La sección “Cataluña” de El País publica hoy un artículo que vale la pena que sea leído en los cuatro puntos cardinales del planeta. Su autor es el historiador Hilari Raguer y se titula “El segundo asesinato de Joan Peiró”. Comoquiera que la memoria es un tanto flaca, me permitiré recodar (a unos) e informar (a otros) quién era Peiró, porque incluso los sindicalistas de otras latitudes han podido olvidar o desconocer la vida de este ilustre antecesor. Tiro de mano de doña Wikipedia y ahí está la entrada de Joan Peiró. Comoquiera que el mencionado artículo sólo ha salido en la sección catalana, no tengo más remedio que abusar de las informaciones que nos depara Hilari Raguer. Bien, vamos al grano.
Recientemente se reeditado la tesis doctoral del arzobispo emérito de Badajoz-Mérida, Antonio Montero Moreno, inicialmente publicada en 1961 con el título “Historia de la persecución religiosa en España 1936 – 1939”. El editor de la tesis doctoral escribía en la introducción a la obra que, en próximas reediciones, publicaría las correcciones o aportaciones que viniera de los lectores. Pues bien, leída dicha tesis, Hilari Raguer envió cumplida información y documentadas correcciones diversas y, particularmente, en lo atinente a Joan Peiró, dirigente de la CNT. Pues bien, el director de la Biblioteca de Autores Cristianos, Joaquín L. Ortega, en la reedición (2004) de la obra del mentado Montero Moreno se limita a, según sus notas, a “una escueta y esencial reimpresión”. Que yo interpreto como un hospitalario destino a la cesta de la papelera las aportaciones de Ragué.
La tesis doctoral del alto funcionario eclesiástico, en lo que respecta a Peiró, es una falsificación, a queriendas y sabiendas, de la historia. Lo presenta como un comecuras, como un organizador de asesinatos de sacerdotes. Si el doctorando Montero Moreno hubiera hablado con sus colegas de la ciudad de Mataró hubiera tenido cumplida información. Si el amanuense Montero hubiera hablado con los empresarios mataroneses, más de uno le habría dicho que Peiró justamente hizo lo contrario. Recuerdo, por cierto, una serie de conversaciones con empresarios textiles (por ejemplo, una muy suculenta con el viejo Sanfeliú, propietario de la legendaria empresa Gassol, la de las medias Glory) que siempre hablaron de Peiró de manera respetuosa. Y si el publicista Montero Moreno hubiera acudido a los archivos de la ciudad y, echara un vistazo a los escritos de Joan Peiró, hubiera leído lo siguiente:
“Que uno sea burgués o capitalista no es razón para que los revolucionarios lo persigan y lo exterminen. Tampoco lo es perseguir un exterminar curas y frailes por el sólo hecho de serlo. Nuestra lucha es contra el fascismo […] se ha perseguido y exterminado a los sacerdotes y religiosos únicamente porque lo eran”.
En resumidas cuentas, pase que el doctorando lo escribiera de tal modo, pase que el tribunal de tesis se descuidara y atendiera más a la palabra del joven Montero Moreno que a las categorías de la historiografía. Pero, tras las rectificaciones de Hilari Ragué, no se entiende por qué la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) reincide en la bazofia. Perdón, claro que se entiende. Se entiende que hablara de esa manera en 1962, pero sobre todo es clarificador que BAC reedite la obra y mantenga el texto sin ni siquiera haber situado en el prólogo las rectificaciones de Hilari Ragué. Sin mencionar que Joan Peiró fue fusilado por el general de inmunda memoria. Por cierto, no pocas cosas que sabemos ahora del gran sindicalista vienen en la documentada biografía de nuestro amigo: “Joan Peiró, afussellat” (Edicions 62). Su autor: el gran Josep Benet. No estaría mal que alguien se propusiera una versión al castellano para conocimiento de propios y extraños.
