jueves, 1 de octubre de 2020

Madrid, espejos contrapuestos: gallo rojo y gallo negro


 

Un espejo cóncavo y otro convexo, ambos en durísima disputa: la lucha de antaño contra hogaño. Las dos Españas machadianas que, como los gallos rojo y negro, están frente a frente.

La España cóncava, que se resiste a dejar de ser la de Frascuelo y la de los obstáculos tradicionales que decían los progresistas del siglo XIX, pretende eliminar del imaginario colectivo la memoria de Largo Caballero y de Indalecio Prieto, dos exponentes diversos de la compleja historia del PSOE.

No se entiende esa postura –borrar del callejero madrileño las señeras figuras del socialismo español-- si no es gracias a la irascible presión de Vox. Chocante esta subsidiariedad de los de Pablo Casado hacia Vox, pues están cargando infantilmente la romana para que Abascal  llene de votos sus alforjas. Casado, Ayuso y el alcalde Martínez tienen todavía los dientes de leche frente a los colmillos retorcíos de los de Vox.

Felipe González, siempre presto a darle movimiento a la húmeda, debería llamarle la atención a las derechas; tiene cierto predicamento en esos sectores y, tal vez, podría conseguir que se mantuvieran en el callejero los nombres de Largo Caballero y el de don Inda. González ha dicho no sé cuántas veces que él «es socialista a fuer de liberal», una frase que repitió Prieto. González le debe mucho a Prieto. Fue quien intentó pactar la salida del franquismo mediante la monarquía juanista. Más, todavía el de Sevilla le debe al bilbaíno su anticomunismo gástrico. 

La otra España: la que fatigosamente se abre paso   –a veces a trompicones--  para dar una salida a este momento «de justa perfecta tormenta de todas las crisis». La que, mientras resiste los embates de los herederos de aquellos persas patrios, prepara un nuevo ciclo de derechos de ciudadanía social. Por eso están exasperados en la calle Génova: porque es posible que ese nuevo itinerario inicie su recorrido, y porque las líneas tendenciales que muestran las encuestas siguen dando más apoyos populares a Pedro Sánchez,  mientras que la recogida de la derecha es una cosecha de jaramagos.

Hay que rebajar la tensión. Algunos deberían tomar tila a discreción. Pongamos que hablo de ese pintoresco diputado que es Gabriel Rufián, que para tapar sus vergüenzas suelta esta perla que, a buen seguro, habrá sido celebrada por los puticlubs de carretera: «Vox tiene aquí [en el Parlamento] desgraciadamente 52 diputados, pero en total tiene 53, porque tiene uno en la Zarzuela». No es pico de oro, sino de hojalata. No es izquierda es zocata.

 

Post scriptum.---  La constante de Planck sostiene que E =  hf.  Nunca lo pusimos en duda. Planck intuía que «lo primero es antes», docet don Venancio Sacristán, Hijo Meritísimo de Chinchón.

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