miércoles, 28 de febrero de 2018

Raimon, Premio Abogados de Atocha




Cuando el cantante Raimon se despidió de los públicos algunos poco avisados pensaron que se había retirado a todos los efectos. Pero no contaron con los que imaginaron que el de Xàtiva no lo había dicho todo. Y, sobre todo, que hay gentes en el mundo que desean estar con el cantante, disfrutar de su compañía y acompañarle en su conversación. No contaron, en suma, con que Comisiones Obreras de Castilla – La Mancha va a distinguir al cantante con el galardón más emblemático del sindicato: el Premio Abogados de Atocha 2018.

De hecho es el primer reconocimiento que el sindicato le hace al cantautor. A Raimon, que lo dio todo por el movimiento de los trabajadores. Que prestó su rotunda voz a las luchas obreras y estudiantiles de aquellos viejos entonces. Un reconocimiento, ahora, que además se hace en unos momentos donde no corren buenos tiempos para la lírica de la libertad de expresión.

Me imagino el Palacio de Congresos de Toledo atestado hasta la bandera. Con ilusiones renovadas aplaudiendo a un Raimon sonriendo como siempre.



martes, 27 de febrero de 2018

También los hombres debemos gritar: ¡ Viva el 8 de Marzo !



Joaquím González Muntadas
Director Ética Organizaciones SL

Desde hace décadas no faltan leyes, directivas, decretos y resoluciones que reconocen el derecho de las mujeres a la igualdad salarial, con la recomendación -e incluso la obligación- de hacer efectivo el principio de igual salario por trabajo de igual valor, objetivo que todavía es evidente y pendiente de consecución. El propio Tratado de Roma en 1957 lo incorporaba como uno de los valores fundamentales de la Unión Europea. Pero si observamos la realidad, vemos que falta mucho para que la igualdad de género en el trabajo sea una realidad en España, en Europa, y en el mundo. 

Solo hay que prestar atención a la crueldad de los datos del Report on Equality  Between Women and Men in the EU de 2017, donde muestra que las mujeres ganan de media un 40 % menos que los hombres en la UE. En España la brecha salarial de las mujeres que ocupan la misma función que los hombres es del 23%  como señala la Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística.

Son conocidas las razones que provocan estas diferencias: en general las mujeres tienen contratos de menos horas, a la vez que trabajan en los sectores peor remunerados, acceden menos a la promoción e interrumpen sus carreras, pues son mayoritariamente ellas quienes asumen la mayoría de los trabajos de cuidados no remunerados en la sociedad. Un factor determinante en el mantenimiento del empleo siguen siendo los hijos, la "factura de la maternidad” que pagan las trabajadoras, especialmente en el tramo entre los 26 y los 45. Además la tasa de empleo y el tipo de jornada de las mujeres va descendiendo según aumenta el número de hijos menores. 

Además, es llamativo que mientras el 69% de los europeos reconocen la existencia de una brecha salarial de género en toda la economía, la mayoría (51%) de los empleados, en cambio, no creen que exista esta brecha en su propia empresa, y piensan que los hombres y las mujeres que trabajan en puestos equivalentes reciben el mismo salario, como resalta el Eurobarómetro 465  del mes de junio de 2017.
Esta falta de conciencia de la realidad es también una de las razones que explica la dificultad para que desparezcan, de una vez, las altas barreras que impiden la plena igualdad de las mujeres trabajadoras. Por ello, es preciso un serio esfuerzo de acción sindical en los centros de trabajo para sensibilizar de esta injusticia muchas veces sutilmente disimulada y conquistar eficaces instrumentos sindicales de control que impidan la discriminación, promuevan la igualdad y garanticen el necesario “equilibrio trabajo-vida”. 

En España la Ley de Igualdad, hace ahora 11 años, dotó a la negociación colectiva de un protagonismo muy importante. Por ello, este 8 de Marzo debería ser un buen momento para realizar el balance en todas las empresas para conocer, valorar y hacer públicos los cambios y avances concretos, allí donde se han dado, en contratación, formación y promoción de las mujeres, y dónde se han corregido las diferencias y ha desaparecido la brecha salarial en la empresa, al tiempo que se prepara la movilización convocada por CCOO y UGT.

