viernes, 29 de julio de 2016

Demagogia demoscópica





Escribe Doménec Benet*



El movimiento separatista catalán ha destacado por su gran habilidad en poner en circulación eufemismos que disimulan y suavizan su propuesta secesionista (derecho a decidir por derecho de autodeterminación, independencia o soberanía por separación, …) y por el uso espúreo de la demoscopia.

Se les ha de reconocer cierto mérito por haber logrado que haya calado en un amplio espectro social y político, la idea de que el 80% de catalanes están a favor del eufemístico derecho a decidir. No quiero entrar aquí en el uso oportunista que algunos partidos (algunos, por cierto, que por su origen y su pretendida nueva forma de hacer política, se les presuponía mayor seriedad en sus propuestas) han hecho del término, sólo resaltar que esta idea se basa en una manipulación de los resultados de algunas encuestas.

Estoy seguro de que en más de una encuesta más de un 80% de ciudadanos de Catalunya han respondido que sí cuando se les ha preguntados si querían decidir sobre las cosas que les afectaban. Faltaría más. Como dijo el profesor Morente, lo extraño es que un 20% quiera que sean otros los que decidan. No hace falta profundizar mucho para darse cuenta de que la trampa está en la pregunta, ya que si lo que pretendemos es establecer cómo se deben tomar las decisiones en un sistema político democrático, no se trata de discutir quien tiene derecho a decidir, que lo tiene cualquier ciudadano afectado por lo que se vaya a decidir, sino cuándo, cómo y con quien se va decidir. Pero esto ya es demasiado complejo y nos fastidia el eslogan facilón del 80%.

Todo esto viene a cuento por la última hazaña del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), organismo dependiente del Departament de Presidència de la Generalitat de Catalunya, que acaba de dar a luz el Baròmetre d’Opinió Política. 2ª onada 2016.

Sus frutos:

“Aumenta el sí a la independencia, según el CEO” (Portada de La Vanguardia del 23/7/16).
“Los partidarios de la independencia superan a quienes la rechazan” (Titular página 16, La Vanguardia del 23/7/16).
“El sí a la independencia supera al no en Cataluña”. (Titular página 17, El País edición nacional del 23/7/16).
“El 26J da aire al independentismo” (Titular página 1 del suplemento Cataluña, El País edición Cataluña).
“… Mientras el CEO dice que los partidarios de un Estado catalán superan en cinco puntos a quienes desean seguir en España y el independentismo crece este año a la velocidad de un punto mensual,…” (Fernando Ónega, La Vanguardia, 23/7/16).
“…, ni siquiera cuando el sí al Estado independiente aventaja al no.” (Kepa Aulestia, la Vanguardia, 26/7/16)

Si esto es lo que destacan medios tibios como La Vanguardia o claramente contrarios como El País, y comentaristas poco proclives al separatismo cómo Ónega y Aulestia, nos podemos imaginar (prefiero no comprobarlo) el uso que habrán hecho de estos datos la prensa y medios de comunicación del movimiento. Un balón de oxígeno, ahora que el aire empezaba a faltar, para subir la cuesta del próximo 11 de setiembre.

El problema es que todos estos titulares y todos los que se habrán publicado por ahí se basan en unos datos manipulados que nunca deberían dar pie a los titulares antes citados.

Supongo que expertos en demoscopia y estudiosos de las ciencias sociales podrían hacer un análisis más profundo y una disección más certera de este barómetro. Un servidor, que no soy ni una cosa ni la otra pero que he leído algo sobre el tema, he encontrado tres líneas que reflejan, según mi saber y entender, la tendenciosidad de la cosa: el propio cuestionario, la presentación de los datos  y el sesgo de la muestra.

