jueves, 31 de octubre de 2013

EL FEDERALISMO (ahora) Y LAS IZQUIERDAS DEL SIGLO XX


(Borrador para amigos)


Mucho se ha escrito sobre las diferencias que, a lo largo del siglo pasado, han distinguido a las diversas izquierdas europeas. Bruno Trentin, en su obra canónica La ciudad del trabajo, izquierda y crisis del fordismo nos propone una investigación original y, se diría, a ras de tierra (1). El autor, en este caso, se esfuerza en documentar minuciosa y argumentadamente las similitudes que negativamente las han caracterizado. En mi opinión el pluriverso federalista debería tomar buena nota de ello para, precisamente, alejarse de esos modelos de las izquierdas del siglo XX, aquellas que el autor denomina «la sinistra vincente».

Trentin destaca una serie de principales elementos, todos ellos bien presentes en las formaciones que lideraron desde Ferdinand Lasalle y Auguste Bebel a Felipe González pasando por Togliatti y Miterrand, Willy Brand y Enrico Berlinguer, aunque pueda ser piedra de escándalo para algunos. Cierto, todos ellos diversos entre sí, pero con una matriz común: el carácter lassalleano del partido y las consecuencias que se extraen de ese troquel. Un carácter que expresa la autolegitimación del partido (socialista o comunista, tanto monta) que de instrumento transitorio de análisis y mediación pasa a ser un agente histórico autónomo, capaz de forzar el curso de la historia mediante la conquista del Estado.

Ello que implica algunas consecuencias de tono mayor: 1) la separación entre  «la política»  y las vicisitudes de la sociedad y, especialmente, del trabajo heterodigirido. O, lo que es lo mismo: se ponen las basas para el divorcio entre la política y la sociedad civil. 2) El partido (socialista o comunista, monta tanto) es el principal guía de las transformaciones; de ahí que el conjunto de sujetos críticos (por ejemplo, el sindicalismo) son la prótesis de papá-partido, bajo la siguiente regla: la política, en tanto que tal, es –sólo y solamente--  tarea del partido «de la clase»; en esa sintaxis, los adjetivos quedan reservados (siempre bajo la vigilancia del deus ex machina) al sindicalismo y los movimientos sociales. 3) Y comoquiera que el partido adopta acríticamente el sistema de organización del trabajo del ingeniero Taylor (que atraviesa culturalmente el conjunto de la sociedad) impone a su correa de transmisión ese modelo autoritario como definitivamente dado. Así las cosas, esa izquierda lassalleana estaba incapacitada para aprehender la semilla del federalismo, dado el carácter centralizador del partido lassalleano en el contexto del Estado-nación, la centralidad del partido con relación a sus adjetivos y del núcleo centralizante de la producción fordista. Dicho castizamente: de aquellos polvos de antaño vinieron estos lodos de hogaño.

¿Cuáles son las novedades de un tiempo a esta parte?:  la práctica desaparición del sistema fordista; la crisis del Estado-nación en el marco de la globalización; y la ruptura de las tradicionales relaciones entre los sujetos sociales y las izquierdas políticas (léase la llamada correa de transmisión). Que explican aproximadamente la crisis de la política y, por supuesto, de las izquierdas. Porque las izquierdas se empeñan en reproducir los esquemas arcaizantes como si siguiera vivo el fordismo y el Estado-nación estuviera en plena forma.  De ahí viene, a mi juicio, la desubicación de la izquierda del actual paradigma y, como consecuencia, su distancia de la sociedad.
 
Esos rasgos negativos que han caracterizado a las izquierdas políticas y sociales del siglo XX no deben contagiar al federalismo. La acción federalista debe encuadrarse en el nuevo paradigma que, por comodidad expositiva, llamaremos postfordista. Debe ser, al mismo tiempo, postnacionalista. Tiene que establecer relaciones de igualdad en la diversidad con todos los movimientos sociales a través de la independencia y autonomía de ambas. 

Una última consideración: el federalismo (especialmente el de izquierdas) debe considerar que, más allá de la sinistra vincente hay vida, hay semillas para iniciar un nuevo itinerario. Una lectura atenta del libro de Bruno Trentin nos ilustra hasta qué punto hubo prácticas (dispersas, ciertamente) a lo largo del siglo XX y un potente almacén teórico en base a tales prácticas que estuvo atrapado --y ahogado posteriormente--  por las izquierdas (socialista y comunista). En ese sentido, la detallada exposición de Bruno Trentin en La ciudad del trabajo de personalidades como Simone Weil y Karl Polanyi, el mismo padre del autor (Silvio Trentin, un federalista de gran formato), entre otros no menos distinguidos, ilustra un elenco de grandes pensadores y gentes de acción que pueden ser muy tenidos en cuenta en este nuevo itinerario social, cultura y político que hemos emprendido en Federalistes d´esquerra y sus amigos, conocidos y saludados.



(1)      Bruno Trentin.  La ciudad del trabajo, izquierda y crisis del fordismo en formato digital http://metiendobulla.blogspot.com.es/, y en estilo tradicional en el libro del mismo nombre editado por la Fundación 1º de Mayo. Además, el lector curioso tiene a su disposición, también en formato digital, una recopilación de textos de dicho autor en Con el maestro Bruno Trentin: http://baticola.blogspot.com.es/



Este trabajo ha sido publicado originalmente en http://federalistesdesquerres.blogspot.com.es/

martes, 29 de octubre de 2013

LOS SERVICIOS SECRETOS COMO CLOACAS DEL ESTADO

En plena efervescencia de las actividades de espionaje institucional de los Estados Unidos a diversos mandatarios europeos, he leído la última novela de John Le Carré,  Una verdad delicada, que ha editado Plaza y Janés. Lo hice porque la fuerte sugerencia de ese sabio lector que es Francisco Prado Alberdi era ya una garantía suficiente.

Es claro el paralelismo entre el espionaje norteamericano y la trama de Le Carré: los servicios secretos y sus tejemanejes en el (des)orden internacional o, más bien, global. De lo primero, poco sabemos hasta la presente, hecha la excepción de que  los americanos no han desmentido nada. De lo segundo, de la verdad delicada, podemos sacar algunas conclusiones provisionales. Tal vez la más llamativa es el tránsito que el espionaje institucional ha hecho desde la sedicente «razón de Estado» al mundo de los negocios puros y duros: el contrabando de armas y otros inocentes asuntillos.  Hablando en plata, el tránsito hacia la privatización del carácter de sus intervenciones. Que, como siempre, son clandestinas, esto es, al margen y –por lo general-- en contra de la ley.  Este es, en mi opinión, el carácter central del relato, del que por supuesto no desvelaremos la trama.   

