Primer tranco. El sindicalismo ha jugado un papel no desdeñable en los importantes y vertiginosos cambios que se han operado en los centros de trabajo, en la mejora de la condición de trabajo y vida del conjunto asalariado y en la sociedad: de manera directa y, podríamos decir, “en diferido” *. De manera directa mediante su acción propositiva así en la negociación colectiva como en todas las vertientes de su práctica contractual; “en diferido” a través de la repercusión del ejercicio del conflicto social. Ello no empece que, junto a los avances y éxitos innegables, hayan existido –e incluso se mantengan-- indefiniciones e insuficiencias, distracciones y errores. Pero el “beneficio de oportunidad” –el valor de lo conseguido-- es ventajoso para el sindicalismo confederal. Lo que es conveniente recordarlo a todo el mundo: a los trabajadores, a la gauche qui rie y a la gauche qui pleure. No se trata de un impúdico exhibicionismo sino de mera constatación. Para muestra ahí va el siguiente botón de oro: el nivel de cobertura de la negociación colectiva española alcanza al 80 por ciento del conjunto asalariado. Lo que lleva a un apesumbrado Guillermo de la Dehesa a considerar que este es el primer problema (sic) de la negociación colectiva (1).
Sigue en http://togapunetas.blogspot.com/2011/06/no-tengais-miedo-lo-nuevo.html
* Artículo publicado en la Gaceta sindical (reflexión y debate) Sindicalismo, trabajo y democracia. Junio 2011
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* Artículo publicado en la Gaceta sindical (reflexión y debate) Sindicalismo, trabajo y democracia. Junio 2011
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