Respecto al cuestionario. Sería excesivo detallar todas y cada una de las preguntas que anteceden a la pregunta clave, “P31. I més concretament, “Vol que Catalunya sigui un Estat independent”?”, pero si algún lector tiene la paciencia de leerse el cuestionario (http://www.ceo.gencat.cat/ceop/AppJava/pages/home/fitxaEstudi.html?colId=5868&lastTitle=Bar%F2metre+d%27Opini%F3+Pol%EDtica.+2a+onada+2016) podrá observar una sucesión de preguntas relativas a la valoración de la situación política y económica, siempre diferenciando entre Cataluña y España, seguidas de otras relativas a las relaciones entre Cataluña y España y de otras relativas a donde se han de tomar las decisiones. Todo un camino que, a mi entender, predispone la respuesta al punto clave.

Pero de todas ellas, si hay una que encuentro escandalosa y perversa es la P52 (que, por cierto, se inserta después de la P12 y, por tanto, antes de la P31) que dice textualmente:

P52. Amb quina frase se sent més identificat/ada?
1.      Soc un/a català/ana que viu a Catalunya.
2.      Soc un/a català/ana que viu a Espanya
3.      Soc un/a espanyol/a que viu a Catalunya
4.      Soc un/a espanyol/a que viu a Espanya
5.      Cap de les anteriors/una altra.
98.  No ho sap
99.  No contesta

Toma ya! Queda excluido ser español y catalán y vivir en una Cataluña dentro de España.

Respecto a la presentación de los datos. En el dossier de prensa y, seguramente por ello, en la mayoría de reseñas de la prensa, se ofrece la evolución del resultado de la famosa P31 desde junio de 2015, con lo que el valor de 47,7 a favor de la independencia por 42,4 en contra, es con mucho el más favorable a las tesis separatistas. Lo que no se dice, ni se muestra, ni se apunta, es que entre junio del 2011 a noviembre de 2013, se había preguntado:

P39. I més concretament, si demà es fes un referèndum per decidir la independència de Catalunya, vostè què faria?

Con resultados a favor del sí que oscilaban entre un 42,9% en junio de 2011 a 54,7% en noviembre de 2013, habiendo llegado a un 57% en octubre de 2012. Los resultados a favor del no nunca superaron el 30%. En los barómetros de 2014 se suprimió la pregunta siendo sustituida por preguntas relativas a la cosa del 9N de 2014. Finalmente, el 2015 se reemprende pero con un formato lo suficientemente distinto cómo para justificar que no se ofrezca la serie histórica.

Es decir, un 47,7% a favor de la separación, sigue estando muy por debajo de los valores alcanzados durante el punto álgido del proceso, entre 2012 y 2013, cuando no bajaba del 50% y llegó a un 57%. Y esto es lo que no se dice.

En este sentido es mucho más clara la presentación del resultado de la pregunta 30, sobre qué debería ser Cataluña. En este caso sí se da la serie histórica, desde mayo de 2006, y donde se observa claramente la caída del separatismo después de la cosa del 9N de 2014. Esta información no la he visto reflejada en ningún medio.

Respecto al sesgo de la muestra. Éste es el aspecto clave para obtener unos resultados lo más cercanos posible a lo que piensa el conjunto de la sociedad. Seguro que conseguir una muestra representativa es muy difícil, pero para ello hay una serie de controles y preguntas que van determinado la idoneidad de los entrevistados. En este caso, tratándose de una encuesta de contenido político y que se empieza dos días después de unas elecciones y que una de las preguntas es por quien han votado en estas elecciones, parece obvio que la muestra debería ajustarse bastante a estos los resultados electorales.

Pues no. Según datos del propio barómetro (P40), la muestra tiene las siguientes desviaciones respecto a la realidad de las elecciones, repito, celebradas dos días antes:

En comú Podem: 20,5 en vez de 15,97, +4,53.
ERC: 18,3, en vez de 11,84, +6,46.
CDC: 9.7, en vez de 9,07, +0.63.
PSC: 11, en vez de 10,50, +0,50.
PP: 4,3, en vez de 6,71, -4,41
C’S: 5,7, en vez de 7,12, -1,42

Es decir, se han encuestado un 7,09% más de votantes de partidos separatistas, un 5,33% menos de votantes de partidos no separatistas y un 4,53% más de votantes de partidos que aún no lo saben.


