domingo, 31 de enero de 2021

El forraje electoral de Waterloo


 

«Volveremos a hacerlo, proclamaremos la independencia de Cataluña», es el forraje electoral que se emite desde la terminal de Waterloo en su candidatura para el 14 de Febrero. Naturalmente la condición es que el soberanismo supere el 50 por ciento de los diputados. Pitanza, rancho para animar a la feligresía.

Mi hipótesis es la siguiente: no lo harán, tengan o no ese reclamado cincuenta por ciento. Se trata simplemente de un agit—prop de fuerte calado con la idea de activar no sólo a los fieles sino esencialmente para levantarle el gallo a Esquerra Republicana de Catalunya,  a la que se obliga a pronunciarse sobre ese particular y a la que se le intenta apartar de lo que Waterloo considera que es el sueño húmedo de los republicanos, a saber, negociar con Madrid.

No lo van a hacer. Estos son los motivos: la terminal de Waterloo ha visto cómo han terminado el que proclamó la independencia--gatillazo de Cataluña y quienes le acompañaron sumisamente. Puigdemont o pies—para—qué—os—quiero; los otros en la cárcel. Y, sobre todo, tras aquel coitus interruptus, la aparición de una grotesca sucesión de acontecimientos: escisión en los post post post convergentes, grupúsculos para dar y vender, destitución de dos presidentes de la Generalitat. Ni siquiera aquel famoso ´mercat de Calaf´ llegó a ser tan grotesco.

No lo volverán a hacer. Hasta ellos mismos han aprendido que se está tan ricamente, tan a gustito en el escaño del Parlament y cobrando un jornal nada despreciable. Lo que ocurre es que de vez en cuando hay que disfrazarse de gallinero para no infundir sospechas. Por eso, lanzan ese forraje electoral.

No lo volverán a hacer porque los indultos no tienen nada que ver con la serie natural de los números primos que es infinita. Así pues, forraje –solo forraje electoral--  por el qué dirán. Igual que aquel alcalde de secano que prometió aire acondicionado en las calles del pueblo.

 

Post scriptum.---  Don Venancio Sacristán, mecánico y filósofo socrático: «Lo primero es antes».  

sábado, 30 de enero de 2021

Elecciones y desplome de la economía


 

La cosa es de Jugado de Guardia. Me refriego los ojos para ver si lo que veo son imaginaciones o es la pura realidad: el año 2020 se ha saldado con el desplome del producto interior bruto del 11 por ciento, el mayor registrado desde 1939; y, sin embargo, nadie ha hecho mención de esa catástrofe. Leo ciertos informes que avisan de la importante reestructuración que se operará tras la pandemia con menos pequeños comercios e industrias y más grandes empresas. Pero tenores y sopranos se empeñan en cantar solo lo «de siempre» de las campañas electorales. Pactos post electorales, geometrías variables con o sin Euclides y algunas tapas variadas de ataque ad hominen haciendo ver que se exhibe músculo en la lengua. De lo otro, de la economía nada de nada.

Nada de nada porque la política y los medios comparten, aunque desigualmente, la obsesión de las martingalas post electorales. Se diría que ese es el enjambre sísmico del morbo, o sea, las futuras combinaciones de gobierno. Por lo que cada cual se disfraza de lechera y, con su cántaro en la cabeza, cuenta con los dedos con quién o quiénes compartirá mantel, mesa y colchón. De Juzgado de Guardia.

Por lo demás, hay anomalías un tanto chocarreras: un conocido porculero acusa a un ex compañero de gobierno de ser «un representante de los poderes fácticos». Sorprende que haya tardado tanto en descubrirlo o sorprende mucho más el sobrevenido ataque de alferecía. Esto no es de Juzgado de Guardia, sino de sainete de Muñoz Seca.

Desde luego ese caballero no se parecía en nada a «Demóstenes, hijo de Demóstenes, que se pasaba toda la noche, evidentemente pensando y aprendiendo aquello que iba a decir. Era por esta razón –me parece— por la que Pitías se burlaba de él cuando le decía que sus pensamientos olían a mecha de lámpara», según nos dice Claudio Eliano (170 – 235)  en sus Historias curiosas. Al porculero de marras la cabeza le huele a serrín.   

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».

Campaña electoral y via crucis


 

 

Ayer empezó lo que para algunos será la campaña electoral y para otros un via crucis con catorce estaciones. Los políticos presos independentistas están en la calle reclamando libertad y la extrema derecha –una novedad en Cataluña--  quejándose de que los barrios se han convertido en un «estercolero multiculturalista». De momento una actitud recorre lo que llevamos de campaña: todos contra Illa. Todos contra ese buen señor hasta que las antenas demoscópicas informen que eso proporciona más consensos a don Salvador. 

De momento la larga precampaña ha contado con una novedad con relación a la de las anteriores elecciones: en aquella ocasión el independentismo guardaba las formas unitarias y se apuntaba clara y contundentemente «contra España»; en aquellos tiempos, Waterloo era el único señor de los post post post convergentes; hoy, el viejo árbol pujoliano está quebrado en dos partes, que compiten entre sí. Y, más todavía, de un tiempo a esta parte, el independentismo político es una zahúrda que se ha olvidado de España y gasta el grosor de su munición contra ellos mismos. Con dos elementos: a) la bronca persistente en do mayor entre los de Junqueras y los de Waterloo que se manifiesta con igual virulencia en Barcelona y en el Parlamento español; b) la aparición de innumerables maquetas de grupúsculos semiclandestinos que, azuzados por arriba («apreteu, apreteu»), rivalizan entre ellos por ser alguien cerca de las covachuelas del poder.

Si la campaña es una bronca descomunal, me temo que quienes sacarán tajada serán Waterloo y los de Vox. Y si desde la izquierda se empeñan en crucificar a Illa, quien lo haga puede salir descalabrado. Y toda la izquierda también. 

