domingo, 29 de agosto de 2021

Pitas pitas, gallinitas


 

 

«Las patronales reclaman ´un alud de ayudas´ con los fondos europeos», afirma hoy La Vanguardia. Como si fueran una orden mendicante, las patronales recibir más ayudas, más subvenciones, mas ´que hay de lo mío´. Estas órdenes menores conventuales confunden los fondos europeos con un ejercicio de sopa boba. Hay que ver lo que cuesta desembarazarse de las rutinas e inercias que, por lo general, han moldeado a la clase empresarial española.

Ojo porque la cosa puede convertirse en un zafarrancho de campanarios diversos: autonomías haciéndose las agraviadas, sectores económicos en pugna a ver qué disputan al vecino… Y la agitación política que desparrama el bunker del Partido Popular, que acusa al gobierno progresista de gastarse los dineros de los fondos en campaña electoral. Ese «pitas, pitas, gallinitas» haría trizas la eficacia que se presume de los fondos europeos.

De manera que, también en ese sentido, se necesita el liderazgo necesario y suficiente para llevar el asunto a buen puerto.

P/S.---  Les informo, sufridos lectores, que estaré unos días sin aparecer por esas latitudes. El martes me operan de la catarata que tengo en el ojo derecho; y el otro martes la intervención será en el izquierdo. Hasta la vista, pues.

viernes, 27 de agosto de 2021

Casado, perdido y hallado en el búnker


 

 

El grupo dirigente del Partido Popular se ha convertido en un búnker. Hay desacuerdos en importantes áreas del partido, especialmente en la institucional. Pablo Casado es tenido como una persona atolondrada, fruto seguramente de la todavía bisoñez de su práctica política. Se aguanta porque nadie está dispuesto ahora mismo a abrir una crisis que, primero, beneficiaría a Pedro Sánchez y, en segundo lugar, a los de Vox. Tal es el extremismo de este inmaduro dirigente que, a pesar del descalabro de Ciudadanos, tampoco recogería los votos que perdería Arrimadas.  Así, pues, los continuados disparates del bunker genovés están provocando mucha inquietud en relevantes personalidades del partido.

Fracasó la movilización contra los indultos, lo que ha llevado a una cierta perplejidad en determinados analistas y estupor en el tertulianaje subvencionado. Fracasaron antes todas las hipótesis de que la economía no despegaría. Y fracasó la idea de que la coalición gubernamental se rompería. Es la consecuencia de hacer política—acné.

La gota que, al parecer, ha colmado el vaso de la componente moderada del partido popular ha sido las inconveniencias del bunker sobre la gestión del gobierno de las evacuaciones de Afganistán. En realidad ha aparecido Casado entonando la cançó de l´enfadós frente a las máximas autoridades europeas  que han puesto a España en los cuernos de la Luna.

Ahora veremos qué posición toma el búnker en torno a la reforma de las pensiones y la subida del salario mínimo.

jueves, 26 de agosto de 2021

Jueces provaricadores (sic)


 

El Tribunal Supremo ha quedado a la altura del betún como una aljofifa. El Alto Tribunal  ha sido rotundamente desautorizado por el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Las cosas de palacio, también en aquellas latitudes de Naciones Unidas, van despacio, pero al final la festividad de san Martín también le llega a la justicia española.

Es el desgraciadamente célebre caso Baltasar Garzón. Que fue juzgado (y condenado a 11 años de inhabilitación) sin garantías por un tribunal que no era competente, ni independiente, ni imparcial. Así lo sentencia el Tribunal de la ONU. Que exige, además, borrar los antecedentes penales de Garzón y su debida compensación económica.

El Tribunal Supremo está en coplas. No han hecho el ridículo sino una opción consciente, premeditada a la caza de un juez ímprobo. La democracia española tiene un problema con estos jueces, empeñados en que se quiten los candados del sepulcro del Cid.

Esa sala del TS merece en más amplio y enérgico reproche social. Para estas situaciones propongo un neopalabro: provaricación. He dicho provaricación: aquel que dicta una sentencia sabiendo que va contra la ley y lo hace a sabiendas y queriendas. O sea, no confundan provaricación con prevaricación. Aunque son de la misma familia. 

