viernes, 31 de mayo de 2019

Según el independentismo 15 es mayor que 18



Grothendieck es uno de los matemáticos más importantes de finales del siglo XX.  Pues bien, en cierta ocasión le pidieron que dijera, a bote pronto, un número primo. El genio no se lo pensó dos veces y dijo: «el 57». Estupor en la sala. ¿Cómo era posible que el gran matemático hubiera dicho tan solemne disparate? Nadie ha podido dar una explicación, aunque desde entonces el número 57 es conocido como el primo de Grothendieck. Se rumorea en círculos académicos que dicha retranca (malafoyá) salió de algún santaferino ilustre.

Meritxell Budó, consejera de Presidencia del Govern de la Generalitat, ha intentado rivalizar con Grothendieck, afirmando que 15 es superior a 18. La Budó es licenciada en Farmacia. Pues bien, si nos inquieta como política más nos preocupa como boticaria. Podría vender quince dosis pensando que es superior a 18. Vayamos al grano.

La Budó ofrece una rueda de prensa y, desparpajadamente, afirma que «el independentismo ha ganado las elecciones municipales en la ciudad de Barcelona». Una periodista, Blanca Basiano, que es de Letras, pero está informada que 15 < 18, incluso en Waterloo, le recuerda a la Budó que los independentistas consiguieron 15 concejales, mientras que los no independentistas son 18. Se forma el rifirrafe. Finalmente, la Budó cierra la discusión con estas palabras: «He dicho que han ganado porque 15 concejales independentistas digamos que es más de lo que suman los otros, no juntos, sino mayoritariamente». Ni siquiera Antonio Ozores dijo algo tan descacharrante. 

La técnica de la comunicación de ciertos políticos es la siguiente: mentir a destajo sabiendo que es frecuente que nadie te lleve la contraria. Ahora bien, en esta ocasión, casi al instante, se supo que la Budó no miente de manera convincente. La escuela de Waterloo, matriz del independentismo atolondrado, tiene ciertas deficiencias en las disciplinas matemáticas. Y, simultáneamente, está en precario en lo atinente a la retórica como arte de la persuasión. 

Nota bene. Sobre este particular se ruega al avezado lector que lea lo que dice Paco Rodríguez de Lecea en http://vamosapollas.blogspot.com/2019/05/tomar-el-te-con-el-sombrerero-loco.html






jueves, 30 de mayo de 2019

Ada Colau debe dejarse de chicoleos




Luis Rabell ha publicado una potente reflexión donde explica las razones que, a su juicio, deberían llevar a que Ada Colau aceptase los votos –sin contrapartida alguna--  que le ofrece Manuel Valls y, así, ser nombrada alcaldesa de Barcelona en coalición con los socialistas. Ayer mismo publicamos en este mismo blog el artículo de Rabell por su importancia y porque lo compartimos sin reserva mental. Ahora vamos a volver a la carga. Queremos participar en esa corriente de opinión que es favorable a que Colau siga como alcaldesa de Barcelona.

Barcelona ha sido siempre una ciudad cosmopolita. Todavía lo sigue siendo. Barcelona está razonablemente inserta en el paradigma de la globalización. Es, por tanto, la antítesis del campanario localista, que enfáticamente distingue al independentismo, ya sea el atolondrado del hombre de Waterloo como el de naturaleza dinástica, que representa el segundo Maragall. Una ciudad cosmopolita, paradigma de la globalización, no tiene lógica que sea gobernada por independentistas. Y no lo tiene, además, porque el independentismo había hecho como principal caballo de batalla en estas elecciones municipales la independencia de Cataluña. El independentismo sigue sin ser mayoría en Barcelona.

Ada Colau y su equipo no han conseguido ser la primera fuerza municipal. No estoy en las mejores condiciones para establecer las razones que han llevado a la pérdida de esta Alhama. (Estoy entrando y saliendo del hospital de Calella lo que me impide sosiego para escribir). Pero sí me veo con fuerzas para indicar que uno de los motivos de la pérdida de la ciudad por los Comunes ha sido la patológica indefinición del grupo dirigente y muy visiblemente de Colau ante los problemas que ha situado el independentismo en sus momentos más comprometidos. Cierto, la alcaldesa siempre afirmó que «no es independentista». Tal vez. Pero con frecuencia los actos concretos de Colau fueron a remolque del independentismo. Escisión, pues, entre el «ser» y el «hacer».

Esta indecisión –calculada o somática--  vuelve a repetirse. Colau aparece interviniendo confusamente para formar equipo de gobierno municipal, sin precisar concretamente aunque orientándose, también ambiguamente, hacia el segundo Maragall. Y añade como guinda al candidato socialista Collboni, que no quiere saber nada de Tetelandia. Tetelandia, un término acuñado por Sergi Pàmies, en referencia a que el segundo Maragall es conocido en ciertos círculos como el Tete.

Colau puede ser la alcaldesa de Barcelona. Puede argüir que el independentismo no ha ganado en Barcelona. Las dos versiones del independentismo –el atolondrado y el dinástico--  hicieron de ello su caballo de batalla electoral. Nuevamente han fracasado.

Los números salen tras la oferta de Valls de votarla para impedir que Maragall sea el alcalde. Las consecuencias de una Barcelona gobernada por independentistas, si Colau rechaza a Valls, las tendrá que asumir doña Ada.

Séame permitida una sugerencia a la señora Colau. Se refiere a la historia de Aristipo. Este les dijo a sus amistades: «No me he presentado ante vosotros para acompañaros en  vuestro dolor, sino para ponerle remedio». Colau, no nos acompañes en nuestro dolor sino, con el bastón de mando, ponle remedio.  (Claudio Eliano, Historias curiosas). 


miércoles, 29 de mayo de 2019

La claridad de Lluis Rabell sobre Ada Colau




Nota bene.--  Metiendo bulla comparte totalmente el artículo que publicamos a continuación.