Por lo demás, si quieren una lección de política lean a Lluís Rabell, pero no en diagonal (1). Así entre nosotros, ¿por qué misteriosa razón la izquierda sedicentemente alternativa no ha contado con este caballero? Yo leo a Rabell y lo tengo en favoritos.

   

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».

viernes, 29 de enero de 2021

Una situación estrambótica


 

Ayer fue un día estrambótico en el Parlamento. Anás—Casado y Caifás—Rufián se conchabaron para intentar derrotar al gobierno, que convalidaba un decreto de gran importancia: el plan de gestión de los fondos europeos. El Partido Popular trasladó a esta sesión toda su impotencia, todo su fracaso votando en contra; nuevamente los barones de dicho partido han tragado quina. Esquerra Republicana de Catalunya, el partido europeo más confuso, volcó su atolondramiento, asediado en la amura de babor  por el efecto Illa y en la de estribor por las diversas mesnadas post post post convergentes. Rufián votó en contra. Inés Arrimadas, como la Eloisa de Jardiel Poncela, estaba debajo de un almendro intentando que en Europa no se supiera su voto contrario. Arrimadas ni siquiera se da cuenta que va camino de la irrelevancia, tras los pasos de aquella irascible Rosa Díez.

El gobierno se salvó por los pelos, con la abstención de Vox. Mucha agua pasará bajo las puentes de los ríos para que Casado haga olvidar a las cancillerías europeas su grotesca negativa a convalidar el decreto de los fondos.

Así es la herrumbre de la política. Tan tóxica que ha contagiado al otrora prestigioso diario El País a convertirse en una gacetilla con frecuente obscenidad. El editorial de hoy es un botón de muestra de la degradación de un diario que ha pasado de querer influir intelectualmente a ser un sujeto beligerante contra el gobierno cuando éste no le sigue la corriente (1). La obscenidad: «Desafortunadamente, el resultado de la votación es, antes que ningún otro, un fracaso colectivo de la política española, lastrada por tacticismos de cortas miras, cálculos partidistas, raquítica propensión a dialogar y construir juntos». Obscenamente vulgar porque las responsabilidades de los que votaron en contra –Casado, Arrimadas y los independentistas catalanes--  quedan subsumidas en «el fracaso de la política española».

Es, sobre todo, la rabieta de El País, con el apoyo de viejos galápagos, que no olvida que su propuesta de gobierno de concentración PSOE – PP no ha prosperado.  

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», siempre de la mano de don Venancio Sacristán.

jueves, 28 de enero de 2021

Empezó la campaña electoral catalana


 

 

Ya ha empezado formalmente la campaña electoral catalana, si bien se mantiene la incertidumbre en torno a la fecha, el ya famoso 14 de Febrero. De momento, los partidos intentan lucir las candidaturas y sus atalajes. Todas las campañas electorales tienen su aquel, pero no me negarán ustedes que esta ocasión es realmente singular: en medio de una pandemia que azota lo suyo, el agotamiento y fracaso del procés, el duelo Ok Corral entre las fuerzas independentistas por el reparto de la túnica sagrada, la aparición de un candidato estrella, Salvador Illa, que ha provocado las iras del resto de las fuerzas políticas (incluidos los Comunes) y, finalmente, la posibilidad –lejana, pero real— de que pueda haber una alternativa al governet actual. Inflación de novedades.

Con todo, un fantasma recorre Cataluña: la abstención. Esta es una vieja enemistad que, por lo general, perjudica a las fuerzas de izquierda no independentistas. Es, además, lo creo a pies juntillas, un fenómeno auspiciado desde las covachuelas del poder y alimentado, sin querer, por quienes centran el grosor de su campaña en el ataque al vecino en vez de mostrar sus propuestas. Izquierda, de te fabula narratur.

Hasta la presente podemos decir lo siguiente: si ganan los independentistas y, sobre todo, si forman gobierno hay una certeza, las cosas continuarán pudriéndose; si gana la izquierda no independentista y, sobre todo, si forma gobierno, podemos establecer la siguiente hipótesis: las cosas pueden ir cambiando a mejor; lentamente por supuesto. Ya saben ustedes la diferencia entre certeza e hipótesis. Lo que se dice para conocimiento de ese diputado jabalí, Asens, cuyo carácter se acerca al de don Quintín El Amargao.

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes». ¿Estás en lo que es, Asens?

miércoles, 27 de enero de 2021

El miedo pánico de Esquerra


 

Esquerra Republicana de Catalunya es el partido europeo más confuso. Los últimos cuarenta años han sido un itinerario lleno de meandros --ora a babor ora a estribor--  todos ellos adobados  con caballuno desparpajo. Es tan confuso que tiene miedo a ganar y perder las elecciones autonómicas, todavía con fecha electoral del 14 de Febrero. Es un miedo quántico, que está simultáneamente en el Infierno y en el Paraíso.  Así lo hemos escrito en otras ocasiones y de la misma manera lo han comentado amigos, conocidos y saludados. Precisamente hoy, Félix Riera, lo expresa sobre chispa más o menos en La Vanguardia.

Miedo a perder –tanto si es sobrepasado por los socialistas de Salvador Illa como si no logra ganarle a Waterloo--  porque se queda sin estrategia que llevarse a la boca. Sentiría que su sedicente pragmatismo ha sido agua de borrajas y tendría que aguantar un tremendo chaparrón de todas las cofradías adversarias.

