viernes, 31 de enero de 2020

UNA NUEVA MAYORÍA PARLAMENTARIA PARA UN NUEVO MODELO DE RELACIONES LABORALES





Nota bene.--  Por su interés reproducimos la editorial de la revista La ciudad del trabajo. La reproducimos especialmente para que sea objeto de estudio (Metiendo bulla).

La conformación de un gobierno de coalición progresista es una oportunidad histórica para revertir la inercia de la distribución negativa de rentas y de poder actualmente imperante en las relaciones laborales, hoy profundamente sesgada en favor de las grandes empresas en detrimento de los trabajadores, de los autónomos y de las pequeñas empresas. Sin embargo, pese a que el programa de gobierno pactado contiene indudables elementos positivos, sus objetivos están diseñados a corto plazo y no parecen integrados, en su redacción inicial, dentro de un diseño global del sistema que se quiere implantar. Por otra parte nadie duda de la dificultad de articular las leyes necesarias en un parlamento sumamente dividido y donde la presión de la oposición de derecha parece haberse decantado por la extrema irracionalidad y el cierre a toda posible negociación. La formación de las necesarias mayorías para la aprobación de las leyes necesarias exigirá un profundo análisis que permita incorporar perspectivas sociales y políticas diversas, donde además el problema de la distribución territorial del poder, tanto administrativo como empresarial y sindical, puede tener un destacado protagonismo. Por eso tal vez la mejor ayuda que puede prestarse desde los distintos núcleos de la sociedad para el avance de los objetivos fijados en dicho programa sea hacer aportaciones a una reflexión colectiva y pública sobre el Derecho del Trabajo del futuro y sobre el papel que en ese nuevo marco de relaciones laborales deba corresponder a los poderes públicos y a los interlocutores sociales. 

El problema de nuestro modelo no es sólo “la reforma laboral del PP”, como se insiste mediáticamente desde diversas instancias políticas y sociales. Nuestros desajustes –como ocurre en buena parte de los países occidentales- viene de antiguo. Por ejemplo, el actual debate sobre el despido por absentismo justificado y su imputación a los cambios normativos de 2012 y 2013 obvia que dicha causa de extinción figura casi en los mismos términos que hoy en nuestro ordenamiento cuando menos desde el Estatuto de los Trabajadores de 1980 y que la modificación introducida por la Ley 3/2012 se limitó a suprimir el requisito del absentismo colectivo de la plantilla (lo que, sin duda facilitó el uso de la figura), compensándolo con una restricción, al introducir en el régimen de excepciones a la posibilidad de despido una genérica e inconcreta referencia a “enfermedades graves”.

Las políticas de “flexibilización” del mercado laboral, alterando sustancialmente en favor del empleador el equilibrio de poder dentro de la empresa, son muy anteriores al gobierno Rajoy. No olvidemos que la transición coincidió con la crisis económica de mitad de los años setenta y que ya durante la misma se iniciaron políticas de flexibilización. Pero quizá la que más impacto produjo en nuestro mercado laboral fue la regulación de la contratación temporal en 1984, que de facto introdujo en el mercado laboral español la profunda dualidad fijos/temporales que lo convierte en un caso singular en el contexto europeo. Por hacer un repaso de los cambios más importantes desde entonces (con numerosas reformas menores intercaladas), la reforma laboral de 1994 supuso una importante reducción de la intervención administrativa y dio paso a la gestión flexible de la mano de obra y el trabajo a tiempo parcial y a llamada mediante subcontratas, empresas de trabajo temporal, anualización de la jornada, etc. La reforma de 2002 fue un intento de abaratar y flexibilizar el despido que fracasó parcialmente por el éxito de la huelga general (aunque la figura del denominado despido exprés mantuvo su vigencia durante un decenio). Y la reforma de 2010 del Gobierno Zapatero de la crisis fue un preludio de la posterior reforma Rajoy de 2012, con dos contenidos importantes: el abaratamiento y flexibilización del despido y la ruptura del poder negociador de los sindicatos a través de los convenios colectivos sectoriales. Los ejes vertebradores de todo el proceso histórico tienen tres claros ejes orientadores conexos: incrementar la disponibilidad unilateral sobre el contrato de trabajo por la empresa, limitar los mecanismos externos e internos de control y debilitar el poder de las instituciones de defensa del interés colectivo (sindicato, organismos unitarios y negociación colectiva). Y de forma subyacente existe una finalidad no expresada, aunque evidente: la reversión del modelo de distribución de rentas surgido del pacto welfariano. No deja de ser sintomático que tanto en época de “vacas gordas”, como en época de crisis se prescriba, desde múltiples instancias controladas por el poder económico –tanto internacionales como estatales, incluido una y otra vez el Banco de España en un exceso evidente de sus funciones legales-, idéntica receta: la moderación salarial.

Pero hoy son ya múltiples y variadas las voces (incluso en la prensa salmón o en personas u organismos con efectivo poder real) que empiezan a constatar el fracaso de las políticas neoliberales llevadas a término desde hace cuatro decenios. Parece ya evidente que, aunque escudadas en sesudos estudios económicos, éstas no han sido más que simple ideología desde sus orígenes.

