Lo
que le podría pasar al Gobierno de coalición es acumular otra crisis más: la
universitaria contra tu proyecto de ley. La verdad es que me hago cruces, porque te has
ganado la oposición de la comunidad universitaria –profesores y alumnos-- por dos motivos: los contenidos del mentado
proyecto y las formas verticalistas que estás utilizando. Voces amigas me
cuentan que has aprovechado el cierre de las Universidades para redactar un borrador a la americana y te niegas a dialogar
con el personal. Esas voces amigas son de Comisiones
Obreras. O sea, gente temperada.
Concretamente:
te niegas –me dicen-- «a constituir la Mesa Sectorial de Universidades para negociar el Estatuto Personal
Docente Investigador, limitando el debate a simples consultas para oír opiniones y
por lo tanto incumpliendo la obligación legal regulada en los artículos 15 y 33
de la Ley de Estatuto Básico del Empleado Público (derecho a la
negociación colectiva y a la participación en la determinación de las
condiciones de trabajo)». En resumidas cuentas que el conflicto tiene el
mismo sesgo de aquellos que la comunidad levantó contra los Ministros del
Partido Popular. Por sus contenidos y por la negativa a negociar. No sé por qué
digo que de ti hubiera sido el último en pensar que serías responsables de ese
desaguisado.
Querido ministro: sería chocante que –después de
toda una vida analizando los movimientos sociales de los cinco continentes— no tuvieras
la necesaria mano izquierda para manejar este asunto. Algunos esperamos que
estarás a la altura y saldrá un proyecto reformista de verdad, progresista,
después de un proceso de fecunda participación.
Gaudeamus Igitur.
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