Miedo a ganar porque siempre ha sido un partido ´de acompañamiento´ cuando ha estado en el govern y ahora, depende cómo, tendría que coger el toro por los cuernos. ERC se parece un tantico a esos partidos de izquierdas que se sienten confortados con estar en los gobiernos como ´acompañantes´ con licencia para hacer el vuelo del moscardón. Pero, sobre todo, porque si gana el actual candidato, el joven Aragonès García, son nulas las posibilidades de que algún día Oriol Junqueras luzca los entorchados de presidente de la Generalitat.

Pero sobre todo, ERC trasluce un pánico de consideración ante el candidato Illa. Así interpretamos los retortijones de los republicanos. De hecho esta es la obra maestra del ya ministro Miquel Iceta: trasladar a ERC el miedo que los socialistas tenían antaño a ganar o perder las elecciones autonómicas en Cataluña.

En poas palabras: ERC entre el miedo de ganar y el frío de perder las elecciones.

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes». 


martes, 26 de enero de 2021

Profesionalidad política en Cataluña

Tengo al profesor Antón Costas en la más alta consideración. Creo que es una de las cabezas mejor amuebladas de España. En un país como el nuestro con tanto echao p´alante, este catedrático de Economía se distingue por su templanza; y en una situación como esta, con tanto sabihondo de mostrador, Antón Costas nos muestra la virtud de la sabiduría con flemática circunspección. Por eso, no somos pocos los que seguimos sus artículos en la prensa y, de su mano, continuamos aprendiendo.

Hoy, en La Vanguardia, el profesor Costas reflexiona sobre la relación entre la ideología, la profesionalidad de la política y la reputación de Cataluña (1). El artículo, desde el comienzo, va al grano: «Lo que más me incomoda de la política catalana de los últimos años son las consecuencias del exceso de ideología sobre la profesionalidad de la política y la reputación de Catalunya como país serio, que sabe hacer bien las cosas. Lo ocurrido con el decreto de suspensión de las elecciones del 14-F es el último ejemplo. Una chapuza” jurídica, según los expertos.» En resumidas cuentas, la tesis es que el exceso de ideología hace que los problemas políticos se planteen de forma irresoluble.

De momento, pido más tiempo para ver hasta qué punto puedo acompañar a Antón Costas en su reflexión. En todo caso veo las cosas de otra manera. En mi opinión no es el «exceso de ideología» de los gobernantes catalanes lo que les lleva a la falta de profesionalidad política. En primer lugar, porque el independentismo no es una ideología; es, dicho caritativamente, sólo (y solamente) una opción política sin conexión con las corrientes ideológicas. Sobre esta cuestión ha insistido desde hace muchos años el historiador Josep Maria Fradera. Así pues, la explicación debe estar en otro lugar.

A mi juicio el enorme déficit de profesionalidad de nuestros gobernantes (así de obediencia Waterloo como de inscripción ERC) se basa en la desubicación del nacionalismo con relación al paradigma contemporáneo, esto es, los procesos de innovación—reestructuración de los aparatos productivos y de servicios (de toda la economía) en este mundo de la globalización. Esta sería la explicación de la inutilidad histórica del nacionalismo. De todos los nacionalismos. Lo que comportaría que las diversas características de los nacionalismos (de confrontación o de pacto, de cara hosca o de rostro amable) se den de bruces con la tozuda realidad de la vida. De manera que ahí está la madre del cordero. Esta imposibilidad de relación entre el independentismo y la profesionalidad tiene en Cataluña otro inconveniente añadido. Una nueva generación de jóvenes turcos (así de los post post post convergentes como los de ERC) sin cursus honorum accedió casi de repente a la gobernación de Cataluña. Ni una miaja de formación en los estamentos intermedios. Del patio del colegio al Palau de la Generalitat. Es como quien pasa, de golpe y porrazo, de comer en un chigre al Bulli.

1)           https://www.lavanguardia.com/opinion/20210126/6197936/profesionalidad-politica.html

Post scriptum.--- Sus años de formación le costó a Pepe Sacristán ser el monstruo de la escena. Por eso, su padre, don Venancio afirmaba que «lo primero es antes».  

 

lunes, 25 de enero de 2021

El independentismo filibustero


 

Solo Andreu Claret ha levantado la voz. Y sin embargo, la cosa es tan pública como que el rio Llobregat desemboca en forma de delta en los mares mediterráneos. El prestigioso periodista nos dice en su cuenta de Facebook: «Vic, la ciudad de los Santos. Una de las plazas más icónicas de Cataluña ha aparecido cubierta de una bandera negra gigante. Algunos se habrán estremecido, pero los independentistas  más tibios lo han celebrado. Es la llamada ´estelada negra´, un símbolo vexicológico que quiere representar la lucha sin tregua ni cuartel. Es, para entendernos, lo opuesto a la bandera blanca, la de la rendición. …» (La traducción del catalán es de un servidor). La bandera del indepedentismo filibustero.

No es ningún secreto: la acción es cosa de los llamados comités de defensa de la república (cdr), que llevaban cierto tiempo sesteando en los cuarteles de invierno. Pero la autoría es lo de menos. Lo esencial es que, en pleno contexto de incertidumbre electoral, surte efecto la tristemente célebre arenga del «Apreteu, apreteu» que lanzó aquel irascible Torra, vicario de Waterloo, a sus mesnaderos. Bandera negra, sin paz, tregua ni cuartel.

Lo esencial es que las bandas escuadristas –«prietas las filas, recias, marciales»-- se han aposentado en el independentismo y, en concreto, en la encomienda de Puigdemont. Lo chusco es que el banderazo de Vic no se dirige contra Madrid. Apunta a ERC diciéndole que ellos no se rinden. Es, además, un aviso al priorato de Junqueras: ojo con lo que haces después de las elecciones. Y sin embargo, Aragonès (que se llama honrosamente García de segundo apellido) está tomando prestado el ropaje verbal de Waterloo en estos días. Aragonès García en su laberinto.

