Algunos
diarios europeos de innegable influencia han publicado diversos artículos sobre
la situación española y, muy especialmente, sobre las dificultades que tenemos
aquí para abordar la lucha contra la pandemia. Podríamos contestarles aquello
de «de te fabula narratur» --o sea, y vosotros ¿qué?--, pero sería poco
elegante. Sin embargo, queremos enviarles un consejo gratis: prudencia, porque
el virus parece tener un comportamiento que un profano calificaría de
´caprichoso´: lo mismo que ataca por aquí lo puede hacer por allá.
Con
todo lo que sorprende extremadamente es la crónica del Frankfurter
Allgemeine Zeitung
(FAZ) del pasado miércoles: «La
segunda ola del coronavirus pone de manifiesto el fracaso del Estado. No hay
consenso alguno entre los partidos». Ignorancia a capazos. La segunda parte,
que es verdad, no guarda relación con el «fracaso del Estado», que es mentira.
Con más osado atrevimiento, con cara de perdonavidas, un cierto economista del
mismo rotativo, Frieddich
Leopold Sell, se pregunta si «España es un Estado fallido. Todavía no,
pero no le falta mucho». Pero no sustenta con argumentos su temeraria
afirmación. Lo que es harto sospechoso en un académico.
La
pregunta es: ¿por qué el rotativo alemán tira por la vía del tremendismo?
Respuesta porque, al igual que el Der Spiegel, es la expresión del amarillismo. Pero hay
algo más substancioso. Herr doktor
Sell ha escrito que no se le pueden
entregar a España 140.000 millones de euros para superar la pandemia y la crisis,
por lo que debieran ser el FMI y el Banco Mundial quienes deberían gestionar
esos fondos. Es un argumento muy familiar a lo que dicen los economistas
llamados frugales.
No
es única y principalmente amarillismo periodístico. Es la línea editorial del
FAZ, que está a la derecha de Gary
Cooper que, a su vez, se dijo que estaba a la derecha de Gengis Kan. El FAZ que ha
recogido el eructo de Vox que afirmó que España es un Estado fallido.
Si
herr Sell viniera a España de vacaciones y en los puertos de Cabra tuviera un
accidente de coche, no tardaría ni cinco minutos en llegar una ambulancia,
ponerle un collarcico en el gaznate, llevarlo a Urgencias y en un par de días
darle el alta.
Todos
estos datos los hemos tomado del artículo de Xavier Mas de Xaxàs, en La Vanguardia de hoy. Lo
chocante es que este caballero –generalmente un opinante-- hoy se limita a recoger lo que dicen los
demás y no dice ni pio. El notario
Mas de Xaxàs. Como igualmente sorprendente es que este Xaxàs sólo tenga como
referencia de las publicaciones europeas a los medios amarillos y de la derecha
más rancia. Ni un diario de centro que llevarse a la boca.
Post
scriptum.--- Si don Venancio Sacristán hubiera
emigrado a Alemania, el FAZ hubiera sabido que «lo primero es antes».
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