Las consecuencias negativas de esas prácticas políticas a lo largo de todos estos años son hoy indiscutibles. Por un lado, el crecimiento desaforado de la desigualdad, tanto en los ámbitos de los distintos Estados como a nivel internacional (sin que, por otro lado, se hayan superado las brechas de género). Por otro, la pérdida de la calidad democrática de nuestras sociedades, con unos Estados impotentes frente a los grandes poderes oligárquicos, prácticamente carentes de contrapesos y de controles, que actúan dentro de un mercado global de capitales donde las fronteras, cada vez más letales, solamente existen para los pobres.

Los modelos de Estados sociales y democráticos de Derecho construidos en la segunda mitad de los años cuarenta del pasado siglo, tras la Constitución de Querétaro y sobre las cenizas de la de Weimar y de la 2ª República española, se han visto sobrepasados por el imparable huracán neoliberal, la globalización  y por los efectos de la tercera y ahora de la cuarta revolución industrial. En esa tesitura una parte creciente de la ciudadanía de los países occidentales –que en muchos casos ya no se consideran personas trabajadoras, sino “capas medias”- está buscando salidas en valores ajenos a la civilidad democrática, como el nacionalismo –con Estado o sin él- y la culpabilización del “otro” (preferiblemente, el que no pertenece al mismo grupo social, nacional, religioso o racial). El papel central del trabajo en la sociedad y de los valores que de él derivan se ha visto fuertemente cuestionado en favor de la simple especulación y la justificación dogmática y sinsentido de la desigualdad, el propietarismo y el particularismo. Y con todo ello los principios básicos de los estados democráticos y del Derecho internacional, sobre los que se asentó la reconstrucción de Europa Occidental tras la segunda Guerra Mundial, se encuentran en una crisis evidente cuando desde las más altas instancias del poder en muchos Estados de Occidente, algunos muy significativos, se consideran como meras antiguallas.

Con todo, probablemente lo más grave ha sido la incapacidad de las izquierdas y los movimientos progresistas –al menos en Europa- de articular una respuesta al nuevo paradigma social. En lugar de construir un discurso alternativo sólido frente a la ideología hegemónica se ha optado por el intento de poner paños calientes sobre los estragos causados por el neoliberalismo y por seguir exigiendo el cumplimiento de un pacto social welfariano que es papel mojado, desde hace años, ante la denuncia implícita –y explícita- de la contraparte.

El programa hecho público del gobierno de coalición recién nacido en el terreno de las relaciones laborales se enmarca en esa tímida respuesta tradicional de las izquierdas (aunque algunos tengan pesadillas en las que imaginan hoces y martillos). No es ésta una crítica a sus contenidos: hoy por hoy es difícil que el discurso de la civilidad democrática basada en los valores republicanos pueda ir más allá, tanto por la correlación de fuerzas existente como por la ausencia de un discurso alternativo previo. En estos momentos nadie ha dibujado una hoja de ruta conocida. Pero si se quieren preservar los valores democráticos hay que empezar inmediatamente a diseñar un nuevo modelo de sociedad destinado a superar la desigualdad creciente, que subordine la economía al derecho y valore la colaboración entre personas en lugar de promover como único valor social la competitividad descarnada y el consumo ilimitado de los recursos naturales. Esto es, un modelo donde prime la colectividad por encima del individualismo, donde prime el futuro y la preservación de las sociedades y del planeta frente a la satisfacción inmediata de las apetencias más descabelladas. Ello resulta crucial e ineludible, entre otras cuestiones, ante los efectos pavorosos del cambio climático en el que ya vivimos. Ocurre sin embargo que en la construcción de esa alternativa partimos prácticamente de cero, aunque empiezan a surgir magníficas reflexiones que, desde distintas disciplinas, trazan los primeros borradores de un nuevo modelo social.

Las personas que nos dedicamos al Derecho del Trabajo, al menos aquéllos que entendemos que la finalidad de nuestra disciplina es ante todo compensar la desigualdad entre las partes y no la simple promoción de la competitividad y la economía de las empresas, también deberíamos hacer un esfuerzo para empezar a construir un modelo alternativo. Se trata de presionar desde la izquierda hacia un avance en otro modelo social, tal y como se reclamó desde la tribuna del Congreso de Diputados por miembros del actual Gobierno. Diseñar un modelo de relaciones laborales adaptado a los nuevos tiempos, a los nuevos medios de producción y a los nuevos sistemas productivos y de organización de las empresas. Un modelo alternativo que, partiendo de la actual realidad, restablezca los instrumentos de igualdad entre las personas asalariadas y las empresas, adapte los tradicionales instrumentos colectivos de participación, negociación y conflicto, readecue los sistemas de control interno y externo en las relaciones laborales, module el ejercicio de los derechos fundamentales en el centro de trabajo, acabando con la actual postración ante el derecho a la libre empresa y el propietarismo, articule mecanismos efectivos de igualdad efectiva entre géneros e introduzca los valores medioambientales en la producción, todo ello además intentando superar el marco de los Estados para aproximarse a una regulación global.

