sábado, 29 de noviembre de 2014

Desempoderar el monopolio religioso

Escribe Hèlios López Roig



La Iglésia católica como institución representa todavía uno de los poderes fácticos más importantes de este país. La corporación de cofrades y la  red de pederastia de Granada tendría que sepultarla de vergüenza. Pero la Iglésia tiene sus mecanismos de defensa, sus anticuerpos y no dará una respuesta razonada a la sociedad ante estos hechos.  No tardaremos en escuchar ejemplos de “propaganga” como que esos fulanos eran unas “ovejas negras pecadoras y descarriadas del camino del Señor” disfrazadas de buen pastor para no infundir sospechas. Otro mensaje que pueden colgar es que la Iglésia tiene como una de sus obligaciones el acoger en su seno a todos los hijos de su Dios. Nos venden que fuera del cesto católico no hay salvación. Pero al superar el miedo y la ignorancia, al menos sabemos unas cuantas cosas sobre este cesto y su contenido que inventaron y rellenaron hace ya 2000 años.

1.      Tiene un fabuloso aparato de poder: control, privilegios, lujos, interferencia, ingerencia, propaganda e influencia sobre la sociedad.

2. Tiene un descomunal colchón de riquezas y patrimonio: tesoros, arcas, banca, capital, depósitos, tierras, bienes, inmuebles, acciones, intereses.

3.     Sabe jugar muy bien sus cartas.

4.     En su núcleo central está carcomida por dentro.

5.     Actualmente el monopolio del discurso religioso y moral se ve cuestionado y amenazado fuertemente por otras creencias, opciones, alternativas y estilos de vida que, ante todo, ofrecen más salidas y esperanzas

Siendo así las cosas, y que ante todo, hemos reconocido que la respuesta de la Iglésia ante la crisis social más grande de la historia, ha sido más que irrelevante e indiferente, propongo que este gran cesto y su contenido se desamortice de forma sostenida en un 50% dentro de este primer cuarto de siglo XXI para activar estas 4 grandes líneas:

1.      Desempoderar la Iglésia de su monopolio, reduciendo su tamaño, su peso, su poder, su àrea de influencia social y cultural en esta era de la información, el conocimiento y las nuevas tecnologías.

  1. Auditar, supervisar y controlar de forma pública, democrática, transparente y rigurosa sus fuentes de financiación, sus cuentas y sus gastos.

3.     En lo sucesivo, devolver a la ciudadanía el 50% de sus riquezas y  patrimonio acumulado durante siglos para reactivar y relanzar las políticas que necesita un Estado del Bienestar ámplio, moderno y laico. 

4.     Obligar a la Iglésia a reparar con justícia a las personas y a las famílias que han sido objeto de sus crímenes y abusos des de la Guerra Civil.


Radio Parapanda. Discurso de Francisco en el Parlamento europeo:  aquí lo facilito.

jueves, 27 de noviembre de 2014

De victoria en victoria hasta la derrota final



Javier Terriente

La nueva cosa política, un término ambiguo que definiría la emergencia de un nuevo sujeto político aún por contrastar, ha encontrado en Podemos una manera de expresarse con todas las carencias y limitaciones propias de las rutas que conducen a inesperados descubrimientos. Nada ni nadie puede garantizar el éxito de la misión, pero la travesía, pese a vientos de signo contrario, materiales no testados de la embarcación y una tripulación poco convencional, cuenta, de momento, con un sistema de coordenadas y un punto de destino, cuando menos, verosímil.

PP y PSOE, se enfrentan a la irrupción de Podemos de diferentes formas pero bajo un común denominador: la inquietud, incluso la zozobra, envuelta en calificativos despreciativos y hasta calumniosos. No parecen conscientes de que se ha abierto una nueva etapa marcada por la insolente impugnación de las oligarquías políticas, económicas y financieras (la casta, de la que tan orgullosamente algunos dirigentes políticos se sienten parte), que los sitúa en el centro de la tormenta. Y es tal la ira desatada entre los ciudadanos de todas las condiciones, que los habituales esquemas de izquierda-derecha han quedado sobrepasados por una voluntad unitaria y democrática de cambio que interpreta la recuperación de los derechos sin exclusiones, el empleo y la ética pública como el programa de una nueva mayoría social y de gobierno. 

Ambos partidos se ven arrastrados por el declive del bipartidismo, pero no pueden evitar su decadencia, acelerada a golpes de una corrupción sistémica que afecta a todas las instituciones del Estado, y en cuyo socorro acuden precipitadamente como si corriesen a salvar a Roma de la llegada de los bárbaros. Hacen meritorios esfuerzos por recomponer la vieja política aferrándose a un tren desbocado que ellos mismos pusieron en marcha y del que han obtenido ventajas comparativas obscenas, pero sus intentos de recuperar el terreno perdido con propuestas para una regeneración democrática, primarias y cambios de liderazgo e imagen, resultan poco convincentes. Por ello se necesitan desesperadamente, para hacer que la maquinaria del sistema funcione, aunque se nieguen a reconocer una identidad compartida y de mutua complementariedad. En el fondo no podrían sobrevivir fuera del abrigo bipartidista. De modo, que no hay solución a sus aprensiones, por otra parte justificadas.

Paradójicamente, el que más lealtades exige y, sin embargo, menos se siente comprometido con su contraparte, al que ningunea irrespetuosamente de forma habitual, es el PP. Su plan, implacable con los débiles, que tan buenos réditos le ha dado en el pasado, no admite demoras ni compasión, aunque su ardor doctrinario le impide ver que es ahí donde se encuentra la clave de su probable derrota. Y si aún se empecinan en no alterar el plan preestablecido no es porque que sean torpes, no, es que no han necesitado ser inteligentes; ni sean malvados ni egoístas de nacimiento, no, es que no se han exigido ser generosos ni solidarios. Con el poder les bastaba.
Tampoco es que sean analfabetos ni desprecien la ciencia por aquello de la herencia tridentina tan española. No. Es que tienen más que suficiente con las franquicias, las investigaciones y patentes extranjeras, combinadas con un tipo de productividad/competitividad protoindustrial, basado en la extrema precariedad de las fuerzas del trabajo, la cultura y la ciencia, y en una inmensa legión de parados empobrecidos. Hagamos memoria: El sueño de las clases dirigentes de este  país fue tener una chacha que les lavara la ropa a mano por dos duros, antes que adquirir una lavadora. De ahí que pretendan imponer un modelo de dualización social de nueva planta, que dimanaría del orden natural de las cosas y de la propia condición humana. No hay más que oírlos hablar de los huelguistas, los sin casa, los sin trabajo, los sin de todas las clases y categorías: “la chusma”, “la gentuza”, “que se jodan”. Naturalmente, la vía centralizadora y la de un autoritarismo expansivo forma parte orgánica de un proyecto que no admite acuerdos ni consensos, sólo sumisión. Su complemento perfecto se identifica con una clamorosa ausencia de alternativas creíbles, lanzadas a toda prisa, como si fuese necesario sobreactuar para encubrir pasados errores y un presente inacabable de corruptelas, en una agenda marcada por el empuje de Podemos. En este escenario de pesadilla, con vocación intemporal, los ciudadanos serían despojados de su condición de tales y castigados con la pérdida completa de sus derechos asociados. Mientras tanto, se difunden en el universo fragmentado del mundo del trabajo redes feudalizantes que reemplazan antiguas y sólidas alianzas y relaciones contractuales, por la sumisión incondicional de un sinfín de categorías profesionales desreguladas por la crisis. Se trata de la nueva versión de Ley y Orden para una época postfordista, que pretende sustituir las tradiciones de resistencia y solidaridad de las clases subalternas por espacios de obediencia debida, y reorganizar las complejas relaciones sociales de hoy sobre el epicentro del autoritarismo, la antipolítica y la mística de un mercado sin reglas. 