También es una buena ocasión para corregir aquellas realidades donde el Plan de Igualdad de la empresa no ha sido más que un trámite burocrático realizado por la dirección de la empresa y, en tanto que planteado como cumplimiento de un requisito administrativo, no ha tenido efectos reales a la hora de corregir los déficits de igualdad. Sirva este 8 de marzo de 2018 para que, junto con la impresionante movilización social y laboral, que con seguridad se va a producir en todo el mundo y sin duda en España, marque también un nuevo impulso de la acción sindical para que la negociación colectiva haga realidad la igualad de hombres y mujeres en la empresa y la sociedad. 

Este 8 de marzo es también un buen momento para entender que la lucha por  los derechos y reivindicaciones de igualdad es un objetivo de todos, mujeres y hombres, pues la solidaridad con los discriminados es también un interés de los que aparentemente no lo están, porque nos hace fuertes a todos y a todas para luchar unitariamente por todas las reivindicaciones pendientes. 

Por esto, los hombres también debemos gritar con igual fuerza: ¡Viva el 8 de Marzo, día de la Mujer Trabajadora!.

lunes, 26 de febrero de 2018

Monarquía republicana o viceversa


Escribe Pedro López Provencio

La preocupación principal, en este país de los despropósitos, parece ser los medios a emplear. Que tienen gran importancia. Los fines a alcanzar, utilizándolos, parecen quedan relegados. Cuando no olvidados o no explicitados. Así, se discute con pasión sobre centralismo, autonomía y federalismo. Plurinacionalismo e independencia. República o monarquía. Y se exigen derechos procedimentales inexistentes o imaginarios. Ninguna referencia a obligación, deber o compromiso. Que siempre es para los otros. Como si estuviésemos en una eterna adolescencia.

Decía Aristóteles que “un montón de gente no es una república”. Sin embargo, eso parece creer muchos de los que habitan en este noreste de la Península Ibérica y algunos otros residiendo actualmente en Bruselas y Ginebra.
En las últimas décadas del franquismo, rara era la manifestación de izquierdas, en Barcelona, en la que no entonásemos con entusiasmo: “España, mañana, será republicana”.
Como la transición propiamente dicha, entre 1976 y 1982, coincidió con mis nocturnos estudios de derecho, no puede extrañar que fueran de mi interés los conceptos de dictadura, tiranía, aristocracia, oligarquía, demagogia, democracia, monarquía y república. Especialmente si, siendo profundamente republicano, íbamos a pasar, según decían personas de mi total confianza política, de una dictadura tiránica a una monarquía democrática. A un gobierno de la Ley con democracia representativa. Aplazando la utopía del gobierno del pueblo para el pueblo con democracia directa, al que aspirábamos.

Y ¿dónde queda mi República? me pregunté y pregunté a mis maestros. Las cosas son las que son y no las que se dice que son. Me dijeron. Haremos una Constitución fundamentalmente republicana, pero aceptaremos una monarquía simbólica como forma  de Estado. Pasaremos de un Caudillo que ostentaba todos los poderes del Estado, traidor, corrupto y asesino, a un Rey que ejercerá simples funciones de fedatario de los actos de Estado y de representación de postín. Me pareció excelente el cambio, especialmente considerando la correlación de fuerzas existente. Entonces y ahora.

Entendí y entiendo la República como aquella forma de gobierno en que se propugna la libertad, la igualdad y la solidaridad. Que se fundamenta en el “imperio de la ley” y no en el “imperio de los hombres”. Donde el poder reside en el pueblo, que lo delega temporal y transitoriamente en unos representantes, que son responsables ante él. Éstos designan unos gobiernos a los que deben controlar.  Para ello, sus actos han de ser públicos. Sin que astucia o razón alguna permita mantenerlos ocultos. Y han de actuar siempre de acuerdo con el principio de legalidad, de asignación de competencias, mediante el procedimiento establecido y con interdicción de todo tipo de arbitrariedad. Con respeto a las minorías. Sus actos deben poder ser revisados, corregidos y sancionados, en su caso, por la jurisdicción competente, por el tribunal predeterminado por la ley, independiente y sometido exclusivamente a la Ley y al Derecho.

Es decir un Estado Social y Democrático de Derecho con separación de poderes. En el que los poderes públicos deben promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo, y de los grupos en que se integra, sean reales y efectivas. Han de remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud. Y tienen que facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

La idoneidad para el acceso a los cargos públicos se ha de basar en criterios de mérito, capacidad, publicidad y responsabilidad. Es lo que establece la Constitución Española de 1978. Que contempla una sola excepción. La Jefatura del Estado. Que la ostenta el Rey, que accede al cargo por vía hereditaria. Lo que sería inasumible, desde el punto de vista republicano, si ejerciese algún Poder del Estado. Sus actos como tal, para que sean válidos, han de estar refrendados, decididos con anterioridad, por alguna persona que sí ejerza algún poder del Estado. Por eso causa estupefacción que algunos “republicanos” le exijan actuaciones propias.