Y todo este trabajo, para alcanzar un glorioso 47,7%, aún por debajo del 48 y pico de las elecciones plebiscitarias. Visto lo visto, llego a la conclusión de que el “procés debe de estar peor de lo que parece.


* Domènec Benet es librero de Calella de la Costa


jueves, 28 de julio de 2016

Cuando el reformismo y el radicalismo pueden ir de la mano en el sindicato




Gaetano Sateriale*

En su última entrada en “Il Diario del Lavoro”, Riccardo Sanna nos estimula a repensar algunos términos típicos del debate político y sindical (reformismo, progresismo, radicalismo, liberalismo…) a la luz del qué hacer antes de optar por lo estático de la pertenencia (1). Todo ello en muchos campos: sindical, económico e institucional. He intentado mirar esa “provocación” como si fuera un espejo haciendo algunas consideraciones,  y me doy cuenta que he  simplificado mucho los conceptos.

1.-- ¿Es posible ser simultáneamente reformista y radical? Creo que sí. Que es posible y, en cierta fase, indispensable, especialmente en una organización de parte como lo es el sindicato. Recuerdo, en apoyo de esta tesis, las primeras reestructuraciones industriales de los años ochenta, tal vez el único ejemplo, aunque controvertido, de política industrial del país. En aquellos entonces se abría en el sindicato una clara bifurcación: o ser un sujeto activo (de tutela del trabajo) en los procesos de reorganización de las fábricas y sectores, negociar y firmar acuerdos, incluso haciendo sacrificios («Cortes en la sangre viva del sindicato», según la expresión de Sergio Garavini, defendiendo sus razones) o situarse en la oposición y sufrir, sin mancharse las manos, las decisiones de las empresas. El sindicato optó en general por el “reformismo”, negoció cierres de empresas, millares de jubilaciones anticipadas y movilidad. En cualquier caso fueron acuerdos rápidos (una especie de reformismo pasivo) para testimoniar la presencia del sindicato en vez de su efectiva capacidad de tutela. En otros casos fueron acuerdos en los que el sindicato consiguió introducir, con la tenaza y radicalidad necesarias (y con muchas horas de huelgas y ocupaciones) gérmenes de innovación y mejora incluso en la gestión de la crisis: nuevas inversiones, mejoras retributivas y de la organización del trabajo. 

2.--  Sin duda, en la crisis más grave de la posguerra (social, económica, política, institucional, …) hubo necesidad de más innovación y más “reformismo”. No bastaba sólo con defenderse. Pero ser reformistas no significa que todas las “reformas”  estén bien. Si se empobrece el trabajo, único recurso estratégico en la globalización, se comete un grueso error de política económica y social que debe ser combatido de manera explícita y radical. Si tras haberlo hecho, el Gobierno descubre que en el país existe un “problema social” hay que pensar que aquella cultura de la que el gobierno se jacta cada día no merece el adjetivo de “reformista”.

Paralelamente, si en las reformas institucionales y constitucionales llevadas a cabo, la “certeza del resultado electoral” y la “gobernabilidad” se han conseguido a través de la reducción del poder legislativo en Roma y de los poderes ejecutivos de las Regiones y Ayuntamientos italianos, yo diría que la reforma, así entendida, se orienta hacia el pasado. Divide y no refuerza la relación entre ciudadanos y representación política, de un lado, y, de otro lado, la capacidad del gobierno sobre los procesos económicos reales. Son reformas que van contra los principios de la participación y subsidiariedad, y para ello es necesario movilizar con un reformismo más radical y coherente.  