Para eso hay que construir un foro de profesionales de las relaciones laborales que ponga en circulación ideas para ese único futuro posible, donde se preserve la civilidad democrática. En esa tarea no pueden estar solos los destacados iuslaboralistas que, como Yolanda Díaz, Joaquín Pérez Rey o Amparo Ballester, han asumido responsabilidades públicas. Están en juego los valores constitucionales de nuestra disciplina y su propia supervivencia como parte de una sociedad democrática de Derecho.



jueves, 30 de enero de 2020

Ayer, día nefasto en Cataluña




El viejo calendario romano contemplaba dos clases de días: los fastos y los nefastos. No hace falta explicar cuáles eran sus características. Ayer, por ejemplo, hubiera sido un día nefasto. Nefasto para Waterloo y tres cuartos de lo mismo para el poco diligente Quim Torra.

El hombre de Waterloo y su acólito se percatan de que el eurogrupo parlamentario de los Verdes  no los quieren ver ni en pintura. Los Verdes son un grupo progresista por lo que ahí no encajan los dos pedigüeños: el primero, hombre de derechas post modernas; el segundo un transeúnte de la izquierda a la droite divine.  La decisión del eurogrupo es una bofetada en toda la regla a los dos pintorescos diputados. El argumento es demoledor: ni Puigdemont ni Comín comparten los valores del eurogrupo. Más todavía, han sido rechazados porque, según el eurogrupo, «no son personas de diálogo».  Seguramente tan diplomática excusa encubre algo más rotundo que, por cortesía, no dicen. Día nefasto, pues, para Cortadillo y Rinconete.

Día nefasto para los post post post convergentes. Tras veinte meses de fandango institucional –de legislatura perdida--  Torra comparece y levanta acta de la deslealtad de su socio republicano. El independentismo roto por ellos mismos, ahora ya certificado por el Sumo Pontífice formal. Tantas veces el cántaro ha ido a la fuente que, al final, se rompió. Cuando se aprueben los presupuestos se convocarán elecciones. Será una batalla demoledora. Porque la lucha entre ERC y los post post post convergentes no se reduce a la metafísica; es, ante todo y sobre todo, por el reparto de la túnica sagrada de los presupuestos financieros. O sea, tanto gestionas, tanto vales.

Será una batalla desigual en el hemisferio independentista: una compacta ERC frente a las miríadas grupusculares de los herederos del frondoso árbol pujolista, un álbum de cabezas de ratón no bien avenidos entre sí. Lo único que les une es el hombre de Waterloo, pero su estrella empieza a apagarse.

Lo dicho, ayer fue un día nefasto. 

miércoles, 29 de enero de 2020

Oriol Junqueras: «Lo volveremos a hacer»



Los independentistas catalanes tienen unos códigos conceptuales y simbólicos muy particulares. A un servidor le recuerdan el potente «Credo quia absurdum» que se sacó del tintero Quinto Septimio Tertuliano. Creo porque es absurdo. Ayer, durante la comparecencia de los presos en el Parlament de Catalunya, hubo una auténtica exhibición de simbolismo tradicional independentista. No podía ser de otra manera.

Vamos a detenernos en tres de ellos: «Lo volveremos a hacer», a cargo de Oriol Junqueras; «Yo no me sentí cesado cuando lo del 155», manifestó Josep Rull; «el 155 fue un error», en palabras de Raül Romeva. A los tres presento mis respetos desde la más rotunda discrepancia. Lo comentaremos en orden inverso por propia comodidad expositiva.

El ex consejero Josep Rull «no se sintió cesado» cuando lo desposeyeron de sus cargos. Sublime, tan sublime como el hecho de muchos catalanes que se sintieron vivir en la República catalana, tras el metisaca de Puigdemont que la declaró, pero que no la declaró. La misma confusión del hombre de Waterloo que se sigue sintiendo presidente de la Generalitat.

Raül Romeva viene a decir que «corrijan ellos». Sin eufemismos: justa o injusta la aplicación del 155 vino a demostrar a las almas de cántaro que el Estado no gobierna rezando padrenuestros. ¿Cómo es posible que algunos de los que llevan quinquenios en la vida política ignoraron tan elemental enseñanza que nos viene desde los tiempos de los Médicis?

Oriol Junqueras o la esperanza blanca del independentismo catalán. Lleva días repitiendo que «lo volveremos a hacer». Han sido unas declaraciones que han provocado reacciones estridentes desde el cabo de Gata hasta el de Finisterre. «Lo volveremos a hacer» forma parte ya del código de señales del independentismo. ¿Cómo debe descodificarse? Como sigue.

Una fase se ha cerrado, hemos dicho en otras ocasiones. Es la que denominaremos la fase del fracaso de una quimera. Ahora bien, dicho fracaso debe disfrazarse estéticamente para que la llama sagrada no se apague. Esa derrota debe ser interpretada como una chanson de geste. Es la épica que quiere contrarrestar las voces, algunas de ellas muy relevantes, que han afirmado que aquello  fue un disparate.

«Lo volveremos a hacer de nuevo» en esta fase que se abre tiene un significado de resistencia. Cuando la alternativa, coyuntural o definitivamente, se ha esfumado aparece el parapeto de la resistencia. Dispensen el ejemplo: cuando se vio en aquellos tiempos antiguos de los Apóstoles que Jesucristo no vendría, alguien se sacó una brillante idea: la parusía, a saber, el advenimiento glorioso de Jesucristo al final de los tiempos. Para entendernos, Jesucristo «lo volvería hacer de nuevo», pero muchísimo más adelante. Mientras tanto esa espera militantemente de resistencia es la manera de que la llama siga ardiendo.