 

lunes, 23 de agosto de 2021

La oposición, pollos sin cabeza


 

La oposición carpetovetónica está angustiada; la independentista está sumida en un caos adobado de retórica de mercadillo. Así se las ponían al séptimo Fernando, quiero decir –pidiendo disculpas por tan macabra comparación— así se las ponen a Pedro Sánchez.

Ambas oposiciones, en este terrible escenario internacional tras la caída de Kabul en manos de los talibanes, en unos momentos en los que falta mucho para derrotar la pandemia, ambas oposiciones –digo--  se dedican a los fuegos artificiales sin nada constructivo que llevarse a la boca. Mientras tanto, Sánchez redimensiona las relaciones con los Estados Unidos, arregla el desconchado con Marruecos y, de hecho, se convierte en el líder de la evacuación de Afganistán. ¿Baraka del primer dirigente socialista? Sería más apropiada esta hipótesis: Casado y su coro de serafines se ha afiliado conscientemente al mal fario. De un lado, tiene el recurso aparente de la ´herencia recibida´ --esto es, de los más sonados casos de corrupción--, de otra parte, ha fracasado estruendosamente en la movilización contra los indultos. Iba a arder Troya –decían en Génova— y finalmente ni siquiera ha sonado un mixto de crujío. Angustia a discreción en los establos de Augiás: lo que hacen no inquieta al gobierno, aunque engorda a la competencia de la derecha extremista.  

Playas de Cataluña abarrotadas de gente; botellones a diestro y siniestro; los trenes de Cercanías atestadas de personal… Sin embargo, la preocupación del equipo dirigente de Esquerra Republicana de Cataluña (Oriol Junqueras y Aragonès García) es «la posibilidad de un nuevo referéndum si fracasan las negociaciones».

Pero la retórica del fracaso tiene una forma de figura geométrica: la parábola descendente. (Lo que no sabemos es cuántos kilómetros tiene esa parábola).

domingo, 22 de agosto de 2021

Pere Aragonès o las hechuras de Penélope


 

Se diría que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès García, tiene las hechuras de Penélope, la codiciada señora de Itaca. Aragonès hila por el día una extraña tela que, cuando la tarde languidece y renace la sombre, desteje en un constante hacer y deshacer. El viejo Homero ya nos avisó de estas y otras cosas parecidas.

Aragonès, hablando en claro, quiere obtener determinas cosas de la mesa de diálogo con Madrid.  Pero, a la vez, en un alarde de no perder la condición de partido más confuso de Europa, se arranca ayer –en una entrevista concedida a las órdenes menores conventuales de la ANC— de esta guisa: «Pactaré las cuentas solo con los independentistas».  De un lado, exige diálogo, mesa y mantel al gobierno central y, de otra parte, le niega el pan y la sal a la oposición. No es que el joven político sea un genio, es que –al menos en apariencia-- está demasiado consentido por Madrid. Y en política las apariencias no sólo no engañan sino que, a veces, tienen más peso que la realidad. Las apariencias son un poderoso estilo que genera relaciones de poder y fuerza.

Aragonès aparece como un emparedado entre los fraticelli de Waterloo y los milenaristas de la CUP. Se trata de una pipirrana indigesta y realmente ingobernable.

Me permito una propuesta: si Aragonés pacta los presupuestos de la Generalitat sólo con los independentistas, la mesa de diálogo se traslada a la festividad de san Antón, patrón de los animales,  del año que viene.    

sábado, 21 de agosto de 2021

Pandemia: autoridades sanitarias y jueces


Dedicado esperanzadamente a mi amigo, el Tártaro Javier Aristu.

 

 

Algo así como la indeterminación está desluciendo la eficaz campaña sanitaria contra el covid. Con sus más y sus menos, el hecho es que técnicamente la lucha contra el virus ha sido eficazmente brillante, a pesar incluso de los garbanzos negros que de todo ha habido.