Este privilegio hereditario familiar debería aparejar un comportamiento ejemplar. Pero ha habido incumplimientos, tanto en relación con la corrupción como en el de las buenas costumbres. Pero también es cierto que ha habido una abdicación, perdida de títulos nobiliarios, ostracismo social y, en cuanto haya sentencia firme, probable entrada en prisión, sin que exista ningún “poder monárquico” que les ampare.

Es frecuente la creencia en que la forma de estado de un país es la monarquía si hay un rey en ejercicio y república si no lo tiene. Eso era cierto cuando la soberanía y el ejercicio del poder lo ostentaba el Rey. Pero no cuando su función es meramente simbólica y la soberanía reside en el Pueblo del que emanan los Poderes del Estado, tal como establece nuestra Constitución.

Fue a partir de la Primera Guerra Mundial cuando las monarquías tradiciones fueron encontrando su fin en Europa. Se impusieron las formas de estado republicano y los monarcas tuvieron que ceder sus poderes y prerrogativas a las instituciones democráticas. Con el Tratado de Versalles desapareció el imperio austrohúngaro y el alemán. Pero en algunos países europeos perdura la monarquía con funciones tasadas y sin poderes de estado.

Es ya habitual que la misma palabra conduzca a conceptos diferentes y lleve a equívocos. Hay países que formalmente son repúblicas pero que en la realidad son regímenes autoritarios y dictatoriales. Y hay monarquías, como las europeas, que en su funcionamiento real son auténticas repúblicas pues, como en la española, la soberanía reside en el pueblo.

Pero también es cierto que, por buenísima que sea la forma de estado y la constitución que la contempla, si los gobernantes elegidos son malos los resultados pueden ser pésimos. Y aquí, en España incluida Cataluña, los gobiernos han respondido, en su mayoría, a los intereses políticos económicos y sociales de la derecha ultramontana y carpetovetónica. Alguna responsabilidad nos cabrá a las gentes de izquierdas.

Mientras no seamos capaces de ganar las elecciones por amplia mayoría, convenciendo a nuestros conciudadanos de la bondad de nuestros proyectos y de nuestros actos, los reniegos al Estado, a la Constitución y los desplantes al Rey, son simples brindis al sol que desorientan a la ciudadanía y tapan las insuficiencias de tan valientes adalides.


Control y ocupación de los medios audiovisuales catalanes




Uno de los escollos más complicados para el reparto de la túnica sagrada es quién corta el bacalao en los medios audiovisuales catalanes. No es lo único, pero sí lo más sensible en las negociaciones que se traen entre manos los neo convergentes y los de Oriol Junqueras. Así es que sigue complicado el asunto de formar gobierno en Cataluña.

De todas formas, aclaremos que no se trata de controlar los medios; la cosa va de ocupar los medios. Una operación que tiene como objetivo el gobierno de la narración del presente y, sobre todo, del mantenimiento de la llama sagrada del independentismo. Los escribas sentados y los bustos parlantes con un servicio a machamartillo del Ocupador. Esta, como digo, es la batalla central entre las diversas behetrías del independentismo. De los almogávares chicos. En otras palabras, la túnica sagrada tiene una joya: el aparato de agitación y propaganda.


domingo, 25 de febrero de 2018

La guerra entre los pobres la ganan los ricos


1.--  Este es un refrán que siempre me ha acompañado. Es la tesis de lo que voy a referir a continuación. Parto de lo que hace pocos días escribí a propósito de las grandes movilizaciones de los jubilados del pasado jueves. Concretamente en Los pensionistas toman la palabra y las calles. Exactamente decíamos que: «Una sugerencia, que es el objetivo central de este artículo: para que esa movilización se fortalezca y amplíe se necesita, a mi juicio, la mayor unidad de acción de las organizaciones convocantes. Lo que comporta evitar toda tentación de hegemonismo y apropiación exclusiva de lo que será probablemente una movilización sostenida.» 