¿Acaso esperaban ustedes que Oriol Junqueras dijera otra cosa? ¿Acaso esperaban que afirmara ser un profeta desarmado? De momento intenta hacer política en días alternos: unos, negociando; otros, simulando que tiene aire en el pecho. En cierta medida  es simultáneamente el doctor Jekyll y mister Hyde. Lástima que esté en prisión, sería –incluso en esas condiciones--  mucho más rentable estar en la calle  para una hipótesis de solución del conflicto.

martes, 28 de enero de 2020

Piérdase usted, señor Torra



Tenían prisa por conseguir la quimera, no para solucionar los problemas, viejos y nuevos, de la gente de carne y hueso. Tenían prisa por conseguir la independencia de Cataluña que habían creado en sus cabezas, pero no movieron un dedo para  mejorar las cosas.  

Primer tranco

Ha terminado un ciclo, aunque el problema continúa. Ha caído el telón del primer acto de la quimera. La desposesión de la condición de diputado de Quim Torra, y las condiciones que la han rodeado, ha cerrado un confuso ciclo político en Cataluña. Ha sido un periodo donde el variopinto grupo dirigente independentista se fue desmigajándose y en cada avatar perdía consistencia. Con todo, lo más llamativo ha sido la endémica división del independentismo político en las dos banderías más conspicuas: Esquerra Republicana de Catalunya y los post post post convergentes, o sea, las astillas del frondoso árbol pujolista. Para entendernos, Oriol Junqueras y Waterloo, a través de la poco diligente figura de Quim Torra.

Lo diremos sin melindres: el independentismo ha sufrido una derrota sin paliativos. (Que no equivale a la batalla final, ciertamente). La derrota se ha producido porque sus principales dirigentes construyeron un castillo en la arena: «la independencia –dijeron--  está al caer», «nuestro ingreso en la Unión Europea es coser y cantar», «el Estado no tendrá más remedio que rendirse». Un grupo dirigente patológicamente nervioso, que ignoraba la potencia del Estado y la relación de fuerzas en la Unión Europea. Peor todavía: un grupo dirigente que ignoraba la realidad de la propia Cataluña; que minusvaloró el profundo desagrado de amplios sectores, no menos catalanes que ellos, que se oponían a tanto desvarío. Un grupo dirigente que ni siquiera se percató de que la proliferación de grupos y grupúsculos –algunos de ellos son un revival de aquella Terra Lliure--   era la  más evidente lógica de su fracaso político.

Segundo tranco

De un lado, Torra --el emblema de la exasperación y del nerviosismo, de la incapacidad y la holgazanería-- ha dejado de ser diputado, como primer aviso de la desposesión de su condición de presidente. De otro lado, la casi total ruptura entre ERC y los de Waterloo. Lo uno y lo otro sólo ha provocado una descomunal zahúrda en el Parlament. La única incidencia en la calle ha sido el llamamiento de la Assemblea Nacional Catalana a apoyar al nuevo mártir desposeído: acudieron cuatro y el cabo, y ante lo escuálido del resultado –200 almas entre fumadores y no fumadores--  se desconvocó la acción.

Tercer tranco

Los partidos independentistas han ido cada uno por su propio camino; los de Torra, exhibiendo pecho y siguiendo el exitoso lema de Puigdemont: montar un «Pollo de Cojones», aplaudido por la sección femenina de Waterloo; los de Junqueras, procurando hacer política los días alternos, lo cual ya es un paso. Con todo, un importante sector de la ciudadanía catalana está considerando que la política –mejor sería decir «su política»--  ha fracasado.

De ahí podría ser que algunas expresiones minoritarias y esporádicas de sabotaje y  escuadrismo, de violencia e intimidación se instalaran con más amplitud y frecuencia.      

Cuarto tranco

Las cartas están echadas: o ERC juega la baza de la gobernabilidad de España y deja de lado sus intentos de equilibrio pendular o acabará siendo un factor de embrollo político. ERC debe tener claridad en lo siguiente: Waterloo y las derechas de secano y orinal, siendo cosas no similares, tienen el mismo objetivo, a saber, crear la mayor inestabilidad y que todo proyecto de izquierda siga siendo una asignatura pendiente.  

Conclusión: póngase orden en este gallinero y convóquense las elecciones catalanas.   

Quinto tranco

Dicho lo dicho me reafirmo en la importancia de la Plataforma de Apoyo al Gobierno Progresista.  De ella hemos hablado en anteriores ocasiones: (clique) Declaración del COLECTIVO PROMOTOR de la PLATAFORMA DE APOYO AL PROGRAMA DE GOBIERNO PROGRESISTA.

 

Por cierto, no sea usted menos que nosotros: inscríbase en esta Plataforma https://www.facebook.com/groups/676264126501899/.




lunes, 27 de enero de 2020

Quim Torra, más dura será tu caída


El 62 por ciento de los catalanes suspenden a Quim Torra. Lo explica a fondo el Centre d´Estudis d´Opinió (CEO), organismo dependendiente de la Generalitat (1). Para entendernos: es algo así como el tezanos catalán. Este suspenso se lo ha ganado a pulso quien formalmente es el president de la Generalitat y fácticamente un agitador de baratillo. Es lo mismo que escribe –aunque dicho con menos sosa cáustica--  Francesc— Marc Álvaro en La Vanguardia de hoy. Para quien no lo sepa, Álvaro es independentista pata negra.

