lunes, 30 de mayo de 2011

SÍSIFO O LA IZQUIERDA EUROPEA






Las izquierdas europeas bajan y suben la pendiente de Sísifo. Derrota aplastante en España y triunfo en Italia, simbolizadas en el éxito clamoroso de Milán y Nápoles, y el batacazo de Barcelona y Sevilla.


Salvando las muchas distancias entre Italia y nosotros, tengo para mí que hay un elemento que, con mayor o menor proximidad, preside ambas situaciones: ambos electorados han castigado a sus gobernantes (muy diferentes entre sí); un buen cacho de ellos, en los dos países han advertido severamente que así no se puede continuar, al tiempo que advierten a sus representantes políticos de la izquierda y del centroizquierda que deben cambiar sus idiotismos de oficio.


He oído comentarios acerca del triunfo italiano. No pocos de ellos sacan ya la conclusión apresuradamente triunfalista de que se ha acabado el berlusconismo, sin advertir que debajo de ese sistema hay un profundo humus de complicada erradicación. Habrá que recordarles, tras la obligada celebración jubilosa a la que me uno desde la distancia, moderación y templanza en los análisis. Ya lo dijo el francés célebre, plagiando o no a nuestros clásicos: “Les gens que vous tuez se portent assez bien”. Que alguien en nuestra casa lo vertió en algo más expresivo: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. Cierto, no hay que desvalorar el triunfo italiano, pero tampoco conviene olvidar que es preciso rebañar a fondo en las patologías que crea (y en las que se apoya el berlusconismo) la sociedad civil. Acordaros de la famosa anécdota del “
sancta simplicitas!”: también, dentro de la sociedad civil, no son pocos los que acostumbran a atizar la leña para chamuscar a sus semejantes.


En el caso español ocurre, aproximadamente, tres cuartos de lo mismo. Hay quien ha echado las campanas al vuelo repicando a muerto. Desde luego, la estocada ha sido de armas tomar. Pero, a pesar de ser durísima, también aquí, en nuestra casa, hay un considerable (y diverso) humus de izquierdas que ahora está en barbecho. En este caso, los muertos que algunos matan, no gozando de buena salud, siguen –unos como aquella
Zarzamora que iba llorando por los rincones, otros decidiendo seguir haciendo lo mismo— mantienen el tipo y las ganas de seguir fatigosamente adelante.


Así pues, presten nuestros amigos italianos atención al propio barbecho [maggese] para no decir que, tras el triunfo, la cosa es pan comido. Y atiendan los de aquí el propio barbecho para que Sísifo vuelva otra vez a subir cuesta arriba. Recuerden, Sísifo sigue en la cuesta.













domingo, 29 de mayo de 2011

DEMOCRACIA: CONFLICTOS VERTICALES Y CONFLICTOS HORIZONTALES



Después de demasiados meses en el congelador, ha reaparecido felizmente el blog del profesor Antonio Álvarez del Cuvillo con una entrada que merece ser leída atentamente: REFLEXIONES: DEFINIENDO DEMOCRACIA (III): COMO PROCESO. Un servidor ha leído sosegadamente el post de Álvarez del Cuvillo y tengo esta impresión: estas reflexiones –de una gran frescura, todo hay que decirlo— reflejan lo que siente íntimamente este ciudadano activamente comprometido, muy lejos de algunas banalidades que vienen de foros académicos.


Destaco un significativo fragmento de ese trabajo: "La democracia puede ser definida como el proceso de conflicto permanente entre el Poder y el Pueblo que se produce continuamente en toda sociedad y organización humana". Un somero recorrido a lo largo de la historia nos muestra que, en efecto, es así. Es más, me atrevería a añadir –cosas de la impertinencia que da el haber llegado a la edad provecta-- que ese proceso es necesario.


Ahora bien, este conflicto entre el poder (en realidad, los poderes) y el pueblo podríamos considerarlo como conflicto vertical. Lo digo porque, también en democracia, existen los conflictos horizontales, esto es, los que se dan en el seno de la sociedad que responden a intereses y a patologías de la más diversa condición. Incluso determinadas formas en el ejercicio del conflicto social son, a veces, una expresión de ello. Lo que viene a cuento por lo que se dirá a continuación…


Hace pocos días, desde estas páginas, celebrábamos el coraje intelectual que ha supuesto la declaración de Comisiones Obreras y, más concretamente, el punto quinto de la misma: ““Comprometernos con la regeneración democrática de la actividad política y sindical” (1). Digamos, de entrada, dos cosas: a) el conflicto vertical del sindicalismo frente a los poderes está bien claro; b) no puede decirse, sin embargo, que existe la misma clarividencia en torno a los conflictos horizontales. Por ejemplo, formas de expresión del conflicto en determinados servicios públicos, esenciales o no para la comunidad, que acaban dañando al resto de la ciudadanía, que no tiene arte ni parte en ese litigio. Son maneras en el ejercicio del conflicto que, además, en algunos momentos de exasperación restan autoridad al sindicalismo confederal que, en tales situaciones, se ve incapaz de mediar entre los intereses de los afectados y de los no implicados. Que, así las cosas, dificultan la solidaridad de los segundos hacia los primeros y, no infrecuentemente, crean ciertas bolsas de hostilidad hacia unas reivindicaciones justas.


La autoexigencia que se ha planteado Comisiones Obreras no tiene vuelta atrás: los compromisos son los compromisos. Que ese autoemplazamiento debe tener, a lo largo de su recorrido, unas prioridades claras, también es verdad. Pero, aprovechando lo mucho que insinúa el artículo de Álvarez del Cuvillo, es de esperar que, cuando corresponda, se reflexione sobre esto que he dado en llamar conflictos horizontales.





viernes, 27 de mayo de 2011

LA REGENERACIÓN SINDICAL

Homenaje a Marianita Pineda



“Comprometernos con la regeneración democrática de la actividad política y sindical”, así queda dicho en el punto quinto del Manifiesto de CCOO por un cambio de políticas y un impulso democrático. Todo un compromiso de primera magnitud, una palabra de honor que se ha dado no sólo a la familia sindical sino al conjunto asalariado. Así pues, el grupo dirigente se ha autoemplazado explícitamente a lo que Toxo indicó en la clausura del congreso del sindicato. Es, además, un ejemplo claro de algo de gran envergadura: desde la independencia y autonomía del sindicalismo, no se es indiferente (sino, al contrario, beligerante) a la calidad de la democracia y de la vida política. Así pues, bravo por el lúcido coraje de ese compromiso.


Entiendo que el mensaje quiere decir lo siguiente: desde la regeneración sindical se propicia la regeneración de toda la vida política. Es decir, desde nuestras propias decisiones en la forma-sindicato se intenta que, además, se contagie el resto del asociacionismo político y cívico. O, lo que es lo mismo, la tarea empieza por nosotros mismos. Para empezar, diremos que la compleja tarea autoemplazada tiene una ventaja: la que parte de la estabilidad que, por lo general, preside los grupos dirigentes del sindicato.