2.---  Los diversos colectivos sectoriales que representan a los jubilados y pensionistas están jugando un importante papel. En determinados lugares su ´tirón´ ha sido innegable. Muchos de sus dirigentes, además, tienen una notable experiencia en los movimientos sociales. Sesentones y setentones con un renovado entusiasmo.  Como quien dice son gente fogueada. Son gentes que están hechas con la misma argamasa que los sindicalistas.  Con orígenes tan nobles como los del tajo y la fábrica, la oficina y la besana, el primer surco que se abre en la tierra antes de empezar a arar. Los mismos que tienen los activistas sindicales.

3.--  La historia de los movimientos obreros y sindicales está plagada de victorias y derrotas, de aciertos y errores. Por lo general, las conquistas sociales tuvieron como cemento la unidad; la división, no obstante, llevó en demasiadas ocasiones a la derrota. De ahí que está comprobado que «la guerra entre los pobres la ganan los ricos». Y algo peor: lo peor de la derrota es salir divididos. Esta es una historia que conocen perfectamente, porque la han sufrido en sus carnes, todos los dirigentes de este movimiento de jubilados y pensionistas.


De ahí que –como se ha dicho más arriba--  se trabaje para que en las futuras movilizaciones los niveles de unidad se incrementen. Que se evite el mirar de soslayo los unos a los otros. Que se deseche la cultura de la suspicacia. Porque la batalla por la mejora de las pensiones y del conjunto de los sistemas de protección social va para largo. Por ello tengo esta certeza: ningún sujeto social por separado puede frenar la política del Gobierno, ni tampoco conseguir unas pensiones dignas de ese nombre. En cambio, si se va unitariamente, codo con codo, la posibilidad puede sus frutos. Así es que no lo olvide nadie: la guerra entre los pobres la ganan los ricos. 

sábado, 24 de febrero de 2018

El insólito comportamiento de algunos diputados socialistas



Cuesta mucho trabajo recoger 700.000 firmas. Lo saben perfectamente los sindicalistas que durante meses han ido recabando el consenso de la gente para que la ILP diera luz verde a la discusión parlamentaria de la renta básica. Ese esfuerzo ha acabado en agua de borrajas.

Si el grupo parlamentario socialista hubiera votado en bloque la propuesta hubiera salido adelante. Pero ¡ca! cinco diputados estaban ausentes en el momento de la votación y uno de los presentes votó en contra. Cinco estaban de viaje. Unos haciendo gestiones en Nueva York; otros estaban de chicoleos en otros lugares. Posiblemente pensaron que el trámite de la renta básica era una quisicosa, un capricho de los sindicatos que siempre están dando la murga. Lucir el palmito en la ciudad de los rascacielos tiene un aire más glamuroso y postinero, que ocuparse del mundo del sufrimiento.

José Enrique Serrano votó en contra. Este caballero ha sido siempre el Merlín de los acuerdos del PSOE con las fuerzas políticas en los tiempos de Zapatero y con Ciudadanos cuando la investidura de Pedro Sánchez. Hombre sagaz, que no se equivoca ni cuando calcula el logaritmo neperiano del producto interior bruto. Un caballero que tiene la Administración en su cabeza. No es creíble que Serrano se haya equivocado. De la misma manera que tampoco tiene credibilidad que se hayan dado tantas anomalías en torno a la votación que comentamos. A menos que se dé como excusa argumental que la renta básica es un asunto menor. Es entonces cuando nos vemos las caras y se incrementa el reproche.

Una cosa es clara: se ha ofendido gravemente a los destinatarios de la renta básica, y a quienes han estado en abnegada militancia recogiendo firmas de la ILP. Al grupo socialista parlamentario le corresponde decir si se siente ofendido. De momento Doña Margarita Robles, siempre dicharachera, no ha dicho ni mú.  Pedro Sánchez tampoco. 

Les aseguro que un servidor tardará mucho tiempo en olvidar lo ocurrido. Porque en este caso no es verdad lo que decía la vieja copla: «que la mancha de la mora con otra verde se quita.»

viernes, 23 de febrero de 2018

Los pensionistas toman la palabra y las calles




Centenares de miles de jubilados y pensionistas de toda España se han movilizado este jueves pasado. Plazas y calles atestadas. Es preciso destacar el gran número de ciudades y pueblos que han participado en las manifestaciones más importantes de la historia de este colectivo. Toda una masiva desautorización de la política del Gobierno sobre las pensiones. El sindicalismo confederal y las Mareas han sido las organizaciones que lo ha puesto en marcha. «En marcha», decimos, porque esa presión ha venido para quedarse. A menos que las cosas se sigan haciendo bien.