3.--  ¿Necesita hoy el sindicato más “reformismo”? Pienso que en esta fase es necesario tener más “visión”, más proyecto, más innovación, incluso más “utopía”. Es necesario interrogarse hacia dónde va el mundo, cómo se está transformando el trabajo, y cómo el sindicato debería ser más eficaz representando (contractualmente) las nuevas exigencias del trabajo y de la sociedad. Y por ahí podremos imaginar y proyectar el sindicato del 2020. Estamos en los inicios de la discusión, esperemos que continúe y se enriquezca.


* Gaetano Sateriale es Coordinador del Piano del Lavoro de la CGIL.






miércoles, 27 de julio de 2016

Javier Pérez Andújar ha provocado las iras del ayatolazgo



«El gesto de Ada Colau de nombrar a Javier Pérez Andújar pregonero de la Mercè le honra. Le honra por varias razones. En primer lugar por tener el valor de elegir a alguien tan poco políticamente correcto, que ya sabemos lo que quiere decir esto en Cataluña. En segundo lugar por dar la voz a alguien que forma parte de los Otros catalanes, que también sabemos lo que quiere decir. Javier tiene méritos y gracia más que suficiente para hacerlo. Aquí va mi pequeño homenaje a Javier Pérez Andújar». Nos lo dice Luis Roca Jusmet en su cuenta de facebook. Y yo le contesto: «Al que me sumo desde ahora mismo».

Me imagino la cara de sorpresa del dandi. Y el rostro de cartón piedra del letraherido de Pedralbes. Y el fastidio de Convergència Junior. Y la mala leche de las altas instancias gubernamentales. Un consejo: tomen bicarbonato. Y en esas estamos cuando empiezan a sonar tambores del ayatolato llamando al boicot al pregón de la Mercé. «Este Pérez Andújar no es de los nuestros», clamarán echando espumarajos de ratafía de bidón. Lo cual es tan cierto como que ello es un elogio a la figura de nuestro autor.

Hoy mismo la ubícua Rahola, desde las páginas de La Vanguardia, ha tocado el cornetín de órdenes llamando al Séptimo de Caballería al trote cochinero contra Pérez Andújar que se atreve a poner en solfa lo que ella dice representar. Es el primer clarín, pronto se sumará el beguinato a galope tendido. Pero no saben que el autor es duro de pelar y  se pasará por los sobacos cualquier tipo de intimidación. No pocos estaremos al lado de Javier. 

Mientras tanto  llega el día del Pregón, sostengo –al igual que el viejo Pereira— que nosotros y ustedes podríamos disfrutar de la ya amplia literatura de Pérez Andújar. Esta es una idea que se me ha ocurrido a pesar de las calores rifeñas que, con mucha mala educación, nos envía ese pendejo del Sol. Les aseguro que con ello, la lectura de los libros de don Javier, la temperatura corporal les bajará unos cuantos grados. Lo he comprobado. 





martes, 26 de julio de 2016

De momios y mamandurrias de alto nivel



Mi amigo Daniel Martín, el primero a la izquierda.



No son pocos los políticos españoles que, tras dejar el cargo, cobran vitalicia y suculentamente en metálico con su correspondiente intendencia y disponen de otras importantes sinecuras. Es lo que recientemente mi amigo Manuel Zaguirre ha calificado de «geriátrico de oro». Me gustaría saber cuál es el origen de tales privilegios y su justificación política. Contrariamente, en otros países de nuestro entorno,  los mismos que aquí cobran tales gabelas, en ellos no cobrarían ni un duro. También me gustaría saber la razón de ello, y el por qué de la diferencia de unos a otros lugares. Debe haber una explicación sobre el particular, que sería conveniente aclarar a la ciudadanía.

Reflexionando a botasillas diría irreflexivamente que allá es cosa de la ética calvinista y aquí podría ser una inercia de tiempos pasados, no corregida aunque sí aumentada. Ahora bien, ¿eso lo explica todo? Vaya usted a saber. Sea como fuere, tengo para mí que en un comportamiento recto no tiene cabida tanta prebenda indiscriminada. Por lo que se debería pasar a su demolición y derribo.