He dicho en muchas ocasiones que el sindicato practica una democracia próxima, vecina. Así lo indican todo un conjunto de prácticas de “calidad” como, por ejemplo, la preselección de las listas electorales para la representación de las candidaturas en los comicios sindicales. Esta es una práctica que viene desde prácticamente los primeros andares de Comisiones Obreras. Más o menos, se trata de unas “primarias”, algo que parece que han inventado otros muy posteriormente.


En todo caso, algo debe rondar por las cabezas del grupo dirigente confederal cuando se han autoimpuesto la regeneración sindical. Una tarea que no sólo afecta al comportamiento ético –esto es, la compatibilidad de medios e instrumentos con los fines— sino también a la naturaleza de la representación, así en el interior como en su forma extrovertida. Esto es, la que se desprende de la adecuación de la forma-sindicato a las grandes transformaciones de época del trabajo y en el trabajo; la que se infiere del emerger de todo un amplio elenco de subjetividades: de género, grupos etarios, de situación en el trabajo, en el desempleo y en la jubilación…


Tal vez faltaría ahora la explicitación concreta de ese valiente autoemplazamiento en unos cuantos puntos estableciendo sus prioridades y las compatibilidades entre sí. De entrada, sólo unos pocos puntos, periódicamente sujetos a verificación. Digo “unos pocos puntos” porque, como ya sabemos desde antiguo, Zamora no se ganó en una hora. Porque, en este caso (y en casi todos) no conviene aturrullarse y querer hacer las cosas de repente y todas a la vez. Lo que importa, hablando machadianemente, es el camino y el sentido de ese itinerario. Que, ¿quién sabe?, podría conducir a la bulla que metí
sobre la “soberanía” sindical.





Post scriptum. Convendría añadir, como ejemplos de transparencia sindical, dos elementos, ya tradicionales, en el quehacer sindical de Comisiones Obreras: uno, que en el caso de Catalunya cada año presenta sus cuentas financieras en la Sindicatura de Comptes; dos, que año tras año se le concede el Premio a la Confederación por su transparencia informativa. Es decir, estamos hablando no de dos momentos puntuales sino de toda una singladura. Es el ethos de la biografía de una organización.


Más ejemplos concretos de una manera de ser orgullosamente diferente son: el establecimiento por norma estatutaria de la incompatibilidad entre cargos institucionales y de dirección de los partidos, hace ya muchos años aprobado y la duración de los mandatos para los grupos dirigentes sindicales, también sancionada tiempo ha.


Así las cosas, podemos presumir de unos códigos deontológicos propios muy positivos. Sin embargo, dígase abiertamente que esas conductas se han explicado muy raramente fuera de nuestra vida sindical, y menos todavía han llevado a una noble ostentación por nuestra parte. Se han vivido con una austeridad que, en estos casos, era más un vicio que una virtud. De manera que no es exagerado decir que, fuera del sindicato, se conoce bien poco. De ahí que su influencia haya sido nula o poca cosa. Por supuesto, no estoy reclamando un chovinismo sindical, ni un exaltado enrocamiento de nuestros modos y maneras. Pero sí hay que reclamar mayor publicitación de tales modos y maneras. Lo que vale para las novedades que se vayan concretando a partir de ahora en la renovación de la forma de ser-sindicato. Que, tras el autoemplazamiento del grupo dirigente confederal, no parece tener vuelta atrás.






Radio Parapanda. Honra a la dirección de CC.OO. con Los Campanilleros




jueves, 26 de mayo de 2011

NO ES UNA CRISIS DE LIDERAZGO






Casi todo el mundo habla de que en el PSOE hay una crisis de liderazgo. Un servidor, desde este observatorio privilegiado de la Ciudad-estado de Parapanda, ve las cosas de otra manera, que es una manera relamida de afirmar que está en profundo desacuerdo. Hablar de crisis de liderazgo es tan inexacto como que el cuadrado de la ipecacuana es igual a la suma de los cuadrados de los castrojas.


Ojalá fuera una crisis de liderazgo, pues a secretario muerto, secretario puesto; y a otra cosa, mariposa. Más bien es una crisis trinitaria: de identidad, que conduce a una crisis de proyecto, desembocando en una crisis de grupos dirigentes. El inconveniente de esta mirada es que conduce a la necesidad de ponerlo todo, ordenada y gradualmente, patas arriba. Lo que no parece plato de buen gusto.


Cierto, las grandes transformaciones en curso han erosionado la tradicional identidad del socialismo español. Pero este no se ha situado, así las cosas, subjetivamente en ese paradigma con una praxis transformadora; antes, al contrario, se ha instalado en ese paradigma de innovación-reestructuración de la economía de manera acrítica, gestionando su política al margen de su código clásico de reformas de progreso: gato negro, gato blanco ¿qué mas da si cazan ratones? Lo que ha ocurrido (al igual que en
EL ALGUACIL ALGUACILADO) es que los malditos roedores, negros o blancos, han sido cazados por la ratonera. Así pues, una vez cazados por la mentada ratonera, la evolución de esa especie ha terminado instalándose en una nueva toponimia cuya conducta política se va definiendo a salto de mata, en un zurcido de retales que, por definición, no conforma proyecto alguno. De manera que la crisis de los grupos dirigentes (no de un único líder) era la consecuencia fatalmente lógica. Por lo tanto se rompió el aserto, atribuido a Pitágoras, de que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Más todavía, se entró en la filosofía, expresada ex post por el millonario Pérez: habrá que adaptar las organizaciones en función de las personas. Que, en román paladino, dice lapidariamente: el líder conforma la organización, entendida ésta como fiel infantería. Algo de ese método es la permanencia de las más viejas prácticas de la historia, más tarde sofisticadas por el ingeniero Taylor, que han contagiado a las izquierdas de ayer y de hoy. O más castizamente en la expresión catalana: muts i a la gàbia [chitón, y a la jaula].


En esa tesitura –es decir, sin bucear en esa crisis trinitaria— ni primarias ni congreso anticipado resolverán el problema de fondo. Serán muchos los que no quieran aproximarse a la solución y otros tanto la temerán porque considerarán que puede representar una rectificación de fondo o, lo que es lo mismo, una desautorización de una reciente biografía colectiva que ha consolidado dicha crisis trinitaria.


Posiblemente en ese camino fatigoso se corregirán algunas cosas, vale decir, ciertos mechinales. Pero quedarán intactas las paredes maestras de ese edificio profundamente agrietado.


