sábado, 25 de julio de 2020

Cataluña: una extraña zahúrda en luz de gas




Cataluña se ha convertido en una cosa rarísima. Su política, por ejemplo, es una prueba de ello. No es maledicencia por mi parte, sino la constatación de un hecho muy chocante: el principal conflicto en Cataluña, desde hace unos meses, no se libra entre el gobierno y la oposición y, ni siquiera, entre «Cataluña y Madrit»; el principal conflicto se libra entre las fuerzas políticas independentistas que conforman por lotes la composición del gobierno. Es un conflicto entre aparentes compañeros y, por ello, adversarios a calzón quitado. Es el conflicto entre el hombre de Waterloo y Oriol Junqueras, siempre «bona persona».

Cosa rarísima, decimos. Porque, por otra parte, se está dando en el dramático tiempo de la pandemia. Con lo que podríamos establecer la siguiente ley: a más gravedad de la situación –sanitaria y económica--  mayor irresponsabilidad del gobierno, dividido en lotes. Digamos que el conflicto en el interior del gobierno y las particulares islas de cada lote es una variable independiente de la crisis sanitaria y económica.

Veamos, por un lado está el rebrote violento en Lleida y el cinturón metropolitano de Barcelona, que ha llevado al gobierno francés a recomendar enfáticamente --«vivamente», ha dicho el primer ministro--  que sus compatriotas no viajen a Cataluña. Cataluña, pues, en coplas. Por otro lado, cada día aparecen noticias que mantienen una luz de gas inquietante en el terreno de la economía: sólo el 2,6 % de los negocios catalanes  ha recuperado el nivel de facturación previo a la aparición de coronavirus. A su lado, como se ha dicho, la zahúrda pública entre los lotes del gobierno, que se agravará con la aparición del libro de Puigdemont que ha puesto como un pingo a Junqueras y la batalla sorda –de momento subterránea--  entre ellos mismos por el control de los Mossos de l´Esquadra. Es una batalla hilarante que ha llevado a la inefable ex consellera Ponsati –la que dijo que «íbamos de farol»--   a afirmar que «los Mossos son una fuerza de ocupación». A su vez, un milagrosamente reaparecido Carod—Rovira, ahora de excursión en la farándula de Waterloo,  llama al control político e ideológico de los Mossos, insinuando que está plagado de efectivos del cuerpo al que perteneció su (benemérito) padre. Más luz de gas.

Addenda.--- El acelerado camino a la decadencia tiene estas cosas tan raras. Algo insólito: hasta la gente ida de la cabeza tiene igualdad de oportunidades, siempre que sea independentista, de formar parte del gobierno. En el gobierno de la lottizzazione.

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