Ayer pudimos ver una formidable unidad social de masas en torno a la denuncia del raquitismo de las pensiones y de las organizaciones convocantes: los sindicatos confederales (CC.OO y UGT), la Marea y otros colectivos.

Una sugerencia, que es el objetivo central de este artículo: para que esa movilización se fortalezca y amplíe se necesita, a mi juicio, la mayor unidad de acción de las organizaciones convocantes. Lo que comporta evitar toda tentación de hegemonismo y apropiación exclusiva de lo que será probablemente una movilización sostenida. 

jueves, 22 de febrero de 2018

Homenaje a Forges






En tiempos no tan antiguos se recurría a san Honorato cuando alguien perdía una cosa y necesitaba encontrarla. Se hacía un lazo con alguna tela y se recitaba: "San Honorato, san Honorato / hasta que no lo encuentre / los cojones te ato".  Pero hay otras versiones que defienden que la invocación era a san Donato, y para mayor abundamiento no faltan quienes defienden que el destinatario de la jaculatoria era san Cucufato. Cosas del fervor popular que, como se ve, es plural. En todo caso, la sabiduría refranera no ha aclarado todavía la relación existente entre perder una cosa y la mediación de los testículos de estos santos varones para encontrarla. Hemos escarbado en la teología antropológica para aproximarnos a su conocimiento y tampoco hemos tenido respuesta. Es más, incluso ha aparecido alguna referencia a un ideolecto de uso común en tierras de regadío: ¡por mis santos cojones!, del que tampoco se explica su origen ni el por qué de su ubicación en el (simbólico) santoral.

En todo caso, hemos de aclarar que, según informaciones fidedignas, la cosa perdida debía ser un objeto físico y por más señas casero. Así pues, el poder de cualquiera de estos tres santos no es ilimitado. Por ejemplo, ninguno de los tres respondería a la llamada de alguien que, es un suponer, pediría encontrar la fe en tal o cual político. Separación de poderes, se diría.

Tampoco estaría en el arsenal de los remedios de estos santos varones que Marta Sánchez encontrara la inspiración perdida como excelsa letrista. Honorato, Donato y Cucufato están para otros menesteres más decisivos: encontrar el teléfono móvil, las llaves del buzón de correos o los alicates que sabe Dios dónde están. Con lo que Marta Sánchez, si no pone de su parte, está condenada a la fabricación estajanovista de ripios al por mayor. De ripios aproximadamente subvencionados.

En todo caso, queda sobreentendido que quien no tuvo la cosa no puede dirigirse a ninguno de los tres santicos para recuperarla. Sería algo fuera de la lógica. Los tres son milagreros pero se acogen a ciertos convencionalismos de la lógica formal. Nadie puede pedir encontrar lo que nunca tuvo. Por ejemplo, el oremus. Lo que vale tanto para el hombre de Pontevedra como para el de Bruselas.

Pero si queremos recuperar la sonrisa perdida tampoco es cosa de molestar a los tres santos padres. Basta con mirar las viñetas de don Antonio Fraguas, llamado artísticamente Forges,  que ha muerto con los pinceles puestos. Unos pinceles de denuncia, siempre en pie de paz durante cincuenta años. Que ha muerto cuando los jubilados y pensionistas españoles, masivamente, han tomado la voz, la palabra y la calle.



miércoles, 21 de febrero de 2018

EL CONVENIO DEL METAL ALEMÁN, LA FUERZA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA


Joaquím González Muntadas
Director de Ética Organizaciones SL


Hace unas semanas que un convenio colectivo está ocupando portadas en los medios de comunicación. Me refiero al que han firmado la patronal y el sindicato IG Metal para el  sector metalúrgico y electrónico de Baden-Wurtemberg, un Estado del suroeste de Alemania. En principio este convenio afecta a unos 900.000 trabajadores. Sin embargo, pronto su contenido se extenderá al resto de los 3,9 millones de trabajadores y trabajadoras metalúrgicas del país.

La noticia relevante, la que ha merecido más atención y comentarios, no ha sido el incremento salarial firmado para el año 2018 y 2019 que, aunque importante, está en consonancia con la evidente bonanza económica de que disfruta Alemania, con los niveles de desempleo más bajos de los últimos treinta años y con los fuertes incrementos de productividad que en estos últimos años están viviendo las empresas y sectores a los que afecta este convenio.