Una cosa es cierta, la irrupción de Podemos está agitando las aguas largamente estancadas, diríase que pantanosas, por años de alternancia cortesana de la política española. De repente, se han encendido todas las alarmas: Podemos representa un riesgo real para la estabilidad del reparto político. Y puede que no se equivoquen. Urge, por tanto, anatemizarlo, tenerlo a raya fuera del recinto de la realpolitik en el que confraternizan los falsos herederos de la Transición, segregándolo con el estigma de lo profano: Pragmatismo frente a populismo, realismo frente a demagogia. Hasta cierto punto es lógico que el uso despectivo del término “populismo” referido a Podemos tenga un cierto éxito entre quienes han contribuido a que este país haya acabado en manos de un grupo de intocables. Hasta ahora. No obstante, causa cierto rubor que tales afirmaciones procedan de partidos que por haber hecho bandera del “pragmatismo” y del “realismo”, hayan perdido la confianza de sectores importantes de las clases populares e intenten sacudirse sus derrotas por la vía exprés de medidas urgentes anti corrupción, débiles, limitadas y a destiempo. Probablemente ya sea demasiado tarde.

¿Pragmatismo? ¿Acaso la historia reciente de España no ha sido sino la exacerbación de un pragmatismo difuso, mezclado con altas dosis de populismo en interés de los de siempre? Por lo visto, lo pragmático es privatizar empresas públicas, desregular las relaciones laborales, las políticas de suelo, vivienda, medioambiente, la contratación pública, modificar el artículo 135 de la Constitución (y ahora defender lo contrario por razones de imagen), por no hablar de regalar los bancos y cajas rescatados con dinero público a otros bancos parasitarios del Estado, arrojando a la pobreza a millones de trabajadores y a centenares de miles de personas fuera de sus hogares. Pragmatismo debe ser proteger, ocultar o colaborar con los corruptos, permitir que la economía sumergida y el fraude fiscal alcance el 24, 6 % del PIB (Gestha), elevar las tasas de desigualdad a niveles inauditos u obligar a emigrar los jóvenes científicos, en medio de una tasa desempleo juvenil que ronda el 55% (Andalucía, el 65%).  Etc, etc.

Luego entonces, ¿desde qué cima del pensamiento y de la razón ética condenan la falta de pragmatismo de sus oponentes políticos o sociales, incluido Podemos?, ¿a qué se refieren cuando hablan de populismo en tono acusatorio? A un vocablo en el que cabe lo uno y su contrario. Una palabra de significados opuestos que diluye las diferencias y contradicciones entre los sujetos e individuos a los que hace referencia. Ese milagro semántico suele emplearse desde una supuesta equidistancia político-moral (o una evidente mala fe), que permitiría adjetivar como “populistas” al Front National, al UKIP, la Liga Norte, el Movimiento 5 Estrellas y al resto de fuerzas y gobiernos de ultra derecha y parafascistas europeos, al lado de Syriza o Podemos (A. Guerra, dixit). A este propósito, Alex Grijelmo (El País, 27.07.14) acota oportunamente que populismo y populista….”ya no sirven tanto como términos que describen, sino que se han ido transformando en palabras que juzgan”.

Surge entonces una paradoja sorprendente que atenaza a los partidos tradicionales de la izquierda, y que recuerda las escenas finales del Baile de los Vampiros de R. Polanski: Mientras el joven y feliz protagonista abandona en trineo el castillo de los monstruos, junto a su novia y al viejo profesor experto en vampirismo, convencido de su destrucción, la cámara nos muestra discretamente a la chica en el asiento de atrás inoculada por el Mal, mostrando los colmillos. Moraleja: Combatir el Mal (la corrupción y los efectos sociales del saqueo) con las armas tradicionales (ajos, cruces, estacas, exorcismos), es decir con políticas y partidos de viejo cuño, sirve de poco; como mucho, crear una apariencia engañosa de victoria momentánea, bajo la cual podría anidar el germen de la derrota.

A este propósito,  los partidos socialdemócratas festejaron como un triunfo propio la disolución de la URSS y del “socialismo real” tras la caída del Muro, creyendo que ello les abriría el camino hacia la gloria y la hegemonía definitiva en la izquierda. Tanta arrogancia les impidió ser conscientes de que el radical cambio de reglas que ello comportaba, los arrojaba a los márgenes de una imparable marea ultraliberal que se había desatado en los años 80 celebrando el “Fin de la Historia”. Esto es, la Historia, entendida como el proceso hacia el socialismo, la utopía y los sueños de emancipación social, había muerto, profetizaron. Y con este anuncio apocalíptico, los conservadores se lanzaron por mares y montañas a la demolición del Estado social y de derecho  y de los supuestos privilegios de las clases trabajadoras, de las tutelas públicas y de los espacios de intervención del Estado. Lo que ha sobrevenido después es bien conocido: remite a un proyecto europeo truncado, cuyo mejor exponente es el Tratado de Lisboa, en vías de des-socialización y des-democratización, fruto de un nuevo pacto social-conservador hacia el abismo; una larga etapa que aún perdura, de inmersión del movimiento socialista y socialdemócrata en la buena nueva del pensamiento neoliberal con rostro humano, que en España derivó en nuevo modelo político de corresponsabilidad bipartidista. Sin embargo, ¡ironías del destino!, después de tantos años combatiendo a los partidos comunistas, sin distinción, sobrecargándolos de toda clase de tópicos, la forma-partido socialdemócrata no puede evitar, ahora, semejanzas evidentes con su ex enemigo soviético de antaño, que explican en buena medida su decadencia: la función subsidiaria de los ciudadanos y de sus organizaciones respecto al Partido, que actúa de guía providencial en los procesos políticos; la (con) fusión del partido con los poderes políticos y administrativos (estatal, comunitarios o municipales); la intolerancia hacia la pluralidad interna; la reducción del papel de los afiliados al refrendo de dirigentes y candidatos, previamente cooptados; la concentración del poder en un grupo reducido de dirigentes, irrevocables y sin limitación de mandatos; las malas prácticas clientelares y corruptas; el empleo habitual de puertas giratorias… En definitiva, hay una ley de hierro inexorable que domina el funcionamiento de los partidos socialdemócratas, basada en el poder de una trama de barones territoriales interdependientes y jerarquizados que alcanza a todos los escalones de la estructura: Paz interna por territorios. Puro “pragmatismo”. Puro centralismo burocrático. Puro sovietismo.

