sábado, 16 de julio de 2011

LA IZQUIERDA, LAS FINANZAS Y EL USO SOCIAL DE LAS CONQUISTAS (Tres apuntes)





Dejo apuntados tres pespuntes con la idea de desarrollarlos cuando pasen estas calores. Ahora mi lucha personal va dirigida contra las diversas variantes de mosquitos veraniegos: los mafosquitos y los roucosquitos, los cascosquitos quedan fuera de mi jurisdicción.





1.-- ¿Qué le pasa a la izquierda?, de Nicolás Sartorius en El País es un artículo que debería leerse con atención. Estas exigentes reflexiones se orientan directamente a la socialdemocracia, pero como advierte el título son, también, de indudable interés para el conjunto de la izquierda política y el conjunto de los movimientos que están en la izquierda. Entiendo que no pocas de ellas son de gran utilidad para el sindicalismo confederal. El problema que, a mi entender, tienen todos esos sujetos (políticos y sociales) es si hay o no voluntad de asumir el cambio de paradigma en el que nos encontramos desde hace ya demasiado tiempo.


En nuestro caso –me refiero al sindicalismo— se da el siguiente contrasentido: en la literatura oficial (el relato congresual) hay una aproximada lectura de los cambios y un elenco de propuestas acorde con ellos. Sin embargo, en la literatura real (las plataformas de los convenios colectivos y el conjunto de la política de concertación) se sigue en lo viejo.


2.-- Se viene insistiendo de un tiempo a esta parte que la economía (en especial las finanzas y principalmente las especulativas) han fagocitado la política. Una de dos: o la política no ha sabido hacer frente a esa situación o no ha querido. Tertium non datur? Es posible que haya una tercera hipótesis. Que exista una alianza no explicitada entre los mercados y la política, sabiendo que detrás de ellos hay gente concreta, de carne y hueso. Repito: una alianza no explicitada. En estos aproximados términos. “Oye, política: no te preocupes, sabemos hasta dónde podemos llegar. Nuestros movimientos seguirán la máxima de Dios aprieta pero no ahoga”. La política respondería: “Lo supongo; aquí un amigo”.


El problema es que, cual almas de cántaro, se ha pensado que los mercados no hacían política, que eran sólo y solamente sujetos económicos autónomos de la política. Pues no, diríamos algunos: hacen política. Una política autorrefrencial y autolegitimada. Salvando las distancias: de igual manera que los Medici dirigían la vida política de Florencia sin estar formalmente en sus instituciones.


3.-- Hace tiempo que tengo pendiente las reflexiones que inicié en
Metiendo bulla: EL USO SOCIAL DE LAS CONQUISTAS SINDICALES (1) Prometí ampliarlas, pero lo cierto es que sigo empantanado. La pregunta que me hacía es: ¿de qué manera usamos las conquistas que consigue el sindicalismo confederal? Por ejemplo, ¿cómo usamos el tiempo de no trabajo, el adquirido tras las reducciones de la jornada laboral? ¿cuál es la jerarquización de los presupuestos familiares o, más complicado todavía, cuál es la estructura de lo que mi amigo Javier Sánchez del Campo llama el PIF, o sea, el producto interior familiar?


El problema que tengo es, entre otros, que no sé dónde están las fuentes para poder consultar tan enrevesados problemas. He mirado las sucesivas encuestas sobre la calidad de vida, pero no encuentro (o no sé más) las pistas que me lleven a decir algo medianamente sensato.

viernes, 15 de julio de 2011

LA LENGUA BÍFIDA DEL NACIONALISMO CATALÁN




De una parte, el Gobierno catalán (una coalescencia entre los nacionalistas de derecha y modernas versiones de los teócrata-cristianos) está llevando a cabo una serie de recortes y desarboladuras del Estado de bienestar; de otra parte, el portavoz de dicho gobierno exige a la ciudadanía que tape la E (de España) en las matrículas de los coches. Por un lado, los jerarcas gubernamentales claman contra “Madrit” por su abigarrado neocentralismo; por otro, pactan –como lo hicieron sus bisabuelos de la Lliga-- con la derecha española, con el Partido popular, los Presupuestos de la Generalitat. ¿Incoherencias? Anda ya…