Dígase la verdad: no toda la culpa de este estropicio es de Torra, porque al fin y al cabo él accedió al cargo «para liarla». La responsabilidad recae en quienes le mantuvieron a machamartillo en el cargo una vez demostrada su incapacidad e incompetencia. Pero ahonden en la cuestión: era esa incompetencia, precisamente, la que permitía que la cosa se fuera liando. Tanto que no pudiera tener marcha atrás. Porque tener con un presidente en condiciones hubiera sido arriesgado para el independentismo milenarista: se arriesgaba a encontrar soluciones políticas. Se necesitaba, pues, un perfectamente inútil, de chichinabo, al frente de la Generalitat. Pues bien, una mayoría holgada de catalanes le llama incompetente.



Post scriptum.--  Sepan que hoy pienso festejar por todo lo alto la victoria de la izquierda en Emilia – Romagna. Por todo lo alto, o sea, sin respetar las recomendaciones del médico.

domingo, 26 de enero de 2020

La disputa en Cataluña del mundo económico




Cataluña sigue siendo un mar de confusión. Por si faltaba poco dos instituciones económicas se están tirando los platos a la cabeza: la organización empresarial Foment del Treball y la Cámara de Comercio. Volveremos más adelante sobre este particular.

Mar de confusión: un presidente que está en entredicho legalmente, una casi inexistente acción de gobierno, ásperas relaciones entre los partidos independentistas que forman un gobierno más aparente que real y toda la pesca en constante turbulencia. O se va a elecciones como primera hipótesis de clarificar las cosas o seguirá esta contraproducente rutina. He dicho ´primera hipótesis´ --y no certeza--  porque el resultado de tales comicios no sería garantía de que Sísifo reanudara la cuesta.

Mar de confusión. Ahora, para no defraudar  a nadie, Fomento y la Cámara vuelven a la carga de sus viejas enemistades de antaño. Fomento, vieja organización empresarial catalana (adherida a CEOE), completamente hostil al independentismo; la Cámara, organización que recientemente se convirtió en el sagrario económico del independentismo, tras el asalto de un grupo de operadores a la institución utilizando  el viejo método del «aprovechamiento de las posibilidades legales», la única operación ´inteligente´ de los nuevos  reaganomics de Waterloo. La una y la otra se disputan la hegemonía en el terreno económico.  Y muy en especial quién lleva la voz cantante en toda la gran cuestión de la política de infraestructuras, agravada ahora por los destrozos del Gloria en el litoral. Agria disputa en la que han intervenido los sindicatos. Pacheco y Ros ha tomado posición, y aproximadamente han dicho, sin ambigüedades, que la Cámara se meta en sus asuntos. Así sea.

Como es natural Torra, siempre renuente a tomar los aperos de la labranza, apoyaría a la Cámara y ampliaría sus prerrogativas en una futura ley de Cámaras de Comercio de Cataluña.  Esta institución, históricamente orgullosa de sus atribuciones, hoy hace cola en el abrevadero.  Ahora, a la búsqueda de «los dineros del diablo».      

sábado, 25 de enero de 2020

Declaración del COLECTIVO PROMOTOR de la PLATAFORMA DE APOYO AL PROGRAMA DE GOBIERNO PROGRESISTA





El acuerdo que han firmado PSOE y UNIDAS PODEMOS, plasmado en un Programa de Gobierno titulado “COALICIÓN PROGRESISTA - Un nuevo acuerdo para España”, ha suscitado una ola de esperanza en todo el país. De esperanza y de ilusión de que se abra una nueva etapa que nos permita avanzar con medidas de justicia social para contribuir a la dignidad del trabajo, para una mayor justicia fiscal, para un decidido progreso en los derechos de la mujer, en los de los consumidores, para una necesaria mejora del sistema educativo, para hacer frente a la emergencia climática, para la profundización y actualización del Estado Autonómico, para el equilibrio, la igualdad y la solidaridad territorial, …, para construir nuevos espacios de libertad para el mayor y mejor ejercicio de los derechos democráticos.

No será fácil. Las fuerzas de las diversas derechas han manifestado con claridad su radical voluntad de dificultar, de impedir si pudieran, la aplicación de este Programa de Gobierno. Es necesario por ello que la voluntad popular de avanzar encuentre formas de expresión, de útil y resuelto apoyo a la gestión del gobierno, impulsando todas las posibles formas de participación de la ciudadanía en el soporte a esta propuesta de gobierno, a su programa de progreso.

Los partidos políticos que integran la coalición de Gobierno tienen evidentemente una gran e inmediata responsabilidad para hacer realidad su Programa, y es necesario reforzarlos por parte de todas las personas que se sientan identificadas con sus propuestas y formas de trabajo a corto y largo plazo. Pero no es suficiente. La esperanza suscitada no debe quedarse en la espera de sus deseados éxitos, debe traducirse en el apoyo inmediato de la amplia mayoría de la ciudadanía que se sienta identificada con el programa de gobierno, que entienda ya su interés en que se materialice. Estamos convencidos de que existen condiciones para transformar esta esperanza en un amplio movimiento social capaz de expresarse y, al hacerlo, de dar fuerza y eficacia a los objetivos inmediatos de la coalición de gobierno de progreso recién investido, para que el apoyo ciudadano contribuya a superar la incierta fuerza parlamentaria. Para que la ciudadanía no se sienta sólo receptora de los esperados beneficios del programa de gobierno, sino también agente activo en su desarrollo y aplicación.

