Las derechas carpetovetónicas se niegan a aprobar los Presupuestos Generales del Estado por una razón de fondo: son la plasmación de una parcial unidad de acción de las izquierdas españolas. Esquerra Republicana de Catalunya tampoco les dará su apoyo porque, con el viento en popa de las encuestas, no quiere que se les escape ningún voto. Así las cosas, no parece posible ningún milagro. Por lo demás, entiendo que Pedro Sánchez esté aguantando por dos razones: ver qué pasa en las autonómicas andaluzas y mostrar a la ciudadanía la postura recalcitrante de las derechas. Con todo, unos y otros no darán su brazo a torcer.
Con todo, Sánchez sólo tiene, en mi modesta opinión, un solo
camino: prorrogar las cuentas y buscar el apoyo parlamentario con decretos
sucesivos sobre el salario mínimo y otros importantes asuntos. Este sería un
camino realista y, desde luego, factible. De esta manera podría despejar la
presión que los Presupuestos están imprimiendo en la arena política.
La autoridad de Sánchez parece consolidada en su partido. De
manera que está en condiciones de: a) seguir generando parcelas de unidad de
acción con Podemos, que sólo concita irritabilidad en
sectores minoritarios de su partido, las vacas
sagradas; y b) buscar las alianzas en los diversos grupos parlamentarios,
susceptibles de llegar a acuerdos. París bien vale una misa.
Sobre chispa más o menos esto es lo que le manifesté,
cenando, al joven maestro Jordi Amat en Sevilla en el ya famoso encuentro de los diálogos entre
andaluces y catalanes. En presencia de Javier Aristu y Javier Tébar, los orfebres de tales jornadas.
P/S. Ayer cumplió sus primeros
noventa años el maestro Ennio Morricone. Somos
muchos los que hemos alzado nuestra copa a su salud.
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