Sorprende por lo demás que, hasta la presente (que yo sepa), nadie le ha metido mano al asunto. Es más, da la impresión que silenciosamente se entiende como una situación definitivamente dada. Lo que todavía es peor. Ni siquiera las llamadas fuerzas emergentes han tenido tiempo de caer en el detalle. Lo que indica que el regeneracionismo empieza a ser ya una chuchería del espíritu o una pipirrana sin aceite y vinagre.

Así pues, planteo que, educada o a la manera de Eróstrato, todas esas disposiciones de la gran mamandurria sean pasadas a cuchillo o por el fuego.       



lunes, 25 de julio de 2016

De pelotilleros y otras cuestiones



"He oído decir que en Tebas está en vigor una ley que ordena a los artistas, tanto a pintores como a escultores, retratar favorecidos a sus modelos. La ley impone como multa una cantidad de mil dracmas para quienes los hayan pintado o esculpido desfavorablemente".  Esta información se la debemos a Claudio Eliano, y ha llegado a nosotros a través del Café de Ocata, el blog de culto del profesor Gregorio Luri (1). Ya tenemos, por tanto, una primera pista para desconfiar del parecido de las esculturas y retratos con las consideradas, con razón o sin ella, grandes figuras de la Historia. Pues cabe colegir que de Tebas se extendió a otros lugares hasta quedar ya sentada con mayor o menor rigor.

Primera conclusión: estaría, pues, fundada nuestra suspicacia cuando observemos determinada musculatura en las estatuas de famosos condottieros en las ciudades italianas, incluso la del mismísimo Cosme de Medici en Florencia; y no digamos hasta qué punto nos vemos obligados a desconfiar de los retratos que le hicieron a Carlos, que fue primero en España y quinto en Alemania, y al resto de su parentela. Posiblemente podemos hacer una excepción con Goya, porque era imposible mejorar sus caras bobaliconas, irresolutas que ya anunciaban futuras maneras de los que les siguieron. O porque Goya era de armas tomar.

Habrán observado que la legislación tebana, referida por Claudio Eliano, nada dice de cómo deben comportarse los hombres de letras, incluida la cofradía de los filósofos. Con lo que cabe proponer algunas suposiciones: o bien ese personal ya estaba en el ajo y, por ello, no hacía falta llamarles la atención o bien era imposible coaccionarles con este u otros atropellos legeferendarios. En todo caso, siempre se podía recurrir al fondo de reptiles, que acuñó Bismarck que estaba hasta la cruz de sus calzones en su conflicto con los partidarios de los Hannover: «utilizaré su dinero para perseguir a estos reptiles hasta sus propias cuevas», dijo con acento prusiano. Así nació el formalmente término fondo de reptiles, pero con toda probabilidad la práctica ya venía de antañazo. Por ejemplo, no creo que el excelso Virgilio hubiera puesto tanto entusiasmo a hacerle la pelotilla a Augusto sin que mediara algún que otro reptil por medio. Que el gran Virgilio fuera divino no empece que tuviera necesidades humanas.

No así Dante, el Enviado de Virgilio en la Tierra. Me apuesto lo que sea que nunca recibió un chavo de nadie. Por la siguiente razón: en la Divina Comedia no deja títere con cabeza. Ni a los poderes económicos, que ya empezaban tímidamente a globalizarse; ni al Papa, a quien llamó educada y literalmente «cloaca»; ni a los güelfos, ni a sus amigos los gibelinos. Dante era mucho Dante.