A ORILLAS DEL RUBICÓN
Escribe Lluis Rabell
Hay situaciones en que una dirección se juega literalmente el ser o no ser, momentos en la vida política en que los distintos factores se condensan en un punto. Y la opción que adopte un partido puede hacer que todo bascule en un sentido u otro por un largo período de tiempo. Esa es la tesitura en que se encuentra hoy Barcelona, a la espera de saber quién se hará finalmente con la alcaldía de la ciudad. Y tal es la responsabilidad que incumbe a los “comunes”  y, singularmente, a Ada Colau. Los liderazgos se demuestran en los momentos críticos.
Lo diremos sin ambages: ceder el gobierno municipal a Ernest Maragall sería hoy una irresponsabilidad mayúscula, de muy graves consecuencias. Tanto si esa cesión se produce por activa – a través de una alianza con ERC – o por pasiva – renunciando a configurar una mayoría alternativa. La idea de un “tripartito de izquierdas”, blandido como objetivo tras un primer momento de desaliento en que Ada Colau parecía tirar la toalla, no es más que arena a los ojos, una manera de diferir el verdadero dilema planteado. La cuestión no reside en los vetos cruzados entre ERC y el PSC. Ni tampoco en una discusión genérica sobre los rasgos ideológicos de los distintos actores políticos, sino sobre el papel que cada cual desempeña y las fuerzas sociales que encarna.
Hoy por hoy, ERC está inmersa en una áspera lucha por establecer su hegemonía sobre el independentismo. Junqueras aspira a constituir un gran partido nacional, arrinconando definitivamente a los herederos de Convergència como una fuerza subalterna. Y eso sólo es posible cabalgando el tigre de un“procés” que sigue vivo, a la espera de una coyuntura propicia para un nuevo desafío, como lo demuestran los resultados obtenidos por Puigdemont en las elecciones europeas del pasado domingo. Lejos de asumir un perfil pragmático y negociador, ERC intenta ser a a vez el partido del general Cabrera y el del señor Esteve. (Por ahora con relativo éxito). Es en ese contexto donde hay que situar la batalla por la alcaldía de Barcelona. Para ERC se trata, ante todo, de conquistar una plaza fuerte decisiva de cara a una próxima intentona, si se produce un momento de tensión emocional tras la sentencia del Supremo o se abre una nueva pugna por el gobierno de la Generalitat.
Que nadie vea en esta aseveración proceso de intención alguno. El propio Maragall ha explicitado su voluntad de hacer de Barcelona una plataforma de agitación independentista. Y es que el partido por antonomasia de las clases medias se ve inexorablemente empujado, por razones objetivas, a jugar ese papel, subordinando todas las problemáticas de la ciudad – sociales, medioambientales, económicas, de transformación urbanística… – al guión del “procés”. Lo que ha ocurrido en la Cámara de Comercio constituye toda una metáfora del momento que vive el país y, por ende, la ciudad: un pequeño grupo organizado por la ANC ha bastado para hacerse con el control de la entidad, subiéndose a las barbas de los representantes tradicionales de las grandes familias burguesas “de toda la vida”. Con los cambios inducidos por la globalización, hace tiempo que las élites tradicionales han ubicado sus negocios en nuevos ámbitos. La sociedad civil ha languidecido… al tiempo que esas clases medias, sacudidas por la crisis, el temor al empobrecimiento y la ansiedad que genera el desorden global, entraban en ebullición.
ERC representa a una pequeña burguesía que, ante el desconcierto de esas élites y la relativa debilidad de la izquierda, se cree convocada por la Historia para asumir un liderazgo nacional. Pero lo hace con los rasgos psicológicos característicos de esa clase: la inestabilidad, el espíritu aventurero, la exaltación doblada de inconsecuencia… En este contexto, poner Barcelona en manos de semejante partido sería una locura que una izquierda responsable no puede permitirse. Sobre todo cuando es todavía posible configurar un gobierno progresista, mucho más acorde con la voluntad democrática expresada por la ciudadanía y, por supuesto, con el interés general de Barcelona. Esa alternativa es la de un acuerdo de Barcelona en Comú con el PSC – juntos representan más votos y más concejales que las fuerzas independentistas. Un acuerdo que requeriría, eso sí, recabar cuando menos algunos votos favorables del grupo municipal de Manuel Valls – que acaba de declararse dispuesto a facilitar un gobierno Colau-Collboni sin pedir contrapartida alguna. Aceptar ese apoyo no sólo es legítimo, sino que constituye una exigencia democrática.
Sin embargo, desde las filas de los comunes ya se han elevado voces contra esa posibilidad: “Pactar con la derecha, jamás”. Semejante reacción demuestra poca madurez política. En primer lugar, porque estamos hablando de un acuerdo de investidura, no de un acuerdo de gobierno. Pero, ante todo, porque la fidelidad a los intereses de las clases trabajadoras y populares de la ciudad a los que se deben las izquierdas demandan cerrar el paso a un gobierno de ERC. Y así lo intuyen esos mismos segmentos sociales. Basta con leer los resultados electorales. Los barrios populares que propulsaron a Ada Colau a la alcaldía en 2015 han desplazado ostensiblemente su voto hacia el PSC. La razón es evidente: los socialistas han tenido un discurso claro de rechazo al “procés”, frente a las ambigüedades de los “comunes”, con sus lazos amarillos en la fachada del Ayuntamiento y su connivencia con el 1-O.
Toda opción política tiene costes y hay que saber asumirlos. En realidad, las reticencias a trenzar una alternativa posible al desembarco de ERC tienen mucho que ver con el sometimiento al marco mental del independentismo: una alianza entre la derecha nacionalista, ERC y una supuesta extrema izquierda para dar la presidencia de la Generalitat a un carlista sería legítima. Sin embargo, dos fuerzas de izquierdas no tendrían derecho a recabar el apoyo puntual de un partido que, tras la investidura, se situaría en la oposición. Niñerías.
La decisión es trascendental para la ciudad. Pero también para el propio espacio de los “comunes” como proyecto político nacional. No es exagerado pensar que ese espacio no soportaría un “abrazo del oso” de ERC, ni una entrega de la capital sin combate real. (En ese sentido, decir que se pretende un tripartito, pero que “a falta de acuerdo” se acaba aceptando de un modo u otro a Maragall, sería un engaño… por no decir otra cosa peor). Como dice un buen amigo, al final, la decisión se tomará tras un intenso debate entre Ada… y Colau. Es cierto que miembros destacados de su entorno – e incluso de su candidatura – pueden inclinarse, bajo formas diversas, hacia un acuerdo con ERC. Pero la alcaldesa deberá escoger entre escuchar a los amigos… o a la base social de su partido. A su manera,  Nou Barris lo ha dicho de manera contundente: “Con Esquerra, no”. Las circunstancias han hecho que, a través de una combinación inesperada de factores, la alcaldía de Barcelona – y todo lo que conlleva para el país – esté en manos de Ada Colau. Una difícil decisión. De las que certifican un auténtico liderazgo. O pueden determinar su irremediable hundimiento.
(29/05/2019)

