lunes, 20 de julio de 2020

¿Hay vida inteligente en el planeta Barcelona?




1.--- Dicen los medios que más de doscientos mil coches salieron de Barcelona durante este fin de semana. Lo que equivaldría, sobre chispa más o menos, a medio millón de personas. Huyen del tremendo rebrote de la pandemia en Barcelona, ciudad que tiene ya una situación inquietante. Primera observación: estamos ante una irresponsabilidad de masas, que actúa con los esfínteres descontrolados y no con la cabeza. Segunda observación: crisis total de autoridad del gobierno catalán, así en la gestión sanitaria como en inculcar e imponer la debida disciplina ciudadana. Ni sabe gestionar ni tiene autoridad para imponer.

Y como la gestión de Torra es de calamitosa ineficiencia se precisa montar un quilombo para distraer a la opinión pública. Es decir, organizar un pollo lo suficientemente mediático para tapar las vergüenzas políticas de todo el gobierno. Torra se plantea presentar una querella contra el Rey emérito. Sin embargo, nunca –ni antes, ni ahora ni seguramente mañana--  se le ha ocurrido hacer lo mismo contra Jordi Pujol. Porque si bien Juan Carlos de Borbón es un corrupto –español para más precisión--  Jordi Pujol es nuestro corrupto. Igualico, igualico que Tv3%.

Conclusión provisional: poca vida inteligente parece haber en esa zona del planeta Barcelona.  

2.--- Se han reconfigurado los presupuestos de la Generalitat con una ampliación de 1230 millones de euros. Ni cinco minutos han pasado cuando Joan Canadell –presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, gasolinero e independentista para negra—  ha denunciado que los presupuestos tienen un «excesivo sesgo social». Mientras tanto, la cofradía de Waterloo afirma que la nueva pipirrana política que preparan será de izquierdas. Toni Comín, versátil andariego donde los haya, será su portavoz. Son las enseñanzas del primerizo Jordi Pujol que, tras fundar Convergéncia Democrática de Catalunya, dijo inspirarse en la socialdemocracia sueca de Olof Palme; pian piano fue matizando, matizando y matizando con continuas manos de pintura hasta transformar aquella socialdemocracia en su antípoda.

3.--- Dicen que pronto aparecerá en el planeta Barcelona el libro del hombre de Waterloo. Que haya poca vida inteligente en el planeta Barcelona tiene poco que ver con la incontinente aparición de libros y más libros sobre el procés, la república catalana y la vida y milagros de unos u otros líderes de la cosa independentista. Con frecuencia lo inexplicable es lo que suscita mayor afán de explicación. Fíjense bien: los teólogos afirman que «Dios es indecible»; sin embargo, centenares de miles de ellos han publicado millones de teorías sobre el Padre Eterno. Se lo dije un día a Nepo García—Nieto, jesuita y comunista, y se echó a reír. García—Nieto vivía en el planeta inteligente de Cornellá.

Pues bien, ¡al grano!: en dicho libro el hombre de Waterloo nos dice «que no podemos esperar quince años». Mal dicho, todos los pronosticadores de fechas han fracasado estrepitosamente. Este caballero no está al tanto de las cosas que pasan. Por ejemplo, se le ha escapado el detalle siguiente: en Escocia los independentistas  han decidido seguir el ejemplo de sus hermanos catalanes y se han escindido. Igualico que aquí: entre los que ponen la independencia al baño María y los que quieren llegar a ella mediante aspavientos. No parece que tampoco haya mucha vida inteligente en el planeta Escocia.


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