Al final, la historia política se repite en un bucle interminable: nominalismo de izquierdas mientras se está en la oposición,  pragmatismo de derechas en tiempos de gobierno. A continuación, descalabro electoral y vuelta a empezar el ciclo de nuevo. O lo que es igual: Puerta de Elvira en Granada (oposición) y en Sevilla Doña Elvira (gobierno).

Es cierto que las encuestas confirman que la derrota del bipartidismo en las pasadas elecciones europeas no es un fenómeno efímero, al igual que el ascenso de Podemos y el evidente retroceso de IU.  En tanto, el PSOE, estancado en su regresión, se encuentra ante un dilema dramático que trasciende la simple “renovación de personas y métodos”, al pretender encontrar un espacio equidistante, imposible, entre el PP y Podemos, en una carrera a contra reloj por descargarse de las políticas que lo llevaron a la bancarrota. Sin embargo, dar por muerto al bipartidismo sin que este haya agotado el ciclo electoral completo (municipales, autonómicas y generales) llevaría a una imperdonable subestima de la resistencia del sistema. Que haya surgido una situación excepcional en todos los sentidos, no significa en absoluto que se traduzca automáticamente en un nueva mayoría liderada por Podemos. Entre ganar y alzarse con la victoria hay un largo recorrido que puede interpretarse en clave de derrota, si la apuesta de asaltar los cielos fuera inalcanzable  al primer intento. Otra cosa sería si se produjera por grandes etapas o por consensos postelectorales Ahora bien, ¿está preparado Podemos para digerir una amarga victoria aunque la aproxime a su objetivo? Más vale que entrene la resistencia. Y la humildad. Por si acaso. 



miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿ELECCIONES PLEBISCITARIAS, DICE USTED? Venga ya…




Mariano y Artur, Artur y Mariano siguen sin hablarse a la cara. De manera que si tienen los medios de comunicación a su disposición, ¿para qué dialogar o lo que sea? En realidad ambos se dirigen directamente la ciudadanía, no al otro. Es la técnica del «demagogo oligárquico», del que se habla en Dialogo intorno alla Repubblica. Norberto Bobbio – Mauricio Viroli [Laterza, 2001].

El próximo fin de semana viene Mariano a Barcelona. Su discurso, previsible por lo demás, no entrará en el meollo del asunto: cuatro perifollos que provocarán indiferencia o chascarrillos. Mariano es así.

Y ayer habló Artur. Lo hizo ante 3000 personas, rigurosamente invitadas y controladas, no fuera que algún alumno del Pequeño Nicolás se colara de rondón.

Artur lo dejó meridianamente claro: en 18 meses tiene previsto proclamar la independencia de Catalunya. Por lo que se ve, este caballero ignora que hay por ahí otros tarambanas como él. Pero al menos tiene un plan, cosa que no se puede decir lo mismo del badulaque de Mariano.

Según cuentan algunos paniaguados de Artur, el climax del mítin-conferencia fue cuando dijo: «Sólo adelantaré las elecciones si son para hacer la consulta. Si sólo son para cambiar el gobierno, no habrá adelanto». Nótese que Artur hace un anuncio, tan oficial como éste, en un acto, no en el parlamento.

Hasta donde yo me sé, las elecciones se conciben fundamentalmente para ver –seamos claros--  quién corta el bacalao. Lo que se concreta en la representación parlamentaria y, de ésta, la conformación de un gobierno. Aquí se han cambiado las tornas. Hasta tal punto que se produce, además, una invasión de funciones por parte del president en un terreno que le es vedado: «Debemos conseguir que ningún partido se presente sólo con un programa sobre la independencia». Arrugo la nariz porque me parece que se entra en una peligrosa deriva.

Oigo voces que dicen sin fundamento que mientras Artur Mas predica machaconamente sobre la independencia (y otros eventos), su gobierno no gobierna, que está paralizado. Pues, no señor. De eso nada.  De momento, la mayoría está aplicando tesoneramente una política de recortes. Pero hay uno que se lleva la palma: el consejero del negociado de Sanidad. Motosierra en mano va destartalando todo lo que puede del Institut Català de la Salut. Y ahora desvirtuando algunas de sus normas para que sus mandos puedan acumular más de un cargo y tener responsabilidad  en el mundo de la sanidad privada, o bien que el director del Catsalut tendrá potestad para decidir sin pasar por el consejo de administración. Posiblemente es, según ciertos criterios, lo mejor para las «estructuras de estado» previas a una hipotética independencia de Cataluña.            


Radio Parapanda.--  SOBRE FEDERALISMO Y OTRAS HIERBAS

viernes, 21 de noviembre de 2014

ENRIQUE LILLO ANALIZA EL AUTO DE COCA COLA



Por Enrique Lillo
Abogado de CC.OO. 


1.- El Auto estima la totalidad de las solicitudes de ejecución provisional, no solo la de los despidos forzosos de los trabajadores de Fuenlabrada y del delegado sindical de CCOO en Alicante, que se negaron tajantemente a suscribir la adhesión a los acuerdos individuales propuestos por la empresa, sino también de aquellos trabajadores, varios de ellos de CCOO y los restantes de UGT, que suscribieron los acuerdos individuales de adhesión a la propuesta empresarial.

El motivo por el cual se acepta esta solicitud de ejecución provisional de estos trabajadores que suscribieron esta adhesión individual, es porque la declaración de despido colectivo nulo les afecta a todos no solo a los despedidos que no se adhirieren, como los de Fuenlabrada, sino también a los que se adhirieron.

2.- El Auto judicial considera que es de aplicación la ejecución provisional a las sentencias de despido colectivo cuando se declara la nulidad del citado despido colectivo, y el razonamiento jurídico que contiene el mismo radica en la redacción dada del 124 apartado 11 por la Ley 3/11, puesto que en la Ley 4/2011 en relación al Decreto Ley se introdujo la novedad consistente en que en los casos de despidos colectivos declarados nulos, se declarara el derecho de los trabajadores afectados a la reincorporación en su puesto de trabajo, de conformidad con lo previsto en los apartados 2 y 3 del art. 123 de esta Ley.

En consecuencia, por remisión de estas disposiciones al 113 se debe aplicar la ejecución provisional que la Ley Reguladora establece para los despidos individuales declarados nulos o improcedentes con obligación legal de readmisión y, por tanto, es de aplicación el art. 297 de la LRJS.