Sabemos que hoy no rige la vieja ley tebana, aunque quedan algunos rescoldos. Por ejemplo, el antes citado fondo de reptiles. Que, aunque se declina en singular, en realidad es tan plural como las especies de los invertebrados. Ahí están, viendo pasar el tiempo, esas cohortes de comentaristas, tertulianos y paniaguados de toda laya. Me permito un paréntesis: nunca entenderé la inútil saña que contra ellos se vierte en las llamadas redes sociales. Porque cada vez que alguien mienta la madre del tertuliano éste ve incrementado su caché. Podemos intuir que el insultado contabiliza las invectivas que recibe, los presenta a su benefactor y éste le paga el porcentaje correspondiente. Sabemos, además que hay una escala directamente proporcional al insulto: por llamarle traidor la minuta es de un x por ciento; si se le endilga lo de hijo de puta la comisión es del y por ciento, sabiendo en este caso que y es mayor que x. Con lo que el tertuliano hace su agosto a cuenta de los irascibles comentarios. Se cierra el paréntesis. 




domingo, 24 de julio de 2016

Solana, Almunia y los antiguos griegos



«Cuenta Claudio Eliano que un ateniense llamado Trasilo vivió una singular forma de locura. Un día abandonó Atenas y se instaló en el Pireo. Estaba convencido de que todos los barcos que entraban y salían del puerto eran suyos y se dedicaba a anotar sus nombres y su carga. Cuando uno regresaba cargado de productos extranjeros, Trasilo era el más feliz de los atenienses. Pasó muchos años viviendo de esta manera, hasta que un hermano suyo llegó de Sicilia y viendo su estado, lo llevó a un médico que lo liberó de su mal. Pero Trasilo a menudo se acordaba de cuando había perdido la cordura y en estos momentos se lamentaba diciendo que nunca había sido tan feliz como cuando vivía en el Pireo registrando el tráfico marítimo». Debo ese sucedido a un post del filósofo de Ocata, don Gregorio Luri: La locura de Trasilo. El problema es que la ciencia --a pesar de que ha adelantado una barbaridad, según el famoso don Hilarión--  como no ha registrado dicha dolencia, no dispone de la terapia para o bien mitigarla o bien erradicarla. De manera que este post quiere llamar la atención del histórico olvido de los galenos y de la enseñanza en las Facultades de Medicina.

 Nada más leer dicho post me ha dado la impresión –sin que en ello tenga nada que ver el profesor Luri--  que el «mal de Trasilo» está extendido en ciertos ex dirigentes políticos que hay pasean su soledad firmando manifiestos para acollonar al que, dentro de su partido, tiene mando en plaza. Pongamos que hablo de esa comitiva de ex, liderada por Solana y Almunia, «gloria y flagelo» del PSOE. Quienes por prescripción facultativa no dejan de incordiar a don Pedro Sánchez.


sábado, 23 de julio de 2016

Ciudadanos y el borboneo



«La palabra borbonear no figura en el diccionario de la RAE. Pero se utilizó mucho en España durante un tiempo dilatado, sobre todo para definir el ventajismo, la falta de visión de largo plazo, el regate corto, la manipulación de voluntades que caracterizó el reinado de un pícaro llamado Alfonso XIII, que lo practicaba con el objeto de “dominar absolutamente la política española”, según la feliz concisión de Javier Moreno Luzón en su biografía del rey.» Son palabras de Jorge Martínez Reverte. Aclarado, pues.

Si ustedes leen El País de ayer tendrán cumplida noticia de que Albert Rivera ha desempolvado la substancia del borboneo invitando a Felipe Sexto a intervenir directamente en los asuntos de la política. Concretamente le pedirá nada menos que convenza al PSOE que se abstenga en la sesión de investidura de Mariano Rajoy. Lo que representa, además de una supina ignorancia de los estragos que produjo la técnica del borboneo, una descomunal imprudencia política. Primera conclusión: Rivera desconoce la historia de España y, relacionado con ello o no, es un imprudente de tomo y lomo.