De momento –sólo de momento-- me conformaría con que el PSOE dijera algo sobre la reciente declaración que ha hecho Comisiones Obreras, que culmina con: “1.-Salir de la crisis de manera justa y equitativa para lo que propone: a) Forzar un cambio en la orientación de las políticas europeas, b) Promover una reforma Fiscal, c) Proceder a una reforma del sistema financiero, d) Establecer mecanismos de control de los precios, y e) Abordar un verdadero cambio de modelo productivo; 2.- Crear empleo digno y con derechos. Empleo para los jóvenes; 3.- Restablecer derechos laborales. ILP para el empleo estable y con derechos; 4.- Luchar por mantener y ampliar los servicios públicos de calidad como factor de cohesión social y fuente de empleo y 5.- Comprometernos con la regeneración democrática de la actividad política y sindical”.






Radio Parapanda.
REFLEXIONES Y CORRELACIONES SOBRE EL MOVIMIENTO 15 –M, tal como lo ve Antonio Baylos, comprometido ciudadano cosmopolita.


ALGUNAS IDEAS INQUIETANTES



Homenaje a Elisabeth Eidenbenz



Una vez vistas las elecciones del 22 con unos pocos días de perspectiva, leídas las crónicas de urgencia, observadas las reacciones primarias de los partidos y coaliciones, valorados los resultados al detalle e intuidas las posiciones del poder económico y mediático, me sugiero a mi mismo pensar a largo plazo, puesto que a corto plazo no hay más posibilidades que la chapuza más o menos inteligente y acertada, en la que un servidor reconoce su nula competencia.


El contraste entre lo oído y visto antes del 22 y lo que se ha visto y oído después determinan que una parte, la parte del poder, de la política no se entera del malestar popular y hará todo lo posible para mantener ese malestar entre la queja abstracta y apolítica y la Champions. Como ustedes sabrán el bipartito de CIU, victorioso en las elecciones, ha manifestado por boca del President que se siente legitimado en sus políticas de recorte y de ajuste social e inversor. Cosa curiosa esas palabras, puesto que no atiendo a recordar ningún panfleto provinente de esa coalición en ningún rincón del país que ofreciera un programa basado en esas incertitudes. Yo, cartesiano desde que aprendí a leer, me pregunto cómo una opción política se siente legitimada sobre lo que no ha dicho ni pío. La deducción fácil e incluso comprensible, es que son absolutamente conscientes de que su verdadero programa no cuadra con los intereses de la mayoría social y que el esconderlo bajo términos absolutamente vagos les permitiría aplicarlo con dureza después de los dos éxitos indudables. Eso dice mucho del tipo de político que maneja la derecha, catalanista o no.


Constato que los mecanismos políticos e institucionales, así como las redes de contacto entre representantes y representados que se han utilizado hasta hoy, a partir de los acuerdos de la transición, se han roto, podrido o simplemente se han tornado obsoletos. El largo proceso de degradación democrática, institucional, representativa y de vinculación entre el mundo de la política y el ciudadano que hemos sufrido aquí (y no sólo aquí) ha dado por eclosionar en medio de una crisis económica y un enfoque de modelo económico y social alternativo que aumenta al infinito los motivos de alejamiento ciudadano de la política y de la acción pública y social. Eso no quita que un porcentaje de la población, en torno al 50%, tiene el voto decidido y aplicado. El resto bajo el eslogan de “todos son iguales” facilita a la derecha el acceso al poder, ahora casi poder absoluto, independientemente si la política que aplica les conviene o no.


Como personalmente no respondo a la llamada de la no política, ni soy de los que piensan que todos los políticos son iguales y todos los partidos hacen particularmente lo que les conviene, ni que la política sea una actividad innoble, he de reconocer que en mi descripción de la realidad hay variada complejidad de culpas, responsabilidades, errores o simplemente incapacidades y que afectan de forma desigual a unos u a otros, ciudadanos y políticos incluidos.


Si pudiéramos hacer una crítica consecuente con los errores y los pecados de cada uno, probablemente, los matices aportarían riqueza y exactitud al análisis y el espectáculo lo entenderíamos mucho mejor. Pero hoy por hoy, los media y los intereses que impulsan el alejamiento ciudadano de la política lo hacen imposible para el común de los mortales. Los que matizamos y distinguimos terminamos siendo los raros de la taberna y tenemos que refugiarnos en el rincón del billar, lejos de la cerveza y el debate.


La enorme red de entidades basadas en la solidaridad humana que actualmente poseemos no han estabilizado, como podría haber pasado, ese pacto social y democrático entre gobernantes y gobernados en torno a un modelo de sociedad libre, responsable, segura y solidaria. Las ONG’s no han sido una alternativa a los partidos o sindicatos. En todo caso se han convertido en el último refugio de la conciencia social alejada de la política, pero sin influencia real en el devenir de los gobiernos y de las opciones electorales, en definitiva de la política real y efectiva.


El último detalle, que debe aun desarrollarse y evolucionar, ha sido la eclosión repentina de la protesta masiva de jóvenes en infinidad de ciudades españolas. Ni eso ha sido capaz, de momento, de agitar la conciencia política popular.


La abstención, el voto cuasi fascista, el voto hacia los que tienen como perspectiva de reducción y laminación de las prestaciones sociales son reflejo de que la situación es casi desesperada, pues nada parece hacer despertar a los durmientes. Se da la impresión de vivir en una sociedad enajenada y sin conciencia de sus propios intereses, ni cuando la situación está al borde del abismo.


En unas semanas, dos meses a más tardar, el efecto de los recortes en el gasto público se extenderá por todas las administraciones locales y a todas las CCAA. El efecto macroeconómico será devastador en términos de incremento del paro y de las condiciones de vida de la mayoría. No veremos un reparto equitativo del coste de la crisis (hasta ahora no ha sido así y así continuará) con lo cual la inequidad se instalará como eje de la sociedad. La ocupación, el factor estratégico de cualquier economía y el eje para el bienestar social, es simplemente ignorado, como si un país pudiera permitirse echar por la borda, no una generación, sino varias, sin consecuencias y empezar de nuevo el crecimiento destruyéndolo todo previamente. Una visión social presuntamente formada por autómatas sin sentimientos, ni sensibilidades. Absolutamente irreal.


Hay que recordar ahora el caldo de cultivo del fascismo y el enorme peso de la crisis de 1929, juntamente con las consecuencias del vengativo final de la primera guerra mundial, para entender que estamos en situación de emergencia. Para los más enterados, no hace mucho se publicó que la carga que la UE, el FMI, el Banco Mundial y tutti quanti han echado sobre las espaldas de los griegos es mayor que la que tuvieron que asumir los alemanes en 1920 como reparaciones de guerra. Miren un manual de historia y verán las consecuencias. Aun hoy, la mentalidad alemana, el Banco Central Europeo como su reflejo se alimentan de esa crisis: los precios se incrementaban constantemente hasta el punto que los almacenes tudescos tenían encargados permanentes de anotar las subidas de los productos, añadiendo ceros a la derecha. La inflación y el paro (¿les suenan?) sentaron las bases de un después de holocausto. Tal vez estemos en un nuevo Versalles y Krugman sea nuestro Keynes.