martes, 28 de mayo de 2019

Albert Rivera, el eterno segundón





El gran objetivo de Albert Rivera en las elecciones de abril y mayo no se ha conseguido. Ciudadanos no ha pasado por delante al Partido Popular. El llamado sorpasso se le resiste al joven político barcelonés. Con algunas precauciones intentaré sugerir una hipótesis de por qué Rivera se ha quedado a la Luna de Valencia.

La línea política de Ciudadanos se ha centrado en los últimos tiempos en competir con el PP en agresividad así en la cuestión catalana como en los ataques cacofónicamente reiterados contra Pedro Sánchez. De hecho, ambos compartían la misma partitura, estando las diferencias en que Casado entona con registro de contratenor y Rivera lo hace como barítono de revista de Colsada. Es más, paulatinamente Ciudadanos fue abandonando el aparente aire reformista de sus momentos iniciales. Su brújula apuntaba a intentar desbancar  al PP pero con los mismos perifollos que éste. Total, Ciudadanos fue desfigurándose aceleradamente. Hasta tal punto llegó el disparate que decidió compartir asfalto en la plaza de Colón junto al hombre del caballo blanco de Santiago. De reformadores a zorrocotrocos a paso acelerado. Mientras Rivera esté chicoleando en esa competición es muy difícil que consiga mojarle la oreja a Casado. Seguirá siendo el Pou Pou Poulidor, el eterno segundón del Tour de Francia.  A menos que el problema lo remedie una inquietante Inés Arrimadas, que puede acabar en la gloria o en los mismísimos infiernos.

lunes, 27 de mayo de 2019

Pablo Iglesias no debe hacerse autocrítica




No es necesario que Pablo Iglesias el Joven se haga la autocrítica. La autocrítica es una figura retórica que pronto se desprestigió por su hipocresía y por el miedo a perder la cabeza, real o figuradamente hablando. La autocrítica, impuesta o no, fue por lo general la desfiguración de la realidad en la mente. O sea, una engañifa. Por eso, Pablo Iglesias debe rehuir esa gimnasia. También, porque no es el único –aunque sí el principal— responsable del batacazo electoral, de la estrepitosa derrota, según expresó el recuento de la noche de San Felipe Neri. En todo caso, Iglesias está obligado a pensar y comunicar a la opinión pública qué ha ocurrido y por qué, sobre todo, por qué.

Entiendo que el resultado de estas elecciones para Unidas Podemos no es un mero incidente de recorrido. Salta a la vista que aquí hay algo más que un incidente. Como mínimo me atrevo a apuntar: las visibles deficiencias del acoplamiento entre Podemos e Izquierda Unida; la tensión sístole y diástole entre el centro y la periferia, que en los últimos tiempos ha ido degradándose: cada confluencia iba a lo suyo.  Todos ellos de naturaleza estructural. Y para rematar el clavo, que empezaba a tener herrumbre, el inexplicable cambio de caballo en mitad de la corriente del rio, que protagonizaron Carmena y Errejón. Siendo lo peor que ni hubo ganas para recomponer la ruptura cuando todavía se estaba a tiempo o nadie tenía facultades intelectuales de proponerlo.  Elementos todos ellos –insistimos con vehemencia--  que no son un mero incidente de recorrido.