Lo esencial es que, tras el fracaso del procés,  el independentismo se ha ido desagregando, convirtiéndose en maquetas de grupúsculos, que compiten entre sí en la exhibición de quien tiene el escroto más peludo. Virilidad de gatillazo, sin embargo. En resumidas cuentas, las sonrisas –sinceras o forzadas--  de los primeros momentos han sido substituidas por las muecas y el abordaje de los escuadristas: «Apreteu, apreteu», les conminó el nieto político de los Dencàs y cía.

En Vic, la ciudad de los Santos, ha reaparecido la bandera negra. La que no se rinde. (Oiga, hagan la prueba; pongan un fajo de billetes en las manos de los escuadristas y verán cómo  se cambian las tornas: de la Cançó d´amor i de guerra pasarán a cantar Montañas nevadas).

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», enseña don Venancio Sacristán.

domingo, 24 de enero de 2021

El PSC y los Comunes

Aunque vivimos en permanentes procesos electorales, ayer se pusieron las tiendas de campaña de las autonómicas catalanas, se celebren éstas cuando se celebren. Pedro Sánchez y Pablo Casado vinieron ayer a  Barcelona y, metafóricamente dieron el pistoletazo de salida. El primero intentará que las campanas repiquen en honor de Salvador Illa; el segundo será una resignada ayuda a mantener a su partido en su permanente irrelevancia.

De momento me vienen a la cabeza dos consideraciones de interés.

1.--- Alguien ha dicho: «La semana que viene empezará la campaña electoral, me gustaría que el PSC y los Comunes no se equivoquen de adversario». Es la voz de Daniel Martín, natural de Izavieja allá en los granadinos Montes Orientales y anclado desde larguísimos años en Sant Vicenç dels Horts. Encofrador de materiales y de la palabra. Sindicalista de alto coturno. Lo que ha dicho es el rescoldo de la cultura unitaria de Comisiones Obreras de Cataluña.

De tan sabias palabras yo saco estas conclusiones: ambas formaciones de izquierda deben recordar que, cuando se han tirado los trastos a la cabeza, han perdido por igual. Más todavía, que en las grandes ocasiones unitarias se ha producido un incremento de la participación. Es ahí –justamente ahí--  en el pozanco de la abstención donde está el gran almacén de votos para socialistas y comunes.

La lúcida advertencia de Daniel Martín adquiere mayor envergadura ante el interesado zafarrancho que están organizando las derechas (Waterloo con sus cuñaos del Partido Popular), los epicenos de Esquerra Republicana de Catalunya y los joaquinitas de la CUP.

2.--- La segunda consideración es la acelerada degradación de ERC, uno de los partidos más confusos de Europa. Creció cuando exhibió su autonomía con relación a Waterloo; ahora, con la ropa interior húmeda por el efecto Illa, se encabrita y parece volver a sus momentos más descabellados. Hasta tal punto que Aragonès –la grafía de su acento es de nuevo cuño--  ha metido estúpidamente el remo en el corvejón de su ignorancia.

Ese caballerete ha afeado a Salvador Illa que, siendo ministro de España, se presente a las elecciones autonómicas catalanas. Aragonès –repetimos que esa grafía es sobrevenida--  ha ignorado u ocultado que Lluis Companys dimitió de dputado del Parlament de Catalunya para ser ministro de la República y posteriormente ser presidente de la Generalitat. Puede ser que lo ignorara, pues no me cabe la menor duda que su abuelo no se lo enseñara. Su abuelo, sin embargo, ponía el acento mirando para Levante.

Conclusión: los políticos deberían aprender a no dar carnaza con sus ignorantes atrevimientos porque cada renuncio es susceptible de que te sequen los colores.

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», invitaba a considerar don Venancio Sacristán.  

 

sábado, 23 de enero de 2021

«España nos mata»


 

Parece que la cosa electoral del 14 de Febrero está firme tras las dos resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. No lo veo yo tan claro. Todavía falta la decisión definitiva de dicho tribunal. Pero en cualquier caso, Marius Carol en La Vanguardia de hoy nos dice: «lo desconcertante de la situación es que el TSJC se haya dado para decidir sobre el 14—F hasta seis días antes de la votación». Lo han leído perfectamente: seis días antes del 14 de Febrero –la fecha que todavía mantiene el tribunal— sus señorías dirán definitivamente el qué. No me parece la mejor decisión. Solamente delante de mi abogado diré qué es lo que pienso sobre ese particular.

En apariencia –sólo en apariencia— ha caído sobre Catalunya una maldición bíblica. Pero Shakespeare ya nos advirtió en su día que no hay nada escrito en las estrellas, todo lo escribimos nosotros. Y, en efecto, en ese nosotros genérico recae, aunque de forma desigual, la responsabilidad del desastroso momento que atraviesa Cataluña. Un servidor viene defendiendo la tesis de la decadencia política y económica de Cataluña, pero Joan Coscubiela afirma que es una decadencia que recorre toda la sociedad. No me gustaría que tuviera razón, pero lo cierto es que su opinión se va acercando más a la realidad que la mía.

Lo que sí se ha empezado a observar es el reparto articulado de papeles entre el independentismo político y sus franquicias sociales («prietas las filas, recias, marciales» las escuadras de la ANC y los profetas desarmados del Omnium): los primeros agitando la conspiración contra Cataluña y exhibiendo la deslegitimación de la Justicia; los segundos propalando el miedo y llamando a la insumisión de los miembros de las mesas electorales. Un ejemplo: Xavier Sala i Martín –economista de las encomiendas neoliberales, hombre de mil chaquetas, siempre adosado al abrevadero de Tv3--  arrecia durante estos días, almogávar de espardenya, con el grito de «Espanya ens mata».