Por lo tanto, debe aplicarse la ejecución provisional en las mismas condiciones que los despidos individuales nulos, es decir la empresa debe manifestar sin optar por readmitir de manera expresa al trabajador, o si le exonera de trabajar abonándole los salarios de tramitación desde la fecha de la sentencia hasta la fecha en que se dicte sentencia definitiva por el Tribunal Supremo, en cuyo caso se podrá proceder o no a la ejecución definitiva, según sea el fallo de la sentencia.

3.- La sentencia admite la aplicación de la facultad de ejecución colectiva de despidos colectivos, a través de autorizaciones individuales de trabajadores,  para que los sindicatos promotores de la demanda planteen la ejecución provisional de la misma, basándose para ello en la nueva redacción del art. 247 de la LRJS, que le ha dado el Decreto Ley 11/2013, y donde se contempla le ejecución definitiva de sentencias de despidos colectivos, en igualdad de condiciones que las sentencias de conflictos colectivos.

El Auto considera que estas facultades y derechos previstos para la ejecución definitiva se aplican también para la ejecución provisional, por establecerlo así el art. 304.1 de la LRJS.

4.- En cuanto, a los afectados a la ejecución provisional esta solo puede afectar a los que expresamente lo solicitaron y no a los que no lo han hecho.

Además esta solicitud debe hacerse necesariamente a través del sujeto colectivo que son los sindicatos intervinientes en el despido colectivo y demandantes, con lo cual solo los que han conferido autorización a CCOO o UGT para la solicitud les afecta.

5.- A continuación el Auto considera que no es de aplicación el interés de mora del 10% del ET, porque no estamos en presencia un salario como contraprestación de trabajo, dado que no ha habido trabajo efectivo, y el contrato de trabajo no se reanuda por la ejecución provisional, sino que tal reinundación se producirá cuando se llegue a la ejecución definitiva con la readmisión, si se confirmara la sentencia, dado que la ejecución provisional de una sentencia es matizadamente distinta de la ejecución definitiva.

En la ejecución provisional la empresa puede optar o por la readmisión o por exonerar de trabajar y pagarles el salario, en cualquier caso el Auto condena al pago de intereses desde el 12 de octubre de 2014, y estos intereses consistente en el interés legal del dinero, que para el año 2014 es del 4%, según la disposición trigésimo segunda de la Ley 22/2013 de Presupuestos Generales del Estado.

Este interés legal del 4% se abonara hasta el 20 de noviembre, que es la fecha del Auto de fecha 20 de noviembre de 2014, y a partir del auto, si la empresa no paga, se devenga por los trabajadores una vez que este cuantificada los salarios y las cantidades que deben percibir los señalados intereses de mora procesal, es decir el interés legal mas dos puntos, 6%.

El Auto no aprecia temeridad de las empresas ni condena en costas, sino que solo habrá condena en costas si no se produce avenencia entre las partes en el tramite de individualización, es decir si se produjera una discrepancia entre las cantidades salariales establecidas por las empresas demandadas y por los solicitantes de ejecución provisional, y la final se aceptaran las cantidades salariales fijadas por los solicitantes y no las establecidas por las empresas demandadas.

6.- El Auto establece que los miembros del Comité de Empresa de Fuenlabrada que se citan con nombre y apellidos y el delegado de personal del centro de trabajo de Alicante, todos del CCOO, pueden continuar desarrollando sus funciones de representación mientras se mantenga actividad de cualquier índole en sus centros de trabajo respectivos, aun cuando se les libere de la obligación de trabajar.

El Auto no hace un pronunciamiento claro sobre si la readmisión debe producirse en el mismo centro de trabajo, porque este es un extremo que debe ser resuelto en su caso en la ejecución definitiva, si es que la empresa opta por no readmitir y exonerar de trabajar y abonar los salarios de tramitación, desde el 12 de junio de 2014, fecha de la sentencia.

Si la empresa optara por la readmisión expresa y trabajo efectivo, y no por la exoneración de trabajar con pago de salarios, ésta debería producirse necesariamente en cada uno de los centros.


jueves, 20 de noviembre de 2014

UNA SUGERENCIA A PODEMOS



Afirma mi viejo amigo Paco Rodríguez de Lecea que “”Podemos prepara el asalto «a los cielos», a la «centralidad» del tablero político, con todo lo que tiene, sin dejar nada en la reserva, sin un Plan B, con la confianza de conseguir un k.o. en el primer asalto. En el abanico de escenarios posibles que se plantea, incluye la posibilidad de perder, pero descarta en cambio la de un segundo asalto”” en http://vamosapollas.blogspot.com.es/2014/11/un-plan-para-ganar.html.  

La hipótesis más plausible es que, en las próximas elecciones generales, Podemos dará el aldabonazo. Ahora bien, el exagerado clima de euforia que los dirigentes del nuevo partido han puesto en marcha podría devenir fatal para sus intereses. Lo digo porque están dando a entender que el viento les es favorable para gobernar. Y así es interpretado por sus parciales y una parte considerable de la ciudadanía. Diré más: la  amenaza que lanzan las derechas económicas y sus franquicias políticas –amén de cierto sector de la izquierda— es que sería una hecatombe si Pablo Iglesias El Joven venciera en los próximos comicios.  Ahora bien, que Podemos dé el aldabonazo no quiere decir exactamente que gane las elecciones. Y si no gana, mucho me temo que ocurriría lo siguiente: serían juzgados no por los resultados concretos sino por las expectativas que ellos mismos han creado. Más todavía, una parte del entusiasmo generado se traduciría en amargura porque no se han conseguido los objetivos de ganar. Y de la amargura a la decepción --«no hay nada que hacer», dirían no pocos— hay un trecho bastante corto.

Pregunto: ¿obtener setenta u ochenta diputados sería un fracaso? ¿Si sucediera esto estarían refiriéndose a «la posibilidad de perder»? Francamente, eso sería dar la campanada, aunque no fuera el «asalto a los cielos». No lo es, ciertamente. Pero ¿es irrelevante ese resultado? De ninguna de las maneras. ¿Cuál es, entonces, la sugerencia?

La sugerencia es: mantengan el clima de la esperanza del aldabonazo. El viento lo tienen de popa y sus velas están desplegadas. Pero recuerden lo que dijo no sé quién: «No todos los caminos llevan a Corinto». Pero, tal vez, sea verdad que algunos caminos llevan a cerca de Corinto. Mantengan el clima, digo; pero atemperen el mensaje. Llegar cerca de Corinto es muy relevante, especialmente en estos tiempos. Así pues, échenle un buen chorreón de limón al discurso, pero les sugiero que no se les vaya la mano.