En resumidas cuentas, nada de autocrítica, que tiene una sobrecarga de religiosidad. Se precisa una explicación laica, sin tabús. Dispensen la expresión poco correcta: cogiendo al toro por los cuernos.  Y, como colofón, entender la sugerencia de Javier Aristu «La llamada “nueva izquierda”, que a veces ha mostrado ser más antigua que la vieja, necesita un repensamiento profundo de sus paradigmas y referentes culturales. Las modificaciones in curso en nuestra sociedad exigen una honda reflexión principalmente por aquellos que nos iban a llevar a los cielos y al final nos han mostrado el purgatorio». En https://encampoabierto.com/2019/05/27/dos-ciudades/?fbclid=IwAR1Ot9IUk9NOTpA0RZHwghl0a1a0KTePeSTKpvN6_FAn02MAspDuWhjiRQM



domingo, 26 de mayo de 2019

Gamberretes celebrando la jornada de reflexión



Ahí los tiene usted  a estos gamberretes, disfrutando de la llamada jornada de reflexión. Ninguno de ellos se preguntó si eso era un acto cívico o si dicho alborozo contraviene las Ordenanzas municipales. Me imagino qué hubiera pasado si en vez de esos chavalillos hubiera sido un grupo de seguidores de dom Perignom: los hubieran multado. Gamberretes de chanel número 5. 







sábado, 25 de mayo de 2019

El necesario pacto social


El ruido del Séptimo de  Caballería lo ocultó. El estruendo de los cañones de Navarone lo acalló. En suma, todo el zafarrancho del interminable proceso electoral ha tapado una de las propuestas más inteligentes y necesarias que se han hecho en los últimos años en España. Su autor es Josep Sánchez Llibre, presidente del empresariado catalán del Foment del Treball Nacional.  Que la ha publicado en La Vanguardia recientemente. Sorprendentemente pocas alusiones ha concitado y casi ningún comentario se ha vertido sobre el particular. Lo que importa es el vocerío de los hunos contra los hotros o el clamoreo de los hotros contra los hunos. En todo caso, pasado el zóster electoral, es obligatorio atender la propuesta del dirigente empresarial catalán.

Sánchez Llibre plantea un pacto social de gran envergadura capaz de abordar los problemas, viejos y nuevos, que tenemos. Unos problemas de gran importancia para la condición concreta de los trabajadores y sus familias, incluidos sus derechos, y, por supuesto, para la eficiencia y competitividad  de los centros de trabajo. El autor ha dejado abierto qué morfología y qué contenidos debería tener el pacto. Es como si quisiera que tan importantes temas se fueran rellenando in itinere.

Dicen los entendidos en la materia que la presente legislatura durará los cuatro años previstos. Ya veremos. Ahora bien, sea como fuere, tras la oferta empresarial, no parce que nada impida que los actores potenciales del pacto empiecen a enhebrar sus respectivas agujas. Por lo demás, una operación de este calibre tendría una ventaja añadida, a saber, mantener al empresariado lejos de las broncas de las tres derechas españolas: Sanctus, Sanctus, Sanctus.   

viernes, 24 de mayo de 2019

Confusa lex sed lex: bodrios a destajo




Siempre me ha llamado la atención la disparidad de ciertos textos normativos, especialmente en temas muy relevantes. Lo que finalmente provoca confusión. Son textos que chocan o que se matizan entre ellos. Por ejemplo, el artículo x de la Ley de Enjuiciamiento tal y cual dice una cosa que, para un mismo asunto, se da de bruces con lo que fija la Ley de lo que sea. Con lo que la interpretación de qué cosa se ha de aplicar acaba siendo otra pugna entre especialistas y rábulas al por mayor.

El origen de estos embrollos está en que el legislador, en sus trapicheos de enmiendas, acaba redactando no sólo auténticos bodrios sino un material averiado. Yo lo he vivido personalmente en el Parlament de Catalunya en la sexta legislatura.

Es exigible que nuestros legisladores se esfuercen en trabajar de manera pulcra. Y, al mismo tiempo, es imprescindible que toda transacción sea pacíficamente congruente con lo que se quiso decir. Más todavía, parece conveniente que cada manufactura legislativa pase, por así decirlo,  por un control de calidad que garantice la pulcritud y rigor de lo legislado o de lo que se va a legislar. Porque en no pocas ocasiones nuestros legisladores exhiben una sintaxis jurídica chapuceramente zarrapastrosa. Marcial Lafuente Estefanía escribía mejor. 

jueves, 23 de mayo de 2019

La inútil contumacia de Casado y Rivera



Pablo Casado insiste en razonar con las mismas categorías que le llevaron al fondo del barranco la noche del dies irae de las pasadas elecciones generales. Albert Rivera  reincide en las ocurrencias que le impidieron sobrepasar a Casado. Ambos reeditan el grosor de las insidias en sus primeras intervenciones tras la sesión de apertura de la Legislatura. Si antes era solamente Pedro Sánchez el destinatario (cómplice de los independentistas, incluso de los terroristas de ETA), ahora la flamante presidenta del Congreso, Meritxell Batet,  también es el oscuro objeto del deseo de la infamia de los dos fracasados de las pasadas elecciones. Sobre ella se ha vertido toda la ponzoña reiterativa: que ha pactado con los independentistas y, por eso, ha permitido la fórmula que han empleado los independentistas en la toma de posesión del acta. No hace falta ser un lince para intuir que Batet será la otra pieza que quieren cobrarse los fracasados. Tiene todos los atributos que odian los tribolites del Cámbrico ya sean viejos o nuevos en el hemiciclo: es mujer y joven, que conjuga el verbo dialogar.

Lo dicho: Casado y Rivera siguen dándole a la manivela que les llevó al fracaso. La salmodia de que todo va mal. Me imagino el ataque de duodeno cuando han leído que la OCDE, un organismo poco proclive a repartir octavillas en las puertas de la fábrica, ha valorado positivamente los incrementos de las pensiones y el salario mínimo y sus consecuencias. Los escribientes de Casado y los lumbreras de Rivera han quedado a la altura del betún.