Y algo más: ¿cabe este caballero en la vega de los reformadores o es un producto de secano? En realidad, esa propuesta expresaría con cierta precisión hasta qué punto algunos intentos de regeneración de la política son una mandanga encuadernada en piel. No se puede ser renovador y, simultáneamente, proponer los viejos códigos que, durante años, encanallaron la vida política española. En definitiva, estimo que la renovación que propone Rivera es (con perdón) caca de la que cagó la vaca. O, por mejor decir, un anzuelo para que piquen, en este caso concreto, aquellas gentes de derechas que están hasta la cruz de los calzones del marianismo y sus atalajes. Así pues, la propuesta de borboneo de Rivera ha puesto al descubierto hasta qué punto la palabra regeneración se ha convertido en una «palabra enferma» tal como entendía ese concepto Alberto Moravia

Ahora bien, ¿qué buscaba Rivera al proponer su desatino veraniego? Aproximadamente lo siguiente: que el sexto Felipe le echara un capote. Comoquiera que ha repetido ad nauseam que no apoyaría la investidura de Rajoy debe justificar a sus parciales y votantes su abstención técnica en la segunda votación. Cosa que le crea no poca incomodidad. De ahí que busque el acompañamiento del PSOE, que podía propiciarle el Rey. Lo que podría llevarnos a ciertas consideraciones: primera, en las estanterías de Rivera no hay libros de historia, al menos de la más reciente; segunda, los proveedores de ocurrencias de Ciudadanos están más preocupados por lo del pokemon que en formarse debidamente; tercero, que el grupo dirigente de Ciudadanos está a la Luna de Valencia.

No nos imaginamos al sexto Felipe reincidiendo en los zascandileos de su bisabuelo, aquel Alfonso de triste memoria. Ni siquiera con estas calores saharianas. 


viernes, 22 de julio de 2016

«Charnego de mierda» y otras notas veraniegas


Compañeras y compañeros que son la sal de la Tierra



1.-- Un descerebrado de Vic, tiempo ha, le espetó en plena calle a Jordi Évole: "Háblame en catalán, charnego de mierda" (1). El vitriólico personaje iba bien trajeado y convenientemente corbateado. Pinta de ilustre mesócrata.

Razonemos: lo de charnego se ajusta a la realidad, el famoso periodista es charnego como más de la mitad de los habitantes de Cataluña. Pero ¿por qué «de mierda»? Lo decimos porque no hay constatación científica que vincule ser charnego y la mierda, ya sea esta fresca o pinchá en un palo. Ni, por supuesto, entre ser moro y la mierda. Ni tampoco entre ser independentista y un zurullo hecho y derecho. De tener razón el iracundo, habría que suponer que Cataluña sería la mitad de un enorme cagajón. Y todo indica que eso son maledicencias muy exageradas.

2.--  Paco Rodríguez de Lecea afirma que Quico Homs, portavoz de Convergència Junior, en el Congreso de los diputados es un xixarel.lo en http://vamosapollas.blogspot.com.es/2016/07/cabriolas-en-el-congreso.html. Nada que objetar. Ahora bien, yo estaría más cómodo en mi acuerdo con Paco si se añadiera a continuación que Homs es curt de gambals. Que podríamos traducir como hombre que tiene pocas luces. Lo que quizá sea preocupante en alguien que es presidente de un grupo parlamentario.

Este Homs es el manijero del pacto de su partido con el del beato Fernández Diaz. Un cambalache que sigue (a las horas que escribo) sin que se explique su por qué y sus contenidos. ¿Dónde está la aparente idiocia de Homs? En negar lo que es evidente, esto es: que han sido los diputados de su grupo quienes han vendido su primogenitura por un plato de monchetas (sin butifarra). Y, sobre todo, en pensar que colaría su explicación: que no ha sido su grupo parlamentario sino «diputados de su grupo parlamentario a título individual». Con lo que nos está diciendo implícitamente que su grupo parlamentario es (con perdón) el coño de la Bernarda: cada cual hace de su capa un sayo y él, el inefable Homs, pinta menos que la Tomasa en los títeres. Lo aue no queda claro es si este caballero se excusa por el comportamiento de sus colegas o hace de acusica.

