El complejo político-mediático tiene dificultades para que el verbo de la Ley de sostenibilidad de la economía, el verbo del cambio de modelo productivo y el verbo de la reforma laboral se hagan carne. Algo falla estrepitosamente porque no es normal que envoltorios tan estridentemente llamativos tengan tantas dificultades para abrirse camino propagandístico. Tal vez haya un cierto cansancio en la recepción de mensajes que bajo su cáscara tienen sabor a castañas pilongas. O quizá que el Gobierno no tiene la credibilidad necesaria para que sus mensajes se sostengan en el tiempo.
Sea como fuere, soy del parecer que el deseado tridente (ley de sostenibilidad, cambio de modelo productivo y reforma laboral) sigue, de un lado, en el limbo de la indefinición y, de otro lado, sin las conexiones suficientes para enhebrar (ni siquiera con los más elementales pespuntes) un proyecto medianamente creíble. Por otra parte, me permito plantear descaradamente: ¿en ese tridente, hablando en términos matemáticos, cuál es la “función” y cuáles las “variables”? Se trata de una pregunta pertinente, que necesita una respuesta capaz de despejar cualquier tipo de ambigüedades.
Echando mano al sentido común, yo diría que la función es el cambio de modelo productivo y, por consiguiente, las variables serían la ley de sostenibilidad y los procesos contractuales permanentes. Cambiar el orden sería lo que, granadinamente hablando, podría calificarse como pollas en vinagre. ¿Quiere decirse, sin embargo, que la reforma de los contenidos de los procesos contractuales debe esperar a las otras puntas del tridente? No tal. Es más, estoy convencido de que lo que se llama convencionalmente las “relaciones laborales” –o, para precisar más, los contenidos de las mismas en la negociación colectiva— sigue siendo un tapón que oblitera la puesta en España (y Europa también) de cualquier cambio a mejor. De ahí que me parezca, dicho con todas las cautelas habidas y por haber, que no hay posibilidad alguna de entrar a fondo en el cambio de modelo productivo, la sostenibilidad económica y la reforma laboral (como un proyecto digno de ese nombre) si no se produce un cambio ordenado de profunda reforma de los contenidos de la negociación colectiva. Ésta, la negociación colectiva, sería la corriente de agua –necesaria, aunque no suficiente-- capaz de generar el remolino del nuevo modelo productivo, la sostenibilidad económica y la reforma laboral.
Una negociación colectiva que, por supuesto, tuviera las mejores conexiones con lo que se dice en UNA REFLEXION SOBRE LAS REGLAS DE ACTUACION COLECTIVA: PARTICIPACION, NEGOCIACION, CONFLICTO, tal como lo explica con tino el locutor de Radio Parapanda.
4 comentarios:
Me doy por aludido y discrepo. Es cierto que un modelo productivo que sea algo más que turismo y tocho (T+T)precisa de una nueva regulación de las relaciones laborales, en especial a través de la negociación colectiva. Pero el cambio del contenido contractual precisa de algo más: LA VOLUNTAD SOCIAL, POLÍTICA Y EMPRESARIAL DE SUPERAR EL T+T Y PASAR AL I+D, lo que sería bueno que se articulara a través de un gran pacto de Estado que, además de trazar las líneas maestras de la modificación del modelo laboral reforzara la otra pata imprescindible en la novación del modelo productivo: la educación.
¿De qué me sirve un estupendo convenio colectivo que regule la flexibilidad bidireccional y garantista en un sector o actividad de escaso o nulo valor añadido y con trabajadores y empresarios con una escasa formación de calidad? Quizás sirva para incrementar la productividad... pero es ineficaz para avanzar en la superación del T+T
Por supuesto que como iuslaboralista apuesto por los tempos que señalas -al fin y al cabo, se trata de una cuestión que afecta a la igualdad y, por tanto, a la civilidad democrática-. Pero como ciudadano preocupado por el callejón sin salida en que el neoliberalismo ha situado en nuestro país (en una lógica que si alguien lo ha olvidado inició el Gobierno de Felipe González)el íter que diseñas me parece erróneo. Como afirmaba en mi artículo anterior: de nada sirve tener un hardware de puta madre si mi ordenador está desfasado.
Por mis ojos que se comerán la tierra afirmno que nunca pensé en que este ejercicio de redacción tuviera algo de contvoersia con tus opiniones y, en especial, la última entrada. Especulo con que has leído "en diagonal", y añado que, leidos ambos trabajos, no sólo no hay contradicción sino amable complemento. Querido Tiopuñetas, buena digestión y no busquemos la quinta pata del gato.
Es que soy muy tiquismiquis. Pero no leas en diagonal: lee contenidos y verás como existe contradicción
Voy en busca de la lupa.
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