Pues bien, todo ese fracaso lo vamos a sufrir durante la presente legislatura a través de una competición entre las tres derechas por ver quién pita y aporrea la bancada con más arcaica virilidad.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Primera sesión: follón y besos



«El lagarto está llorando, / la lagarta y el lagarto/ con delantalitos blancos», el famoso poema infantil de Federico García Lorca.  Así parece que entraron ayer en el hemiciclo Casado y Rivera. Llorando o haciendo pucheros camino del mismo escaño de la anterior legislatura. No ha habido «valor seguro» en los de Casado; los del lagarto  Rivera sin haber adelantado (sorpasso) a los del lagarto Casado.

La primera sesión del Parlamento ha evidenciado que el triángulo escaleno de las derechas no puede vivir sin bronca. La zahúrda es su signo de distinción. Fallido intento del lagarto Rivera de paralizar la sesión con motivo de la fórmula utilizada por los diputados independentistas de prometer el cargo. La flamante presidenta, Meritxell Batet, no entra al trapo. Nerviosismo de Rivera. Minutos antes se había producido un gesto que dará que hablar: su diputada estrella Inés Arrimadas ha saludado, con besos incluidos, a los diputados independentistas que están siendo juzgados. Y, como es sabido por todos los lagartos, «la española cuando besa, es que besa de verdad». Ella no ha ido a Madrid para hacer de chacha, sino a mandar. El beso es la primera señal. Cosas veremos en esta legislatura entre los dos pesos pesados de Ciudadanos.

La gran mayoría de los comentaristas y politólogos auguran una legislatura de cuatro años, es decir, completa. No es que los números parlamentarios lo avalen exactamente, pero la geometría variable del encaje de bolillos permitiría gobernar con desahogo. No digo que no. Doctores tiene la iglesia. Pero si la política de estos tiempos tiene una característica diríamos que es la volatilidad.

Más todavía, será una gobernabilidad siempre condicionada por el «qué hay de lo mío» para conseguir el apoyo al gobierno. Será la tensión entre el arreglo del techo del campanario y los intereses generales. 

En todo caso, hay algo rotundamente seguro: el triángulo escaleno de las derechas intentará convertir las Cámaras en la casa de la Troya. Téngase en cuenta que tales alborotos son de consumo interno. Esto es, para que los bronquistas les digan a sus amigos, conocidos y saludados que siguen siendo los de siempre.


Punto final.--  Me barrunto que, a lo largo de esta legislatura, habrá cambios en los catetos del triángulo escaleno.






martes, 21 de mayo de 2019

Puigdemont y Junqueras: Ok, Corral




Pronostican las encuestas que el hombre de Waterloo superará en votos a Oriol Junqueras en las elecciones europeas del domingo en Cataluña. El duelo entre los independentistas por ser la primera fuerza política en Cataluña va del coro al caño y del caño al coro. Las pasadas elecciones generales dieron el triunfo a ERC, ahora parece que Puigdemont, según los pronósticos, dará la vuelta a la tortilla. Es la remuntada, según el huésped de Waterloo.  Así, pues, OK Corral del independentismo el próximo domingo.

Apunto una explicación provisional de la hipotética derrota de ERC a manos de Puigdemont. La posición que los de Junqueras han tomado en el asunto de Miquel Iceta les ha jugado una mala pasada. El boicot activo de ERC a que Iceta presidiera el Senado ha significado que Junqueras ha tenido miedo a ser juzgado como cobarde. Lo que equivaldría a pensar que hacer política en este caso concreto es un acto de cobardía. Con lo que ERC ha competido con el de Waterloo en desbarajuste y populismo. Que de esta manera actúen los pólipos y divertículos de Waterloo es cosa sabida y natural. Pero de Junqueras se esperaba un poco más. Por lo menos que fuera un jefe, no sólo el padre Abad del Monasterio.

Nota.--  La semana pasada he estado internado en el Hospital de Calella. Nuevamente, como hace diez años, dejo constancia de la gran capacitación de sus profesionales (médicos, enfermeras, auxiliares…). La sanidad está en muy buenas manos.


De la comida es mejor no hablar. 



martes, 14 de mayo de 2019

No soy equidistante, soy beligerante



No es la primera vez que alguien me califica como «equidistante» en el contencioso catalán. Ayer mismo, con motivo de mi entrada en este mismo blog, Pelea de campanario por los lazos amarillos, un caballero me lo decía de manera oblicua: no se fía de quienes, como un servidor, están por encima de la contienda (1). Le agradezco el tono sosegado tan poco usual en ese tipo de comentarios. Ahora bien, deseo puntualizar algunas cuestiones.

Yo no soy equidistante en esa contienda. Soy beligerante. Razono contra los hunos y los hotros con igual intensidad. De manera que no estoy por encima de ambos sino en otro lugar: en el de la abierta discrepancia contra lo que considero religiones nacionalistas sectariamente excluyentes. Son las religiones del hombre de Waterloo y de su Enviado en la Tierra, de un lado, y de Casado y Rivera, de otra parte: los profetas del pasado. La existencia de los primeros se basa en la de los segundos, y viceversa.

Soy beligerante porque estimo que, en ninguna de las dos religiones, está la salida del conflicto. Beligerante con la única arma que quiero y tengo: mi modesta palabra. Soy beligerante porque entiendo que, como hipótesis, fuera de ellas podría estar la salida. Las certezas, acompañadas de palos y garrotes, como en Verges, sólo conducen a somatenes: unos con barretina, otros con sombrero calañés. En definitiva, a encastillar el conflicto para que dure por los siglos de los siglos. A eso conducen las certezas. Certezas que, a lo largo, de la historia han sido las madres de todas las guerras que en el mundo han sido. Hago observar que, en nombre de la duda, nunca se ha librado ninguna batalla.     

