1.--- Joan Canadell,
presidente de la Cámara de Comercio de
Barcelona, se ha obligado a opinar sobre el insuceso de Nadia Calviño. Este
Canadell, empresario de Petrolis de Catalunya, es un hombre de ocurrencias tan
inquietantes como las que pronunció en 2015, a saber, la creación de una base
de datos de las «personas que insultan a los catalanes»: todo un personaje con
formato de cancel culture. O cuando insinuó que el Gobierno español tenía
interés en fomentar los atentados de Barcelona en el verano de 2017. Pata negra
del milenarismo independentista.
Ahora, en un acto
–uno de esos que las autoridades sanitarias responsables aconsejan no celebrar—
vuelve por sus fueros. Celebra el triunfo del candidato irlandés, Paschal Donohoe, con la siguiente argumentación: «Un país pequeño como
Irlanda puede ayudar a tener más sensibilidad para economías como la de
Cataluña». Es decir, era de noche y sin embargo llovía. Este doblemente
gasolinero –por oficio y verbosidad incendiaria— no ha caído en la cuenta de
que, con tal palabrería, se está enfrentando a los intereses de Alemania y
Francia y al eje franco—alemán. Haciendo
amigos para la causa. Aunque, para no llamarle totalmente incoherente, diremos
que lo que está indicando es el tipo de Cataluña que tiene en su cabeza. Vale
decir, el modelo económico irlandés, todo un semi paraíso fiscal de las
transnacionales. Y, por añadidura, la oposición de los ´frugales´ a la
armonización fiscal por tímida que fuere y a la mutualización de los riesgos.
En plata: Cataluña, paraíso fiscal para propios y extraños. Cataluña a imagen y semejanza de este
gasolinero. Neoliberalismo a toda máquina.
2.--- Los dirigentes de la patronal Foment del Treball Nacional todavía no han respondido a este
Canadell. De hecho no es nada nuevo porque siempre estuvieron distraídos ante
los grandes problemas del país. Distraídos incluso a la hora de defender sus
propias organizaciones. Hasta tal punto que fueron incapaces de resistir los
embates de este Canadell que, al final, los desplazó de la dirección de la
Cámara de Comercio. Los empresarios sólo vieron lo que más directamente se
parecía al «qué hay de lo mío».
Ni tampoco están
viendo que ahora, cuando Canadell se lanzó contra Calviño, los ´frugales´
aparecen como más creciditos en el
contexto europeo. Por lo que –lo diremos sin alarmismos, pero lo dejaremos
escrito-- ahora no estamos en mejores
condiciones con la elección del frugal irlandés en lo atinente al diseño,
cuantía y reparto del Fondo de Reconstrucción Europeo. Y, por lo tanto, de la
relación de ello con el tan sobado qué hay de lo mío. Habrá que decirle a la
diplomacia española que, así las cosas, debería ser más diligente y activa.
3.--- Sabemos la
opinión del gasolinero, pero hasta la presente ni el obrador de Waterloo ni el monasterio de Oriol Junqueras se han pronunciado
sobre el particular. ¿No sería oportuno –me digo sin ninguna confianza en
recibir respuesta-- que, por lo menos
(¡qué mínimo!), algún grupo parlamentario serio interpelara al Vicario Torra sobre la posición del gobierno de Cataluña en torno a lo dicho por su
particular gasolinero?
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