domingo, 11 de octubre de 2020

Hungría y los fondos europeos de recuperación


 


Enric Juliana 
nos alerta hoy de las posibles complicaciones de los fondos europeos para la recuperación. La posición del gobierno húngaro es preocupante: «Viktor Orban no acepta que el pleno respeto al artículo 2 del Tratado de la Unión, donde se fijan los principios fundamentales de una democracia liberal europea, pueda condicionar la percepción de los fondos». Se corre, por ello, el peligro de que Orban bloquee el asunto. No le faltarán apoyos al húngaro, tanto europeos como norteamericanos. Estamos avisados, pues. Sugiero que el avisado lector lea detenidamente el artículo que referimos (1).

Ahora bien, una cosa me parece clara: ni se pueden aceptar chantajes de ese calibre a la espina dorsal de la Unión Europea, ni se debe tolerar ninguna zancadilla a los fondos de recuperación. Si «lo primero es antes», póngase en marcha una intensa actividad diplomática en múltiples direcciones. Después, la zanahoria; y si la mollera de Orban se empecina en su chamizo, no habrá más remedio que el palo. Pero cada cosa en su tiempo y los nabos en adviento, un refrán sabio que, siendo yo niño chico, escuchaba cada dos por tres en mi casa santaferina.

 

Con todo, la atenta lectura del artículo de Juliana me ha llevado a tiempos de antaño. A principios de la década de los noventa, Marcelino Camacho me envió a Budapest para asistir al primer congreso de los sindicatos húngaros tras la caída del Muro de Berlín. Lo cierto es que jamás he vivido un momento tan extraño. El congreso no analiza qué ha ocurrido en los últimos cuarenta años de ´socialismo real´ y por qué la cosa se ha ido a freír espárragos; ni tampoco señala qué metas se fija a continuación. Se discute sólo y solamente el reparto del patrimonio de los sindicatos del anterior régimen, que es inmenso. Se aprueban los estatutos, y se elige la dirección. La dirección es la misma que la de antes, salvo alguna mano de pintura. Por ejemplo, la presidencia recae en una mujer que no estaba afiliada al sindicato. Salió elegida por los pelos. Según supe después era la única persona que le daba cierto lustre de democracia a la nueva dirección.

Me dije para mis adentros que esta gente no era de los míos. Y así se lo dije a Marcelino.

Hungría, nunca «me llenaron de luz tus canciones», que compuso el maestro Serrano en Alma de Dios.

 

1)           https://www.lavanguardia.com/politica/20201011/483987867849/hungria-orban-recuperacion-ue-fondo.html

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», según enseñaba don Venancio Sacristán. Los congresistas húngaros no le hicieron caso.


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