Todo lo cual viene a cuento por el culebrón del masivo espionaje de los servicios secretos norteamericanos (tal vez con la anuencia de sus colegas europeos) a millones de ciudadanos europeos, empezando por sus mandatarios más relevantes, lo que tal vez excluiría a Mariano Rajoy de todo ello, dada su poquedad política. En todo caso, sorprende la insulsa respuesta de los países de la Unión europea y de esta institución en particular. Por ello me aventuro a establecer la siguiente hipótesis: todo el mundo lo sabía y callaba mientras permanecía la cosa oculta en las covachuelas de unos y otros, incluidos los servicios secretos europeos. Y hasta es risible que, desde aquí, las autoridades hayan dicho: ¿pero, cómo se puede tratar así a los amigos? Olvidan lo que manifestó sir Winston Churchill -–si estaba sobrio, habló lúcidamente; si en poder de las uvas, sólo hay que añadir in vino veritas--  aquello de «Inglaterra no tiene amigos, sólo tiene intereses».

Apostilla. Siempre leí el “primer” Le Carré, el de Smiley, con placer; tras la desaparición de este agente secreto en su literatura me pareció que el autor entraba en una parábola descendente, tal vez porque el cambio fue muy brusco. Ya no era exactamente mi Le Carré. Con Una verdad delicada la parábola vuelve a remontar.  Es como si nuestro hombre hubiera tomado el elixir de la juventud. Seguiremos, pues, atentos a las sugerencias de Prado Alberdi, el Enviado de Graham Green en la Tierra.


lunes, 28 de octubre de 2013

OÍDO, PP: CRÍA CUERVOS QUE TE SACARÁN LOS OJOS


«Si uno dice la verdad, tarde o temprano será descubierto», afirmó un día Oscar Wilde; si alguien organiza sistemáticamente una bronca, tarde o temprano pagará las consecuencias, afirma un servidor en evidente plagio del maestro dublinés. Por ejemplo, ayer lo pagó caro el Partido Popular, casi en su propio campo.

De los diversos reportajes de la concentración madrileña de ayer, convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, podemos afirmar que, aproximadamente, fue una patada en el arco del triunfo de Mariano Rajoy y sus hermanos. Supongo que lo intuían, pero sospecho que no pensaban en el diapasón de la protesta. Comoquiera que todavía los comentaristas de alto copete no han escrito lo suficiente, me introduzco en las aguas pantanosas del tema con este ejercicio de redacción.   

Entiendo que la aspereza de la concentración en su relación con el grupo dirigente del Partido popular puede leerse de la siguiente manera: es el resultado del bipartidismo tabernario realmente existente en España. Este tipo de bipartidismo se caracteriza porque cuando uno u otro partido está en la oposición su comportamiento es de secano o, si se prefiere, de pedregal.


Estando en la oposición, el núcleo duro del Partido popular tuvo una actitud desaforada contra el PSOE y su política antiterrorista. Ayer recogieron parte de la inmundicia que dejaron caer, hace tiempo, en los contenedores de la plaza pública. Una inmundicia que llevó a un sector relevante de los concentrados a tomar a las víctimas como excusa. Una excusa que, en esta ocasión, se orientaba contra las vísceras de Maríano Rajoy y sus hermanos de guilda. Digamos, pues, que hubo una versión del alguacil alguacilado. Por lo demás, pronto veremos las consecuencias de este comistrajo.  De todas formas, podemos sacar una primera conclusión: los cuervos que crió el PP le están comiendo las entrañas. 

domingo, 27 de octubre de 2013

Sindicalismo europeo y sindicalismo asiático: una primera respuesta a José Luis López Bulla

Isidor Boix*



Desde Pekín intenté conectar con mi blog para insertar este comentario, pero me fue imposible. Tampoco pude conectar con “metiendo bulla” y encontré muchos problemas para entrar en Google. De regreso ya, incorporo la nota escrita en la capital china:


José Luis López Bulla propone (http://lopezbulla.blogspot.com.es/2013/10/sindicalismo-europeo-y-sindicalismo.html) una interesante reflexión sobre ambos sindicalismos y su interrelación en el marco de una globalización  que, en palabras de Javier Solana, supone que “por primera vez en siglos, el foco de la economía global está desplazándose hacia el este”.

Plantea José Luis, y creo que con toda la razón, que ello va a repercutir inevitablemente en ambos sindicalismos y su relación. Sin pretender “despejar incógnitas”, como pide mi amigo, pero sí contribuir a ello a través de la necesaria reflexión de todos los muchos actores implicados, apunto a continuación algunas notas al respecto. Y lo hago desde China, donde he tenido ocasión de visitar algunas fábricas del calzado y de la confección  de la zona de Guangzhou (Cantón) y de entrevistarme con trabajadores y con algunos considerados representantes, que sin embargo lo eran más o menos, menos que más. En Beijing (Pekín) he podido conversar “oficiosamente” con responsables de las Oficina Internacional de la ACFTU (“Federación Nacional de Sindicatos de China”).

En la elaboración del correspondiente y próximo informe “China 2013 – Una nueva aproximación sindical V” volveré sobre el tema a través de las consideraciones que este viaje me ha suscitado sobre el actual “sindicalismo” chino.
Parte José Luis de la consideración de que “el sindicalismo o los sindicalismos europeo/s” va/n a resultar afectado/s. Me parece que ya están siendo afectados desde hace unos años, pero lo están siendo cada vez más en la medida que la globalización supone un desplazamiento hacia el Este de la actividad industrial, nuevas vías y contenidos de la comercial, así como un emplazamiento a las organizaciones nacionales y supranacionales, las sindicales entre ellas, para afrontar las problemas que de ello derivan.

Tras las reticencias ante la globalización por la “deslocalización“ que comportaba y algunas tentaciones proteccionistas, también chovinistas, que contaminaron al sindicalismo, pudimos empezar a discutir (algunos más que otros) qué significaba realmente nuestra frase de “globalizar los derechos”. Se desarrolló sin embargo manteniendo muchas veces un talante eurocentrista no sólo inadecuado sino además inútil, sin asumir la responsabilidad del sindicalismo de las casas matrices de las multinacionales, y encubriendo de paternalismo sindical tal irresponsabilidad.

Estas importantes limitaciones se expresan aún en los órganos de dirección de las estructuras sindicales supranacionales en las que el peso afiliativo del sindicalismo europeo, sobre todo del centro y norte, se traduce en una composición por la que éste difícilmente puede (y no está claro si quiere) jugar el papel global que le correspondería. Probablemente para que esto sea realidad no sería imprescindible que, por poner un ejemplo, hubiera menos alemanes en sus órganos de dirección, sino solamente que dejaran de parecerlo en su gestión sindical de dichos organismos, lo que también es válido para todos los dirigentes sindicales supranacionales con documento de identidad de los países más desarrollados.