Sin embargo, algo ha provocado desconchones en esa buena campaña con efectos indeseables, esencialmente en la salud de las personas. El desorden en las relaciones entre la Justicia y las autoridades, de un lado; y, de otro lado, las disposiciones de los Tribunales Superiores de las Comunidades Autónomas no pocas veces contradictorios entre sí. Un profano hubiera tenido fácil responder a esta pregunta: ¿quién dirige de verdad la campaña, los Tribunales o las autoridades sanitarias?

He tenido –y sigo percibiendo esa situación--  que hay una especie de desviacionismo jurídico por parte de algunos tribunales no para marcar la protección de las libertades civiles individuales sino para ostentar jerárquicamente su poder, no sólo el simbólico, sino sobre todo el real.

Más todavía, no pocos señores de las togas y puñetas han creado los perfiles de una nueva dogmática jurídica que exalta los derechos individuales (algunos de sospechosa nueva planta) en total detrimento de los derechos colectivos.

Nota bene: no se lo tomen a contumelias sino a primeras impresiones. Caso de estar equivocado haré penitencia en la ermita de San Jarando, un santico muy comprensivo y milagroso, patrón de las actividades evergéticas.  

 

viernes, 20 de agosto de 2021

Libertad, palabra enferma.


 

Mi interlocutor es un sindicalista con mando en plaza. Cincuentón y con una larga experiencia contractual. Se diría que forma parte del macizo de la organización. La conversación se desarrolla en un profundo desencuentro entre sus posiciones y las mías. Que yo recuerde es la primera vez que no coincidimos. Le llamaré J***.

J*** defiende apasionadamente que no se puede obligar a ningún trabajador en ningún centro de trabajo y en ninguna condición al uso de las mascarillas contra el covid. Lo argumenta en base al atentado a la libertad personal que supone la imposición de este utensilio. Mi amigo además trae a colación la permisividad –y en algunos casos, ambigüedad-- que sobre ese particular hay en Italia por parte de los sindicatos.

«Dispensa la vulgaridad de mi argumentación», le diigo a J***. «Cuando después de mucho pelear  impusimos –en algunos sitios negociando y en otros por las bravas--  el uso del casco ¿estábamos coartando la libertad del que no quisiera ponérselo?».

Ahora bien, lo que me ha sorprendido más ha sido el contagio que J*** ha sufrido de ese vocinglerío de políticos de secano, radiofonistas de mercadillo y tertulianos de Adoración Nocturna. Por no hablar de la literatura macarrónica de algunos magistrados que confunden a Norberto Bobbio con Emilio el Moro.

No pude convencer a J*: uno ya no es lo que parece que era. 

jueves, 19 de agosto de 2021

Terror en Afganistán


 

A estas alturas de la vida hay pocas cosas de que sorprenderse, son habas contadas. Pongamos que hablo de Afganistán. Un conflicto que viene de antañazo, un grano en el culo de aquella parte del mundo. En esta nueva catástrofe afgana se ha demostrado, una vez más, la pusilanimidad de la Unión Europea, el estrabismo de Putin, el «esperar y ver» de China y la calamitosa política norteamericana. Sorpresas, pues, ninguna. Cada cual apacienta el rebaño de su parroquia con estilo patriochiquero y al mundo que le den por do amargan los pepinos.

Francesc Peirón, corresponsal de La Vanguardia en Nueva York, informa que «Biden hizo caso omiso de los informes que le avisaron del peligro talibán». Con toda seguridad el presidente era consciente de que aquello tendría un desenlace rápido y fatal. ¿Por qué no hizo caso?  Porque le convenía, según él a los intereses de Estados Unidos, sean estos los que fueren. Pero las cosas no están tan claras porque el mismo corresponsal explica que el general Mark Milley no recibió el colapso del ejército en once días». Confusión organizada a cosica hecha. 

Conclusión: paseíllo militar, los talibanes se hacen con el país en menos que canta un gallo y empieza la represión. Las primeras,  las mujeres.

