Hasta
Quim Torra sabe que
un triángulo escaleno es aquel que tiene todos sus lados de diferentes
longitudes. Lo que tal vez no sepa es que en ese tipo de triángulos no hay dos
ángulos que tengan la misma medida; se lo decimos por si puede serle de alguna
utilidad al vicario de Waterloo.
Pues bien, la «recta de Euler» --o sea, la línea
que contiene el ortocentro, baricentro y circuncentro del triángulo— es la
crisis, cosa que nunca pudo sospechar el ilustre matemático catalán Puig Adam.
Es
la crisis del triángulo escaleno, a saber: la desordenada familia de Waterloo, el abrevadero de TV3 y el declinante FC Barcelona. Tres puntales
de la geometría catalana y, según cómo, tres variables de la madeja España. Tres referentes que, a pesar de todos los
pesares, mueven pasiones, humores y masas, como decíamos en tiempos anteriores
y posteriores al 68. Tres lados de ese escaleno que está ya en fase declinante.
La familia de Waterloo.
Que el bloque político post post post
convergente esté a punto de romperse tiene su importancia en el polígono
político y social catalán. Lo que el viejo Jordi Pujol creó de la nada y cuidó con esmero puede saltar dentro de
poco por los aires: más polución, pues, al medio ambiente. Pero lo realmente
nuevo, aunque es causa y efecto de lo anterior, es la deserción y
desautorización de Carles
Puigdemont por parte de importantes personas de su mismísimo partido. No
había unidad férrea en torno a los desvaríos del hombre de Waterloo. A medida
que a este buen señor se le iban subiendo las ínfulas a la cabeza iba
disminuyendo el consenso en torno a él. Crisis de ese lado del triángulo
escaleno.
Tv3 y sus circunstancias.
Se trata de un abrevadero de considerables proporciones: 1800 personas en
nómina. La opción de su grupo dirigente --mayordomía del govern catalá, aunque
de una fracción más que de otra-- de
prostituir a cosica hecha el carácter público del medio, ha conducido
lógicamente a un creciente descenso de la audiencia y, de ahí, a un bajón de
los ingresos por publicidad. Un informado Antonio
Cuadras explica que el bajón de esos ingresos se cifra en «16 millones
de euros» y que «lo peor es su estructura presupuestaria, donde los gastos de
personal (capítulo I) representan el 65 por ciento del total. Crisis en la joya
de la Corona. Hasta tal punto que existe una pugna, no ya soterrada sino
abierta, entre las distintas facciones gubernamentales –no sólo entre post
convergentes y ERC-- sino entre las diversas
cáfilas post post post convergentes por el reparto de la túnica sagrada de la
parrilla televisiva.
Hasta
tal punto que una prácticamente desconocida consellera Vilallonga –al parecer, según ella de Cultura-- hartica de no aparecer en el medio monta en
cólera y crea un conflicto porque, según ella, en alguna serie se introducen
diálogos «en castellano». No es la única.
De nuevo, crisis también en este lado del triángulo escaleno. Tv3, archivo del 3 por ciento.
El FC Barcelona.
Crisis de identidad y crisis de resultados. Pero sobre todo crisis de proyecto.
Es –quien avisa no es traidor— la ocasión más propicia para que se produzca el
abordaje por parte de aquel Joan
Laporta de damnatio memoriae y su grupo de almogávares. Lo que nunca consiguió Jordi Pujol puede hacerlo una de las
fracciones del independentismo a pesar de su crisis. O precisamente por ello.
En
todo caso, la base social del Barça ni se inmutará. Hay una regla de la
antropología que lo explica: «se puede cambiar de pareja, de partido, de religión,
incluso de sindicato; pero nunca de equipo de futbol». Por lo que a mí respecta
he roto con esa regla: he dejado el Barça y me hago del Alma Ata, de la segunda
regional de Kazijistán.
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