Por lo demás, no hace falta que le diga a Podemos que habrá mucho parné por medio contra ellos. No sólo español, sino de los cuatro puntos cardinales del planeta. Las bolsas de basura repletas de dineros, que llevaba a su casa el apantojado ex alcalde de Marbella, serán calderilla para subvencionar a quien yo me sé. De manera que permítanme que les diga que bajen del engreimiento del «o César o nada». Así pues, ¡ustedes verán!  


sábado, 15 de noviembre de 2014

«CUESTIÓN NACIONAL» Y «CUESTIÓN SOCIAL»



La Camusso en Génova



Las recurrentes afirmaciones de cierto sector de la izquierda en torno a la relación entre cuestión nacional y cuestión social me incitan a revisitar dicho tema que hoy tiene la mayor actualidad en los comportamientos políticos y sociales. 

Digamos que un sector de la izquierda europea, durante el primer tercio del siglo XX, intentó amalgamar en su praxis (teoría y acción) ambas cuestiones: la nacional y la social. También en nuestra casa geográfica. Nada tengo que decir si dicha postura era algo contingente: la necesidad de una acumulación de fuerzas en la arena política. O pretendía ser un corpus doctrinal de largo recorrido. Lo que tiene interés –o, al menos, así me lo parece— es si aquella postura tiene sentido, teórico y práctico, ahora y desde ahora en adelante.  Excusen mi atrevimiento si intento poner en solfa la necesidad actual de aquellos planteamientos, de las categorías que –con una sintaxis diversa--  propusieron, por ejemplo, Stalin y Andreu Nin a sus amigos, conocidos y saludados. Cito a ambas personalidades porque su literatura nos es más conocida y familiar.

Hacer un planteamiento historicista --¿tenían razón dichas personalidades en proponer la amalgama entre cuestión social y nacional o no en su tiempo?--  es cosa irresoluble: puede tener tantas interpretaciones como analistas y pensadores se metan en ese asunto. La cuestión es hoy. Aquí y ahora, entendiendo que ese aquí es la izquierda en sus diversidades políticas, sociales y culturales. Pero, antes de meternos en esa harina, candeal o no, deberíamos hacer un balance, aunque sea sucinto, de los resultados (no todos) de aquella enseñanza: la que se desprende de amalgamar cuestión social y cuestión nacional. Excúsenme por la contundencia: en la pugna entre esa díada (no se pierdan el acento en la i) han vencido históricamente los poderes económicos y sus franquicias políticas de derechas, ya sean éstas ilustradas, rancias, periféricas o de otra naturaleza. Lo que implica que la izquierda se ha quedado a dos velas. Es más, manteniendo la vieja concepción de amalgamar  ambas cuestiones se desvincula de los procesos de cambio de época.

Hoy día, y desde ya hace mucho tiempo, la gran cuestión es –por decirlo con Polanyi--  «la gran transformación» de los aparatos productivos y de servicios, de toda la economía, de las relaciones entre economía, ciencia, técnica y la cultura, entendida ésta  en su sentido más amplio. Todo ello en el cuadro radicalmente nuevo de la globalización, que ha puesto en crisis todo tipo de institutos políticos, sociales y culturales. Echarle en cara a los teóricos y políticos de la cuestión nacional, que antaño escribieron sobre el asunto, sería imprudente y, sobre todo, inútil. El problema es la fidelidad de quienes, aquí y ahora, leen aquellas enseñanzas, convirtiéndolas en Vulgata: es a estos a quien me estoy refiriendo en este ejercicio de redacción. No echemos, ni a favor ni en contra, más pesada carga sobre aquellos hombres de antaño, que algunos consideran sus maestros para hoy.  

El paradigma de la globalización exigiría que la «cuestión nacional» se redimensionara en «cuestión trasnacional» o, si se prefiere, «global». Porque aquella ha modificado todo tipo de relaciones, y –según cómo se mire--  está provocando una determinada impotencia en todas las izquierdas políticas y sociales. Una de las consecuencias de esa impotencia es el asidero de la «nación» donde se pretende confinar las últimas defensas para intentar resistir. Pero la nación --esa «isla mínima»-- ya no es el marco en el que las izquierdas políticas y sociales puedan concretar su acción colectiva con capacidad de intimidación. De una intimidación democrática eficaz que nada tiene que ver con la de los echaos p´alante.   Tampoco para generar un proyecto de utilidad para cambiar las cosas.

De manera que los sujetos nacionales deberían caminar aceleradamente a su reconversión en sujetos globales. Sería una de las metamorfosis –por utilizar una expresión tan querida al barbudo de Tréveris— más apremiantes en el mundo de hoy. En caso contrario me aventuro de manera imprudente a esta hipótesis: si la política de izquierdas y los sujetos sociales mantienen su nacionalismo,  y si los actores que intervienen en la arena pública y en el ecocentro de trabajo no se desencajan de sus prácticas actuales se convertirán en estantiguas y perderán representatividad y representación. Se irán convirtiendo en los últimos mohicanos. El final de esa parábola descendente sería la queja, acompañando al rey nazarita, con su lloriquedo del «¡ay de mi Alhama!».  

Dichos sujetos perderán «representatividad» porque se muestran incapaces de tutelar y promover la condición del asalariado y del ciudadano tal como es –y va siendo in progress-- en esta fase de la globalización; y, por ende, irá menguando su «representación» en los escenarios políticos y sociales. Hablando en plata: sería la victoria, tal vez definitiva, del neoliberalismo; de un neoliberalismo que pone sus huevos en nidos diversos; entre ellos, en ciertos sectores nacionalistas con bastón y tijeras de mando.       

 

Radio Parapanda.--  PEQUEÑA PARÁBOLA CERVANTINA DE CATALUÑA PASADO MAÑANA



viernes, 14 de noviembre de 2014

UNA ESTRATEGIA INDUSTRIAL Y ENERGÉTICA EUROPEAS




Nota editorial.  Esta es una exclusiva para este blog, que puede y debe ser reproducida, si gustan, por quien lo estime conveniente. La foto se corresponde con Agustín Gómez Acosta,  recientemente fallecido; Agustín era hermano del autor de este trabajo.      


Manuel Gómez Acosta.
Ingeniero Industrial



Introducción

Este artículo hace referencia a la necesidad de la construcción de una estrategia industrial común a nivel europeo,  que actúe como instrumento de planificación democrática, factor de  innovación competitiva, motor de generación de empleo  y de creación de capital humano. Es decir internacionalizar la economía europea para aumentar su presencia en la economía global. Por otra parte considera que el futuro de Europa es irrelevante desde la vertiente económica, sin una estrategia energética basada en la seguridad energética, el combate contra el cambio climático y la competitividad económica. Por ultimo, pero no lo menos importante, la construcción de Europa social debe  hacerse desde el desarrollo  económico y medioambiental sostenible, la oposición frontal al crecimiento desordenado y especulativo, que genera cada vez más costes sociales insoportables, en el combate contra la desigualdad y con el soporte de todos los ciudadanos europeos a partir  de su participación a través de los diferentes grupos y organizaciones sociales y políticas involucrados.


¿Existe Europa? ¿Es posible una estrategia  industrial y energética  común?