Eso sí, en la ONU han hecho una nota de prensa «muy dura».

martes, 17 de agosto de 2021

El cantón de Cartagena


 

No son pocos los problemas que tengo de un tiempo a esta parte, que me impiden dar plena satisfacción a lo que quiero escribir.  No es exactamente la duda lo que impera, sino una especie de indeterminación por no tener la sesera suficientemente acomodada. Pondré algunos ejemplos que me traen por la calle de la Amargura.

No entiendo esa reacción de masas saltándose todas las normas de prevención sanitaria en una pura u dura exhibición de banalidad, disfrazada espuriamente con el ejercicio de la libertad. Menos entiendo todavía la política sanitaria que están llevando a cabo las autoridades de las taifas domésticas.

Y por no entender, todavía menos, sigo perplejo por las diversas y contradictorias resoluciones de los Tribunales Superiores de los mencionados taifatos. La autoconsiderada ciencia jurídica dictamina una medida en la Hispania Citerior y su contraria en la Ulterior. Es como si la Escuela de Matemáticas de Santa Fe dijera que la hipotenusa al cuadrado es igual a la suma de los cuadrados de los catetos, mientras que los del batallón de Los Pedroches dijera que la hipotenusa es igual a la suma de los catetos.

Ocurre lo que ocurre porque en casos de pandemias y epidemias se prefiere que cada campanario ejerza su disparate en vez de que acierte el centro. De manera que el grito de guerra es el del virilmente aguerrido de «¡Viva Cartagena!»

domingo, 15 de agosto de 2021

Gobierno: cautela y alarma


 

Estamos en tiempos chocantes. Hasta las cabañuelas han caído, después de siglos de aproximados aciertos, en la indeterminación. No es agradable saber que ya no te puedes fiar ni de las mismísimas cabañuelas. O tempora o mores!

De un lado está la botella medio llena: avance de la vacunación contra la covid, siguiendo las expectativas del gobierno y las autoridades sanitarias; también están ahí, en contabilidad positiva, los datos de la economía que, no siendo todavía para echar las campanas al vuelo, sí parecen indicar un cambio de fase a mejor. Esta es parte de esa botella medio llena, que conviene celebrar sobriamente.

De otro lado está la botella medio vacía, que conviene observar con alarma tranquila. Son los tres conflictos abiertos entre los dos socios del gobierno de Pedro Sánchez. Tres conflictos que son públicos, aireados a veces con hiel y vinagre. Tres son tres: el precio de la electricidad, la ampliación de las obras del aeropuerto de Barcelona y, ahora mismo, la repatriación de los menores a Marruecos. Alto voltaje canicular de tres problemas que tienen connotaciones geoestratégicas. No hay soluciones duraderas si el enfoque para abordarlos es de campanario. Y, peor todavía, si cada ministrillo tiene su librillo para solucionarlos la cosa irá a peor.

Señores y señoras del Gobierno: rebajen la tensión que vienen tiempos pastueños.  

 

Blogosfera

Paco Rodríguez de Lecea: EL MALDITO EMBROLLO DE LAS ELÉCTRICAS

 

sábado, 14 de agosto de 2021

Manuscrito perdido en Fuente Vaqueros


 

Homenaje al Gattopardo en Parapanda: el vals que bailaron doña Sagrarito y Juan de Dios Calero.

 

MARX Y WITTGENSTEIN EN PARAPANDA: 25 Relatos breves

 

Nota Editorial. Don Angel Custodio del Valle, autor por encargo de los incipits más celebrados de grandes escritores, me manda estos relatos cortos con el ruego de que los publique esta revistilla. Y así se hace. Con la siguiente técnica, sugerida por el mismo incipista: según vayan llegando se irán colocando en la parte superior; los antiguos quedarán en esta misma entrada en ayuso lugar.

 

 

Walt Whitman por bulerías (25º Relato)


Cómo luce el sombrero
¡ay! del maestro Calero.
Allá en los Bermejales
cantando va por verdiales,
y con altivez mística
se caga en la Vística.

Ay, cómo luce Calero
las alas de su sombrero.
Ni Baldomero Espartero
ni el Triángulo Escaleno
lucen el ala del sombrero
como Juan de Dios Calero.

