tarde llamado Guadalquivir, tras otro cambio de ciclo.

El presidente Zapatero se pasó media legislatura sin reconocer que España había entrado en crisis tal como le advertía el ministro Solbes. Zapatero reaccionó tarde. No supo ver el cambio de situación y –Tancredo uno, Tancredo otro— Rajoy entró en mala hora en la Moncloa. Sánchez, tras el rejonazo del domingo, niega el cambio de ciclo. Su opción será resistir. Pero resistir no es gobernar, que implica estar a la ofensiva. Resistir es situarse detrás del parapeto. Y desde los parapetos no se crea hegemonía. Desde el burladero solo  se conservan las amistades que tienen la fe del carbonero.

Desde una lógica académicamente tradicional podremos ver que en este cambio de ciclo, que  viene de atrás, el gobierno progresista cuenta con eficaces realizaciones en los terrenos de la lucha contra la pandemia, la situación económica y de los derechos, tanto laborales como inespecíficos. Pero ese cambio de ciclo muestra  que contemporáneamente millones de ciudadanos de Atenas, votantes de toda la vida de Pericles, favorecidos por los éxitos del mismo Pericles, han confiado en Esparta. Ya lo probó en sus carnes sir Winston tras la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Cambio aparente de tercio: está cantado el conflicto en el interior del Partido Popular. El modelo Moreno Bonilla, espartano, entrará en colisión con la tribu de los longobardos de Lady Ayuso.   

P/S.---  ¿Podríamos hablar de ´cambio de ciclo´  en Seat tras el nuevo convenio coletivo?  

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