Partiendo de que el sindicalismo europeo no acaba de asumir que en la propia Europa, en la Unión Europea, hay también intereses contradictorios Norte-Sur, y Norte-Este, será difícil que entienda a fondo cómo y en torno a qué intereses comunes construir la solidaridad internacionalista hacia el Este mundial (que da la vuelta y llega a Latinoamérica).

En cuanto al sindicalismo asiático, entiendo que es muy difícil considerarlo como un todo con una suficiente coherencia, por la evidente heterogeneidad de realidades. Desde una China, donde no puede hablarse en mi opinión de sindicalismo organizado sino de una aparentemente muy lenta evolución del sindicalismo oficial y de brotes huelguísticos que apuntan a un nuevo sindicalismo en un futuro creo, espero, no muy lejano, hasta la atomización de los muchos, algunos importantes, sindicalismos indios, o los pequeños y dispersos sindicalismos de Bangladesh, o el incipiente de Vietnam, pasando por interesantes experiencias sindicales en Camboya.

Sin embargo el importante desarrollo industrial de estos países apunta a unas inevitables tendencias de sindicalización de los millones de trabajadores que allí ocupan un lugar destacado en las cadenas de producción de los productos del comercio mundial y en el consumo de los países del Norte.

De los evidentes intereses inmediatos que existen, y que generan inevitablemente sindicalismos en cada lugar, habría que pasar a detectar, y transformar en acción y organización, los menos evidentes intereses globales. Y ello sólo puede, debería, ser tarea conjunta y coordinada con activa participación del sindicalismo europeo y del asiático.  

Que a día de hoy más de la mitad de la clase trabajadora mundial esté integrada en las cadenas de producción de las empresas multinacionales no puede dejar de tener una directa incidencia en la construcción del nuevo, pendiente, sindicalismo global. Pero éste sólo tendrá posibilidades, y sentido, en torno a los intereses comunes de los trabajadores del mundo, del Norte y del Sur, del Este y del Oeste. Su determinación y consciente asunción es una sin duda difícil, pero apasionante, tarea.   



* Publicado originalmente en el blog hermano de Isidor Boix

viernes, 25 de octubre de 2013

MANOLO ESCOBAR Y COMISIONES OBRERAS



Quiero dejar constancia de un hecho que, con toda seguridad, no estará en la biografía de Manolo Escobar, recientemente fallecido. No hace falta decir que este gran artista popular ha mandado en el universo de la copla durante muchísimos años. Ni tampoco es nuestro objetivo realzar sus dotes artísticas y su bonhomía personal. Lo que quiero añadir es algo que el gran público seguramente desconoce. Vamos allá.

En los primeros andares de Comisiones Obreras de Badalona se produjeron repetidas detenciones de destacados activistas. Me vienen a la memoria los nombres legendarios de Adonio González y Pepe Sánchez, entre otros. Era necesario, pues, una recogida de dineros en los centros de trabajo y en los barrios. Para eso estaban compañeros de la talla de Gabriel Tito Márquez y sus amistades.

Manolo Escobar era entonces un joven cantante que, después de hacer sus primeros pinitos en la barriada de La Salud y otros vecindarios, había grabado algún que otro disco que provocó un formidable impacto popular. Tito Márquez, junto a un amigo común, abordó varias veces al maestro en solicitud de ayuda solidaria. Manolo, explicaba nuestro Tito, sonriendo como siempre hizo, les dijo con afabilidad campera: «Aquí estamos pa lo que haga falta». Y, consciente de su enorme fama popular remachó: «Decidme si hay que hacer algunas gestiones».

Me ha parecido que el respetable público debía conocer estas cosas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

EL HONOR DEL SINDICATO Y LA INFAMIA DE LA CAVERNA


Homenaje a Juan Antonio Florido

 

 

Entre los trabajos que se han publicado sobre la honorabilidad del sindicato en el caso de los ere´s de Andalucía destacan, en mi opinión, los que han publicado Joaquím González Muntadas en este mismo blog (EL INFUNDIO CONTRA LOS SINDICATOS) y el de Javier Aristu en la bitácora hermana En Campo abierto (http://encampoabierto.wordpress.com/2013/10/23/pecados-sindicales/). En embos los autores dejan de lado la técnica del «a mí, la legión» y abordan el problema con serenidad seguramente siguiendo los pasos del clásico estoico que afirmaba: “aunque parezcamos airados, está lejos de nosotros la ira, porque bajo su influjo nada puede hacerse con justicia ni con ponderación”.

 

Por otra parte, vamos a dar a conocer un importante material, escasamente conocido por los militantes sindicales. En él los compañeros pueden contar con un informe serio que desmonta desde la a hasta la z las insidias que –de manera machacona--  vienen desde las diversas covachuelas de los poderes. Ahí lo tienes: clica y será todo tuyo.






LA HUELGA GENERAL DE LA ENSEÑANZA EN CAPILLA

La huelga general de los sectores de la enseñanza está más que anunciada. Ahora hay que hacerla. Y de su desarrollo y minuciosa verificación veremos si se ha realizado una huelga general o una huelga teniente coronel.

Los estudiantes y la comunidad educativa han explicado por activa, pasiva y perifrástica los motivos de la huelga y las repercusiones, directas e indirectas, de las medidas del Ministerio, que es lo mismo que decir del gobierno Rajoy. Por otra parte, este conflicto es en sí mismo un heraldo de la temperatura social. De ahí que su desarrollo real deba ser cuantificado pormenorizadamente –sin trampa ni cartón--  por los sujetos que lo convocan.

Dos cuestiones, sin embargo, merecen que se barajen las cosas con punto de vista fundamentado: de un lado, que la comunidad educativa en su conjunto (repito, en su conjunto) entienda cabalmente las exactas repercusiones de civilización que supondría que se impusiera definitivamente la Ley Wert; de otro, que la participación ciudadana no puede ser de un mero apoyo solidario sino de implicación directa, esto es, como cosa propia. Porque para unos y otros se trata (lo repetimos enfáticamente) de un modelo de civilización. Así pues, el llamamiento a la acción colectiva no es una arenga más sino la constatación de que hay muchas cosas en juego.