(Walt Whitman. The parapanda men. Traducción de Luisito Casas)

 

Aut novisimo aut nihil (24º Relato)


Aquel italiano impasible tuvo el detalle de venir a Parapanda. En el Bar Raíz Cuadrada de Menos Uno, atestado de gente, había más expectación que cuando se estrenó “Lo que el viento se llevó”. El orador vino a decir, sobre chispa más o menos, que antes llevaban banderas coloradas, más tarde las cambiaron por un tono calabaza, y ahora para ahorrarse problemas con el arco iris irían a cuerpo juncal. El italiano impasible acabó su charla con un vibrante Aut novisimo aut nihil.

 

Desde lo hondo, casi al lado del mostrador, Juan de Dios Calero dejó su autorizada opinión: “Veltroni, déjate de pollas, que el agua está muy fría”.

 

¿Cuándo se jodió la Italia, Calerito? (23º Relato)

 

-- ¿Cuando se jodió la Italia, Calerito?

 

-- Mejor pregúnteme por el cologaritmo neperiano de 35.458, caballero. Pero sí tengo claro lo que debo hacer en mi casa. Lo primero es quitar los retratos que están en el pasillo.


Y Calero, fiel a su palabra, llevó aquellas caras italianas al desván. Las de Gramsci y Dante las trasladó al comedor.

 

 

La envidia de Falla y Stravinsky (22º Relato)

 

Y de repente todos los parroquianos del Bar Raíz Cuadrada de Menos Uno, de Parapanda, se pusieron de pié: “A la paz de Dios, don Manuel”, “¿Cómo está usted, don Igor?”.

 

Juan de Dios Calero puso en la gramola el disco de “Los campanilleros por la madrugá”. El maestro Falla casi cae en deliquio. Y el ruso habló casi tartajeando: “Manolo, qué manera de perder el tiempo la nuestra con tanta leche del fuego de mi pájaro y los tres picos de tu sombrero. Esta pieza teníamos que haberla compuesto nosotros”. “En el caso de que hubiéramos caído, Igor”, matizó don Manuel.

 

Y Calero diplomáticamente: “Qué cosas tienen ustedes”. El joven matrimonio forastero Rodríguez de Lecea-Martorell no daba crédito a sus oídos.

 

La solidaridad y el bel canto en Parapanda (21º Relato)

Nunca olvideremos el detalle que tuvo Titta Ruffo cuando estuvo en Parapanda participando en la semana solidaria con su cuñado, Giacomo Mateotti.

En el Teatro Municipal hacían una memorable función: nada menos que Los Puritanos, del maestro Bellini. Pues bien, parecía que el teatro se venía a bajo cuando acabó el dúo que, en Parapanda, se dió en llamar “de don Jaime Mateotti”: sombreros, boinas, gorras y hasta dos fiambreras se lanzaron al aire jubilosamente. Bis, bis, bis... Titta Ruffo pidió silencio, y con voz aproximadamente parapandesa reclamó: “De acuerdo, siempre y cuando nos acompañe Juan de Dios Calero, pues estamos al tanto que se lo sabe de carrerilla. Y no hay más que discutir”.

Y aquel dúo se convirtió en un trío. Sabemos de buena tinta que Calero no ceceó entonando el Suona la tromba intrépida...

(Hipólito Lázaro, El belcantismo en Parapanda. Ediciones, Madres del Rao, 1959)

 

El primer Primero de Mayo en Parapanda (20º Relato)

 

La discusión empezó a tomar mala pinta. Lo nunca visto en la taberna Raíz Cuadrada de Menos Uno, de Parapanda. He aquí la zahúrda: quién estuvo y quien no en nuestra ciudad en aquel legendario primer Primero de Mayo.