Este apoyo supone ciertamente exigencia al Gobierno y a los partidos que lo apoyan de cumplimiento de sus compromisos, de trabajar para conseguirlo desde las instituciones. La esperanza y exigencia de la ciudadanía han de ir acompañadas de la intervención social para contribuir a superar las resistencias que se van a producir, que se están produciendo ya desde las fuerzas de la derecha, así como desde los sectores de nuestra sociedad que todavía no comprendan la relación de las propuestas de gobierno con sus intereses inmediatos.

Por todo ello, las personas que suscribimos este documento como promotores de esta iniciativa afirmamos nuestra voluntad de impulsar el amplio movimiento que se está ya configurando,
encontrando colectivamente las formas de trabajo más adecuadas en cada lugar y momento, a lo largo y ancho de la geografía de nuestro país.

A ello llamamos a toda la ciudadanía, sin ningún otro requisito previo, y sin ningún otro objetivo a más largo plazo, que el APOYO al PROGRAMA DE GOBIERNO PROGRESISTA. De las primeras formas de trabajo colectivo para tal fin surgirán propuestas de información, de debate y de acción, de relación con las instituciones de gobierno y con los partidos que las sustentan.

Como primera propuesta para este proyecto sugerimos que en cada ámbito de nuestra sociedad (territorial, social, vecinal, institucional, …) se constituya un NÚCLEO PROMOTOR, necesariamente autoconvocado a partir de la coincidencia en los objetivos inmediatos. Su difusión a través de las redes y otras vías de comunicación permitirá unas primeras formas de coordinación objetiva y posibilitará seguir avanzando en las formas de trabajo y de acción que en cada lugar se decidan.
Como primer objetivo, los núcleos promotores impulsamos la adhesión o inscripción a este proyecto.

Proponemos como primera meta que en un breve plazo lleguemos a las 25.000 adhesiones. Para ello hemos habilitado una vía para manifestar la adhesión a la propuesta en

Se crearán COLECTIVOS que para su identificación proponemos el nombre de “Plataforma local de Apoyo al Programa de Gobierno Progresista”. Los diversos colectivos autoconstituidos
deberán encontrar en el inmediato futuro las formas de relación y coordinación que en cada uno se estimen más adecuadas, también con los demás colectivos, así como con las instituciones de gobierno y las organizaciones políticas que apoyan el programa de progreso.
A todo ello contribuirá la más amplia difusión de esta Declaración como elemento común y aglutinante, junto a las específicas de cada lugar, y con ambas la difusión y explicación del PROGRAMA DE GOBIERNO PROGRESISTA, así como las experiencias concretas que en este trabajo vayan produciéndose a lo largo de toda la geografía española. Las primeras reacciones que se han producido a partir de la expresión de ideas en este sentido, así como otras experiencias, indican que este desarrollo es posible.

¡QUE LA ESPERANZA SE TRANSFORME EN INICIATIVA PARA CONTRIBUIR A HACERLA REALIDAD!

Firman:

Arias, Cesar B - Asturias

Aristu, Javier - Sevilla

Baragaño, Francisco - Asturias

Bengoa Bengoa, Santi - Vitoria Gasteiz

Boix Lluch, Isidor - Barcelona

Buey Suñén, Julián - Zaragoza

Camacho García-Moreno, Nati - Madrid

Carretero Castro, Julián - Badajoz

Coque Durán, Miguel - Cáceres

Gómez Acosta, Manolo - Barcelona

González Muntadas, Quim - Barcelona

González Vallejo, Santiago - Madrid

Hernández Lorenzo, Ángel - Valladolid

Jacomet, Salvi - Girona

Jorganes, Juan - Murcia

López Bulla, José Luis - Brcelona

López Graña, José María - Vigo

López Provencio, Pedro - Barcelona

Mellado, Andrés - Murcia

Navarro Ecudero, Antonio - Albacete

Núñez del Campo, Santos - Madrid

Obrador Moratinos, Paco - Baleares

Ribó Flos, Jordi - Barcelona

Ródriguez Alconchel, Rafael - Granada

Ródriguez Jara, Vicente - Valencia

Ródriguez Rovira, Josep María - Barcelona

Rodríguez Sánchez, María - Madrid

Ruisanchez Díaz, Roberto - Santander

Saez Martínez, José - Murcia

Santana Valls, José - Sevilla

Simon Velasco, Manuel - Madrid

Taboada Arribe, Lóis Uxio - A Coruña

Tellado, Pilar - Pontevedra

Viedma Molero, Fernando - Navarra

Zaguirre, Manuel - Barcelona

                                                                Enero 2020

Para más información sobre este documento: Isidor Boix (619300014 – isidor.boix@gmail.com)