Portugal, tal vez Irlanda, pueden ir por la misma senda griega, a poco que tres o cuatro se lo propongan: tener que entregar todos los activos públicos a la inversión extranjera para pagar la deuda principalmente privada y especialmente bancaria y laminar la acción social del estado, es la única opción que se propone y deprisa, deprisa. Con ello el paro se mantendrá a niveles inaguantables. Tal vez España no esté demasiado lejos de esa circunstancia, a pesar de los recortes en salarios y prestaciones que ya hemos sufrido. Las ansias de reducir el déficit público para pagar los males privados están contrayendo de nuevo la economía y así es imposible eliminar deuda o déficit. Solo el crecimiento y la ocupación podrán hacerlo. A costa, claro está, de mayor clarividencia europea y de un periodo de reforma más extenso y suave. Si el futuro debe ir por donde señala, erróneamente, la Sra. Canciller y lo importante son las vacaciones de los españoles y alguna otra zarandaja sin base estadística que la apoye, hay que concluir que la UE está realmente enferma de gravedad y sus doctores le aplican el método medieval de debilitar al enfermo con las sangrías, esperando el milagro de que a peor, mejor.


España está recuperando unas pocas décimas de crecimiento en base al sector exportador, producto del incremento de la demanda externa, Alemania, Francia, etc. (los que han cuidado con atención su ocupación, su inversión empresarial y su gasto social, estabilizadores e impulsores de crecimiento). Eso es importantísimo porque refleja la política de éxito, impulsar la demanda. En cambio, en la vertiente interna española, el espacio de decisión propia, se hace todo lo contrario, buscar un hipotético equilibrio fiscal (en base al gasto y no a los ingresos), con lo cual el mensaje para el consumidor y para el empresario internos, es ahorrar y no invertir.


En ese contexto, ¿cómo pensar en modificar los instrumentos de participación política, electoral o, incluso, sindical? ¿Qué entorno los hace posibles? Son, evidentemente, una necesidad imperiosa, pero ¿donde está la generación de personas que por capacidad y posibilidad pueden hacerlo con éxito? Haber mimbres, los hay, no hay que dudarlo. Intentos los ha habido y seguirán apareciendo, pero sin una verdadera fuerza social y política que aglutine y de sentido a todo ello nada adelantaremos. No hablo de un partido, sino más bien de una cuajada de partidos, sindicatos, movimientos ciudadanos, etc. que pueda luchar por el mercado ideológico y mediático. Ámbitos en donde se debe producir la hegemonía gramsciana del cambio reformista (él lo diría de forma más radical, claro está).


Algunas ideas inquietantes puedo aportar: la izquierda no existe, existen las izquierdas, que son afortunadamente variadas. Lo que falta es que cuaje un acuerdo básico que permita concentrar fuerzas sin debilitarse mutuamente. Si alguien piensa en una hegemonía en la izquierda está equivocado. Ha podido ser así en algún momento, pero solo aparentemente. De ahí la incapacidad de adaptación a los cambios que esa presunta hegemonía ha sufrido y la facilidad para tomar caminos extraños y erróneos. El mantenerse como Pepito Grillo tampoco lleva a ninguna parte, tanto si se está en la política, como si se está fuera señalando con el dedo. La izquierda está formada por niveles distintos, lo es el sindicalismo de clase, lo es el movimiento solidario, lo es la acción ciudadana, lo es el pensamiento crítico. Lo es la simple humanidad evolucionada.


Creo sinceramente que el futuro debe ir por ahí.


Lluis Casas harto hasta la cruz de los pantalones.


martes, 24 de mayo de 2011

UN PESPUNTE SOBRE EL DESALOJO DEL 22 DE MAYO



Luciano Lama, el prestigioso dirigente sindical italiano, insistía enfáticamente que, cuando el sindicalismo se corresponsabilizaba de los sacrificios en tiempos de crisis, debía pedir como contraprestación un incremento de poderes e instrumentos. De ese modo, afirmaba, se podía paliar los efectos de la crisis y, además, estar en mejores condiciones posteriormente. Éste era uno de los puntos clave del reformismo lamiano.


Por el contrario, los planteamientos y las imposiciones del presidente Zapatero han sido: los trabajadores deben asumir sus responsabilidades en la crisis y, como colofón, a sus sacrificios hay que añadir la eliminación de instrumentos y poderes. Es lo que ocurrió hace meses con la mal llamada reforma laboral que, como una garlopa, cepilló algunas paredes del iusindicalismo y del Derecho del trabajo.


Pues bien, en el caso de Lama cabía la posibilidad de plantar cara a la crisis y los sacrificios fueran (desigualmente, eso sí) repartidos, y tras la salida de aquella el sindicalismo confederal manejaría más poderes e instrumentos. En la práctica zapateriana los sacrificios se han impuesto unilateralmente al conjunto asalariado. De modo que en la crisis estamos con menos instrumentos y, como éstos se mantienen posteriormente, la pérdida de ellos seguirá en la fase post crisis.


Así las cosas, podemos convenir que la gestión de la crisis se ha hecho con un gobernalle que agresivamente significa una profunda discontinuidad –más bien, una cesura-- de la izquierda. De ahí la estampía de los votos hacia otros horizontes. Más todavía, también se ha operado la ruptura del pacto de fidelidad de una buena porción del electorado hacia el Psoe. Por cierto, ha sido una hecatombe de tales proporciones que también se ha reflejado en las elecciones municipales; este es un detalle que todavía no he visto reflejado en parte alguna. La gestión municipal castigada severamente por algo que no es de su responsabilidad.


Punto final. Aprovecho la presente para felicitar al amigo Ramón Gorriz que ha sido elegido miembro de la Comisión ejecutiva de la Confederación Europea de Sindicatos. En su honor suena la jota, cantada por el viejo
José Oto, una gentileza de Radio Parapanda.


lunes, 23 de mayo de 2011

LA IZQUIERDA HA SIDO DESALOJADA


La izquierda no sólo ha sufrido una derrota sin paliativos, también ha sido desalojada de sus tradicionales bastiones.

Los tiempos de derrota no son los más propicios para analizar serenamente qué ha ocurrido; antes al contrario son propicios al abatimiento y al ajuste de cuentas. En ese clima de catástrofe no parece que se tenga lucidez para buscar el fondo de las razones que han llevado al precipicio. Y, sin embargo, no hay otra salida. Porque todo indica que se abre un ciclo en España bastante negro, cuya duración es imprevisible. La derrota no sólo ha sido sin paliativos, la izquierda ha sido desalojada de la mayoría de sus bastiones tradicionales.