Dijo el Ajergao: Os digo, y no saquéis de mis casillas, que quien vino fue Rubén Darío. (Pitos de un sector de la parroquia)

Habló Perniles: Anda ya. Quien vino a tomar las aguas fue don Renegado Kaustky (Movimiento de sillas)

Rebatió don Nazario: Calma, calma. La memoria os falla. Los actos de aquel Primero de Mayo los presidió Glorita Wilhelmi, la madre de doña Gloria. (Aplausos atronadores, aunque minoritarios)

Juan de Dios Calero: Menos mal que tenemos al historiador don Javier Tébar que nos defiende de vuestra mala memoria. (Voces de qué quieres decir, Calero. Aclara eso ahora mismo, Juan de Dios...y ciertos denuestos desde el mostrador)

El niño de Pepelópez: Bien dicho, Calero. ¡Abajo los pepinos daleaos! Mejor arder que casar. Ea.

 

Calero lee las obras de Karl Korsch (19ª Relato)


Cuando ví a Juan de Dios Calero leyendo las obras completas de Karl Korsch no pude reprimirme, y como quien no quiere la cosa le dije arretrancadamente que a qué venían esas novedades. Calero, tagarnina de chasca en ristre, me dijo: “¿Para qué vamos a engañarnos? Los ricos se saben de memoria lo que nos dijo el Barbudo de Tréveris cuando estuvo en Parapanda”.

El recuerdo de viejos achuchones morganáticos (18º Relato)

Doña María del Amor Hermoso habló: “La huelga en la fábrica de tabacos es una cosa muy fea, Calero”. Éste repuso: “Pero, si los Evangelios dicen que...”. Y la dama: “Mire usted, menos mal que los ricos tenemos a la Iglesia, que nos defiende de los evangelios”. Juan de Dios, con nostalgia lancinante de viejos achuchones en la caballeriza con la ya empingorotada señora, tocándose muy finamente el sombrero, casi susurró: “Quede usted con Dios, Maruja. Mañana será otro día”.

Alfonso C Comín en Parapanda (17º Relato)

-- Dispense, Señor Cura. ¿Dios hizo también a los caciques a su imagen y semejanza? Porque entonces yo...

-

- No, Calero. Tú eres una anomalía. Dios, nuestro Señor, te quiso diferente a Él.

(Fragmento de “Partogénesis evangélica”. Alfonso C. Comín. Ediciones Coram populo, Parapanda 1965)



Homenaje al Gattopardo en Parapanda. (16º Relato)

Llevándose la mano al corazón, Juan de Dios Calero le dijo a la bella dama de la baja aristocracia comarcal: “Sagrarito, este foxtrot no es el símbolo del compromiso histórico. Eso no cabe en un militante sinárquico como yo. Si la saco a bailar es por rozar las lindes de su talle. Con Rosita Luxemburgo es otra cosa”. Y la damisela: “Qué cosas tiene usted, Calerito, Ahora viene el Vals de las Olas”.

Llamamiento a la Huelga general en Parapanda* (15º Relato)



Parapandesinus!

Arma virumque cano, Parapandae qui primis ab oris Hispaniam fato profugus Motrilensis uenit litora, multum ille et Antonius Baylosenius iactatus et alto ui superum saeuae capitalismi ob iram multa quoque et bello passus. Non ignara malis miseris succurrere disco. O dictatores, tantanae uso generis tenuit fiducia uestri?




Hodie, non labor!


Ave, Vir Audax.

 

* Se atribuye la redacción de esta octavilla a Juan de Dios Calero.

El primer Primero de Mayo en Parapanda (14º Relato)


Arma virumque cano... 
¿Virgilio? No, no. Juan de Dios Calero, de Parapanda. Es su elogio a los Mártires de Chicago, los de aquel Primero de Mayo en los Estados Unidos de Norteamérica.

Wittgenstein a Juan de Dios Calero (13º Relato)


LW. Maestro Calero, me he pasado media vida hablando de las palabras y todas esas cosas... Pero resulta que no sé qué quiere decir ese término que usan ustedes: chipercolia.

JDC. Pues usted verá, don Luis. Quiere decir ocurrencia chistosa. Por ejemplo, hablando con precisión podemos decir que el contenido de la obra “Materialismo y empiriocriticismo” es una chipercolia. Pero eso no lo decimos en público en aras a la unidad.