Añado algo que no considero irrelevante: el papel de la oposición política no puede ser estar a la espera de que, cuando gobierne, cambiarán la ley. Se agradece, por supuesto, la promesa (de incierto cumplimiento), pero eso es, tal como están las cosas, puro atentismo

Es ahora el momento y la acción.      

lunes, 21 de octubre de 2013

UN HOMBRE DE LA ESCUDERÍA NEOLIBERAL

El consejero de Sanidad de Cataluña, Boi Ruiz –destacado miembro de la escudería neoliberal, disfrazado de soberanista para no infundir sospechas--  ha manifestado que la sanidad catalana se distingue por la «notable aportación de los seguros privados». Digamos pues que, según la lógica de este caballero, el encargo que recibió en su día ha constituido un éxito claro como lo atestiguan las cifras que nos ha brindado él mismo: desde 2010 los seguros médicos privados han ganado más de cien mil abonados. El consejero ha rematado la faena de manera contundente: «se trata de un factor de sostenibilidad». No cabe duda de que Artur Mas tuvo buen ojo clínico al encargarle el negociado. De él puede decirse, según anunció Cicerón, que “no hay género de injusticia peor que la de quienes en el preciso momento en que están engañando simulan ser hombres de bien” (Sobre los deberes, Editorial Altaya, página 25)

Este Ruiz, que pasó de la presidencia de la patronal sanitaria catalana concertada a la Consejería del ramo, es en efecto la prótesis de unos intereses empresariales que se están haciendo con los resortes de la sanidad. Digámoslo sin requilorios: es el gestor del traslado de las gigantescas finanzas públicas al negocio puro y duro. Y, a decir verdad, con poco escándalo político y poca contestación social.

Mientras tanto, el gran debate público en Cataluña es otro: la conquista de unas estructuras propias como Estado-nación. ¿Hacia qué estado-nación? A la desertización de lo público a mayor gloria de los intereses del business.  Y, para no dejar las cosas con medias tintas, diremos que procurando la «sostenibilidad» de ese mundo promiscuo entre las finanzas privadas y las instituciones (todavía) públicas.

De manera que la transición a ras de tierra más evidente es la del paso de un modelo público de gran solvencia profesional hacia la levantinización  de la sanidad.


Dicho lo cual, sólo nos queda añadir aquello de «Lázaro, levántate y anda». 

sábado, 19 de octubre de 2013

VÁZQUEZ MONTALBÁN EN COMISIONES OBRERAS



Nota. Reproduzco el obituario que publiqué en El Mundo (19.10.2003) sobre Manuel Vázquez Montalbán. Hoy se cumplen diez años sin Manolo.

Me sentó como un rayo la noticia de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán. La voz trémula que nos dio la noticia por teléfono no sabía cómo explicarse porque sabía que, al igual que le pasó a él, nos haría polvo. Cuando acabó de explicarse se me abrieron los ojos como platos y una especie de raspa de bacalao se me puso en la garganta en una mezcla de dolor y amargura, mientras no sabía si darle una patada a la puerta o gritar desaforadamente a todos los puntos cardinales de la ciudad, cubierta de un cielo gris muy oscuro como si las nubes se pusieran de luto también.

Noto como este primer café amargo de la mañana, en vez de ayudarme a pasar el rato, me sume en una especie no sé si de estupor o de 20 arrobas de amargura. Y, sin saber por qué, le pregunto estúpidamente a Manolo que qué hacías en Bangkok, como si eso aclarara alguna cosa. Es entonces cuando la memoria me lleva, sin saber por qué, a nuestro primer encuentro, cuando me llamó para que formara parte de la redacción de una revista, Arreu, que había puesto en marcha, a mediados de los 70. Y pasa por mi cabeza un torbellino de recuerdos, de luchas democráticas, de acontecimientos vividos en compañía, como cuando en puertas de la caída de Pinochet, en Santiago de Chile, ante las cancelas de la empresa Good Years, repartíamos octavillas contra la dictadura a miles de trabajadores, cercados todos por un batallón de milicos. Manolo, poeta, periodista, novelista, ensayista y no sé cuantas cosas más, compartía piquete democrático de madrugada, echándole una mano a nuestras buenas amistades de aquellas latitudes. Cuando acabamos nuestra tarea volvimos a la ciudad en un coche que compartíamos con el pintor Juan Genovés y un sindicalista chileno. Seguramente para descargar los nervios, Genovés empezó a cantar La bien pagá, mientras un servidor le hizo el acompañamiento con palmas sordas; Manolo nos miraba, seguramente analizando la relación entre la lucha por la libertad y las cantiñas de ayer.


Pero como la vida continúa, me voy a la habitación de mis amistades, los libros. Allí están casi todos los que ha escrito Manolo; abro por azar uno de ellos pero sólo veo hileras negras como resistiéndose a ser leídas porque están de luto riguroso y no quisieran ser molestadas. Da igual, sé que es en esa página donde aparece una frase, muy de las suyas: «Los viejos galápagos temen perder lo que ya no aman». Que expresa su radicalidad democrática, su pasión por la transformación de las cosas y su potente estética, escrita en uno de los castellanos más bellos que se hayan escrito. Y no sabiendo qué hacer, mientras el cielo se encapota cada vez más, cojo un libro de Baroja y lo pongo encima de Los pájaros de Bangkok. Mientras tanto, trato de recordar su voz queda, sus andares ligeramente bamboleantes y su sonrisa cálidamente tímida, también su penetrante mirada que denuncia, sin contemplaciones, injusticias y sufrimientos. Su arma, la razón democrática; su estilo, el argumento razonado y, si se tercia, el sarcasmo. Para que la raspa de mi garganta se pase, me pongo a considerar, a guisa de tranquilizante: ¿Y si nuestro amigo se hubiera ido de visita allá donde pueda estar su colega José Agustín Goytisolo? Es un consuelo que me doy, como el que quiere retrasar que no estuvo en Bangkok y sigue paseando por las Ramblas, y va camino de sacarle la punta al lápiz.

miércoles, 16 de octubre de 2013

LA INDUSTRIA COMO MODELO PRODUCTIVO (Una exclusiva para Metiendo bulla)

Manuel Gómez Acosta
Ingeniero Industrial

Ningún país se ha desarrollado sin industrializarse, ningún país se ha industrializado sin una política industrial activa. Un nuevo modelo productivo debe estar soportado por la innovación como estrategia para la generación de empleo, el incremento de la competitividad y la creación de nuevas oportunidades que faciliten el desarrollo de “filones” de ideas. La competitividad debe ser un factor de progreso que incorpore innovaciones tecnológicas, mejore la organización empresarial, la cadena de valor, los encadenamientos productivos  y permita a los trabajadores participar en la gestión de la producción y en el control de las condiciones de trabajo.

La industria como  factor de crecimiento, de generación de empleo, de estabilidad económica

Cualquier País del mundo debe definir una estrategia de crecimiento y desarrollo. El modelo productivo que asegura ese crecimiento basado en producir más y mejor, y que al mismo tiempo permite un desarrollo equilibrado y sostenible, es el basado en la industria y la innovación tecnológica frente a modelos especulativos que generan crecimientos ficticios e incapaces de garantizar desarrollos sostenibles.

Los países industriales son sin duda los más competitivos, en estos la industria supera en la mayoría de los casos el 20% del PIB. El ejemplo más paradigmático a nivel europeo sería Alemania cuya producción industrial supone el 23% del PIB. En España la producción industrial ha caído del 39% en el 1970 a un 15,9% en la actualidad. La oficina estadística Eurostat, que descuenta la energía dentro de la industria, sitúa el peso industrial de nuestra economía en el 13,3% del PIB , frente a un 18% en Europa´. La Unión Europea ya ha señalado como objetivo que la industria suponga el 20% del PIB en el 2020.