Más todavía, desde una esquina de Catalunya determinadas entidades claman por la insumisión fiscal (una reedición del viejo
Cierre de cajas), pero callan perinde ac cadaver ante los destrozos que la coalescencia gubernamental está llevando a cabo. Y la que, por ejemplo, sugiere el Consejero de Economía de que “se trabaje más tiempo por menos dinero” para que las finanzas vayan mejor. ¿Incoherencias? Anda ya …


En ambos casos se trata de la lengua bífida del nacionalismo gubernamental; un nacionalismo que –todo hay que decirlo— es desigualmente compartido por la mayoría de las fuerzas políticas catalanas, especialmente por el partido mayoritario de la oposición que sigue más preocupado por buscar el capitán de su nave sin que se sepa cuál es su rumbo. Estamos hablando de un nacionalismo que sabe cómo distribuir, con o sin copago, unas determinadas dosis de cloroformo de masas.



Radio Parapanda.
Tendencias en la crisis y reforma de la negociación colectiva: algunos interrogantes, docet Antonio Baylos.

viernes, 8 de julio de 2011

NO TENGÁIS MIEDO DE LO NUEVO

Primer tranco. El sindicalismo ha jugado un papel no desdeñable en los importantes y vertiginosos cambios que se han operado en los centros de trabajo, en la mejora de la condición de trabajo y vida del conjunto asalariado y en la sociedad: de manera directa y, podríamos decir, “en diferido” *. De manera directa mediante su acción propositiva así en la negociación colectiva como en todas las vertientes de su práctica contractual; “en diferido” a través de la repercusión del ejercicio del conflicto social. Ello no empece que, junto a los avances y éxitos innegables, hayan existido –e incluso se mantengan-- indefiniciones e insuficiencias, distracciones y errores. Pero el “beneficio de oportunidad” –el valor de lo conseguido-- es ventajoso para el sindicalismo confederal. Lo que es conveniente recordarlo a todo el mundo: a los trabajadores, a la gauche qui rie y a la gauche qui pleure. No se trata de un impúdico exhibicionismo sino de mera constatación. Para muestra ahí va el siguiente botón de oro: el nivel de cobertura de la negociación colectiva española alcanza al 80 por ciento del conjunto asalariado. Lo que lleva a un apesumbrado Guillermo de la Dehesa a considerar que este es el primer problema (sic) de la negociación colectiva (1).



Sigue en
http://togapunetas.blogspot.com/2011/06/no-tengais-miedo-lo-nuevo.html




* Artículo publicado en la Gaceta sindical (reflexión y debate) Sindicalismo, trabajo y democracia. Junio 2011






martes, 5 de julio de 2011

NO SON SUBVENCIONES A LOS SINDICATOS. Un abrazo a Javier López






Mi amigo Javier López, secretario general de la Unión de Madrid-Región de Comisiones Obreras ha salido a la palestra con un clarificador artículo: SUBVENCIONES A LOS SINDICATOS. Por supuesto, lo comparto. Y, desde el hilo conductor de sus reflexiones, me lanzo al ruedo desde mi privilegiada posición del tendido de sol y sombra.


No creo que la palabra “subvención”, a la que desde tiempos antiguos nos hemos acostumbrado (en el asunto que nos ocupa) sea acorde con el hecho de las transferencias que recibe el sindicalismo confederal de unos fondos provinentes de los Presupuestos Generales (así del Estado como de las Autonomías). Vengo razonándolo desde, por lo menos, el año 2007. Lo puede atestiguar Joan Carles Gallego.


No se trata, pienso, de subvenciones sino de la contraprestación de: primero, una serie de aportaciones concretas a la economía y la sociedad que realiza el sindicalismo; segundo, un cúmulo de servicios que el sindicalismo hace frente a la desresponsabilización de los poderes públicos ante una serie de problemas. Lo explico.


La representación sindical, dentro y fuera de los ecocentros de trabajo, propone en los procesos negociales una serie de cuestiones que, en no pocas ocasiones, representan utilidades, no sólo al conjunto asalariado sino a la propia empresa y, por extensión, a toda la economía. Así pues, es de rigor que esa representación sea compensada, precisamente para continuar su tarea de seguir proponiendo y concretando utilidades.


Cuando el sindicalismo confederal pone en marcha institutos como el CITE, que tutela a los trabajadores inmigrantes, está ejerciendo una serie de tareas que, en buena medida, son la consecuencia de la desresponsabilización de los poderes públicos. Así pues, en rigor no se trata de subvenciones sino de unas transferencias a quien ejerce unas tareas específicas que, en gran medida, evitan o palian una serie de patologías sociales.