Mientras tanto, Europa se debate en un confuso movimiento de reconstrucción política, digestión del resultado de las últimas elecciones, nuevo Parlamento, incremento de las corrientes euroescépticas, tensiones nacionales,  crecimiento de grupos anti sistemas, reivindicaciones de cambio y transparencia. Se han producido fuertes movimientos telúricos en el ámbito industrial y energético, dos vectores determinantes del escenario económico, que en muchos casos no han merecido la atención que requerían.

Durante el presente año, Europa ha sido “invadida” a través de fuertes flujos de capital de “megaempresas” transnacionales que se han situado en posición de dominio en diferentes sectores estratégicos del continente,  vinculados a las infraestructuras del transporte y de la energía, sectores farmacéuticos, telecomunicaciones…. Pero Europa no solo tiene la urgente necesidad de elaborar una estrategia industrial común para poder competir con los centros de poder económico exógenos a nuestro continente, sino un grave problema de seguridad energética que está condicionando su desarrollo futuro. A ello habría que añadir las repercusiones del conflicto ruso-ucraniano, que presenta dos elementos diferenciados y complementarios. Por una parte la necesidad de EE.UU. de seguir controlando Europa dificultando que la Federación  Rusia pueda asumir un rol europeo;  y por otra su repercusión  en una área de gran trascendencia estratégica como es la geopolítica energética.


Las corporaciones transnacionales: una estrategia de penetración

Las grandes “mega empresas” multinacionales con fuertes excedentes de liquidez deciden trasladar sus inversiones desde sectores financieros de gran rentabilidad pero con altos riesgos  hacia a sectores industriales donde la rentabilidad es menor, pero los riesgos están. Al mismo tiempo estos sectores industriales tienen un carácter estratégico que les permite intervenir en el diseño de la economía europea cada vez más global, cada vez más dependiente. La globalización es una realidad del presente económico, a la que es inútil oponerse, lo que significa  la urgente necesidad de ejercer un control democrático sobre ella  y regularla para que pueda desarrollarse a en beneficio de todos y no de unos pocos.

Según un estudio publicado por Credit Suisse en mayo del presente año existen 2,3 billones de € (2.300.000 M€) disponibles en la economía global para efectuar compras en sectores estratégicos: energía (Alstom Power vendida GE), telecomunicaciones (Vivendi/SFR a Numericable), farmacéuticos (la estadounidense Pfizer vs británica AstraZeneca …), fusión de cementeras Lafarge con Holcim… todo ello genera pingües plusvalías como consecuencia de las batallas empresariales por el control de sectores estratégicos. En ocasiones aparecen los llamados caballos blancos,  empresas que salen al rescate de otra que ha sido objeto de una OPA, que suelen estar impulsadas por poderes políticos de los Estados cuyas empresas están afectadas.

En mi modesta opinión, la oposición frontal a la globalización es una batalla perdida; se trataría de intentar intervenir en su regulación para que los beneficios que se produzcan puedan repartirse de forma que motoricen el desarrollo sostenible y no el crecimiento desordenado a costa de producir aún más costes sociales e incrementar la brecha de la desigualdad  Seria pues necesaria una estrategia industrial europea compartida, vinculada a la competitividad, la innovación, la eficiencia energética pero al mismo tiempo no intervencionista. Europa debe buscar sus “armas” en la batalla global de la industria.

Europa debe desarrollar una estrategia común y compartida, como apuntaba el documento “Estrategia Europa 2020”  elaborado por la de la Comisión en marzo del 2010  y titulado “Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador” que tenía entre uno de sus principales objetivos la creación de ocupación,  la eficiencia energética, el desarrollo de la industria incrementando su participación en el PIB europeo desde el actual 15% al 20% en el 2020.

En esa misma línea apunta el documento remitido por la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo el 28.10.2010: ”Una política industrial integrada para la era de la globalización: competitividad y sostenibilidad”.

Desde el entorno sindical es digna de resaltar la propuesta de la Confederación de Sindicatos alemanes (DGB) para un programa de coyuntura , inversión y desarrollo para Europa, titulado “Un Plan Marshall para Europa” de diciembre del 2012, que sitúa las inversiones en la generación sostenible de energía, en la eficiencia energética, en la formación de capital humano, en el I+D, en el desarrollo de infraestructuras “inteligentes” y “sostenibles”, en la mejora de la eficiencia de las administraciones publicas, todo ello con el soporte de la participación de todos los grupos sociales involucrados.

Resumiendo: apuntamos la necesidad de la motorización de unas líneas maestras de una estrategia industrial europea común y compartida, basada en la capacidad de innovación , la obtención de recursos de  I+D, inversión en capital humano, desarrollo de las nuevas tecnologías vinculadas a las TIC, los nuevos materiales… Una apuesta inequívoca por la industria como factor de crecimiento, factor de innovación (el 80% de toda la actividad de I+D se produce en la industria)  y progreso, de generación de empleo, de creación de capital humano, de estabilidad económica

“Europa no puede ni debe quedarse dormida, en la actualidad un 90% del crecimiento económico se produce fuera de Europa…”.  Estamos obligados a reflexionar sobre el mantenimiento de los centros de decisión estratégica dentro  de la UE, la necesidad de elegir mercados, productos y servicios donde crecer y que incorporen valor añadido, la potenciación de las sinergias y complementariedades de las industrias “nacionales”,  evitar solapamientos perversos, potenciar modelos de “partenariado” tecnológico (modelo Airbus); en resumen no se trata de impedir la entrada de las transnacionales extra-europeas en nuestro continente, sino de aprovechar esa oportunidad para internacionalizar la economía europea , es decir para aumentar nuestra presencia en la “economía global”.


“Globalización” vs “Patriotismo económico”

Oponerse a la globalización es tarea inútil,  las organizaciones políticas y sindicales progresistas y de izquierda deben intervenir en el proceso y participar en su control.

Permitidme que me detenga en un proceso “transaccional” que  me ha tocado vivir de cerca por motivos profesionales. La compra de las actividades energéticas del grupo Alstom (generación convencional, renovables y redes eléctricas de transporte y distribución) por la multinacional americana GE, nos exige reflexionar y analizar dónde se ubican los centros de decisión estratégica, condicionarlo a la creación de empleo de calidad, a la creación de centros de innovación,  a la apuesta por el capital humano, la inversión productiva, la localización competitiva, evitar las plataformas subordinadas de exportación basadas en la devaluación de las condiciones de trabajo, estrategias sindicales compartidas, solidaridad desde las sinergias generadores de empleo.

La “globalización controlada” que propongo, exige la necesidad de una Gobernanza del capital financiero internacional, que evite la máxima “mandan las corporaciones, obedecen los Gobiernos”. Sería bueno desarrollar mecanismos como los existentes en EE.UU. que incrementa la imposición fiscal a las inversiones que se realizan fuera del país. Invertir el perverso mecanismo que supedita la demanda (binomio: consumidor-comprador) a la imposición de la oferta (productos).