3.— Ximo Puig ha declarado, tras el pacto que hemos citado, «que la derecha siempre se pone de acuerdo»: http://www.elboletin.com/nacional/137433/puig-pp-nacionalistas-derecha-acuerdo.html.  Lo cual, dicho por un dirigente socialista en esta coyuntura suena a un alfilerazo a sus amigos, conocidos y saludados, a ciertos cenáculos de su partido. Digamos, pues, que hasta Sergio y Estíbaliz ya sabían que la derecha tiene esa forma de ponerse siempre de acuerdo.

4.--  Dejaremos para otro día el comentario que merecen las declaraciones del capataz de Ciudadanos a El País de hoy mismo. El caballero Rivera ha hecho una invitación al vals del borboneo. Dice que le pedirá al sexto Felipe que convenza al PSOE para que se abstenga en la votación de investidura de Rajoy. O sea, que vuelva a las andanzas de su bisabuelo, el décimo tercero Alfonso. O Rivera es un indocumentado o, tal vez, las calores madrileñas le han sorbido la sesera.  Tertium non datur.




jueves, 21 de julio de 2016

El pacto de los socorros mutuos



Ahora se llama Partit Demócrata Català. Antes se hacía llamar Convergència Democràtica de Catalunya. Los convergentes fueron los cien mil hijos de Sant Jordi; los de ahora son, en parte, los hijos putativos de aquellos. Los de antes aprendieron a ser un partido bífido: un lenguaje en Cataluña, otro lenguaje una vez pasado el rio Ebro. Los de ahora mantienen tan versátiles estilos como los de sus progenitores: los días pares pactaron y apoyaron a las derechas carpetovetónicas en mil ocasiones y en los días nones perjuraron de ello con el sonoro bocinazo del «¡Desperta ferro!».  

Algunos comentaristas de labia palabrera o se han sorprendido o  han aparentado extrañeza por el gesto de Convergència Junior que ha dado esos famosos votos a diversos miembros de la Mesa del Congreso. O sancta simplicitas!   Hablando en plata: ¿dónde está la novedad? ¿Por qué extrañarse del pacto entre el Partido Apostólico y Convergència Junior? Con mayor o menor publicidad las derechas catalanas y las de “Madrit” siempre estuvieron prestas a entenderse cada vez que diluviaba en Cataluña. Lo hizo Aznar con el viejo Patriarca y su Enviado en la Tierra; ahora este enviado, Mas, ordena a su fiel escudero, el indecible Homs, que haga lo mismo con Rajoy. ¿Y por qué no iban a hacerlo si en Cataluña hace cierto tiempo que diluvia?

El diluvio arreció con el resultado de las elecciones generales de diciembre pasado: En Comú Podem, contra el pronóstico de los metereólogos de  Convergència, se la llevó por delante. Con tal fuerza que aumentaron las goteras en los viejos chambaos de Artur Mas y sus perdigueros. Por lo tanto, en la lógica tradicional de los convergentes, de viejo y nuevo cuño, había que pactar. Homs no podía ser menos que los anteriores dirigentes de la antigua casa.

Pactar para tener el grupo parlamentario. La pregunta inquietante que me hago es: ¿sólo eso? Por supuesto, tener grupo parlamentario no es irrelevante para Convergència Junior. No tenerlo significaría vagar como alma en pena en el Limbo del grupo mixto. Pero, aquí hay algo más. Aquí hay elementos colaterales que deambulan en torno al pacto. A saber, la situación jurídica en la que se encuentran dirigentes de la vieja y nueva Convergència, las sedes embargadas del partido y los trapos sucios que podría haber almacenado –ilegalmente, por supuesto--  el beato Fernández Díaz.   Aquí estaría esencialmente la madre del cordero.  

Lo aparentemente chocante es que nadie de la coalición gubernamental catalana, Catalunya pel Sí, especialmente algunos reputados almas de cántaro, han exclamado que hasta aquí hemos llegado. O volver a cantar: «No és això, companys, no és això».

Radio Parapanda.--  ¡¡ Que se atrevan !! ¡TODOS!  Escribe Isidor Boix.