El diapasón de este ciclo, a mi juicio, está en función de dos elementos de singular importancia: de un lado, la seriedad y el rigor del análisis que deberían hacer los derrotados; y, de otro lado, el tipo de representación política que tendrían que dotarse. Lo uno y lo otro no son elementos separados entre sí. Desde luego, no es un problema sólo ni fundamentalmente de personas, sino del proyecto que deben encarnar unas personas determinadas. Ahora bien, dentro de ese proyecto parece urgente abordar la siguiente (y especialmente fastidiosa) interrogante: los derrotados ¿van a seguir manteniendo la forma-partido que les ha llevado a esta situación, esto es, un partido de notables, verticalmente estructurado en torno a (unos pocos) patriarcas con un ilimitado mando en plaza? Más todavía, una forma-partido de militancia desvertebrada a la que se le ha impuesto una delegación sin voz ni mandato alguno.


Lo iremos viendo, pero una tarea de reestructuración e innovación de la forma partido –de regeneración, si se quiere-- no parece fácil porque se les ha acumulado un buen cacho de idiotismos de oficio.


Los derrotados no tienen más remedio que asumir que la forma de hacer política de las izquierdas ha entrado en crisis (posiblemente definitiva) con el grosor de su electorado. Una parte de ese electorado que gradualmente viene refugiándose en la izquierda sumergida o en la actividad, más o menos estable, de formas societarias de viejo o nuevo cuño.


Por otra parte, la acción sindical podría verse sometida a una especie de hostilidad sistémica. La derrota de la izquierda deja campo abierto para que las derechas de diversa condición saquen de la alacena todo el arsenal de medidas que han tenido in mente desde hace tiempo a lo largo y ancho del territorio. No está escrito en ningún libro que lo consigan. En todo caso, dependerá de la sabiduría del sindicalismo confederal. La mejor manera de expresar esa sabiduría es ser más sindicato, hacer más sindicato, evitando las derivas del pansindicalismo y el substitucionismo, esto es, no supliendo en clave política el vacío de las izquierdas.


Esa hostilidad contra el sindicalismo requiere, a mi entender, poner en la agenda algo tan serio como la unidad sindical orgánica. He dicho “poner en la agenda”, no que se haga a trancas y barrancas o de un día para otro.


No es el momento de llorar. Es el momento de pensar serenamente, de debatir con punto de vista fundamentado. De ensayar experiencias, por modestas que sean. Entre otras, la recuperación del valor moderno de la militancia.

sábado, 21 de mayo de 2011

NO ATOSIGUEIS AL MOVIMIENTO 15 DE MAYO



Leo que, desde diversos ángulos, se está pidiendo al Movimiento 15 de Mayo que confluya con la política de izquierdas, que participe al lado de las izquierdas. Siento ir a contracorriente. Yo veo las cosas de otra manera.


En primer lugar, lo más natural es que este movimiento – un recién nacido, se diría— vaya asentándose, extendiéndose y consolidando su innegable madurez. Cualquier exigencia desde fuera, incluida la más bienintencionada, sería una interferencia para el asentamiento, extensión y consolidación tanto en cantidad como en calidad. Es más, tengo para mí que sería mirada como mero oportunismo e instrumentalización. Por otra parte, de esa manera sería visto como un intento de limar la independencia y autonomía de ese movimiento.


Ustedes dispensen, pero a un servidor le parece que las cosas han de hacerse al revés. Son las izquierdas, así las sociales como las políticas, las que tienen que contagiarse de los planteamientos éticos que expresa la Generación del 2011. Contagiarse de la profunda renovación de la vida política, que representa lo que esa generación califica, atinadamente, como un ACONTECIMIENTO. De manera que cualquier exigencia intempestiva sería truncar ese acontecimiento.


Son las izquierdas las que deben reflexionar por qué existe ese inmenso océano de izquierda que se ha sumergido en la abstención, es decir, sobre la amplitud de esa izquierda sumergida. Esto es, de esos miles de ciudadanos –cuarentones, cincuentones, sesentones y demás— que han visitado solidariamente a los acampados. Por cierto, una buena prueba de ese inicio de reflexión será mañana por la noche, cuando veamos a los líderes de las izquierdas valorar sus propios resultados en los comicios de este domingo.






LA MADUREZ DEL MOVIMIENTO 15 DE MAYO






Hasta donde la memoria me alcanza –uno ya ostenta la edad provecta— no recuerdo un movimiento social con tanta madurez como éste que se extiende por las plazas españolas y europeas, incorporando ciudades y pueblos con escasa presencia en la geografía de la acción colectiva. Por supuesto, estamos hablando del Movimiento 15 de Mayo, un movimiento maduro a pesar de que se encuentra en sus primeros andares. Es la generación del 20l1.


Dígase con claridad: ¿alguien tiene conocimiento de un Manifiesto tan maduro como el que han hecho público los acampados en la Plaza del Sol, editado por el blog hermano con el título de
TOMAD LA PLAZA. ACAMPADA EN SOL (FRAGMENTOS DE MANIFIESTOS). Hurgad en vuestros recuerdos, buscad en las alacenas de los periódicos y decidme cuándo y dónde se elaboró un panfleto –un servidor reivindica la grandeza de la palabra panfleto al igual que la nobleza de la pancarta-- de esas dimensiones. De esa madurez. De manera que quienes esperaban un movimiento estrambótico se han encontrado con una desacostumbrada madurez.


El manifiesto de la Puerta del Sol enlaza con lo avanzado por aquel noble padre de la izquierda,
Vittorio Foa, que, a sus noventa y muchos años, dejó sentado el secuestro de las palabras en su famoso libro “Las palabras de la política”; se inspira, además, en el conocido verso de Raimon: qui perd els origens, perd l´identitat; y, definitivamente, enlaza con las mejores tradiciones de la izquierda: “Es preciso construir un discurso político capaz de reconstruir el tejido social, sistemáticamente vulnerado por años de mentiras y corrupción. Los ciudadanos hemos perdido el respeto a los partidos políticos mayoritarios,pero ello no equivale a perder nuestro sentido crítico. Antes bien,no tememos a la POLÍTICA. Tomar la palabra es POLÍTICA. Buscar alternativas de participación ciudadana es POLÍTICA”. Madurez serena y sin ostentación la de esta Generación del 2011.


Muchas son las señales de esta madurez. Tan sólo señalaré la que se desprende de la foto de la portada de El País de hoy, sábado. El joven, subido en brazos por sus compañeros, lleva un rótulo en la mano donde puede leerse Plaça del 15 de Maig. Pues bien, las imágenes televisivas informan de cómo acabó aquello: el chaval no tapa la placa que dice Plaça de l´Ajuntament sino que la coloca debajo. Que cada cual interprete como pueda y sepa esta escena valenciana. Pues bien, no sólo es la madurez de lo escrito, de la oralidad, también la de los gestos.


Una madurez que, por lo demás, no se deja llevar por el clima de exageración lingüística que caracteriza, en parte, nuestros tiempos como hace pocos días afirmaba el maestro Umberto Romagnoli: “Fatto sta che la cifra stilistica del linguaggio corrente ormai è l’iperbole” (1). Algo así como quien afirma que no es el griterío ni la acumulación de adjetivos lo que debe basar la palabra fundamentada. Es el concepto, el concepto.