A nivel mundial la industria representa más del 16% del PIB, supone el 70% del comercio global y genera más del 75% del I+D+i en el ámbito privado, en Europa la producción industrial supone el 80% del gasto en I+D+i.

La industria es un elemento desencadenante del crecimiento, cada 1$ USA en valor añadido bruto (VAB) en la industria, genera 1,4$ USA en VAB en otros sectores de la economía. Es un factor de generación de empleo, por cada nuevo puesto de trabajo en la industria se crean entre 2 y 3 empleos en otros sectores, es además un elemento de estabilidad económica, en España la industria es el principal generador de empleo cualificado, el 85% del empleo industrial es fijo y la inversión en I+D+i en la industria supone el 50% del total.

La Política industrial:

La política industrial es un instrumento de planificación estratégica de cualquier economía, que tiene como objetivo el fomento del crecimiento, la generación de empleo y actúa como vector de estabilidad económica. Desde el punto de vista empresarial, la Política industrial aborda  el conjunto de actuaciones públicas específicas dirigidas a fortalecer la competitividad de las empresas.

La política industrial es además un instrumento que hace posible la existencia de actividades y sectores que se consideran necesarios y estratégicos para el crecimiento y desarrollo de un país. En algunos casos desde una concepción más liberal, es también un instrumento de intervención pública que permite corregir fallos o desviaciones del mercado, es decir, es sensible a las señales que éste emite. Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”.

Los instrumentos que sustancian la estrategia de política industrial pueden ser de distintos tipos :incentivos fiscales para estimular actuaciones que se consideran deseables, incentivos a la innovación, inversiones en R+D+i, subvenciones y créditos blandos, medidas proteccionistas (aranceles, barreras comerciales no arancelarias, políticas cambiarias…), políticas de compras públicas, participación pública en empresas (coyuntural/permanente), introducción de elementos de regulación y protección a través de la propiedad intelectual


Analicemos muy brevemente diferentes  modelos de política industrial

La mejor política industrial es la que no existe”, este modelo ha sido seguido  en muchas ocasiones por el Gobierno Español en épocas de liberalismo “light” (PSOE)  o ultra liberalismo “heavy” (PP). En Catalunya este modelo se podría definir como “pujolismo industrial”, que supone sustituir la planificación por el “laissez faire” con algunas “correcciones” en forma de subvenciones y facilidades crediticias a las empresas vinculadas al sector de negocios nacionalista, el llamado “patriotismo económico” o “economía patriota”

Otro modelo  de concepción liberal pero no fundamentalista, sugiere limitar la intervención estatal solo como elemento de corrección de los  “fallos de mercado” y en algunos casos potenciar actuaciones “verticales” que se consideran necesarias. A  nivel nacional, serían las que afectan a los sectores de la defensa y las energías limpias (financiar la maduración, la curva de aprendizaje de las tecnologías eficientes desde el punto de vista energético) y a nivel europeo,  las fijadas como “prioridades nacionales “ por la UE, como serían el acelerador de partículas (CERN), el proyecto ITER  de fusión nuclear, la agencia espacial europea (3.500M€ año para I+D espacial), el proyecto Galileo, el GMES (Global Monitoring for Environment and Security)

“Last, but no least”, la concepción de una política industrial que actúe como instrumento de planificación democrática . Lo que en estos últimos tiempos se ha dado en llamar una “nueva política industrial activa” (PIA) como la denomina el economista y profesor de la Universidad  de Harvard, Dani Rodrik. La PIA se considera necesaria para corregir los fallos de mercado en países emergentes, lo que llamaríamos las externalidades informativas (una economía en desarrollo,  necesita diversificar su base productiva para dar un salto cualitativo a través de fondos públicos de capital riesgo dirigidos a apoyar a empresas de ramas de actividad no tradicionales en el país)  y  externalidades de coordinación (para compensar el bajo stock de capital físico, es decir, las infraestructuras).

Actuaciones de Política industrial

Estas  actuaciones pueden  ser de carácter transversal (horizontales) o vertical (sectorial /territorial)

Las actuaciones “horizontales”  definen un marco institucional y de incentivos que favorece la innovación tecnológica y que se guía por criterios de excelencia horizontal, sin discriminar entre sectores ni compañías. Tiene como objetivo  la  mejora de la innovación productiva y el fomento del I+D+i, como vector de arrastre. Financia los mejores proyectos de I+D+i al margen de a qué  sectores pertenecen las empresas, identifica aquellos sectores en los que existen fallos de mercado  e interviene provocando las menores distorsiones posibles en el funcionamiento de la economía productiva

Las actuaciones “verticales”, se diseñan y aplican para la promoción económica de territorios necesitados de impulsos al desarrollo (las ZUR de finales del XX), para la potenciación de sectores concretos o empresas individuales, para la protección de industria naciente, en ocasiones son instrumentos para los llamados “campeones nacionales” y en muchos casos son herramientas de apoyo a sectores que se consideran con  futuro (defensa, cambio climático/renovables, sectores de excelencia tecnológica, estratégicos...)

Una política Industrial moderna y eficaz, ha de dirigirse no solamente a corregir fallos de mercado,  sino debe ser un instrumento de planificación estratégica que fomente la generación de I+D con criterios de excelencia horizontal, la atracción y formación de profesionales, la consolidación de estructuras de concentración geográfica de empresas (“clústers”) que hayan surgido de modo natural, el fortalecimiento del capital riesgo en su fase iniciática (“venture capital“).

Una política industrial moderna y eficaz, debe al mismo tiempo evitar los peligros del dirigismo que podría limitar la competencia y la emergencia de empresas innovadores (“destrucción creativa” /Schumpeter). Habría que tener en cuenta determinados elementos negativos que deberían corregirse, como el que las empresas “elegidas” pueden relajar su tensión competitiva y ser menos eficientes,  la existencia de un elevado grado de discrecionalidad,  la  priorización de  los mismos sectores  y la generación  de un exceso de capacidad. Las ayudas estatales deben estar limitadas tanto en el tiempo  como en cuantía y vinculadas a objetivos muy claros  

Ningún país se ha desarrollado sin industrializarse, ningún país se ha industrializado sin una política industrial activa.


Ejemplos de actuaciones de política industrial

Considero de utilidad el poder ilustrarnos con ejemplos de política industrial activa que pueden servirnos como referentes de lo comentado.

El “Plan Obama”, por el que en el 2012 el Gobierno Federal de los EE.UU., actuando como  el mayor capitalista de riesgo, a través del Departamento de Energía se propone gastar 40.000 M€ en préstamos y subvenciones para alentar a la empresas privadas a desarrollar las energías verdes (coches eléctricos, nuevas baterías, turbinas eólicas, paneles solares,..)

