Mantengo lo dicho en mi entrada NO LLEVÉIS
LA REFORMA AL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Y lo que viene a continuación se dirige –principal,
aunque no exclusivamente-- a los líderes del PSOE. Pero antes séame permitida
alguna que otra consideración.
He leído en algún lugar que el PSOE se orienta a
llevar la batalla contra las sedicente reforma laboral a todas las
instituciones, incluidos los Ayuntamientos. Me parece la mar de bien. Pero
antes quiero recordar que, en otros tiempos no lejanos, cuando a su izquierda
se intentaba hacer lo mismo, los dirigentes socialistas ponían el grito en el
cielo y decían que no se podían mezclar problemas generales con los de tipo
municipal, que en estas sedes locales no cabían estas cuestiones. Como ya tengo
algunos años lo recuerdo perfectamente. Honra al PSOE que ahora rectifique. Y
también, precisamente ahora, dicho partido afirma –o dicen de él-- que acudirá a las manifestaciones que se
celebrarán en la plaza pública. También es buena noticia: los peatones
socialistas no se verán, así las cosas, haciendo --como quien dice-- un pecado venial. Por lo
demás, sería del género idiota que, en tales manifestaciones, se les increpara.
Puente de plata a quienes rectifican ya sea con la boca grande o con la
pequeña. Sólo queda esperar que cumplan.
Ahora bien, el PSOE haría bien en pensar en las
repercusiones que podría tener llevar la reforma laboral al Tribunal
Constitucional. El problema no es que la cosa se verá cuando las ranas crien
pelo, porque podría ser que el TC, en un arrebato de extremada e inusual
diligencia, viera el asunto en un abrir y cerrar de ojos: la justicia es rápida
cuando se conjugan algunas constelaciones astrales. Sea como fuere, llevar la
reforma al Tribunal comporta el riesgo no hipotético de que sea aceptada como válida
y plenamente constitucional. Y, entonces, ¿a qué instancia se debe recurrir?
Pregunta retórica: a ninguna. Es más, los mismos dirigentes socialistas serían
los primeros en darle el carpetazo a la respuesta siguiendo el viejo aforismo
de Roma locuta causa finita, cuya
traducción castiza es: Habló Blas, punto
redondo.
Otra cosa distinta es que se recurran varios
aspectos puntuales de la reforma. Es diferente. Y es buena idea recurrirlos. Pero
esto comporta unos riesgos menores. Así pues, la idea es –me parece a mí-- hacer lo que haga falta pero sin tener nunca las
manos coartadas, es decir, para que la presión pueda ser sostenida. En ese
sentido, las movilizaciones del próximo día 29 –o sea, mañana mismo-- son la
continuidad del camino de la frontal oposición de masas a la contrarreforma.
No me gusta jugar a adivino, pero tengo la impresión
de que mañana será un día grande. Y eso, y lo que haya de menester, es el camino.
2 comentarios:
Hola José Luis. Recuerdos de FP Carrasco. De vez en cuando leo tu blog. Sigues siendo un salsero, pero necesitamos cocineros como tú. Un abrazo. Félix
Gracias, Félix. Mis saludos, JL
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