Largo será el trayecto para salir del gran embrollo. Ahora bien, si algo tengo claro es que su salida nunca vendrá del aplastamiento de los hunos contra los hotros. Porque entonces no habrá nadie para apagar la luz. La salida vendrá del trayecto de quienes están fuera de ambas cofradías. 

         1)    

lunes, 13 de mayo de 2019

Pelea de campanario por los lazos amarillos




Verges, provincia de Girona. Domingo 12 de abril, o sea, fiesta de guardar. La pequeña villa está repleta de lacicos amarillos que ha colgado la feligresía del independentismo mágico, recordando que fuera de la Iglesia no hay salvación. Lo que no es del agrado de un nutrido grupo de forasteros iconoclastas –igualmente garrulos-- que se dedican a desmontar la simbología. Choque de credos, cada bando con su propia fe de carbonero. Grotesca batalla campal. Situación esperpéntica que, entre los hunos y los hotros, estén asalariados defendiendo su particular política de campanario. Cada bando al servicio de los capataces de los señoricos que les explotan. El color amarillo en vez del rojo de los hunos contra el color gualda de los hotros, que tampoco llevan el rojo en la solapa. Victoria de los señoricos.

La coincidencia, sin embargo, entres ambas banderías es evidente: ¿por qué  hablar si podemos liarnos a hostia limpia entre nosotros? ¿para qué sentarnos a  razonar cómo defender nuestras reivindicaciones por un convenio mejor si lo que está en peligro es la salvación del alma inmortal de la patria?

Santi Vila, ex consejero de la Generalitat, hoy convertido en mosquita muerta, ya lo dejó claro en su momento: «Los recortes sirvieron para tapar el procés». A lo que, en lógica consecuencia --añadimos nosotros--  el procés ha servido para que una parte de  los de abajo se enrolen en banderas (trapos, a fin de cuentas)  que acaban siendo banderillas que se clavan en el lomo ya sea de los hunos, ya sea de los hotros. O de todos en general.

Verges o un conjunto de mentecatos que se dan de palos entre sí en vez de ir a tomarse unas cañas.




domingo, 12 de mayo de 2019

Aznar, ese hombre




Las lenguas empedernidamente maledicentes se habían apresurado a decir que José María Aznar no acudió al sepelio de Alfredo Pérez Rubalcaba. Nadie con mando en plaza dio explicación alguna sobre el feo del hombre de las Azores. Hasta que alguien dijo por lo bajinis que se encontraba en Estados Unidos. Sí, Aznar está en Norteamérica. Lo que, según todas las convenciones al uso, es mucho más chocante. Aclaremos el asunto.

Tras el estropicio electoral del Partido Apostólico el caballero coge los bártulos y desaparece de la piel de toro. Ningún comentario sobre la hecatombe y, como se dice, sin dar la cara. Huyendo de su propio fracaso político y personal. En mitad del proceso electoral pendiente. Por supuesto, la mitad de su partido le agradece el gesto de su desaparición; la otra mitad, perpleja, resiste como aquel famoso alcázar que no se rindió, echando cálculos de cuántos cascotes tendrán que quitar tras los resultados de la contienda en marcha.

Este silencio de Aznar con el canguelo a encontrar una explicación a su desastre y la huida a Norteamérica son una consecuencia de la magnitud del desastre. Y, simultáneamente, confirman que la máxima de los allegados al hombre de las Azores –«Fuera de Aznar no hay salvación»--  siempre fue una chuchería del espíritu. Al tiempo que demuestra que quien con Aznar se acuesta, cagado se levanta.  Aznar, ese hombre.

Pero no se confíen. Este tipo tiene fuertes conexiones con el corazón de las tinieblas.

sábado, 11 de mayo de 2019

Puigdemont versus Miquel Iceta



El hombre de Waterloo está de excursión en Eslovenia. Allí –dicen algunos informados--   tiene ciertas conocencias que le vienen de las relaciones de sus antepasados convergentes, sector bussines. Era cuando Macià Alavedra, mano derecha de Jordi Pujol,  hacía de representante en Cataluña de los negocios de las empresas eslovenas del viejo régimen. El hombre de Waterloo está en Ljubiana, capital de la república, me dicen fuentes siempre bien informadas, para pasar la gorra y, así, sufragar sus gastillos. Lo que implica –se diría que obligado--  hablar de política. De esa guisa disfraza la excursión mendicante para no infundir sospechas.  Puigdemont vuelve a la carga exigiendo al Estado (sic) negociaciones. A más diapasón de sus peticiones estima que la recogida de dineros será más elevada.

Simultáneamente a su reiterada y cacofónica exigencia sigue, erre que erre, manteniendo sus usos y costumbres para que no se produzca negociación alguna. El «independentismo mágico» tiene esas chucherías del espíritu. Que ahora se concretan en la oposición a que Miquel Iceta, presida el Senado. Me permito un inciso: Joan Tapia explica en El Periódico que en 1996 que en 1996 el hombre de las Azores (¡ese trueno!) hablaba catalán en la intimidad y necesitaba el voto de CiU para su investidura propuso a Joan Rigol para presidir el Senado. La respuesta de Jordi Pujol fue rotundamente clara: «Ni hablar del peluquín». Tapia, archivo de toda la información pasada y presente, lo aclaró: Jordi Pujol no podía tolerar que un catalán tuviera un rango protocolario superior al suyo. Posiblemente el viejo Patriarca se inspiró en el Guerra, famoso torero de finales del XIX: «Primero, yo; después de mí, naide».  