El “Plan Hollande”, ejemplo actualizado del llamado “neocolbertismo”, presentado por el Gobierno francés el pasado mes de Septiembre, que consta de  34 proyectos en 4 sectores (transición energética y medioambiental, la tecnología digital, salud y el transporte del futuro). El Plan prevé una inversión pública  de 3.700M€, que podría  generar  45.500M€  de valor añadido (un 40% en la exportación) y la creación de 480.000 empleos en 10 años. Evidentemente este Plan cuenta para tener recorrido con la complicidad del empresariado francés, empresas como Renault, EADS (Airbus), Thales, Areva, Alstom…, no solamente le han dado su apoyo sino que  han generado el 80% de las propuestas

El “caso vasco” con dos claros ejemplos . La empresa CAF, en donde una estrategia industrial basada en la defensa del mercado propio,  inversiones en R+D+i, soporte de las Kutxas a través de mecanismos de financiación adecuada y la participación de los trabajadores en el accionariado (representan más del 25%), ha situado a CAF como 5ª empresa ferroviaria mundial. Otro ejemplo emblemático de esta cultura industrial,  sería  la Corporación Mondragón con 83.000 puestos de trabajo, 32.000 M€ de activos, 14 centros de I+D+i con un presupuesto de 61,5M€ y 1900 investigadores , 9500 alumnos en centros educativos y formativos y una  fuerte capacidad exportadora…


Un nuevo modelo productivo: La economía sostenible


Una  “economía sostenible”, que tenga como principal objetivo acometer un cambio en el patrón de crecimiento y en el modelo productivo. Un nuevo modelo que tenga como principales vectores a desarrollar.


Una profunda renovación del sistema educativo basado fundamentalmente en un modelo orientado hacia la sociedad del conocimiento (transferencia de conocimiento y de los procesos innovadores  de la sociedad al sistema educativo y viceversa)

La economía “verde” soportada por una apuesta inequívoca por las energías renovables, en la dirección de mejorar la eficiencia energética de todo el sistema productivo, reducción de  los gases efecto invernadero (especialmente el CO2), combate contra el cambio climático  y la potenciación de la movilidad sostenible (desarrollo del ferrocarril tanto en áreas metropolitanas como en servicios regionales y transfronterizos).


Una menor dependencia del carbón no solo puede impulsar el desarrollo de la industria, sino reducir sus costes a largo plazo y por lo tanto hacerla más eficiente. Por eso se debe potenciar las infraestructuras necesarias, como las  interconexiones que permitan compartir el superávit de energías renovables , las redes inteligentes (“smart grids”), reservas de capacidad que compensen las intermitencias de las fuentes de energía eólica, solar, biomasa… es decir, la economía del hidrógeno


Un modelo energético derivado de la generación de energía distribuida, descentralizada y renovable Este proceso de democratización de la energía, supone un cambio de jerarquía, la lateralidad del poder y el desarrollo de lo que J. Rifkin ha dado en llamar en su ”Tercera Revolución Industrial”, el “capitalismo distribuido”. El cual puede llegar a determinar cómo se  ejerce el poder político, una profunda renovación en las aulas,  así como la metamorfosis de la era industrial a la colaborativa. Modelos más descentralizados y menos jerárquicos

El incremento de la inversión en programas de I+D+i , como vector de arrastre de una nueva economía. La mejora de la productividad de nuestra economía pasa por la apuesta por la innovación y la creación de procesos con alto valor añadido


La innovación una estrategia para la generación de empleo, el incremento de la competitividad y la creación de nuevas oportunidades  


La innovación es un proceso social que desborda los mecanismos intelectuales de la invención y la creación. La innovación puede y debe generar nuevas oportunidades de empleo e incrementos de productividad que sin duda  deben repercutirse en valores sociales y en el beneficio del conjunto de la sociedad.

La innovación es el elemento clave que explica la competitividad. Porter afirma, “la competitividad de una nación depende de la capacidad de su industria para innovar y mejorar, de igual manera las empresas consiguen ventaja competitiva mediante innovaciones”
En la definición de innovación de Schumpeter  se tienen en cuenta cinco variables :

1.     Introducción en el mercado de un nuevo bien o servicio, el cual los consumidores no están aún familiarizados.
2.     Introducción de un nuevo método de producción o metodología organizativa.
3.     Creación de una nueva fuente de suministro de materia prima o productos semielaborados
4.     Apertura de un nuevo mercado en un país.
5.     Implantación de una nueva estructura en un mercado.
6.      
Resumiendo la innovación es un elemento clave de la competitividad y además hace posible que los nuevos productos, procesos o servicios sean aceptados por el mercado. Si no se produce la innovación, no se accede al  mercado o se pierden las posiciones adquiridas con anterioridad.

La innovación además tiene varias perspectivas: la tecnológica que afecta a los cambios en productos y procesos, la social que debe aportar nuevos horizontes  a los problemas del desempleo y la  organizativa que produce nuevos  métodos de gestión que se adaptan a las nuevas realidades-exigencias del mercado. Proceso creativo-innovador es el generado por la creación de ideas y la puesta en práctica de las mismas a través de la innovación, en un entorno dinámico, que favorezca la libre circulación de la información y facilite el desarrollo de filones de ideas.


Nuevos sectores para la innovación: La “ecoinnovación”, la “ecotecnología”, las “tecnologías urbanas” /las “smart cities”.

Nacida al calor de la responsabilidad social corporativa, la “ecoinnovación” se presenta como un paso más dentro de las “políticas responsables”, a través del uso eficiente e inversión creciente en mejorar la eficiencia energética de las empresas. Es al mismo tiempo una oportunidad de mejorar la productividad mejorando  la eficiencia energética. La “ecotecnología” como instrumento de generación de empleo y de innovación tecnológica, que prioriza el desarrollo sostenible  y el mantenimiento del equilibrio medio-ambiental. Una apuesta tecnológica basada en un modelo energético que garantice las mismas oportunidades a las generaciones futuras y que administre con rigor los  recursos limitados de los que disponemos.
La ciudad como elemento de innovación, de cambio tecnológico, de creatividad y generación de empleo. Las tecnologías urbanas son un excelente instrumento para la mejora de las condiciones de vida de los ciudadan@s y la prestación de los servicios públicos. El desarrollo de las “smart cities” es un elemento no solo de transformación de ciudad sino de creación de riqueza y sostenibilidad medio ambiental.  