Darle la vuelta a esta situación es cosa de mucho tiempo. Dio cane.

 

Post scriptum.---  Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».

viernes, 22 de enero de 2021

Contagios trumpistas en Waterloo


Las alarmas han saltado en los chambaos del independentismo catalán. Nervios al por mayor y detall. El «efecto Illa» con uno u otro diapasón está desquiciando al governet y a las fuerzas que le apoyan. A ello se le añade ahora los dos últimos elementos: por segunda vez el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya desestima el decreto –la mandanga, que nosotros decimos— que anulaba la fecha electoral del 14 de Febrero; y el conseller, que se encargaba de la preparación de las elecciones, ha sido inhabilitado por desobediencia.

Con todo, los niveles de pánico han subido tras la aparición de la encuesta del CIS. Lo más sangrante –me apresuro a significar--  es que no aparece mayoría del independentismo. Claro, son solamente encuestas, pero lo cierto es que el independentismo «té els meats al ventre». Ahora bien, a tenor de la reacción de Waterloo y ERC podemos sospechar que ellos tienen encuestas propias todavía menos esperanzadoras para sus intereses. Desde el priorato de ERC se pone de chupa de dómine a la justicia, con tan mal tino –entrando en una deriva deslegitimadora-- que le ponen las cosas rematadamente mal a quien puede concederles el indulto. Y desde Waterloo se pasa a un nuevo paradigma al que se debe prestar atención.

El director de comunicación de Waterloo, Pere Martí Colom, explica que hay una «operación de Estado en marcha para desplazar  al independentismo de la centralidad política», forzando una victoria electoral del 14 de Febrero. Por tuiter, no faltaba más. Tiene todas las trazas de seguir los pasos de la «Escuela Trump»: primero, una insinuación; segundo, puesta en marcha de la manivela para propalarla; y finalmente –cual el aria de  La Calunnia del Barbero de Sevilla--  se produce il colpo di canone como colofón del infundio. La peste, la peste trumpista. O sea, la conspiración contra el independentismo. Así empezaron en Alemania y sus alrededores con lo de los Sabios de Sión. Y desde el Pardo constantemente se arremetía contra «el comunismo y la masonería».

De todas formas, se entiende la irascibilidad de este adjunto a Waterloo: fue él mismo quien, al minuto de la aparición  del decreto por el que se anulaba la fecha electoral, tuiteó jubiloso: «Así tendremos más tiempo para ganar cómodamente las elecciones».

Ojo, no le pierdan el ojo a las excusas que se sacará Waterloo: de momento ha ensayado la truculencia de la conspiración, el ´enemigo exterior´. Que en ese caso serían «los de regadío». Error, incluso para sus intereses. Porque les están diciendo a la feligresía que contra el enemigo no se puede nada.

Es posible que, como escribe Quim González, ensayen otro recurso: «Como hay pocas cosas que hacer en estos tiempos de confinamientos, voy a jugar a adivinar el futuro. Estoy convencido que en el supuesto que se mantenga el 14F la ANC, junto a los medios de comunicación afines, empezará una campaña soterrada de INSUMISIÓN para que las personas designadas a formar parte de las mesas electorales “anuncien su renuncia por miedo a contaminarse”.  Se aceptan apuestas. Y así empezaría la campaña, que faltaba, la del miedo».

Acabo este ejercicio de redacción con una propuesta: con la idea de ayudar al avance de la ciencia psiquiátrica sugiero que, en el historial clínico de los pacientes, se incorporen los tuiters que haya emitido, recuperando incluso los borrados.   

 

Post scriptum.---  Saber qué condiciones se requieren para que un número sea divisible por 11 no es sobrero, pero conocer que «lo primero es antes» es fundamental. Lo recordaba don Venancio Sacristán.   

jueves, 21 de enero de 2021

El consejero murciano, un aprovechategui


 

El escándalo de Murcia ha colmado el vaso de la obscenidad política. El consejero de Sanidad (del Partido Popular) y algunos de sus allegados, aprovechando que el Segura riega la huerta, se vacuna contra el covid sin respetar los debidos protocolos. No es el único aprovechategui de esta historia. Casi todos los partidos tienen un garbanzo negro que ha hecho tres cuartos de lo mismo. El consejero de Sanidad tuvo finalmente que dimitir; se lo exigía Ciudadanos, que se mantuvo firme hasta el final. Lo celebramos, aunque echamos de menos que la firmeza murciana de este partido no tenga su igual en otras comunidades de mayor peso político. Con todo, el aprovechategui ha sido despedido por el presidente de la Región con todos los honores. Los de Casado son ansí.  

1.--- Tengo para mí que la España de las Autonomías se ha convertido en algo así como el Corral de la Pacheca: caos, confusión, barullo. Vamos al grano: ¿Tiene sentido que cada comunidad autónoma tenga su propio protocolo de vacunación? Tendría sentido si el virus fuera un sujeto lo suficientemente respetuoso con los artificios de las leyes y se atuviera a las pejiguerías de las baronías, merinazgos y encomenderos. Pero no consta que sea así. El virus, amoralmente, va a la suya.  

Sostengo que un protocolo único de vacunación es más eficaz que diecisiete ocurrencias protocolarias. Es más eficaz porque el combate contra el virus es más ordenado. Y, además, ese protocolo único es más equitativo, porque todos los colectivos en todo el territorio español tienen asegurada la igualdad de tratamiento.

2.--- Sólo la estupidez política se confronta con este planteamiento que nos parece cartesiano. Más todavía, la autonomía de campanario es el desorden sanitario, el caos administrativo y –por encima de todo ello--  una fábrica de construir argucias a mayor gloria de los reyezuelos de Taifa.

Sólo nos falta la reedición del cantón de Cartagena, que en aquellos viejos tiempos declaró la guerra a una ´potencia extranjera´, o sea: a Alicante.