La noticia más valorada, como también resaltan los propios líderes de la patronal y del sindicato firmantes, es el novedoso capítulo de flexibilidad de jornada al que han coincidido en calificar como “una base sólida para el sistema de horarios de trabajo flexible para el siglo XXI”. Ha incorporado un nuevo concepto de flexibilidad laboral por el que el sindicato ha aceptado incrementar la cuota de trabajadores que pueden incrementar la jornada laboral semanal de 35 horas hasta 40 horas por necesidades de la producción. Por otra parte la empresa  acepta que los trabajadores puedan reducir sus horas de trabajo hasta 28 horas por semana por un mínimo de 6 y un máximo de 24 meses. 

Se trata de una nueva flexibilidad pensada para atender las necesidades de los trabajadores y trabajadoras, para avanzar en la autogestión de la jornada laboral y poder compaginar y conciliar el trabajo con el derecho a cuidar de sus hijos, atender a sus mayores, estudiar, o simplemente trabajar menos.  Ha representado un importante paso que puede ayudar a responder a las nuevas exigencias sociales que demanda el envejecimiento de la población, la necesidad de incorporar más mujeres en los sectores industriales o para mejorar la conciliación familiar y laboral, una exigencia hoy prioritaria de las nuevas generaciones. 

El convenio ha abierto una nueva puerta para que los trabajadores puedan compartir las fuertes mejora de productividad que en Alemania ya está representando la implantación de la digitalización y  la Industria 4.0. Con el objetivo también, como han repetido los líderes sindicales de IG Metal durante el proceso de negociación del convenio, de “evitar que los beneficios de la innovación tecnológica representen la concentración de la riqueza en los bolsillos de unos pocos y se agrave el riesgo, cada día mayor, de la brecha social.”

Nos demuestra  una vez más que cuando las políticas sindicales cuentan con iniciativa, innovación y la mayoría de los trabajadores están sindicalizados, como en Alemania, la negociación colectiva se convierte en la mejor herramienta, la más transformadora y más útil para regular las condiciones de trabajo, para afrontar los retos que plantea el futuro del trabajo ante los cambios que para el mundo del trabajo representan la robotización, la digitalización o la Industria 4.0.

Nos recuerda además la enorme distancia que nos separa de Alemania y de los Países Nórdicos en relación con el papel y fortaleza de los convenios colectivos y su importancia en la regulación de las condiciones de trabajo. Nos reitera la necesidad de reformar y reforzar nuestra estructura de negociación colectiva y llenarla de contenido, de incorporar nuevos instrumentos que garanticen una equilibrada correspondencia entre flexibilidad y estabilidad. Precisamos reformar la negociación colectiva para que sea capaz de ir más allá del porcentaje de incremento salarial e incorpore también la justa relación entre los salarios y la participación de los trabajadores en el resultado de la marcha de la empresa. Para que incorpore nuevos derechos e instrumentos de información y participación de los trabajadores y sus representantes. Para que promueva y facilite la formación permanente. Que impida la discriminación salarial y promueva la igualdad de oportunidades profesionales de las mujeres.

Este convenio del metal de Alemania sirve también para desmentir a tantos sabios que vienen sentenciando el fin de la acción sindical en las empresas y los sectores. Que vienen afirmando que hoy el lugar de los sindicatos ya no está en los centros de trabajo, ni en los convenios colectivos sino en las redes sociales, en las calles y plazas, en la batalla ideológica. 

Lo contrario, precisamente, de lo que nos ha venido demostrado en estos últimos meses el sindicalismo alemán, de lo que resulta de la encuesta, en el proceso de preparación de  la plataforma, a los 680.000 empleados que expresaron al sindicato que el tiempo de trabajo ocupa un lugar destacado en su agenda de prioridades, de las huelgas en defensa del convenio en los centros de trabajo y sus resultados en la mejora de las condiciones de vida y trabajo.Esta exitosa estrategia sindical es la que está posibilitando al sindicalismo alemán incrementar la afiliación de jóvenes e incorporarlos a la militancia sindical.