La  globalización controlada puede ser un elemento de motorización de la economía, un vector de crecimiento económico supeditado a mecanismos de control introducidos por los Estados, frente a la “desregulación” globalizadora. Citemos algunos ejemplos:  la CFIUS ( Committee on Foreign Investment in United States ), comisión federal norteamericana, que asegura que todos los proyectos de inversión extranjera en EE.UU. están condicionados por su posible impacto sobre la seguridad nacional; el Building USA Act  que exige que los fondos federales se apliquen a fabricaciones con contenido local (norte- americano); la última ley Montebourg (Francia) que amplía los sectores estratégicos que no pueden ser controlados por capital foráneo.

El llamado “patriotismo económico” es, en mi opinión una desafortunada expresión, como todo aquello que hace referencia al patriotismo. Pero podría  ser, sin duda,  un factor dinamizador en la medida que situaría en línea de salida la necesidad de potenciar una política industrial a nivel europeo que actúe como instrumento de planificación democrática, por una estrategia de innovación competitiva, de generación de empleo, de creación de capital humano. Lo que en estos últimos tiempos se ha dado en llamar una “nueva política industrial activa” (PIA) como la denomina el economista y profesor de la Universidad de Harvard Dani Rodrik.

El desarrollo de la innovación como estrategia para la generación de nuevas oportunidades de empleo, el incremento de la competitividad y productividad que, sin duda, deben repercutirse en valores sociales y en el beneficio del conjunto de la sociedad.

Factores de competitividad vinculado al tamaño de las empresas. Las medianas y, sobre todo, las grandes empresas son capaces de generar economías de escala, tienen más fácil acceso a la financiación, mayor capacidad para realizar inversiones en I+D+i.

Incremento de la inversión en programas de I+D+i, como vector de arrastre de una nueva economía. La mejora de la productividad de nuestra economía pasa por la apuesta por la innovación y la creación de procesos con alto valor añadido y no por el empeoramiento de las condiciones de trabajo e incremento de la flexibilidad e inseguridad laboral.

Estrategia de producto “cuando no puedas fabricar más barato, fabrica productos con más calidad y, si no, innova y fabrica productos nuevos”.. Inventar nuevas actividades en nuevos sectores de la producción y los servicios. El desarrollo de los nuevos materiales será determinante a la hora de definir nuevos escenarios industriales, a través de los nuevos materiales se puede describir la nueva industria.

La localización competitiva. Favorecida por las ventajas logísticas de un territorio  y sus sinergias (cadenas y redes productivas, redes de proveedores),  el atractivo del entorno investigador sobre los profesionales del I+D, la convergencia entre las estrategias de las empresas transnacionales y  los territorios nacionales donde operan.

Competitividad vinculada a la corresponsabilización, a través de la participación e involucración  de los trabajadores y sus organizaciones representativas  en la gestión y la organización productiva, la potenciación de las ideas como mecanismos de creación de valor empresarial.

 Europa mercado energético común.

Finalizábamos nuestra disquisición sobre la Europa industrial apelando a la competitividad como factor crecimiento económico y ello nos obliga a analizar con más detalle uno de sus principales componentes la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático.

Europa no tiene un mercado común de la energía, los intereses nacionales lo condicionan y reducen su eficiencia y eficacia. Al mismo tiempo compartimos gravísimos problemas de dependencia energética, según el informe de la Comisión titulado: “European Energy Security Strategy” del  28.05.2014, hoy día la UE importa el 53% de la energía que consume. Su dependencia exterior es casi del 90% en hidrocarburos y del 66% en el gas natural.

La dependencia energética de Europa nos debilita como potencia económica y política, nos aleja de los centros de decisión estratégicos  y nos hace cada día más vulnerables. La factura energética a pagar por la EU representa más de 1.000 M€  por día (400.000M€) al año. En el 2013 ascendió a 300.000M€ el importe de la factura en hidrocarburos, de los cuales un tercio procedían de Rusia.

Según datos de la Comisión Europea, de no ponerse en marcha medidas urgentes para reducir esta dependencia,  ésta aún seria mayor en 2030, cuando el suministro del gas foráneo podría alcanzar el 84% y en el caso del petróleo llegar hasta el 93%, lo que supondría un grave problema de seguridad energética.

¿Qué supondría un 70% de dependencia energética global en 2030, en caso de no producirse un giro copernicano en política y estrategia energética por parte de la Unión? Podría suponer la irrelevancia de Europa en el mundo global

Consideraciones de carácter geopolítico y global

A la hora de definir con rigor el escenario energético europeo, cabe situar no solamente el factor de la dependencia energética del exterior, sino otras consideraciones de carácter más geopolítico  y global. Permítaseme una referencia a la teoría desarrollada por algunos analistas y expertos europeos, que trabajan en el  prestigioso Instituto Neerlandés de Relaciones Internacionales Clingendael,  que en su informe: “Europa, la UE y sus tesis sobre energía en 2050”, publicado en el 2008 pero que conserva rabiosa actualidad , desarrollan una lúcida reflexión  sobre el nuevo escenario energético europeo. El informe  desarrolla la tesis  sobre la teoría  de las cuatro Europas:

  • La Europa de las patrias, dónde el protagonismo nacional es un factor determinante.
  • La Europa fortaleza, que pone el énfasis en la cooperación y las relaciones intra europeas.
  • La Europa confiada, participante activa en el sistema internacional global.
  • La Europa competitiva, que acepta las fuerzas del mercado a escala global.

Dentro de estas cuatro Europas subyacen dos dimensiones diferenciadas. Una dimensión caracterizada por dos ejes. Uno horizontal: nacionalismo versus globalismo y bilateralismo versus multilateralismo, y otro eje vertical: gobierno intervencionista frente a no intervencionista. En nuestra exposición nos interesa destacar la dimensión horizontal de este escenario, en la que predomina el enfoque multilateral a la hora de encontrar soluciones y lograr acuerdos, como sería, por ejemplo, el cambio climático, frente a una actuación que podríamos calificar como bilateral a la hora de garantizar el suministro de energías.

Es en este escenario en el que la teoría de las cuatro tesis anteriormente enunciadas nos ayuda a situar elementos de reflexión y análisis. En mi opinión sólo son posibles dos alternativas: o elaborar una estrategia común de todos los países comunitarios (Europa fortaleza) o el egoísmo-suicida de búsqueda de estrategias bilaterales al margen del proyecto común europeo (Europa de las patrias/Nacionalismo)


Necesidad de una estrategia común

Ante la gravedad del escenario descrito,  la Comisión Europea elaboró en enero de 2007 un informe-comunicación al Consejo Europeo y al Parlamento Europeo, titulado Una política energética para Europa.

El informe sitúa los retos de futuro y plantea que Europa debe actuar conjuntamente, para generar una energía sostenible, segura -garantía de suministro- y competitiva. Al mismo tiempo plantea un plan de acción: mercado interior de la energía, reducción de gases efecto invernadero, medidas para incrementar la eficiencia energética, potenciación de renovables, utilización de combustible fósiles de baja emisión de CO2, plan estratégico europeo para el desarrollo de tecnología energética avanzada, debate sobre el futuro de la energía nuclear.