El Bar Raíz Cuadrada de Menos Uno (12º relato)

El Bar Raíz cuadrada de menos Uno, de Parapanda, estaba regentado por un buenhombre que tenía un enorme parecido a Federico Engels. Por eso le pusimos de mote El General. Calero escribió en “Horizontes cercanos”, la gacetilla de los Socialistas Sinárquicos que `ese apodo no tenía nada que ver con el Anti-Düring´.

IGOR STRAVINSKI EN PARAPANDA (11º Relato)

Bajo la dirección del maestro Stravinski, la Banda Municipal de Parapanda, en estreno universal, interpretó El Pájaro de fuego. Como solistas de postín intervinieron don Manuel de Falla percutiendo sus dedos y Juan de Dios Calero haciendo palmas sordas. (De Luigi Nono: Una sera a Parapanda, Stravinski, Falla e Calero. Ed. Feltrinelli. 1947)

La conjetura de Poincaré (10º Relato)

Don José Batatero, maestro de escuela de Parapanda, no salía de su asombro. Juan de Dios Calero había resuelto la Conjetura de Poincaré. Dos meses antes don José había explicado a los parroquianos de la taberna Raíz Cuadrada de Menos Uno que daba la batalla por perdida: la conjetura estaba acabando con él. “Ya no soy el de antes”, remachó.

Don José Batatero se hacía cruces. Juan de Dios, libretilla de rayas en ristre, habló: “Aquí está el intríngulis. Vamos a demostrar, y hemos demostrado, que la esfera tridimensional, también llamada por usted hiperesfera, es la única variedad compacta tridimensional en la que toda guita o círculo cerrado se puede deformar, se puede estropear; usted habla de que se deforma, en un punto. Mientras cogía aceitunas me dije que un buen punto de partida podía ser clasificar las variedades en el espacio usando lo que usted, don José, nos enseñaba sobre el concepto de homeomorfismo. Total, que a cosica hecha le metí mano a la topología geométrica. La cosa cuadró mientras Paco, en la reunión, el Jerraror hacía el informe sobre el análisis de clase y perspectivas de lucha. Pero eso queda entre nosotros dos, don José, porque los camaradas pensaban que estaba tomando apuntes.

Don José Batatero se echó al coleto un buen trago de cazalla, se quitó el cigarrillo caldogallina de la boca, se inclinó ceremoniosamente y habló a la manera santaferina: “Cuento con tu permiso para ponerlo en conocimiento de don Julio Rey Pastor. Espero que te den la medalla Fields”. “No hay para tanto, don José. Pero que no se entere el Jerraor de que no tomaba apuntes”.

Jenny Westphalen a Juan de Dios Calero (9º Relato)


Bakunin puede decir lo que le venga en gana ¡faltaría más! Pero mi marido es una persona humilde: nació en Tréveris pudiendo haberlo hecho en Parapanda.

Del Epistolario de Juan de Dios Calero a Karl Marx (8º relato)

Apreciado don Carlos:

No nos ha sentado muy bien que digamos el tono de su carta. Cuando le dijimos a su yerno que no iríamos al Congreso de Londres lo hicimos en tono asaz educado, pues es cosa que nos enseñaron nuestros mayores. Concretamente manifestamos a Pablo Lafargue nuestros puntos de desacuerdo con ustedes. Que son: el follaero que se me traen ustedes contra los bakuninistas; las malas pulgas que tienen sus parciales contra Proudhom y los suyos; lo que usted dijo sobre los carlistas...

Verá usted, don Carlos: aquí no conocemos a ningún bakuninista, pero si viniera por esta plaza le oiríamos con respeto y después le armaríamos un fuerte chillerío; tampoco somos partidarios de ese tarambana de Proudhom, pero cuando vino a predicar a Parapanda le pagamos su estancia a escote; somos, finalmente, adversarios de los carlistas, unos meapilas de agua bendita. O sea: las cosas, claras como las aguas que pasan bajo las puentes del Genil. De manera que ¡nosotros somos gentes de fiar! En conclusión, no iremos a Londres hasta que no recibamos una carta de usted tratándonos con buenos modales. Ni siquiera le pedimos que rectifique... Sólo buenos modales.