Puigdemont mantenido




Siguen cayendo chuzos como puntas así en Barcelona como en Bruselas. Carles Puigdemont sigue exhibiendo su particular almacén de excentricidades. A destacar que tiene una feligresía devota que le sigue a pies juntillas. Las reacciones en su contra –especialmente las de Esquerra Republicana--  ni son lo convenientemente claras ni lo suficientemente contundentes. Todavía los de Junqueras están al albur de las veleidades de la Tarara sí, la Tarara no. Hamlet y Yorick en tono menor. De ahí que la situación sea –como ha dejado escrito Joan Coscubiela--  la de estar empantanados. Un pantano en tiempos de sequía.

Novedades: voces amigas de chicoleos y de que todo se sepa, me informan de la última propuesta del hombre de Bruselas. «Dilo tú y así yo no me mojo», me dice una fuente que está en el all i oli de este zafarrancho. Es un independentista nicodemita. Sea.

La propuesta de Puigdemont es: que se le nombre president de la Generalitat, rodeado de un Consejo de la República catalana, y con los poderes de nombrar gobierno y potestad para convocar elecciones; estaría instalado en su residencia de Waterloo convertida en Casa de la República.

Le pregunto a mi interlocutor que quién correría con los gastos de todo ello. El nicodemita pone los ojos como acentos circunflejos y, como la cosa más natural del mundo, me responde: «Los presupuestos de la Generalitat».

Así, pues, el patio del colegio sigue haciendo diabluras. Pero comoquiera que eso no tiene visos de colar, me barrunto que la cosa puede acabar de esta manera: visita ad limina de los diputados independentistas en Bruselas y designación de Puigdemont como presidente de la república catalana. Simbólicamente, ¿eh?, no vayamos a pollas que el agua está muy fría.

De vez en cuando habría cónclaves en Waterloo. Hay que amortizar la casona. ¿Qué cómo se financiaría la pipirrana? A través de las aportaciones patrióticas de la feligresía. En todo caso, la casona sería el lugar del mantenimiento de la llama sagrada del legitimismo, el Saint Martin Le Beau Chico.  El nacimiento de un nuevo mito. 

Lo que me recuerda, salvando todas las distancias que se quiera, la célebre anécdota de aquella tertulia apasionada entre un grupo de exiliados españoles en un café mexicano. Años 40.

«-- ¡Yo, a América, he venido a discutir! -suelta un diputado republicano, resistiéndose a dar por terminada una discusión que había dejado agotados a sus contrincantes.

-- ¡Coño, cuántos kilómetros inútiles! -le replicó León Felipe». Según explica el filósofo de Ocata en http://elcafedeocata.blogspot.com.es/2018/02/a-discutir.html



martes, 20 de febrero de 2018

El chivatazo de Marta Rovira




Ayer hubo nuevo desfile en la pasarela que conduce al Tribunal Supremo. Rovira y Pascal –ahora llamadas las dos Martas, de Esquerra la primera y neo convergente la segunda--  acudieron disciplinadamente a la llamada del juez Llarena. Digamos, así la cosa, que aquel llamamiento a la desobediencia fue naturalmente simbólico. Ciertamente, si yo hubiera tenido tan mala cabeza como ellas también hubiera acudido a la cita.

Lo más destacable y, sobre todo, novedoso nos lo proporciona una parte de la declaración de Rovira. Se trata de una novedad que dará mucho que hablar a partir de ahora. Mejor dicho, que ha corrido como la pólvora así en Barcelona como en Bruselas. Rovira ha señalado con nombre y apellidos a Puigdemont. Un fragmento de la canción de gesta que permanecía inédito. Afirma la primera Marta que le dijo a Puigdemont que parase las votaciones al ver la reacción de las fuerzas policiales agrediendo a los que acudían a las urnas.

Pongámonos en la lógica del independentismo: ¿era necesaria esa parte de la declaración ante el juez? En realidad no aporta nada consistente, excepto una invitación a ser tratada con mejor consideración por parte de Llarena.

Ahora bien, se mire por donde se mire es técnicamente un chivatazo. Oiga, señor juez, que fue Él. Y, por ende, la Rovira aparece como una acusica. Una novedad, decimos, no irrelevante. Más acumulación de agravios dentro del independentismo. Y, sobre todo, la constatación de que, tras la derrota, lo que impera es el viejo sálvese quien pueda.

El resto de las declaraciones de las dos Martas es la repetición de la nueva fábula: aquello fue simbólico, sin efectos jurídicos, dicen. O sea que la canción de gesta era, en el mejor de los casos, una mentirijilla. En todo caso, todavía no han caído en la cuenta de que los efectos de aquel simbolismo no han sido, ni son, simbólicos. Y, de no rectificar, lo que te rondaré, morena.