Para los documentos e iniciativas de cada lugar: l@s coordinadores/as respectiv@s

viernes, 24 de enero de 2020

Salario mínimo y cuadro político


Es algo ya visto: de un lado, la España que se arremanga los brazos y se pone a trabajar y, de otro lado, la España que ladra cada vez con más ira. La España que se ha metido en harina es la que ha posibilitado la puesta en marcha del compromiso del Programa de Gobierno fijando el salario mínimo interprofesional en 950 euros. Es el Ministerio de Trabajo, el sindicalismo confederal y la CEOE. Así pues, mientras la derecha de secano y orinal sigue sin querer razonar (lo que comporta la imposibilidad de pactar), Comisiones Obreras, UGT y las patronales superan de manera vertiginosamente  rápida las dificultades que hubiere y llegan a un acuerdo. Las derechas se han quedado con el culo al aire: pensaban que el empresariado sería su acólito. Por lo demás, también la CEOE ha hecho oídos sordos a la prensa –llamada exageradamente especializada--  fámula de Casado y sus escribas agachados.

Sindicatos y patronales han demostrado, sobre todo, que cumpliendo su cometido, es como se hace el mejor servicio a la democracia y al Estado de derecho. Por lo general, esta subida ha sido recibida con moderada simpatía por algunos medios como La Vanguardia y El País. Sólo ha arrugado la nariz algún que otro aspirante a titular de la cartera de Economía, catedráticamente insatisfecho, que se ha sumado al coro de los post modernos: «Esta subida no destruirá empleo, pero frenará su creación». O lo que es lo mismo: como no se demuestra la sagrada premisa de incrementos salarios igual a destrucción de puestos de trabajo hay que crear un nuevo teologúmeno: esta subida frena la creación de empleo.

Este acuerdo se ha producido en un momento de gran tensión política: en una situación en la que las derechas se han propuesto –dígase sin remilgos—  crear un clima de desestabilización. Las derechas, cada vez más convergentes en el territorio ultra, intentan impedir la apertura de un nuevo ciclo político y, carentes de la necesaria relación de fuerzas para ello, organizan una descomunal barahúnda para ser resuelta por la vía de los artificios y mandangas de los éforos de la División Togada Aranzadi.

El otro día comentábamos que en una orilla del Guadalquivir se oían «voces de muerte» del sector pendenciero de los socialistas sevillanos mientras que en la otra orilla un grupo amplio de adheridos a la Plataforma de Apoyo al Gobierno se disponía a crecer y multiplicarse. Ahora, aparece una situación similar: el inefable García – Page lanza un torpedo al mismísimo Sánchez. Antonio Navarro, llamado cariñosamente Babypromotor de la Plataforma de Apoyo al Programa de Gobierno y albaceteño hasta la coronilla, refiere: «Su partido anuncia la reforma del Código Penal y responde que no se puede mercadear con él. Entiende por mercadeo llevar al parlamento, el foro soberano donde hay que debatirlo todo, una adecuación del Código Penal al ordenamiento jurídico europeo. Los contratiempos sufridos por los tribunales españoles en procedimientos contra políticos catalanes, no son fruto del capricho ni de la incomprensión de los jueces europeos en relación al procés, es más sencillo, simplemente hay delitos que no tienen encaje en la justicia europea».   Ya lo dijo Konrad Adenauer: “Hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido”.

Post scriptum.---  Lea, estudie y difunda la opinión del profesor Baylos sobre el salario mínimo: Salario mínimo y Diálogo social

Ver La Plataforma:  https://www.facebook.com/groups/676264126501899/



jueves, 23 de enero de 2020

Socialistas sevillanos otra vez a la greña


Parece que se repite lo de «voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir». Dicen los periódicos que los socialistas sevillanos vuelven otra vez a la greña. Es la lucha por el reparto de la túnica sagrada. Así pues, vuelven las comedias de capa y espada entre los susanistas y sus contrarios. Tal vez piensen que este es el mejor momento para enzarzarse en otra batalla campal. O quizás entiendan que esta –y no otra--  es la coyuntura más favorable para hacer todo lo posible para no recuperar la Junta de Andalucía.

Se supone que los dirigentes sevillanos que reanudan su vieja pendencia son conscientes del momento político en el que  nos encontramos. Y, al mismo tiempo, pensamos que son conscientes de las responsabilidades que tienen todos ellos en el estado actual de las cosas. Los dirigentes sevillanos no son novatos en la materia. Algunos tienen escamas que se han endurecido  con el paso del tiempo. Y, sin embargo, prefieren revivir la áspera contienda del Ok Corral.

Los socialistas sevillanos saben que Andalucía es un laboratorio en el que está ensayando la ultraderecha, aunque parecen estar necesitados  de que ello se les recuerde. De ahí que la vuelta al pasado sea un intento de suicidio en toda la regla.

En paralelo a este esperpento, también en Sevilla un grupo de ciudadanos se adhieren a la Plataforma de apoyo al Programa de Gobierno progresista, del que ya hemos hablado en otras ocasiones en este mismo blog (1). Sus señas están en https://www.facebook.com/groups/676264126501899/ y cuenta ya con cerca de tres mil adherentes. Es chocante esta situación: mientras unos nostálgicos de la bronca vuelven a las andadas, un grupo nutrido de ciudadanos apoya el programa de gobierno –ayer fue un gran día con la firma del acuerdo del salario mínimo a 950 euros.