Posteriormente en el Consejo Europeo del 8 y 9 de marzo de 2007, se decidió la creación de un observatorio europeo y un plan de medidas que fija cuales son los compromisos que obligan a todos los Estados miembros, para abordar una estrategia energética solidaria y posible. Es el acuerdo conocido como 3/20, que fija como objetivos obligatorios para el año 2020 cubrir el 20% del consumo energético con energías renovables, la reducción de un 20% de emisiones de CO2 y lograrlo mediante un incremento del 20% de la eficiencia energética.

Esta estrategia energética tiene como objetivo garantizar el suministro, combatir el cambio climático y asegurar la competitividad económica. La Unión Europea cuenta con un gran activo, el potencial económico de un mercado de 500 millones de consumidores, lo que representa sin duda un poder de negociación impresionante, si se supera la debilidad de los 28 mercados  actuales  fragmentados y divididos

Los pasados 23 y 24 de octubre del 2014, el Consejo de Europa plantea una serie de conclusiones en el campo energético  que se plasman en tres objetivos  : los que atañen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 40% para 2030 con relación a los valores de 1990, fijar la cuota de energía renovables dentro del total del consumo de energía en un mínimo del 27% para el 2030 y una eficiencia energética que alcance el 30% en ese mismo año.

Al mismo tiempo este Consejo de Europa señala la capital importancia de potenciar un mercado interior de la energía que esté plenamente conectado, fijando como objetivo a cumplimentar un mínimo del 10% de las interconexiones  para el 2020 y el 15% en 2030 


El conflicto Rusia-Ucrania. Un nuevo escenario energético, la geo estrategia de la energía


No voy a analizar el  conflicto Rusia-Ucrania desde una perspectiva política no es el objeto  de este artículo, solo intentaré una aproximación desde el punto de vista geoestratégico de la energía. Recordemos los acontecimientos derivados de la grave crisis de abastecimiento de gas, conflicto Rusia con Ucrania, repetidos en diferentes años: 2005, 2006, 2009 y 2014.

Tengamos en cuenta que en el 2013 el suministro de gas natural de Rusia supuso  el 39% del  total importado y el 27% del gas consumido en la UE.

En mi modesta opinión, al margen de la fuerte carga histórica del conflicto,  es claro que la estrategia exterior de los EE.UU., siguiendo viejas inercias imperiales y de la “guerra fría”,  hará todo lo posible para evitar una alianza Europa-Rusia que conceda a la Federación Rusa protagonismo europeo. Las relaciones ruso-europeas son vitales para la construcción de una Europa fuerte y económicamente potente. Europa necesita de las materias primas energéticas rusas y Rusia de la tecnología europea para desarrollar su economía y modernizar sus infraestructuras.  

No es posible construir una Europa fuerte enfrentada con Rusia, la cooperación es absolutamente necesaria para el futuro y la autonomía europea. “Europa es menos Europa sin Rusia“ . Es absolutamente necesario integrar a Rusia en un proyecto común europeo, al margen de los intereses estratégicos, comerciales y financieros nacionales.

No es mi intención juzgar el “pedigree” democrático de la Federación Rusa. Europa debe facilitar todas las acciones que mejoren el nivel de calidad democrática de este país, y la mejor manera de facilitarlo es desde la cooperación, no desde las sanciones y de una cierta agresividad mas vinculada a los interese extra europeos de la “Foreign Affairs” americana. A veces da la sensación de que Europa quiere expulsar a Rusia de un continente en el que habitan millones de rusos y que tanto contribuyó a la Historia común europea y a su acervo cultural.

Si no generamos políticas de acercamiento, estamos obligando a Rusia a darnos la espalda y a generar tipos de alianzas que no ayudan a las empresas europeas ni facilitan el dialogo.

Apuntemos algunos datos de cómo pueden evolucionar los acontecimientos. El pasado mes de mayo se anunciaban acuerdos entre el gigante Gazprom (ruso) y la china CNPC para el suministro de gas natural e hidrocarburos, a través del “gasoducto de oriente”,  por valor de 400.00M€ durante un periodo de 30 años.

En el marco del Foro de Cooperación Asia-Pacifico(APEC) el pasado 9/11/2014 se celebró la cumbre ruso-china que confirmaba este acuerdo energético , apuntaba un nuevo gasoducto occidental   y analizaba la posibilidad de utilizar el yuan (moneda china) en las transacciones entre ambos países.

Por otra parte desde el punto de vista industrial, China estaría dispuesta a reemplazar a los inversores de la UE en Rusia, como la prensa económica europea recoge “entre 30 y 60 compañías chinas de alta tecnología, que estarían preparadas para reemplazar a empresas europeas como BASF, Bayer, Alstom, Siemens… en el mercado ruso”

Todo lo descrito es bueno para Europa? A quién beneficia el enfrentamiento Europa-Rusia?,  a los europeos seguro que no.

Una Europa unida y solidaria

Es imprescindible que la UE se exprese con una sola voz en las relaciones exteriores en materia de energía, aunque la realidad es que hasta el momento presente sólo ha funcionado el nacionalismo energético.

El objetivo final de cualquier política energética europea de futuro pasa por buscar un equilibrio dinámico entre los tres grandes desafíos, a los que se encuentra sometida Europa desde el punto de vista energético:

  • Kyoto, el “desarrollo sostenible”, supone la búsqueda de la eficiencia energética, el comercio de emisiones y la potenciación y el desarrollo de las tecnologías en el ámbito de las energías renovables y bajos contenidos de CO2.
  • Lisboa, la “competitividad”, supone el desarrollo  del mercado interior, la potenciación de las interconexiones, la construcción de la red europea de electricidad y gas, la apuesta inequívoca y decidida por la investigación y la innovación en el campo de las tecnologías energéticas.
  • Moscú, la garantía del suministro energético. Rusia debe ser un aliado estratégico de la Unión Europa, tanto desde el punto de vista político, lo que sin duda podría ayudar a la democratización y modernización de ese gran país, como desde la vertiente energética, al ser nuestro principal suministrador de productos energéticos. El gas y el crudo ruso seguirán siendo un elemento básico del "mix" energético europeo. Por todo ello, el diálogo y la cooperación entre ambas partes es absolutamente necesaria e imprescindible. Europa no debe renunciar a la diversificación y a una gestión optimizada y solidaria de sus reservas energéticas.


               Reflexión final


 “El reto de la energía nos va acompañar durante los próximos 30 años, como uno de los mayores desafíos que enfrentamos, sea por razones de insuficiencia de oferta, y por tanto de tensiones internacionales añadidas, sea por razones de impacto ambiental. Todo ello exige centrar en estas cuestiones parte del liderazgo político y de la reflexión global”

       Radio Parapanda.--    MORAL Y POLÍTICA EN GRAMSCI