Competitividad

Cuando hablamos de competitividad es necesario saber de qué estamos hablando. Desde una  concepción muy artificial y simplificadora de la misma, asociada a un tipo de empresariado “corto placista “ y con escasa visión de futuro, la competitividad estaría vinculada con la explotación de recursos naturales abundantes , el aprovechamiento de mano de obra barata,  la utilización de subsidios a los precios de los factores. Políticas vendidas por gobiernos conservadores, como favorables a  la exportación, pero que  en realidad basan su competitividad en la aplicación de mecanismos de devaluación interna, como las manipulaciones de la tasa de cambio y en lo que el profesor Francesc Granell,  ha llamado “Plataformas subordinadas de exportación”, es decir,  cuando se aplican desde el “centro estratégico” políticas de devaluación interna basadas en la caída de los salarios y el deterioro de las condiciones laborales  y no en la capacidad para generar y desarrollar productos con alto “valor añadido”.

Esta competitividad basada  en la creación de plataformas de “low cost”  y “alta flexibilidad productiva”, tiene escasa proyección de futuro y no son sostenibles a largo plazo.


Otra de carácter más estructural y con mayor recorrido ,  que se sustenta en la capacidad de una economía para avanzar en su eficiencia y productividad, para diferenciar productos, incorporar innovaciones tecnológicas , mejorar la organización empresarial, la cadena de valor y los encadenamientos productivos y permita a los trabajadores participar en la gestión de algo que también es suyo, la empresa. Esta última sí es perdurable a través del tiempo porque se sustenta en un mejoramiento de los patrones de productividad como base de una competitividad real.
Para una empresa, la competitividad vendría relacionada con su capacidad para  tener éxito en el mercado en el que opera. Analicemos sucintamente algunos “factores de competitividad”:

-El tamaño de las empresas  es un factor de competitividad, ver Informe septiembre 2013 de PwC/Siemens: “Claves para la competitividad de la industria española”(1). Las medianas y sobre todo las grandes empresas , son capaces de generar economías de escala, tienen más fácil acceso a la financiación, mayor capacidad para realizar  inversiones en I+D+i y por lo tanto generan un mayor  potencial exportador. Un caso paradigmático sería el alemán dónde el 60% del empleo se genera en  empresas medianas y grandes (14.000 empresas de más de 250 trabajadores, frente a las 2.600 en España).

-Incremento de la inversión en programas de I+D+i, como vector de arrastre de una nueva economía . Necesidad de fondos tecnológicos orientados hacia la innovación, lo que sin duda supondrá un incremento de la necesaria competitividad  de la economía española . La mejora de la productividad de nuestra economía pasa por la apuesta por la innovación y creación de procesos con alto valor añadido y no por el empeoramiento de las condiciones de trabajo e incremento de la flexibilidad e inseguridad laboral.

-Estrategia de producto “cuando no puedas fabricar más barato, fabrica productos con más calidad y si no innova y fabrica productos nuevos (Joan Majó). Aprovechar la crisis para reconvertir la economía e “inventar” nuevas actividades en nuevos sectores de la producción y los servicios. El desarrollo de los nuevos materiales, será determinante a la hora de definir nuevos escenarios industriales, a través de los nuevos materiales se puede describir la nueva industria.


-La “localización competitiva”, citemos algunos factores que la favorecen: las ventajas logísticas de un territorio vinculadas al transporte y a la distribución, el atractivo del entorno investigador sobre los profesionales del I+D, los procesos de concertación entre las administraciones públicas, los agentes sociales y el sector privado ( la llamada “triple hélice” de la innovación), las sinergias del territorio (cadenas y redes productivas, redes de proveedores), la convergencia entre las estrategias de las empresas transnacionales  y los territorios nacionales donde operan.


(1) Claves de la competitividad de la industria española - PwC

miércoles, 9 de octubre de 2013

SINDICALISMO EUROPEO Y SINDICALISMO ASIÁTICO

Javier Solana escribe un interesante artículo, Un giro hacia Oriente, en El País de hoy (1). Lo he leído sosegadamente y me ha provocado algunas reflexiones sindicales. Solana parte de un dato: «Por primera vez en siglos, el foco de la economía global está desplazándose hacia el este»; así las cosas, el autor se pregunta: «¿Cuál es el papel de Europa?». Pues bien, sintiéndome interpelado y concernido,  me interrogo: ¿qué papel debe jugar en ese terreno el sindicalismo europeo? Y comoquiera que piso un territorio ignoto pido, por así decirlo, amparo a Isidor Boix para que despeje toda una serie de incógnitas, aprovechando que nuestro amigo vuelve a visitar la China.

Premisa. El sindicalismo europeo (o, tal vez, sería mejor hablar de los sindicalismos europeos) nacieron y se desarrollaron simultáneamente en una Europa que era la primera potencia del mundo. No es descabellado pensar que si se produce «un giro hacia Oriente» el papel del sindicalismo europeo quede afectado, aunque todavía no sepamos cuánto ni cómo, por dicha traslación. Lo que sí estamos en condiciones de intuir es que si el sindicalismo europeo no se escapa definitivamente de su eurocentrismo las cosas nos irán peor. (Fin de la premisa).

Me interrogo: ¿qué papel le corresponde en esa traslación al sindicalismo europeo? Más todavía, ¿qué relaciones deberían establecerse para que el sindicalismo europeo y el asiático jugaran un papel positivo en defensa, simultáneamente, de sus de los intereses de sus representados? Y habida cuenta de que, en no pocos países asiáticos (especialmente en China) las organizaciones sindicales mayoritarias son prótesis de sus poderes políticos y económicos, ¿de qué manera conjugar la citada defensa de los intereses de sus representados? Aún más, ¿qué posibilidad existe en tales países de un surgimiento de organizaciones sindicales independientes y autónomas frente tales poderes y qué dirección puede apuntar todo ello?  Francamente, tampoco lo sé.




martes, 8 de octubre de 2013

EL MAR ABIERTO DEL PAPA FRANCISCO


Nota del blog. En la foto estamos comiendo con el gran cineasta italiano Carlo Lizzani, recientemente fallecido. Participamos junto a Carlo en un acto de homenaje a Giuseppe Di Vittorio, padre del sindicalismo italiano. 




Fausto Bertinotti


Una imprevista presencia profética ha desgarrado el aire de nuestro tiempo, un aire que –especialmente en Occidente--  se ha hecho pesado y opaco, y ha vuelto a poner la mirada abierta en el futuro del hombre. Desde la Cátedra de la misma Iglesia que había traído una de las aversiones más orgánicas a la modernidad, el Papa Francisco toma, precisamente en momentos en que ella vive una profunda crisis, el núcleo central, la promesa no mantenida, y la hace revivir en el diálogo con su propio, renovado, proyecto de fe.