 

Post scriptum.---  «Lo primero es antes», recordaba en la plaza de Chinchón don Venancio Sacristán.

miércoles, 20 de enero de 2021

Cataluña: Anda jaleo, jaleo; ya comenzó el alboroto y ahora empieza el tiroteo


 

 

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha anulado el decreto del gobierno autonómico que posponía las elecciones del 14 de Febrero ad calendas graecas. Se trata de una decisión impecable, según afirman autorizados juristas. Por otra parte, fíjense en un detalle no menor: desde el independentismo nadie ha impugnado el decreto pretextando disparates jurídicos; tan sólo han manoseado el socorrido victimismo con la estrambótica acusación de que es, más o menos, «un 155 encubierto». El léxico político del independentismo catalán es harto limitado.

Atención a la novedad: la musa del independentismo, Pilarísima Rahola, ha sorprendido a sus parroquianos con su artículo de hoy en La Vanguardia, “Tiro en el pie” (1). La irascible señora arranca su escrito de esta manera: «No participo del relato victimista que se ha activado al conocer la medida provisional del TSJC que paraliza el decreto de aplazamiento electoral». Y, además, califica el decreto de «chapuza».

Las cosas claras: a) Rahola no contesta el ´aplazamiento´ sino la chapuza del decreto, y b) el artículo ha de leerse en clave de un cogotazo al vicepresidente Aragonès. Por lo que excúsenme la falta de educación del ´yo ya lo dije hace dos días´. Waterloo –escribí aquí mismo--  le endosará las responsabilidades, si las cosas vienen mal dadas, a los de Esquerra Republicana de Catalunya. De hecho, son ya varios diputados, afectos al hombre que «está jodido en Waterloo», los que han empezado a disparar contra ERC. Lo dijimos.

Ahora bien, vamos a aclarar las cosas: el decreto está siendo tildado de chapuza desde diversos ángulos de la política, los abrevaderos mediáticos y las barberías unisex. Pero es que no podían hacer otra cosa, si es que querían aplazar las elecciones y, así –como dijeron voces autorizadas de Waterloo--  ganar tiempo para ganarlas cómodamente. Hicieron así el decreto, a sabiendas de que era un adefesio. Y si cuela, cuela. Ya les amenazaremos con la pandemia, pensaron.  

Desde el governet, en efecto, ya han aparecido las voces que achacan a los socialistas que han judicializado la política al presentar el recurso. A ese corral se han sumado algunos exponentes del coro del canguelo, esto es la agrupación de agraviados por el «efecto Salvador Illa». Pero resulta que quien ha recurrido es una asociación de la sociedad civil y un particular, un ex agente de los Mossos de l´Esquadra, llamado Josep Asensio Serqueda, conocido en el Cuerpo por sus rifirrafes con el mando. De manera que el independentismo político tiene el miedo pegado al cuerpo: le agarrota las entendederas y le trastorna peristálticamente los intestinos.

Un gobierno tranquilo hubiera hecho las cosas de otra manera. Por ejemplo, convocar una mesa de partidos políticos, exponer la situación de objetivas dificultades para realizar las elecciones,  y –despacico y buena letra --  consensuar lo más apropiado. Esta es una condición necesaria, aunque no suficiente. No es suficiente, porque el derecho al voto es personal e intransferible. Pero ya se habría dado un paso importante. Pero no: Waterloo, recuperando viejas tradiciones carlistonas, gritó «¡A por ellos, que son de regadío»! Y con el trabuco del general Cabrera se disparó al pie.

Con lo que podemos sacar una conclusión provisional: el tándem Waterloo – ERC o bien se pasa la legalidad por el forro de sus leotardos o bien es la suma expresión de una inepcia que jamás han visto los siglos pasados y presentes.

Por todo ello, oigo desde mi ventaja la vieja canción de la Vega de Granada, que García Lorca hizo mundial: «Anda jaleo, jaleo; ya comenzó el alboroto y ahora empieza el tiroteo»

 

1)            https://www.lavanguardia.com/opinion/20210120/6185548/tiro-pie.html

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán nos dejó dicho, entre otras cosas, que «Lo primero es antes».


martes, 19 de enero de 2021

La mandanga catalana, el acné juvenil y el golpe: cavilaciones desde nuestro molino


 

 

Nota editorial.--- Publicamos una colaboración un tanto insólita. Sus autores, que firman con el antifaz de Mano de Mortero, son los corresponsables de este blog en Brácana, Tocón y Alomartes. Partimos de que la caridad es una virtud teologal (Metiendo bulla)  

 

Por Mano de Mortero

 

En los tiempos de pleno o semi confinamiento  que corren cada uno puede elegir el lugar, real o imaginario, desde donde escribir. Hace meses, un grupo de recalcitrantes clandestinos decidió hacerlo desde un desierto situado en una geografía que entre la Edad Media y el siglo XIX era conocida por los europeos como Tartaria, una gran extensión de tierra entre Siberia y  Manchuria, ocasionalmente el Tibet, poblada por diferentes pueblos*. No hay razón de peso para achacar a los tres tártaros excentricidad alguna; de hecho se refugiaron becquerianamente ´en el salón del ángulo oscuro´ por la misma razón que el siglo XXI, según dicen algunos, es el “Siglo Chino” como el XX lo fue “Americano”      -cuestión que está por ver, quien pueda verlo, claro-- o por el mismo motivo que el juego de espejos iniciado con la Pandemia 3.0 ha ofrecido por momentos una imagen de Europa de contornos tártaros, despejada de manera inestable hoy.   Sin embargo, el eco de las danzas tartáricas en su versión hispánica ha continuado y no parece dar respiro. Da igual que azote el Virus como que se presente Filomena barriendo la Península con nieve y con hielo. Lo uno y lo otro con sus trágicas señas de duelo.