Por la agrupación de Parapanda de los Socialistas Sinárquicos, Juan de Dios Calero.

El beaterio y Rosa Luxemburgo (7º Relato)

“No es cierto que Juan de Dios Calero, como propalan los niños bitongos de la Adoración Nocturna, haya cometido acciones impuras pensando en Rosa Luxemburgo. Son muchas las razones que refutan ese infundio. Primero, en la casa de nuestro amigo no hay retrete. Segundo, en el único dormitorio que tiene su casa se acuestan catorce personas: los padres, los abuelos y los hermanos. Y tercero, Juan de Dios no piensa en el culo de las camaradas”. Así habló fundadamente Angelo Bulla, que había ejercido de proviviri en su Lucca natal. Los parroquianos del Bar Raíz Cuadrada de Menos Uno premiaron la lógica formal del discurso con repetidos ¡bravos! y se hasta pidió que don Angelo hiciera un bis en su discurso.

Calero, tocándose el ala de su sombrero, remachó: “¿En qué cabeza cabe que yo le haga ese feo a nuestra Rosa?”. El todo Parapanda le pidió que bisara. Desde entonces el beaterio local ni el beaterío de la Vega levantaron cabeza.

 

Exhibición de bilingüismo (6º Relato)


Juan de Dios Calero, con retranca parapandesa, a Mias: “Torna a Surriento”. Mías, macmahonianamente, a Calero: “J’y suis, j’y reste”.

Declaraciones de Arnold Schönberg a The Times (5º Relato)

 

“Hasta que La Niña de los Peines no cante La noche transfigurada, esta obra queda retirada de cartel”, manifestó el compositor. “Pero, maestro, si esa pieza no tiene letra...”, repuso el crítico musical. “Ni falta que le hace, ya se la pondrá Pastora en Parapanda”, remachó atonalmente.

Cuando Juan de Dios Calero supo la noticia exclamó: “Muy justo, las minorías tienen que apoyarse las unas a las otras”.

Elogio de Ludwig Wittgenstein a Juan de Dios Calero (Cuarto Relato)

Séame permitido un enfático aticismo: nadie lució el ala del sombrero como Juan de Dios, de Parapanda. Ni siquiera el triángulo escaleno se esmeró tanto con el ala de su sombrero. Tampoco Bogart tuvo la elegancia campera de Juan de Dios con el ala de su sombrero.

Firmado LW (Viena, Octubre de 1922)

Del epistolario Marx – Engels (Tercer relato)

Amigo Engels, ¿me puedes explicar por qué no viene ningún delegado de Parapanda al Congreso de Londres? Tuyo, Marx.

Querido Karl, ten en cuenta que la gente de Parapanda es muy suya. Afirman testarudamente que tú y Bakunin os lleváis peor que los gitanos y la guardia civil. Ni siquiera un tal Anselmo Lorenzo ha podido meterles en vereda. P/S. Vigila tu bragueta, por lo que más quieras; y no me pongas en más compromisos. Tuyo en la Idea, Federico.

Los silencios de Wittgenstein (Segundo relato)

De lo que no se puede hablar hay que callar, sentenció Ludwig Wittgenstein en la taberna “Raíz cuadrada de menos Uno”, en Parapanda.

Los parroquianos se rascaron la cabeza aperplejados. Con esas, Juan de Dios Calero –joven motril y cortijero de antiguas generaciones— con especiosa solemnidad se dejó oír: “Usted dispense, don Luis, de lo que no se puede hablar hay que seguir cavilando.

La parroquia no aplaudió por respeto al profesor que había escogido Parapanda para tomar las aguas.

Las excusas no valen (Primer relato)

Quienes aquejados por una grave enfermedad no sienten dolores, están mentalmente enfermos, dijo Juan de Dios Calero cuando Waterloo echó la culpa de sus cuitas a la influencia del pito doble, digo, del seis doble.