Esta generación del 2011 ha venido a decir algo que debe ser bien estudiado por la izquierda social; algo que ya se dejó sentado en su día por Vittorio Foa: “durante mucho tiempo el sindicato vio en el obrero sólo un obrero, un productor subalterno a quien defender en su relación con el trabajo y representar en sus intereses materiales; por eso no vio otros aspectos de su vida, después se sorprendió cuando no ha sido escuchado en sus discursos”. Ni que decir tiene que las izquierdas políticas están siendo avisadas por este Movimiento del 15 de Marzo. Parodiando a Foa podríamos decir: durante mucho tiempo las izquierdas han visto a la ciudadanía sólo como un potencial granero de votos, por eso no vio lo que tenía que ver, después se sorprendió cuando la gente se fue distanciado de la política.


Si me preguntan cómo continuará este movimiento la respuesta es: ya se irá viendo. Pero el problema de mayor enjundia es: ¿aprenderán algo las izquierdas de la madurez de esta generación?


(1) Umberto Romagnoli:
E’ ora di attuare la Costituzione sul sindacato












martes, 17 de mayo de 2011

JÓVENES INDIGNADOS EN LAS CALLES




Las izquierdas, sociales y políticas, deberían estudiar a fondo las raíces y motivaciones –todo el carácter, digamos— de esa importante movilización de nuestros jóvenes agrupados en torno a la plataforma Democracia real, ya. No será fácil. Primero, porque existe una considerable brecha generacional y –me atrevo a decir—cultural. Segundo, porque en estas ocasiones lo que, de verdad, pasa a primer plano no es el intento de comprensión sino el recelo, más o menos disimulado para no infundir sospechas. Tercero, porque tan importante acción colectiva, en diversas ciudades españolas, se ha hecho en un contexto de campaña electoral que objetivamente no beneficia a la izquierda política, situada también por esta juventud como indiferenciada con relación a la derecha. Un inciso necesario: que estos sectores juveniles hayan elegido conscientemente este contexto no es criticable en absoluto; digamos que es la expresión del sentimiento autónomo con respecto a las contingencias electorales, de la misma manera que el sindicalismo confederal puso en marcha una movilización en Cataluña contra los recortes sociales el pasado día 14 de mayo.


Dicho lo cual, vale la pena decir que –por intereses absolutamente interesados al margen de la intención de dicha plataforma— este movimiento concitará simpatías de las derechas y de los nihilistas de variada condición. De un lado, porque debilita las opciones de izquierda; de otro lado, porque la experiencia indica que este tipo de movimientismo, andando el tiempo, o acaba diluyéndose o se convierte en un magma de grupúsculos enfrentados entre sí. Lo que debería ser, a su vez, un elemento de reflexión para la plataforma.


No es fácil dialogar con los que nunca se ha conversado. Y, sin embargo, no hay otra salida. Democracia real, ya concita los exaltados parabienes de quienes propugnan la indignación, la indignación espasmódica no la que, pacientemente, teje organización sostenible.


No es fácil dialogar con los que nunca se ha conversado. Y, sin embargo, no hay otra salida. Tampoco tiene utilidad alguna –antes el contrario es contraproducente— dirigirse a ellos con paternalismo campechano. Lo más difícil, urgente y necesario es la autoverificación de las izquierdas, esto es, de sus códigos de comportamiento político, de los niveles de participación, de las formas propias de representación de la ciudadanía, de sus propios lenguajes y gesticulaciones. En resumidas cuentas, la manera más fecunda de hablar con la chavalada es el propio examen. No desde la Torre del Homenaje del castillo sino desde la plaza pública. Para dialogar con esa juventud hay que quitarse los entorchados de brigadier y los galones de sargento de semana. Me atrevo a decir, tampoco como coleguis.


Por otra parte, Democracia real, ya debería estar al tanto: ser agasajada como indignada es un caramelo envenenado. Que, además, le otorga un monopolio de indignación que –por lo menos-- debería ser compartido con quienes, desde hace tiempo, están indignadamente organizados y proyectando el conflicto social en los centros de trabajo y en la calle.









Radio Parapanda. Tommy Douglas en Mouseland subtítulos en español









viernes, 6 de mayo de 2011

ESTA DEMOCRACIA ENVEJECIDA O EL CHOQUE DE LOS ALTOS TRIBUNALES DE JUSTICIA

Homenaje a Moses Hess







El Tribunal Constitucional le ha enmendado afortunadamente la plana al Tribunal Supremo sobre el caso de Bildu. Ahora bien, tan radical discrepancia sobre un asunto de primer orden me ha provocado una enorme inquietud. ¿Cómo es posible que haya habido un contraste de tan alta envergadura? Que a un servidor le haya tranquilizado la postura del Constitucional, no despeja mi tribulación, porque no estamos hablando de minucias. Por eso doy constancia de ello en mi diario que, aunque íntimo, es público.


A mi juicio, más allá de la hipotética o real politización partidaria de la justicia española –y sus principales operadores jurídicos-- la madre del cordero está en el envejecimiento a marchas forzadas de la democracia y sus más conspicuos instrumentos. Esta es una democracia que está, desde hace tiempo, chocheando. Donde el problema número uno está en lo apuntado por Luigi Ferrajoli: “en la cada vez más fuerte la relación entre dinero, información y política”. Un dinero impaciente: la “nuova gente e subiti guadagni”, que decía el Dante; la información intencionadamente tendenciosa y expresamente mendaz; la política expresamente torticera que se pasa por la cruz de los pantalones así las reglas como las formas. Una democracia que se ha instalado en esa “normalidad”.


En otras palabras, el espectacular y caballuno desajuste entre ambos altos tribunales es algo más que la politización de la justicia. Esa, si la hubiera, es una consecuencia de las patologías de esta democracia chocha. Por supuesto, doctores tiene la Iglesia para aliviar esas consecuencias patológicas. Pero queda la raíz del problema: el pathos de la democracia, de esta democracia en concreto y no en abstracto. Si yo supiera …


… si yo supiera cómo indicar pistas para abordar este problemón, no duden que lo dejaría por escrito en un ejercicio de redacción. Pero mis saberes chusqueros no dan para más. Porque no es moco de pavo provocar una ruptura epistemológica dentro de la democracia para que haya una mejor democracia
.




















