miércoles, 14 de octubre de 2020

¿Puigdemont, dónde vas sandio de ti?


 

Escribe Joan Maresme

 

Temporal en Waterloo. El parte meteorológico explica las inclemencias en esa cofradía política que oficialmente lidera Carles Puigdemont. Laura Borrás, sin embargo, ha decidido –dicen— disputar la titularidad de esa capitanía.

 

Noticias aparecidas en las últimas horas hablan de las dificultades para configurar la lista de Junts, el artefacto político que el hombre de Waterloo pretende poner en marcha, a partir de su ruptura con el PdCat. Estas noticias hablan de que ni Puigdemont ni su lugarteniente Jordi Sánchez ven con buenos ojos que la Borras se presente a las primarias para designar el cabeza de lista de la formación Junts; ella parece contar con el beneplácito de Torra y, al parecer, goza de gran predicamento entre las bases de la nueva formación. Esta pretensión, por lo visto trastoca los deseos del hombre de Waterloo y no encaja con su pretensión cesarista de acaudillar el movimiento secesionista. 

Lo sabemos de buena tinta: sus deseos consisten en proponer un equipo formado por sus fieles zarramplines Artadi, Calvet, Canadell y Puigneró, todos ellos de su plena confianza y sometidos a su absoluta voluntad con vocación de líder único del movimiento. Al parecer su pretensión sería, una vez conocidos los resultados--y suponiendo que quedara primero-- proponer él al candidato a presidir, con la idea de que no apareciera como el futuro President, sino una especie de Conseller en Cap, para así evidenciar ante que él es el auténtico President. No me negarán ustedes que el personaje se las trae. No ha tenido bastante con destrozar a su partido, llevar a Catalunya al desastre, político económico y social, de colocarnos en la peor situación de los 40 años de democracia. Sino que ahora --sin hoja de ruta, sin orden ni concierto-- persiste en caminar por esta senda rodeado, solamente por un equipo de fieles espoliques que lo único que van a conseguir es llevar a Catalunya al desastre final.

 

Por si esto fuera poco ahora se entrecruza lo que podríamos denominar operación CUP.

Rescatar a David Fernández para colocarlo al frente de la candidatura de la CUP en las próximas elecciones catalanas, fue una idea pensada viendo la deriva de pérdida de votantes que le daban las sucesivas encuestas que se han ido publicando en estos tres años de legislatura. Los que urdieron esta operación, que culminará este fin de semana con una proclamación solemne, pensaron que, dando una imagen más mediáticamente radical, no solo beneficiaria a la CUP, sino que contribuiría a debilitar a ERC y a los Comuns.

En un principio, esta operación, también beneficiaria a Puigdemont y, precisamente por eso fue, desde un principio bien vista por el entorno de Waterloo y, ha contado con la ayuda inestimable de todos los medios afines (que no son pocos) a él. Ahora, vista la deriva de disgregación del mundo post, post, post convergente, esta operación puede volverse en contra suya.  

Qué la CUP precisaba de un cierto rescate, sobre todo viendo los excelentes servicios que ha prestado al sector Waterloo, no se presta ninguna duda. Veamos la legislatura: la CUP siempre ha presumido de que se mueve en dos vectores, por un lado la independencia de los Países Catalanes y, de otro, el vector social.  Pues bien, si vemos su trayectoria parlamentaria, observaremos que, a lo largo de esta legislatura, solo ha servido de muleta del secesionismo y más concretamente del señor de Waterloo; un somero repaso de sus intervenciones en el Parlament muestra que sus apoyos se inclinan siempre hacia JuntsperCat y raramente hacia ERC, no hace falta decir que nunca hacia las fuerzas de izquierda (PSC y Comuns), curiosa manera de demostrar, en la práctica, su vector social. 

Hoy, Puigdemont y su entorno muestran una doble preocupación; de un lado -y no es menor- la ruptura del PdCat en tres pedazos (Junts, PdC. Y PNC) que, si no cristaliza una alianza de última hora la ley electoral les va a perjudicar sobremanera; de otro lado el rescate de David Fernández, lejos de beneficiarles, les va a perjudicar ya que el radicalismo mostrado por Puigdemont en los últimos tiempos entra en colisión con los márgenes de la CUP. Si vemos los aspectos “doctrinales” contenidos en el libro de Puigdemont (escrito a cuatro manos con Xavi  Xirgu) al margen de los puramente descriptivos y de ataque a Junqueras y, por extensión a ERC y, hacemos un análisis comparativo con los documentos que la CUP va a aprobar esta semana  y que servirán de base para el programa electoral, veremos que las coincidencias son, más que evidentes. De lo cual podemos deducir que, de cara al electorado, las posiciones más radicales tienden a neutralizarse entre sí. MI conclusión –preliminar- es que el rescate de D. Fernández, apoyada fuertemente por sectores cristianos ligados al independentismo radical, no beneficiara en nada a Puigdemont, al contrario será un factor de distorsión dentro del conglomerado independentista (recordemos 2,400,000 votos aproximadamente)  a repartir entre cinco opciones ( ERC, Junts, PdC, PNC, Y CUP), visto a día de hoy y, suponiendo que no haya acuerdo de última hora entre lo  que Enric Juliana llama el gen convergente.

 

Conclusión: el independentismo político se encuentra en estos momentos en estado gaseoso y podría serle aplicada la ley de Boyle--Mariotte, esto es, «La presión ejercida por una fuerza química es inversamente proporcional a la masa gaseosa, siempre y cuando su temperatura se mantenga constante (si el volumen aumenta la presión disminuye, y si el volumen disminuye la presión aumenta).»

Punto final: el embrollo de la situación catalana ha contagiado a la vida política madrileña.

 

Post scriptum.--- Lo que le ocurre al independentismo podría explicarse porque ha ignorado la máxima de don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».  

A bordo, Caldes d´ Estrach, 14 de Octubre de 2020

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