Las cifras de muertos son la letra que poco importa a la música de la derecha española. Contra el consenso, lema y estandarte, en una cruzada que no cesa de denuncia del mal moscovita, aunque Moscú se haya disfrazado de Vox para no infundir sospechas.  Por lo demás, nos maliciamos que, dentro de poco, las irascibles derechas aprovecharán «el golpe» para echarle la culpa a un tierno infante, Pedro Sánchez –nueve añitos recién cumplidos--, de ser el inspirador intelectual de la tejerada. Pero no adelantemos situaciones.

El gobiernillo catalán, que algunos han bautizado como el governet, aquejado de fuertes ataques peristálticos se ha metido en un considerable berenjenal. Comoquiera que no le salen los números ni a los de Waterloo ni a la Abadía de Junqueras han tirado por la calle de en medio y, aplicando la quirúrgica caballuna, suspenden sine die las elecciones que en principio están convocadas para el fastosísimo día de los enamorados. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha dejado de momento sin efecto la mandanga. No les cansaremos meneando el asunto, pues aquí al contrario de la «merda de la muntanya» si esto se menea el ambiente se vuelve tóxico. Pestosamente tóxico. Como tampoco insistiremos en las declaraciones de P. Iglesias acerca de los exiliados republicanos y su semejanza con el fugitivo de Waterloo. Para nosotros –discípulos de aquellos tártaros famosos del primer confinamiento— el debate se ha cerrado, porque no queremos avergonzarnos más de lo debido de que un ciego guíe a un grupo de locos.     

Dentro de poco se van a cumplir 40 años de ese acontecimiento que marcó la historia de España, el fracasado golpe de estado del 23 de febrero de 1981. Sobre este asunto hace unos años se suscitó interés a partir de la particular “novela” de Javier Cercas, Anatomía de un instante (2009), sugerente pero a la que le faltó tener una información más amplia sobre las respuestas ante el golpe[1]. A esta siguió un producto de diferente signo y formato, el falso documental sobre el 23-F, la "Operación Palace" de Jordi Évole, que en 2014 arrasó en las redes sociales con opiniones a favor y contra. Otro momento, otro contexto, sin duda. Vamos a ver qué uso del pasado se va hacer con el yugo y las flechas de estos cruzados de hoy, de los influencers de la nostalgia de las corralas mediáticas que van empujando a la “Gran irritación”. Estamos expectantes, con o sin razón, ante el desafío que representa integrar aquel nefasto acontecimiento en la “Gran irritación” de esta troupe. Camino, mucho nos lo tememos, del gran nihilismo.

Con o sin razón, estamos a la espera de ver cómo las voces “subestatales”, en particular en la Cataluña declinante de hoy, se enfrentan a la fecha del 23-F para seguir insuflando el discurso post procesista. También nos suscita curiosidad, tal vez con más motivo en este caso, el modo de “conmemoración” que decidirán todos aquellos que han venido echando mano del espantajo del “Régimen del 78”, ese constructo disfrazado de categoría huera –de bolero cacofónico-- para analizar y comprender el itinerario histórico de la democracia española, como sabemos ya, con nulos resultados. Vamos a ver, si la izquierda es capaz de valorar de manera adecuada y crítica el significado de la superación aquel golpe, hasta cierto punto estrafalario, pero sólo hasta cierto punto, retransmitido de manera fragmentaria y accidental  por RTVE.

         En todo caso, sería útil que no hubiera ni “conmemoración” ni rápida mención para “cubrir el expediente”. En tiempos de populismos –de todos los populismos que finalmente confluyen en uno sólo-- conviene preguntarse sobre el significado de aquellos acontecimientos que hace cuarenta años mostraron la fragilidad de la democracia, que no es un lugar al que se llega sino un lugar al que se va, que nunca está totalmente construida, sino que está en permanente construcción por las reformas necesarias ante el peligro de transformarse en caserones deshabitados o bien en palacios o capitoles de invierno amenazados por la oclocracia (el gobierno del gentío) de la que ya nos habló Polibio hace unos cuantos siglos en su pragmática historia.

 

·         https://desiertodelostartaros.com/

 



[1]    http://lopezbulla.blogspot.com/2009/04/anatomia-de-un-instante-de-comisiones.html

lunes, 18 de enero de 2021

Argelés-sur-Mer no es Waterloo, sr. Iglesias


 

El vicepresidente Iglesias ha metido el remo hasta el corvejón. No ha sido sobre algo irrelevante.  Pero, como intentaré explicar más adelante, no se trata de un error sino de una opción política de cierto relieve.

Oímos sus declaraciones y no dábamos crédito aunque, a decir verdad, no es la primera vez que no dábamos crédito a sus palabras. Iglesias equipara el exilio de los republicanos españoles con los sucedidos de Carles Puigdemont. Se trata, a mi entender, de una comparación históricamente grotesca, políticamente aberrante y muy dolorosa en el terreno personal. Decididamente, no: Argelés-sur-Mer no es Waterloo ni se le parece en esencia, presencia y potencia.

Pero el vicepresidente cree tener motivos para lanzar un juicio tan temerario. Lo primero: ¿a quién favorecen esas declaraciones? Sin lugar a dudas al hombre de Waterloo, que estando en unos momentos que poco le favorecen, recibe una ayuda tan significativa del principal dirigente de Unidas—Podemos, un partido que está en el gobierno. Lo segundo: si el principal favorecido es Puigdemont parece evidente que el primer perjudicado es quien encabece definitivamente la lista electoral de Esquerra.  Si Iglesias ha querido perjudicar conscientemente a Esquerra es algo que sólo él lo sabe. Pero es inobjetable que: 1) el guiño a Puigdemont es notorio, y 2) en consecuencia, velis nolis,  perjudica a ERC. Porque, al menos en este caso, sería precipitado decir que la aturrullada cabeza de Iglesias no ha caído en esos detalles. Es más, resulta sorprendente que Iglesias emita tan disparatado juicio cuando Waterloo es también, y no menor, responsable de la martingala de la eliminación del 14 de Febrero como fecha electoral.