Radio Parapanda. GARANTIAS DE EMPLEO Y DERECHOS LABORALES EN LA LEY 35/2010 Habla Antonio Baylos desde la sinarquía de Parapanda.




















miércoles, 4 de mayo de 2011

DE NUEVO LA "CUESTIÓN SOCIAL"

Homenaje a George Julian Harney




Más allá de las contingencias políticas que puedan venir en las próximas semanas, una cosa parece clara: la reaparición de toda una serie de opiniones fuertemente críticas tanto en el ágora cultural como en la plaza pública. De un lado, intelectuales –de biografía no extremista—y, de otro, las movilizaciones sociales en curso. Entre los primeros, cabría destacar artículos como los de Joseph Stiglitz, Antón Costas en El País (Corrupción inocente) y, recientemente Emilio Ontiveros (La desigualdad no es rentable) o lo que hace unas horas ha dicho el siempre activo y activista Luigi Ferrajoli (El azote jurídico del populismo) junto a una amplia literatura de desvelamiento de los intríngulis del funcionamiento de la lepra neoliberal y sus consecuencias como lo es, por ejemplo, el libro colectivo FRENTE AL CAPITAL IMPACIENTE, coordinado por Bruno Estrada. De hecho, la diferencia de ello con el lenguaje sindical es la lógica sintaxis académica. Pero el tono templado no oculta la fuerza de la denuncia. De las movilizaciones sindicales es preciso recordar su intermitencia: sin ir más lejos, este viernes la Cgil ha convocado huelga general en “el pais donde florece el limonero” que dijera el sabio de Weimar. En resumidas cuentas, la “cuestión social” ha salido a la superficie así en el debate público como en la presencia del personal en las calles. Es cierto, no está con la vehemencia requerida, pero ¿qué duda cabe? no se encuentra sumergida como en años anteriores. Que la “cuestión social” ha vuelto al escenario lo demuestra el hecho de que el mísmísimo Jordi Pujol –tan atenta como instrumentalmente alerta, incluso para retorcer las cosas-- ha publicado recientemente un artículo donde afirma que: «Catalunya serà social o no serà». Aquest ha estat l’ADN del moviment catalanista. Per pròpia motivació interna i per l’opció del model social europeu que ha fet seu des de fa dècades, i que avui continua fent.”, lo cual es tan incierto como afirmar que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cubos de los catetos.


Cierto, la lepra neoliberal no se arredra; ahí está lo que Ferrajoli explica: “la cada vez más fuerte la relación entre dinero, información y política”, una convergencia de corporativismos que no es nueva pero que, de un tiempo a esta parte, ha alcanzado una expresión sin precedentes. Pero la novedad ahora frente a ella es la respuesta cultural y social, toda una efervescencia que hasta hace poco era desconocida. Se equivocará quien minusvalore esta incipiente respuesta, lo que evidentemente no quiere decir que haya que echar las campanas al vuelo. Ni tanto, ni tan calvo.


Ahora bien, si bien las posiciones académicas, coincidentes conceptualmente con el sindicalismo confederal, están –por así decirlo— a la ofensiva, la movilización social todavía parece estar resistiendo porque la poliorcética de los neoliberales sigue siendo potente. Lo que indica que este áspero conflicto es de largo recorrido. Y lo será más todavía si la izquierda mayoritaria no cae en la cuenta que, en los terrenos políticos, es ella la que pagará las consecuencias.


Pienso que la piedra angular de las respuestas a la triple alianza (dinero impaciente, información y política) es la amplia capilaridad de la unidad de acción entre los sindicatos españoles. Que, aunque con no pocas dificultades, también podría calificarse de incipiente unidad de proyecto. Precisamente lo contrario de Italia donde –observa atinadamente nuestro Antonio Lettieri— la división sindical se ha instalado como “cosa normal”, precisamente donde la pringue (imbrodo) atraviesa el dinero, la información y la política. En esa situación, no es arriesgado establecer la hipótesis siguiente: mientras no se remonte esa situación, Italia no levantará cabeza.


Ahora bien, si la unidad de los sindicatos es esencial, parece conveniente una amplia y sosegada reflexión acerca de las maneras de ampliar la adhesión estable –lo que llamamos afiliación— de millones de trabajadores. Por ejemplo, cómo transformar el seguimiento consciente de centenares de miles de trabajadores y empleados (con independencia de su estatus salarial y categorial) al conflicto que convoca el sindicalismo confederal. Es decir, cómo transitar de la amistad en el movimiento a la fraternidad del hecho de estar sindicado. Con lo que se tiene, siendo importante, la batalla contra la lepra neoliberal será mucho más trabajosa.


Alguna que otra vez me he planteado de qué manera sería posible avanzar en ese terreno, el de avanzar en la afiliación. Lo intenté en torno a los mecanismos de representación del sindicalismo y a sus instrumentos convencionales. Y de refilón en
EL USO SOCIAL DE LAS CONQUISTAS SINDICALES (1) donde el tema central era que las conquistas sociales –en tanto que bienes democráticos, como le gusta decir al amigo Gerardo Pisarello— no nos han motivado a las meditaciones pertinentes. De un lado, han mejorado el tenor de vida (dentro y fuera del centro de trabajo) y, de otro lado, han abierto nuevas paradojas. En el fondo es la conveniencia del consejo de Engels: conozcan ustedes cómo viven y la forma en que lo hacen los trabajadores. Lo que propone la relación entre el sindicalismo y la antropología social. Más en concreto, saber qué relación guarda, por ejemplo, las reducciones de los tiempos de trabajo, conseguidos por el sindicalismo, con el uso que, de ese tiempo liberado, hacen los trabajadores puede darnos importantes indicios para diseñar unas adecuadas conductas organizativas.


Intenté avanzar por ahí, pero a pesar de que anunciaba la continuación de aquellas reflexiones, lo cierto es que me atasqué y nunca hubo segunda parte. Sencillamente fui incapaz de enhebrar la aguja. Y así sigo, sin saber cómo continuar. Hay que convenir que los años no perdonan… Pero sí intuyo que, por ahí y desde ahí, podría abrirse un filón de propuestas.




Radio Parapanda.
MIGRACIONES LABORALES, ACCIÓN DE LA OIT Y POLÍTICA EUROPEA, desde Parapanda donde ni el músculo duerme ni la imaginación descansa.




lunes, 2 de mayo de 2011

DOS NOTAS SOBRE ESTE PRIMERO DE MAYO



Premisa. La contundencia de las conquistas sociales a lo largo del siglo XX, una conquista de civilización, se nos aparecía como irreversibles. Esa era la impresión que teníamos, aunque no lo dijéramos explícitamente. Los ataques al Estado de Bienestar, que han sido contestados en este Primero de Mayo y en las movilizaciones recientes, demuestran la intentona, por parte de la lepra neoliberal, de buscar la reversibilidad de tales logros. Esta no es una mirada escéptica sino un toque de alarma. Lo que se quiere decir es lo siguiente: no hay nada escrito acerca del carácter “vitalicio” de las conquistas porque la lepra y sus patologías vicarias saben exactamente lo que quieren. Por otra parte, hay una novedad, no irrelevante: la política instalada, por sus propios intereses electorales, había tenido una cierta contención y un simulado interés en no aparecer como directamente comprometida a liquidar el bosque benestarista. También en este sentido hay novedades. De aquella contención se ha pasado a un caballuna desinhibición: las rebajas y recortes están en el orden del día, incluso a las puertas de los procesos electorales. Este es el caso, bien visible, del Gobierno catalán.