Nota bene.---  Informamos al público que, en pocos días, la Plataforma dispondrá de un blog.      

1)           La foto de arriba recoge un momento de la asamblea sevillana de adheridos a la Plataforma. (Gentileza de José Santana Valls)

miércoles, 22 de enero de 2020

Miguel Ángel Rodríguez ya está colocado


Solo a los poco avisados ha podido extrañar el nombramiento de Miguel Ángel Rodríguez (en adelante MAR) como jefe de gabinete de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. MAR es un tipo volcánico así en el uso de la palabra como enérgico a la hora de hacer chocar con su Mercedes a tres vehículos estacionados en la vía pública. No queriendo sino por culpa  de tener su cabeza en poder de las uvas. MAR –diría Baroja--  es ansí. En fin, que ya tenemos colocado a MAR. 

El nombramiento de MAR no es irrelevante. Tiene unas características singulares y unas consecuencias evidentes. MAR, la mano larga de Aznar, tiene un mandato claro: viene a establecer una granítica competencia con Vox y a ser la vara verde de Ayuso, considerada en algunos  sectores del partido, un tantico mosquita muerta. Las consecuencias son estas: los de Casado avisan a los navegantes proclives al centrismo que pierdan toda esperanza. Más todavía, con MAR el Partido Popular está diciendo que no está contagiado por los ultras sino que ellos son los herederos de los Cien Mil hijos de san Luis y, por lo tanto, Vox no tiene media hostia.  

Si el minifundio de Arrimadas no aprovecha la ocasión  no parece que pueda levantar cabeza. Así se las ponían al séptimo Fernando.

martes, 21 de enero de 2020

Waterloo no paga traidores, Mayor Trapero



Josep Lluis Trapero, el primer jefe de los Mossos de l´Esquadra, calificado como  héroe tras el tristemente célebre 17 de Agosto en las Ramblas de Barcelona; el máximo responsable de la policía autonómica cuando aquel 1 de Octubre del mismo año se formó la que se formó, compareció ayer en Madrid ante la Justicia. Ningún político de la primera (ni segunda, ni tercera) división independentista acudió a arroparlo. Trapero fue al banquillo a cuerpo juncal. Sabemos de muy buena fuente que en los cenáculos independentistas se organizó meticulosamente la inasistencia. «Roma no paga traidores». Trapero es, así pues, el nuevo traidor del elenco que gestiona Waterloo y sus franquicias.

Las palabras de Trapero al Fiscal no defraudaron: la  declaración unilateral de independencia fue una barbaridad. Más contundencia todavía: tenía un operativo, con helicóptero incluido, para detener –si fuera preciso--  a Puigdemont y el resto del gobierno catalán. Abro paréntesis: con toda seguridad este Puigdemont no ignoraba los preparativos de su detención, ¿no será, pues, que puso pies en polvorosa para huir de los Mossos? Esto en el caso de que Trapero tuviera esa intención. Cierro paréntesis.

Las cosas claras: no sabemos si Trapero habla de manera contundente porque las cosas fueron así o –como otros se malician—por pura estrategia defensiva ante el Tribunal. Lo que sí está claro es que Trapero está ahora en la zona de los traidores y vendidos.  Su mentora, despechada, la Musa del independentismo, está como la Zarzamora «llora que llora por los rincones».

Frio en Madrid. Nieve en la España vaciada. Y la Brigada Aranzadi oliendo la presa. 


lunes, 20 de enero de 2020

La Mesa Gobierno de España – Gobierno de la Generalitat



La condición sine qua non para que Esquerra Republicana de Catalunya facilitara con su abstención la investidura de Pedro Sánchez era la constitución de una Mesa de diálogo entre los gobiernos central y autonómico. Se llegó a dicho acuerdo y los diputados de Junqueras allanaron la investidura, cada cual con la importancia, poca o mucha, que concedían a la gobernabilidad  de España.

Si la Mesa se consolida el gobierno de coalición se mantendrá y ERC se consolidará: se podrán aprobar los Presupuestos Generales del Estado, se abriría un nuevo ciclo político en España con la posibilidad de nuevos avances democráticos. Ahora bien, la Mesa tiene un problema: al ser un instrumento de diálogo entre ambos gobiernos, será Quim Torra quien, haciendo un esfuerzo inaudito por el trabajo que ello representaría, tendría que presidir la parte catalana. Error inmenso de ERC al plantear la mesa con esa característica. ¿Por qué lo hizo? Con toda seguridad para que el acuerdo con el PSOE tuviera mayor capacidad de digestión en las diversas hermandades del independentismo y por la idolatría de ERC hacia la figura institucional del presidente de la Generalitat sea éste Agamenón o Menelao. 

Ahora bien, Torra no tiene ningún interés en que ERC se consolide y mucho menos en que España haya gobierno, y si lo hay mejor que sea de la España de secano y orinal. Por lo que el diligente Torra torpedeará ad nauseam la Mesa de negociaciones o conversaciones, o como quiera llamársela. En resumidas cuentas, la cosa sigue como el tiempo: borrascosa y con vientos huracanados. Toquemos madera: podríamos quedar atrapados en la tempestad.


P/S.---  Lean a Paco Rodríguez de Lacea en http://vamosapollas.blogspot.com/2020/01/cunadismo-de-izquierdas.html