Así las cosas, repito machaconamente me parece que económica y socialmente es un contrasentido hablar de subvenciones. El problema es que nos hemos acostumbrado a esa terminología por pura rutina y, por puro acomodo, hemos dado pie a que se extienda (aunque ello no impediría el vocerío aguardentoso de la alianza de la caspa y la brillantina) que también el sindicalismo está inserto en ese magna de las subvenciones. Esta es la tesis que vengo repitiendo desde hace más de un quinquenio.


Querida familia, ¡dejad de hablar de subvenciones y llamar a cada cosa por su nombre! Acordaros de Lewis Caroll en Alicia en el país de las Maravillas. Perdonad a este viejo cascarrabias: dejad de confundir el magnesio con el manganeso. Porque a los poderes públicos les interesa hablar de "subvenciones" como una cuestión clientelarmente graciable. Que no es el caso de lo que estamos hablando.

lunes, 4 de julio de 2011

LOS MERCADOS NO DEJARÁN QUE SE HUNDA EL MUNDO




Me da mucho que pensar la lectura de un pseudoeditorial de El País de hoy: Puertas hacia el otro mundo, se titula. En dicho suelto se habla de la estimación de algunos cacólogos que propalan que el planeta estallará el 21 de diciembre del año que viene, aunque no dice exactamente la hora. Eso sí, hay una triquiñuela para el que quiera escaparse del Argamedón: refugiarse en Bugarach, un pueblecico galo casi al pie de los Montes Pirineos que, como se decía en tiempos pasados, nos separan de Francia.


La noticia está haciendo correr ríos de voz en las tertulias de cafetines y barberías. Unos dicen que pitos y otros que flautas. Izquierda Unida de Extremadura se ha abstenido de opinar al respecto. La tranquilidad, empero, ha venido de las fuerzas económicas, especialmente de los mercados y, más todavía, de sus escribas sentados. “No vamos a permitir que nadie nos fastidie el negocio ahora que estamos en el pináculo”, añadieron los mercados con voz aproximadamente aguardentosa. En la orilla de enfrente, la oenegé Global Salvation World (GSW) hizo un comunicado breve y confuso, aunque el argumento parecía ser que la noticia era una treta del Gremio de Hosteleros de los Bajos Pirineos con la idea de incrementar el turismo en la zona mientras la cosa se aclaraba. Por su parte, un sector montaraz de la Conferencia Episcopal Global, Monsignore Filippo Della Truffa, alineándose con el sector proclive a la calamidad cósmica, abunda en la idea de su conmilitón, el obispo alcalaíno: “Es la única manera de acabar con la homosexualidad: "fiat justitia et pereat mundus”. Y por si no fuera suficiente añadió: “fiat justitia et ruta caelum”.


Por nuestra parte –no nos es dado abstenernos en tan inquietante controversia-- entendemos que no nos encontramos ante un problema de eutanasia del Cosmos, ni ante una cuestión teologal. Así pues, diremos enfáticamente que es la economía, estúpidos. No es un problema teologal: no es creíble que las gabelas y simonías que recibe la santa madre iglesia desaparezcan sin más ante un problema que afecta a la picha y al culo. Es, repetimos, una cuestión económica: los mercados no van a provocar un terremoto de ese calibre con el riesgo de sucumbir ellos en ese berenjenal. En todo caso, hay otros motivos, aunque de menor entidad, que abundan en la imposibilidad de que se cumpla el vaticinio: todavía no se ha aclarado en qué lengua oficial se celebrará el Juicio Final, dado el choque de los trenes nacionalistas.

Hay, además, ciertos datos en la línea de la anticalamidad: el acuerdo alcanzado entre los mercados y Rubalcaba (ante la oposición enrabiada del Partido Apostólico de las dos Erres, Rajoy u Rouco) que estipula: 1) el apoyo sin fisuras de los mercados a Rubalcaba para que 2) una vez en el gobierno don Alfredo, se proceda a una macroreforma de las reformas que reformaron lo que no se reformó en aquella reforma. Un pacto y unas intenciones que han dejado un tanto amoscados, pero no excesivamente, a los teócrata-cristianos de aquende y allende el Ebro, acuciados por don Parné al sentido de la responsabilidad de Estado.