En el testimonio de Francisco hay un punto cardinal para el diálogo entre creyentes y no creyentes. Que se define a través de un auténtico y verdadero ultrapasar las Columnas de Hércules para entrar en otro mar, en un mar abierto. Escribe Francisco: «La cuestión para quien no cree en Dios consiste en obedecer a su propia conciencia. El pecado, incluso para quien no tiene fe, es no seguir la propia conciencia. Escucharla y obedecerla significa decidir entre lo que se percibe como bien o como mal. Y sobre esa decisión pivota la bondad o maldad de nuestra actuación.» 

Creo que este Papa le debe mucho a la ruptura dramática de Benedicto XVI. La experiencia de Bergoglio no habría podido encontrar un fundamento sin la «ruptura», el «no», que le antecede. Benedicto XVI fue su protagonista, con su último acto. Lo que asoma detrás de ese acto extraordinario de un Pontífice que dice «dimito», es la confesión de la propia fragilidad humana; pero de esa misma fragilidad vuelve a emerger la inocencia. 

El inocente puede afirmar que el rey está desnudo. Sobre esta sustracción al poder se edifica el pontificado de Bergoglio. Toma por nombre Francisco como para indicar la vía para sustraerse al poder de la institución sin entrar en conflicto con ella. Pero la discontinuidad de Francisco con Benedicto XVI es fuerte y clara precisamente en su testimonio acerca del siglo, sobre la gran cuestión moderna de la conciencia individual y el derecho.  

También Benedicto XVI  había llevado la Iglesia a la confrontación con el siglo, pero por un camino muy distinto: el de la relación entre fe y razón. En el Bundestag de Berlín reivindicó: «Contrariamente a otras religiones, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado […] sino que ha remitido a la naturaleza y la religión como las fuentes auténticas del derecho; ha remitido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que presupone que ambas están basadas en la Razón creadora de Dios». A muchos les pareció esta declaración una apertura a la laicidad. Sin embargo, la razón seguía siendo dependiente de la luz de Dios, y la verdad era accesible sólo a quien estaba iluminado por ella. Caritas in veritate.

Francisco ultrapasa estas columnas. Su discurso se aparta del sendero teológico que, incluso renovado hasta el punto de utilizar el prefijo «neo», sigue hundiendo sus raíces en la escolástica, en la tradición. Francisco parece querer decirnos que ya ha pasado el tiempo de la renovación en la continuidad. Los términos de la cuestión están ya agotados: es en el amor donde vive la búsqueda de la verdad; el bien no está fuera del alcance de ningún ser humano. La fe, para Francisco, es la sal de la tierra, pero la tierra está diversamente habitada y en ella todos pueden acceder al bien.

Se recomienza a partir de la experiencia humana. El pasaje abre el camino a la riqueza de la convivencia. La ruptura es límpida. Su raíz puede encontrarse, quizá, en la Iglesia antigua. Por lo demás, en los lejanos orígenes de los grandes movimientos hay más futuro que en su historia reciente. Pablo de Tarso, en la Epístola a los Romanos, escribió: «Cuando los paganos, que no tienen la Ley (la Torah), actúan por naturaleza siguiendo la Ley, demuestran que, aunque no tengan ley, son ley para ellos mismos; demuestran que todo lo que la Ley exige está escrito en sus corazones, como resulta del testimonio de su conciencia.»

Hoy es decisivo este pasaje. Creyentes y no creyentes pueden volver a caminar juntos cuando las calles son las de la liberación. El alcance del mensaje, respecto al orden existente en la cultura dominante y en el sentido común, es revolucionario.  La fe de Francisco y la conciencia del hombre coinciden en el rechazo de la resignación ante los males del mundo. La ruptura de Francisco restituye al testimonio de fe una misión de autonomía y de reto al presente, al siglo, a este orden mundial. Vuelve, avasallador, el: «Somos hombres en este mundo pero no de este mundo.» 

Enzo Bianchi ha recordado justamente el «Camminare insieme» [Caminar juntos] del cardenal Michele Pellegrino  en el Turín de los primeros años setenta. Pero aquel era el tiempo de la esperanza y este es el del Pontífice. Cierto, el espíritu del Concilio Vaticano II vuelve a hacerse sentir tras su progresiva reducción al silencio en los últimos tiempos de la historia y de la Iglesia. Pero lo del Papa no es un heri dicebamus. Francisco parece dar cuerpo a lo que Walter Benjamin llamó «el salto del tigre». Es decir, una cierta mirada a nuestro futuro, una ruptura con el tiempo presente y sus males, la búsqueda de una vía diferente en el camino de la humanidad, que hacen revivir lo que de aquel Concilio –superando su época— ilumina todavía la búsqueda del futuro; la proximidad, es decir, la búsqueda de la vecindad con el prójimo (los hombres de buena voluntad); la fórmula del Papa Roncalli de la denuncia del pecado más grande de la humanidad, «la explotación del hombre por el hombre»; el horizonte liberador de la Gaudium et spes.

Los actos de Francisco sorprenden  porque rompen con la imagen que la Iglesia ha querido dar en estos últimos siglos de la presencia del Pontífice en el mundo, con el ceremonial de lo sagrado cuya representación pública, como vértice y modelo, era el Papa. En un mundo donde lo virtual y la apariencia son los signos de los tiempos, el Papa exige la reunificación de la apariencia con el ser, el reencuentro de la autenticidad. La praxis de Francisco forma parte de su revolución. No se debe olvidar que es un «Papa venido del fin del mundo» y que ha querido llamarse Francisco. Podemos interpretar sus actos, no como una ausencia de teología, sino como una teología de la praxis. Se podría decir, siguiendo la pauta de una fórmula célebre, que Francisco pone la fe con la cabeza arriba y los pies en el suelo; y que la hace caminar con los pies descalzos.

Es significativo que un teólogo como Leonardo Boff no ha buscado en el Papa ninguna proximidad con su teología de la liberación, sino que ha leído en la praxis de Francisco la búsqueda de lo divino en el hombre y en la liberación del hombre de toda forma de opresión y alienación.  La pobreza se revela, en las palabras de Francisco, como una encrucijada decisiva. Una pobreza elegida –en la Iglesia y de la Iglesia—precisamente para combatir las pobrezas, todas las pobrezas que se han impuesto a muchos por la acumulación de poder y de dinero en las manos de unos pocos. Palabras como piedras. Palabras, las del Papa, que no se limitan a la denuncia de los males sino que se dirigen a sus causas: el poder, la riqueza, el dinero.

Basten las palabras del Ángelus del 8 de setiembre en las que el No a la guerra se acompaña con la denuncia de los intereses materiales que la generan: desde la producción y el tráfico de armas hasta el suministro de energía.  Más todavía, las palabras de denuncia de este sistema económico: «Este sistema económico tiene un ídolo que se llama dinero.» Las injusticias intolerables, la destrucción de la humanidad de nuestro tiempo, tienen ahí su histórica primera causa. De su rechazo nace el deseo de caminar juntos. 

Traducción a cargo de la Escuela de Traductores de Parapanda.