Pero lo mejor es que, a través de Internet, los lectores busquen el artículo de hoy del historiador Hilari Ragué. Uy, se me olvidaba, el articulista no es un masonazo sino un respetado monje del monasterio de Montserrat. Estos catalanes... Por cierto, para que no haya confusiones: le aclaro a la BAC que a Manolete no lo mataron los rojos, sino "Islero", un astado de la ganadería de don Eduardo Miura. O sea, las cosas muy claritas.
Recientemente se reeditado la tesis doctoral del arzobispo emérito de Badajoz-Mérida, Antonio Montero Moreno, inicialmente publicada en 1961 con el título “Historia de la persecución religiosa en España 1936 – 1939”. El editor de la tesis doctoral escribía en la introducción a la obra que, en próximas reediciones, publicaría las correcciones o aportaciones que viniera de los lectores. Pues bien, leída dicha tesis, Hilari Raguer envió cumplida información y documentadas correcciones diversas y, particularmente, en lo atinente a Joan Peiró, dirigente de la CNT. Pues bien, el director de la Biblioteca de Autores Cristianos, Joaquín L. Ortega, en la reedición (2004) de la obra del mentado Montero Moreno se limita a, según sus notas, a “una escueta y esencial reimpresión”. Que yo interpreto como un hospitalario destino a la cesta de la papelera las aportaciones de Ragué.
La tesis doctoral del alto funcionario eclesiástico, en lo que respecta a Peiró, es una falsificación, a queriendas y sabiendas, de la historia. Lo presenta como un comecuras, como un organizador de asesinatos de sacerdotes. Si el doctorando Montero Moreno hubiera hablado con sus colegas de la ciudad de Mataró hubiera tenido cumplida información. Si el amanuense Montero hubiera hablado con los empresarios mataroneses, más de uno le habría dicho que Peiró justamente hizo lo contrario. Recuerdo, por cierto, una serie de conversaciones con empresarios textiles (por ejemplo, una muy suculenta con el viejo Sanfeliú, propietario de la legendaria empresa Gassol, la de las medias Glory) que siempre hablaron de Peiró de manera respetuosa. Y si el publicista Montero Moreno hubiera acudido a los archivos de la ciudad y, echara un vistazo a los escritos de Joan Peiró, hubiera leído lo siguiente:
“Que uno sea burgués o capitalista no es razón para que los revolucionarios lo persigan y lo exterminen. Tampoco lo es perseguir un exterminar curas y frailes por el sólo hecho de serlo. Nuestra lucha es contra el fascismo […] se ha perseguido y exterminado a los sacerdotes y religiosos únicamente porque lo eran”.
En resumidas cuentas, pase que el doctorando lo escribiera de tal modo, pase que el tribunal de tesis se descuidara y atendiera más a la palabra del joven Montero Moreno que a las categorías de la historiografía. Pero, tras las rectificaciones de Hilari Ragué, no se entiende por qué la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) reincide en la bazofia. Perdón, claro que se entiende. Se entiende que hablara de esa manera en 1962, pero sobre todo es clarificador que BAC reedite la obra y mantenga el texto sin ni siquiera haber situado en el prólogo las rectificaciones de Hilari Ragué. Sin mencionar que Joan Peiró fue fusilado por el general de inmunda memoria. Por cierto, no pocas cosas que sabemos ahora del gran sindicalista vienen en la documentada biografía de nuestro amigo: “Joan Peiró, afussellat” (Edicions 62). Su autor: el gran Josep Benet. No estaría mal que alguien se propusiera una versión al castellano para conocimiento de propios y extraños.
Pero lo mejor es que, a través de Internet, los lectores busquen el artículo de hoy del historiador Hilari Ragué. Uy, se me olvidaba, el articulista no es un masonazo sino un respetado monje del monasterio de Montserrat. Estos catalanes... Por cierto, para que no haya confusiones: le aclaro a la BAC que a Manolete no lo mataron los rojos, sino "Islero", un astado de la ganadería de don Eduardo Miura. O sea, las cosas muy claritas.
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