Nota editorial. Nuestro amigo Fabrizio Lo Causi nos
manda estas atrevidas notas en un correo electrónico. Naturalmente, intuimos
que era un ruego indirecto para ser publicadas en este blog. Nos hemos limitado
a limar algunas incorrecciones sintácticas y algunas faltas de concordancia.
Aprovecho la ocasión para agradecer a Lo Causi su grata hospitalidad en Nápoles y el envío
de dos discos de Roberto Murolo. JLLB
Escribe Fabrizio Lo Causi
Querido José Luis:
Me dicen unas amistades comunes que, por lo general,
tienen información fundada, que en el seno de ese abanico de movimientos que
intenta encaminar a Catalunya hacia la independencia existe una sorda lucha no
ya por la mayoría sino por la hegemonía. Nada hay nuevo bajo la capa del Sol:
en todas las etapas de transición se han dado unas situaciones similares. Me
explico, bajo el manto de una real confluencia unitaria siempre hubo hechos de
diferenciación que, con mayor o menor visibilidad, que contradistinguían a los
unos de los otros. Convendrás conmigo que es cosa normal.
Toda una serie de movimientos que aspiran a la
independencia de Cataluña parece que están unidos en ese primer objetivo. Pero,
vista la cosa desde el golfo de Nápoles, no me parece que haya otras
coincidencias entre, por ejemplo, el grupo que lideran la monja Forcadas y el
sector soberanista de Convergència democràtica de Catalunya. Como tampoco me parece que, al margen de las
(repito) coincidencias de coyuntura, se pueda decir que son la misma cosa la CUP y Esquerra Republicana. En
pobres palabras, ese bloque heterogéneo coincide en, para ellos, la cuestión
principal (esto es, la independencia) pero ahí acaba el consenso.
Visto desde aquí --perjudicado por la lejanía,
aunque favorecido también por la distancia--
me atrevo, tal vez imprudentemente, a proponerte algunas consideraciones.
1) No está escrito definitivamente que ese abanico consiga su objetivo
principal, la independencia; aunque, si no lo hace, dicha reivindicación estará
presente en la arena política catalana y española. 2) Pero, tanto si lo
consigue como si no lo alcanza en un tiempo histórico relativamente corto, el
problema que se planteará será éste: qué formación podría estar llamada a ocupar
la centralidad de esa aspiración.
Apunto la siguiente tesis: es improbable que lo sea
Convergència. Más bien apunto a que ese papel estará en manos de Esquerra. No
lo sería Convergència porque suscita no poca desconfianza por parte de los
grupos situados a la izquierda. Lo puede ser Esquerra porque navegará en el
mediterráneo de la «equidistancia». Naturalmente, se trata de una Esquerra que
haría el papel de don Calogero Sedara (el padre de la bella Angelica) en Il Gattopardo.
Esto es, pactar con los poderes fácticos reales (leáse económicos) a cambio de ocupar la
centralidad política y sus derivados alimenticios. Lo que comportaría que Esquerra fuese, al menos oficiosamente
en la nueva toponomástica, «il partito amico» de dichos poderes fácticos. Que, por supuesto, no descuidarían la vieja
amistad con Convergència, pero ya no como socio preferente. Porque los poderes son perejil de diversas salsas.
Sea como fuere, de momento te deseo lo mejor y, como
decimos aquí: «estate buono e governate».
1 comentario:
Muy bueno el símil entre ERC y don Calogero Sedara. Las reflexiones napolitanas son muy interesantes. Gracias al transcriptor por ponerlas a nuestro alcance.
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