La oposición del independentismo mágico a Iceta se diferencia de la de ERC (que es toreo de salón) en que no desea que exista ningún vericueto que indicie –ni siquiera insinúe--  que es necesario hablar para, con santa paciencia, salir del embrollo. En resumidas cuentas, el problema es que Iceta estudió y aprobó con nota la carrera de Ciencias Rubalcabológicas. Lo que nos lleva a enviar nuestro sentido pésame a la familia y allegados de don Alfredo Pérez Rubalcaba.  



viernes, 10 de mayo de 2019

Salvador López, un artesano del sindicalismo





Joaquim González Muntadas*


No he encontrado mejor título para este recuerdo y reconocimiento al compromiso y trabajo de Salvador López, que: ”Salva, un artesano del sindicalismo”. Artesano, en la definición de Richard Sennett en su libro El Artesano es: persona que se compromete y enorgullece de su oficio y producto; persona que en su trabajo diario demuestra la constante interrelación entre el conocimiento, la reflexión  y la acción. 

Conocí a Salva en un pequeño cuartel del ejército en la ciudad de Barbastro. Nuestro primer tema de conversación fue el vino. En concreto, si la cosecha del año 51 fue mejor añada de rioja que la del 52. Eran, como podéis suponer, nuestros respectivos años de nacimiento. Concluimos la apuesta, nada original por cierto, con una botella de vino que compartimos.   

El segundo tema de conversación fue la política. Formábamos parte de un reducido grupo de soldados que nos reuníamos para comentar las noticias de aquel convulso otoño del año 1973, en el que coincidió en septiembre el golpe de estado de Pinochet, y en diciembre el atentado contra Carrero Blanco y la sentencia del Proceso 1001, que juzgó a los diez miembros de la dirección de CCOO, conocidos como los diez de Carabanchel.

Pocas años más tarde nos encontramos de nuevo al finalizar una manifestación de las aún no legalizadas CCOO, en una de las calles traseras de este edificio de Vía Layetana, que entonces era la sede del “Sindicato Vertical”, la CNS. Comisiones Obreras estábamos ya organizándonos en las empresas y sectores en torno a la negociación de los convenios colectivos. Salva, junto a otros compañeros y compañeras (permitidme que mencione a dos que ya nos dejaron, Carlos Ezcurra y Julián Jiménez que falleció el pasado mes de marzo), organizaron el Sindicato de Químicas de CCOO de Barcelona en la calle Padilla.

La militancia de Salva en la política y, principalmente, en su sindicato, fue generosa, sincera y auténtica, y su obra, amplia y muy rica. Sabemos que son las acciones las que acreditan las ideas, que somos lo que creamos y hacemos, y no sólo lo que pensemos y decimos. Por esto quiero recordar algunas de las obras más relevantes de este sindicalista, de igual forma que cuando se hace un reconocimiento a un artista, se resaltan sus obras más significativas.

Salva fue protagonista de muchas e importantes movilizaciones, negociaciones y acuerdos. Primero, en su etapa de Secretario de Acción Sindical, y como Secretario General de la Federación de Químicas de CCOO de Catalunya hasta enero de 2006. Dirigió la lucha por la salud laboral en la empresa Urquima, una dura huelga debida a la intoxicación continuada de sus trabajadores por mercurio, selenio y benceno, un conflicto que marcó un antes y un después en la conciencia sobre la salud laboral en el sector. Lideró la acción sindical en conflictos como Laboratorios Doctor Andreu, Textil Puigneró,  Aiscondel de Cerdanyola, Levi’s, y un interminable etcétera.

Conflictos complejos y duros, pero también innovadores en políticas sindicales, como en Pirelli Manresa, donde Salva demostró inteligencia y fuerza en las convicciones y, sobre todo, valentía para liderarlas y defenderlas, en circunstancias poco favorables, en ocasiones por la  oposición de algunos colectivos sindicales.

He querido resaltar algunos conflictos porque su principal escuela fue la acción sindical mirando de frente los problemas, tal como solía repetir en las reuniones y asambleas.

Salva, en su responsabilidad de Secretario General de Catalunya de Químicas, jugó un papel nuclear para hacer realidad la fusión de Químicas y Textil, de la que surgió FITEQA.  Se implicó con todas sus fuerzas para que aquel proceso de sumar historias, realidades y personalidades tan diversas fuera un éxito.

No fueron épocas fáciles, marcadas por nuestras diferencias internas, que hicieron especialmente compleja la dirección de una organización como FITEQA Catalunya, donde se expresaban, con fuerza similar, las dos posiciones presentes, en aquellos años, en el conjunto de las CCOO.  Gracias a él, y a tantas otras personas de la dirección de aquella Federación en Catalunya, se creó un clima de unidad de acción en el proyecto y de respeto a la pluralidad en el trabajo común. 

En enero del año 2006, Salvador López abrió otra etapa de su vida al asumir la secretaría de acción sindical de FITEQA estatal. Así lo reflejaba el periodista de El País, Serafi del Arco el lunes 30 de enero de 2006:: “Salvador López (Mugías del Camino, Lugo, 1951) dejó el viernes la secretaría general de la Federación de Industrias Textiles, Químicas y Afines (FITEQA CCOO) después de estar 16 años al frente. Llegado a Barcelona en 1963, deja su despacho de Vía Layetana por otro en la madrileña plaza de Cristino Martos, ….. Salva López, nostálgico de Os Ancares, su tierra, enamorado de Cuba y amante de la buena mesa”. Y la noticia seguía apuntando una larga lista de conflictos laborales en los que Salva había sido protagonista.