Por lo tanto, tranquilidad. Porque a pesar de que
han cambiado los 'mercados' y también la doctrina del Tribunal Constitucional español, esta mudanza –sobre la que se interrogan nuestros dos Enriques, Lillo y Fossoul-- no comporta er fin der mundo. Sea.









Radio Parapanda. Una prueba de que no existe peligro alguno es la incorporación al elenco de personas inquietantes del blog de Alfons Llopis, http://alfonsllopis.blogspot.com/















sábado, 2 de julio de 2011

MÁS SOBRE LA JUVENTUD EN COMISIONES OBRERAS







En la foto: un asombrerado Carles Navales (q.e.d), Rosa María y su marido (Quim González), con boina un anciano que pasaba por allí.






En julio de 2009 un grupo de estudiosos elaboraron un informe, La diversitat en el sindicat, publicado por el CERES (1). Se trata de una investigación sobre los rasgos demográficos y ocupacionales, los valores y la participación en Comissions Obreres de Catalunya. Se trata, a mi entender, de un valioso documento que, a buen seguro, está en las mesas y pupitres de los grupos dirigentes.


Ayer hacíamos algunos (insuficientes) pespuntes sobre la cuestión juvenil en el sindicalismo confederal y, concretamente de CC.OO., a propósito de la noticia que daba en su blog el amigo José María Izquierdo sobre la Escuela de Verano del sindicato extremeño. Pues bien, cogiendo el rábano por las hojas, vamos a seguir dándole vueltas a la cabeza, aunque también de manera no menos insuficiente que ayer.


Los autores del libro, estamos hablando del año 2008, nos dicen –en la página 28— que hasta la edad de 24 años los mozuelos representan el 1 por ciento de la afiliación y las chicas el 1,5 por ciento; de 25 a 29 años, los primeros son el 5,9 por ciento y ellas el 8,7 por ciento. Con respecto a los años anteriores los jóvenes han avanzado un 1 por ciento y las chicas un 4,5 por ciento. Lo que indicaría hasta qué punto, comparado con el gráfico de la población asalariada de Catalunya (que mi torpeza en el gobierno de este chisme tecnológico impide trasladar a esta página), este colectivo juvenil está (sub)representado en el sindicato. Posiblemente esos datos han mejorado en los últimos cinco años, pero no parece posible que hayan sido muy llamativos.


Así pues, nos encontramos ante un cierto callejón (que, de momento es) un tanto oscuro: el nivel de afiliación de la muchachada es tan bajo que no es capaz de establecer cambios substanciales en la estructura etaria de la representación y, a su vez, esta estructura no propicia el incremento de la afiliación al sindicato. ¿Una pescadilla que se muerde la cola? ¿Cómo romper esa tendencia, agravada por la contumaz ley de los demógrafos de Parapanda que afirman tan panchos que “cada año que pasa somos un año más viejos”? Doctores tiene la casa, por supuesto. Pero algo, de manera urgente, es necesario poner en marcha. Que vaya en dirección de primar cualitativamente a la juventud en todos los niveles de la representación, así en el interior como fuera del ecocentro de trabajo. Hay que salir de ese callejón oscuro, mal iluminado y fuera de la city. Así pues, no es una estridencia plantear que la juventud debe invadir la representación sindical.


La coartada que hemos oído afirma que la juventud no es una condición para propiciar los procesos renovadores del sindicalismo. Pero dicho alibí no dice que la senectud tampoco es condición alguna para el refresco de la casa. Por lo tanto, in dubio pro reo.



(1) El estudio, coordinado por Pere Jódar, cuenta con los trabajos de Ramon Alós, Sergi Vidal, Luis Ortiz y Daniel Garrell. [No figura mujer alguna, todo hay que decirlo]












Comentario de Jorge Carrillo Menéndez en facebook: Jorge ha escrito: "Yo creo efectivamente que el problema de la juventud en el Sindicato es la pescadilla que se muerde la cola,... y algo más. Los que ocupamos cargos tenemos tendencia a pensar que los imprescindibles somos nosotros. Y nos resistimos a nuestra sustitución. En mi sector - el aéreo - tuvimos que sustituir la dirección de la sección sindical más grande -entonces 1500 afiliados - y promocionamos a jóvenes, sin exoperiencia. La media de edad de los dirigentes pasó de los 55 a los 32 años, y la afiliación supera ya los 2000! Y los que vienen son casi todos jóvenes de entre 20 y 30".