Primera. Este Primero de Mayo es un punto de inflexión: la respuesta social es un engarce entre la presión de semanas anteriores y lo que está anunciado en recortes y rebajas para después de las elecciones municipales. Ahora bien, conviene tener en cuenta la posible munición que guardan en su cartuchera. ¿A qué me refiero? Creo que ya lo habéis adivinado…


Pero, por si las moscas, ahí va la intuición de un espectador comprometido. El Gobierno catalán se orientará a una apariencia de negociación con los sujetos afectados, separándolos, evitando la confluencia de las presiones sectoriales. El mensaje sería: con vosotros negociamos aquello que os afecta. El problema de la sanidad, sólo con los profesionales de la salud, mejor dicho: sólo con sus altos estamentos profesionales; los de la enseñanza, tres cuartos de lo mismo. Y cada `corporation´ --embelesada o resignada ante ese espejismo de negociación—se desconectaría de la necesaria respuesta colectiva, global. En esa tesitura, el sujeto general (el sindicalismo confederal) quedaría aislado, reducido a su casamata. Así las cosas, no es necesario decir cómo acabarían las cosas.


Segunda. La decisión de las direcciones confederales de enviar a Toxo y Cándido a presidir las manifestaciones del Primero de Mayo en Valencia constituye una novedad que debe celebrarse. Desconozco si la idea ha partido de nuestras amistades valencianas o de nuestros amigos confederales. Pero, en todo caso, me quito el sombrero. Y, a la vez, es un estímulo a todos los dirigentes a tener en consideración eso que, eufemísticamente y, tal vez de manera condescendiente, se llaman las periferias. Porque hay vida –y una muy valiosa biosfera-- más allá de lo que se considera “el centro”. O, por mejor hablar: los centros, ya que es incierto lo que dice la copla:
Madre no hay mas que una.







Radio Parapanda. Il Primo maggio di Marchionne. Escribe el amigo Tonino Lettieri. Se recuerda al personal que Tonino es hijo adoptivo de Parapanda.







domingo, 1 de mayo de 2011

MÁS POLÉMICA SOBRE LO SOCIOPOLÍTICO

Los imperativos de la amistad me obligan a terciar en el debate –controversia dice El Apotegmas— que este buen amigo ha provocado en el no menos querido Andrés del Viso a propósito de “lo sociopolítico”, según queda registrado en las dos entradas dedicadas a ello. En la segunda, CONTROVERSIA SOBRE "LO SOCIOPOLÍTICO", Andrés del Viso dijo:




"Ante todo muchas gracias al admirado bloguero anfitrión y otras más a Prudencio El Apotegmas por darse tiempo y espacio en responder a mi pequeña entrada un tanto espontánea. No esperaba yo esta acogida.A mi me parece que lo socio-político es un término que explica la acción sindical no sólo desde la localización territorial o desde las estructuras sindicales del territorio, sino algo más, porque se refiere a una actuación del sindicato donde no es frecuente encontrarle, o sea, en los barrios, en los locales de asociaciones de emigrantes, en las asambleas vecinales o en las que se realizan para reivindicar un derecho a la vivienda, y así. No sabría decir si el sindicato ha elaborado una estrategia "cerrada" sobre lo que yo llamo socio-político, pero lo que se es que en esos lugares está - a veces y a saltos - y que no tiene las pautas de conducta y las experiencias que sin embargo ha heredado - más o menos - cuando se desenvuelve en la fábrica, en el centro de trabajo o en las reivindicaciones que se relacionan directamente con los trabajadores en activo.Y de nuevo creo que me he excedido, pero es que me voy arriba a medida que respondo. Un saludo".


No comparto la fáustica pasión de Andrés por lo sociopolítico como expresión del sindicato. Es más, participo de la observación de El Apotegmas cuando habla de que, tal como Andrés plantea las cosas, parece un Jano Bifronte. Una cara está mirando hacia el sindicalismo de toda la vida, aunque con larga trayectoria de “nuevo tipo”; otra cara mirando hacia otros lugares. De donde se saca la impresión de que el sindicalismo es un sujeto aproximadamente (dispensen la comparación) hermafrodita.


Por otra parte, tengo la impresión de que Andrés convierte el vicio en virtud. Lo hace cuando afirma [que lo sociopolítico] “refiere a una actuación del sindicato donde no es frecuente encontrarle, o sea, en los barrios, en los locales de asociaciones de emigrantes, en las asambleas vecinales o en las que se realizan para reivindicar un derecho a la vivienda, y así”. El vicio es “donde no es frecuente encontrar al sindicato”; la virtud, así las cosas, es “lo sociopolítico”. Una cierta confusión, digo yo. Porque si el sindicato no frecuenta determinados lugares, ¿cómo va a intervenir, ni siquiera sociopolíticamente? Lo que implicaría, entiendo yo, el déficit de sindicato general” como acertadamente quería que fuese nuestro amigo Bruno Trentin.


Es cierto que Bruno y tantos dirigentes sindicales italianos (Lama y tantos más) hablaron del sindicato como “soggetto político”. Una caracterización que, injustificadamente, ponía los pelos de punta a gentes como Giorgio Amendola y otros gigantes del comunismo italiano, entre otros. Pero “soggetto politico” era la actividad eminentemente contractual desde la fábrica hasta la concertación tripartita, y nunca una actividad “separada”. En suma, nada tiene que ver la expresión “soggetto político” con sindicato sociopolítico. Lo primero era la constatación de una actitud unívoca; lo segundo fue la separación de actividades, como dos líneas paralelas. Lo que provocó la separación de las estructuras federativas de las territoriales y una fuente interminable de problemas que se repetían ad nauseam. O sea, parafraseando también a Da Ponte (con música de Mozart, en el magistral Cossí fat tutti) fue
come un scoglio.


Por otra parte, tengo la impresión que el Apotegmas no se ha referido a una elaboración “cerrada” o sistémica sobre lo que entendíamos como “sociopolítico”: un comunista sinárquico como el Apotegmas nunca haría ese planteamiento. Nuestro amigo, se refería a la ausencia de pistas, indicios, aproximaciones de qué se quería decir con ello. En cambio, sí podemos rastrear no poca literatura (no sólo de Nicolás Sartorius, el más prolífico de los intelectuales del sindicalismo) acerca de “sindicato de nuevo tipo”: la asamblea como elemento decisorio, la asdcripción sindical de los desempleados y tantas otras que no es necesario relatar ahora. Pero, nada de nada de ese ave fénix al que alude, con tintes de retranca, nuestro Apotegmas desde su talabartería en Parapanda.