Es costumbre de este blog sugerir lecturas y, cuando
llegan las fiestas navideñas, recomendar algunos libros. De esta manera
fomentamos modestamente la cultura y, además, solucionamos alguna que otra
indecisión o duda: ¿qué compro, qué regalo en Navidad a Zutano o Perengano, qué
me compro, que me regalo en estos días?
En esta ocasión les propongo dos libros: “Redes de
indignación y esperanza”, de Manuel Castells (Alianza Editorial, 2012) y
“Liquidación final”, de Petros Márkaris (Tusquets editores, 2012). Me han
venido muy bien en estos días extremadamente fríos, aquí en Pineda de Marx.
Sería ocioso por mi parte presentar a Manuel
Catells, su fama le precede y su abundante bibliografía acredita sus dotes de
científico social de probada solvencia. De Petros Márkaris podemos decir tres
cuartos de lo mismo, una personalidad que me recuerda la de nuestro José Luis
Sampedro: economista primero [La espada de Damocles] y novelista después, amén
de ciudadano comprometido con los de abajo.
Redes de indignación y esperanza analiza los acontecimientos de Islandia y las
gigantescas movilizaciones de Túnez y Egipto contra Ben Alí y Mubarak.
Conocedor del paño nos explica la relación entre las redes sociales
multimodales y la movilización presencial con una precisión y sencillez que
hasta los estudiantes de primaria digital, como un servidor, entendemos. El
libo es, pues, todo un ensayo de la modernización del ejercicio del conflicto
social del que, a buen seguro, sacarán provecho las organizaciones y
movimientos.
Petros Márkaros nos habla, en Liquidación final, de
la Grecia de
estos días: el empobrecimiento colectivo (del que nos habló recientemente Paco
Rodríguez de Lecea en su sobrecogedor MIS NIETOS GRIEGOS en la línea de Mariano José
de Larra, Cháves Nogales, Haro Tecglen y Vázquez Montalbán) y las
movilizaciones populares en una trama policíaca que dirige ese Kostas Jaritos,
un policía honesto. Por supuesto, no vamos a revelar el intríngulis de la
novela: estaría feo. No obstante, una cosa está clara: la crónica griega está
servida, y bien servida.
Por lo demás, conviene que, por
ejemplo, los dirigentes políticos y sociales
aprendan a escribir deleitándose. En ambos libros, la prosa es clara,
inteligible. O sea, lo contrario de esa sintaxis plúmbea, adoquinada y, con
frecuencia, de secano de quienes ostentan responsabilidades de no importa qué
nivel.
Es cierto que esos libros valen
unos dinerillos: unos veinte euros cada uno. Lo que no impide leerlos; no
importa: están en las bibliotecas municipales, como recomienda con frecuencia
Don Lluis Casas, nom de plume de Enric Oltra, recientemente jubilado y
recortado en su pensión que pronto renaudará sus colaboraciones en este blog.
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