No seré yo quien, aprovechando que Argelés no es Waterloo, niegue el compromiso de Iglesias con la memoria democrática. Pero es claro que el carácter que de ella tiene el vicepresidente es sumamente, dicho caritativamente, muy chocante.

Iglesias, por usted doblan las campanas.

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes», una asignatura que debería estar en primero de Politológicas.

ERC: la burra otra vez de vuelta al trigo


 

Esquerra Republicana de Catalunya, uno de los partidos más confusos de Europa, vuelve a sus tradicionales andadas. Por lo que se ve estaba incómoda con el papel que se le había atribuido de pragmatismo y moderación. Añoraba posiblemente sus extremistas meandros –anteriores  a su viaje en el camino de Damasco-- y, una vez más, está con la vuelta de la burra al trigo.

O se había exagerado el giro de ERC al seny o el partido, auténtico almacén de desbarajustes, vuelve al caos del otoño de 2017. Con un meandro de lo más característico en su historial: la subordinación, en lo más decisivo, a la política de la derecha independentista.

La irrupción de la candidatura de Salvador Illa ha generado un considerable pánico a los de Junqueras. Con toda seguridad han considerado la posibilidad –hasta ahora difícil, pero no improbable--  de que el candidato socialista les sobrepasara electoralmente. Por otra parte, no somos pocos los que consideramos que a este Junqueras no le entusiasma que el joven Pere Aragonès encabece la candidatura y, según su hipótesis, pueda convertirse en presidente de la Generalitat. Eso representaría que el actual vicepresidente se consolidaría y taparía definitivamente a Junqueras como candidato a la más alta magistratura catalana. Ambas hipótesis no son contradictorias entre sí, más todavía: de hecho son complementarias. 

En otro orden de cosas, Waterloo necesitaba más tiempo –mucho más tiempo--  para levantar el vuelo, después del par de garapullos que le ha puesto la Junta Electoral Central con relación a los derechos electorales. Y comoquiera que Junqueras no podía ser candidato para el 14 F, por no haber sido indultado todavía, también le interesaba retrasar la fecha todo lo que se pudiera. La lucha por la hegemonía del independentismo es compatible con momentos de tregua y la pugna por ganar las elecciones no impide que se produzcan cambalaches si ello favorece a ambos. Ambos partidos acuerdan la martingala. Jugada maestra de Waterloo: consigue responsabilizar a Pere Aragonès, que es el que firma el dislate jurídico de la suspensión de la fecha electoral si las cosas van mal, al tiempo que consigue que diversos partidos de motu proprio se hayan apuntado al «coro del canguelo», según la feliz expresión de Lluis Rabell.  En todos los partidos era muy relevante la adhesión que provoca Illa como candidato. Movimientos peristálticos en los partidos del coro. 

Disparate jurídico –léase decisión ilegal por parte del governet catalán— como argumentábamos ayer en “Elecciones catalanas suspendidas: un dislate”, que podría costarle muy caro a Pere Aragonès, en favor de Waterloo. Pero en realidad, más que decisión ilegal se trata de una transgresión de la legalidad, un hábito al que no son extraños tanto Waterloo como, en el 2017, aquella ERC que acusaba a Puigdemont de Judas Iscariote.  De ahí que la madre del cordero no está en la celebración o no de las elecciones el día 14 de F en función de la gravedad de la pandemia. El problema está en la transgresión de la legalidad, a sabiendas y queriendas, por parte del governet.  Y, de ahí, en el qué hacer contra ello. Más todavía, de lo que se haga –o no se haga— se favorecerá la abstención, cuando se hagan las elecciones.

El governet no tiene a nadie, hasta el momento, que haya justificado su transgresión.  No cuentan quienes lanzan regüeldos por tuiter afirmando que quienes están en contra del ´aplazamiento´ electoral les importa un comino la salud pública. De momento, ningún apoyo hemos visto.

Francesc—Marc Álvaro, experto en meandros, no se atreve a entrar en el fondo del problema y con técnica cuasi filibustera nos dice: «A una gran mayoría le es absolutamente indiferente la fecha de las elecciones al Parlament de Catalunya». (Hoy en La Vanguardia). Oiga, ese no es el problema: el problema es si importa o no la transgresión de la legalidad. Sorprendentemente ha sido el irascible filósofo Bernat Dedéu quien, abandonando su facundia anti española, califica la decisión del governet como «política nauseabunda» (1).  Podría ser que los filósofos tuvieran bula para, desparpajadamente, pasar del caño al coro y del coro al caño. 

Una corazonada: el coro del canguelo podría contribuir con su inacción frente y contra el decreto a que el vestiglo de Vox diera un descomunal estirón. Por lo que abro el archivo de mis recuerdos y me parece oír a Fabián Estapé: «Me dice usted que ya hemos tocado fondo. No se preocupe todavía se puede escarbar». Personaje irrepetible el profesor Estapé. En la primera rueda de prensa que dimos CC.OO. en la legalidad se presentó con cinco pegatinas del sindicato en las solapas de la chaqueta. Estapé en la foto de arriba.

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».  

            1)   https://www.elnacional.cat/ca/opinio/bernat-dedeu-volem-votar_574248_102.html?fbclid=IwAR25vJpnybHERSNTgNiSBB3Qv1_Dsn47XbTSOOg6uUloflo4f7Ijpnn5o-Y