Desde su nueva responsabilidad  siguió mirando de frente a los problemas, reflejado en decenas de acuerdos en convenios colectivos, expedientes, pactos en empresas y en  los sectores, muchas veces con fuertes movilizaciones y siempre con un serio trabajo sindical con el colectivo de personas afectadas: CEPSA, INDO, Carburos Metálicos, Michelin, Gamesa, Gas Natural, Vidrio y Cerámica, Textil Confección  … o en el Convenio General de la Industria Química del que fue actor principal desde sus creación en el año 1978. Así se reconoció el pasado diciembre en la sede del Ministerio de Trabajo con ocasión del 40 Aniversario de ese Convenio Colectivo, también por parte de UGT y de la Patronal de la Industria Química.

Salva ha sido una persona admirada que dio y recibió el cariño y la amistad de quienes trabajamos con él. Tuvo el reconocimiento y agradecimiento de cientos de hombres y mujeres del sindicato con los que trabajó codo con codo. Dejadme que reproduzca, como un ejemplo más,  unas líneas de una entrevista que publicaron en la revista de la  Sección Sindical de CEPSA en abril de 2010 y que dice lo siguiente. Leo literal:   

“ENTREVISTA A SALVADOR LÓPEZ - FITEQA CCOO

Cuando hablamos de un dirigente sindical, a muchos nos suena a lejanía, a sindicalismo de despachos, a personas que no pisan la realidad del día a día, PERO nuestra convivencia estos últimos años con CC.OO nos dice cosas bien distintas.

Decir que este "viejo zorro" -con perdón y con cariño- representa todo lo contrario a un personaje lejano y extraño, es exactamente el sentimiento que hoy tenemos los que estamos afiliados/as a las CC.OO de CEPSA.

¿De quién hablamos?, de Salvador López, pero todos le conocemos por Salva.

Este catalán de acogimiento y gallego de origen, representa unas Comisiones Obreras cercanas y con sentido común, unas Comisiones Obreras responsables pero con claro sentido de Clase.

Salva hace un sindicalismo pragmático, pero cargado de una buena dosis de sangre caliente y roja. Respetuoso, colaborador y firme, es un sindicalista de corazón, de esos que están convencidos de lo que hacen... porque se lo creen desde el fondo de sus huesos y porque no pierde la orientación de qué somos y qué representamos los trabajadores y trabajadoras. “

Amigos y amigas, comparto la descripción que hace casi una década hicieron los compañeros y compañeras de CEPSA. Salva fue un “tipo especial” por su fuerte personalidad, directo y sin rodeos. Así lo expresó en su forma de entender la militancia sindical y política, y en el compromiso con sus ideales, por los que luchó con  honestidad y pasión. Por esto no le importó defender sus posiciones, también cuando eran minoritarias, en la organización o en la sociedad. Y por esto se había ganado el derecho a no esconder su desprecio a las personas interesadas, arribistas, falsos o pelotas. Y también por esto su militancia fue auténtica, sincera y generosa.

Salva nunca dejó de sentirse trabajador de Laboratorios Esteve, y fue miembro de su comité de empresa durante toda su vida laboral, hasta su último día de trabajo. Disfrutó de la confianza y el reconocimiento de sus compañeros y compañeras. Y aquí quiero resaltar el apoyo especial que recibió de Silvia Huerto, que nos dejó hace unos años. Las personas del mundo sindical que estamos hoy aquí sabemos la importancia y el valor que representa que, tras más de treinta años, yendo solo un día por semana a la empresa por sus responsabilidades sindicales en la dirección del sindicato, no hubiera perdido la fuerza ni la representatividad y, sobre todo, el cariño de sus compañeros y compañeras de trabajo.

Como persona y sindicalista, Salva disfrutó del respeto, e incluso la admiración, de muchos profesionales y empresarios que le tuvieron enfrente en complejas negociaciones y duros conflictos, y de quienes se ha oído adjetivos y reconocimientos que hinchan de orgullo el corazón de amigo y de prestigio a CCOO.

Cerró su ciclo, con la ilusión de un joven militante, en la nueva Federación de Industria CCOO. Y al final, durante poco más de un año, representó a CCOO en el Tribunal Laboral de Catalunya donde sintió, así lo explicaba él, el aprecio de las personas que lo componen.

Salva amó la ciudad de Barcelona, conocía como pocos su historia, arquitectura y costumbres, y convertía en un placer pasear con él por esta ciudad. Como hombre de izquierdas e inteligente quiso disfrutar de varias y complementarias identidades, al contrario de lo que exigen los nacionalismos, una ideología  de la que fue radicalmente contrario. Se sintió catalán, gallego, español, europeo y, sobretodo, se sintió parte de la patria más noble, de la que debería formarse con la fraternidad y la solidaridad entre todos los trabajadores y trabajadoras del mundo.

Salva sintió el aprecio de muchos compañeros y compañeras que vieron en él a ese compañero auténtico, solidario, trabajador, leal y honrado. Como aquel sindicalista que describió Ernesto Sábato en su libro “La Resistencia”, que se desvaneció en la calle y que, al ser fue reanimado, le preguntaron por qué no había comprado algo de comer con el dinero que llevaba en su bolsillo, a lo que respondió que ese dinero era del sindicato.

Por esto, amigos y amigas, compañeras y compañeros, estas palabras, además de ser un recuerdo a nuestro compañero, amigo o camarada Salvador López, son también el reconocimiento al trabajo y el esfuerzo, a la ilusión y a la lucha de los miles de hombres y mujeres que militan en la causa del sindicalismo, que hoy forman las Confederaciones Sindicales de CCOO y UGT.


·       *  Discurso en el acto de homenaje a Salvador López el 9 de Mayo 2019 en el Salón de Actos de la sede de Comisiones Obreras de Catalunya.