Una sugerencia: no se pierdan el artículo de Enric Juliana de hoy en La Vanguardia: Después del balcón. Las sombras de Lluis Companys y Joan Comorera revisitadas.  



lunes, 19 de febrero de 2018

Cataluña: la historia se repite


Nota.--  En facebook, estridente patio de vecindones, hay de todo. Como en botica. Destaco por su importancia las crónicas catalanas de Andreu Claret, uno de los periodistas más lúcidos de la piel de toro. Como muestra ahí está el botón que hoy publicamos Con cierta frecuencia Claret recibe algún estúpido cogotazo por parte de los hunos y también de los hotros. El periodista, con flema británica, o no responde o contesta educadamente. Tiene, pues, la palabra Andreu Claret.


Mini-Crónicas catalanas/72
LA HISTORIA SE REPITE.

No sé si como tragedia o como farsa, pero se repite. Asombra ver que vivimos episodios que parecen clonados de los años treinta. Con la misma desconfianza e incomprensión entre Catalunya y el Estado. Son infinitos los paralelismos entre lo que ocurre hoy y lo que sucedió hace 80 años. En los hechos y en el comportamiento de sus protagonistas.

Lean: ‘Ha llegado la hora de dar la batalla y de hacer la revolución. Es probable que Catalunya pierda y que algunos de nosotros perdamos la vida en ello; pero perdiendo, Catalunya ganará porqué necesita mártires que le aseguren la victoria definitiva el día de mañana’. Se lo dice Lluís Companys al político republicano Amadeu Hurtado, el 8 de junio del 34, con motivo de la tramitación de la Ley de Contratos de Cultivo (a la que se oponía el gobierno de la República). Hurtado lo anota en su dietario y comenta: ‘Catalunya no ha producido ni puede producir, por ahora, otro tipo de político que el agitador propenso a la protesta, como el pueblo, y diestro en aprovechar cualquier motivo sentimental para asustar al adversario mientras dure la llamarada’.

El diario tiene otros momentos pasmosos. Como cuando describe una concentración en apoyo a la ley, delante del Parlament, con emociones y frustraciones idénticos a los actuales. O cuando se refiere a sucesos de la política catalana de entonces tan surrealistas como los de ahora. O cuando Hurtado cuenta sus infructuosos viajes a Madrid (también se hospeda en el Palace!) para defender ante Samper y Alcalá Zamora lo que hoy llamamos la tercera vía.

Sus reflexiones sobre el desdén de los políticos catalanes por el populismo fascistizante que recorre Europa constituyen inquietantes analogías. Y reveladora resulta su distinción entre la Catalunya rabasaire soliviantada y Barcelona, que está en otra onda. Tremendas y significativas resultan sus palabras cuando alude a Companys como un político ‘que se anima y desanima, según van las cosas, sin conocer ni entender a fondo ninguno de los problemas del gobierno, aunque sí sabe captar lo que tienen de asequible para la multitud’. Y cuando retrata a un Azaña cercano a los republicanos catalanes mientras los necesita. A lo ZP. Eran otros tiempos, pero aún así las semejanzas que afloran en el dietario de Hurtado son patéticas. Como cuando vaticina que una sentencia desfavorable del Tribunal de Garantías (antecedente del actual Tribunal Constitucional) ‘nos partiría por la mitad’. Como ahora. Igual.

domingo, 18 de febrero de 2018

Llamazares crea otro partido





Éramos pocos y pario la abuela. La cosa viene a cuento por las noticias que difunden los mentideros, poco o mucho informados. A saber, Gaspar Llamazares y Baltasar Garzón se disponen a presentar Actúa, el nuevo partido que inspiran, en Sevilla.

Llamazares y Garzón tienen fama de personas juiciosas y ponderadas. Procuran razonar y evitar todo tipo de estridencia. En cierta medida son raras avis en el patio de colegio de la política española. Sin embargo, no veo con simpatía la decisión que van a tomar, que naturalmente respeto. Faltaría más. Es más, entiendo que la fecundidad sobrevenida de «la abuela» no tiene demasiado sentido.

La izquierda sociológica española está cubierta –evito decir representada— por las fuerzas políticas de dicha orientación. Cuestión diferente es si ello se traduce en eficacia y utilidad. Desde luego los sucesivos zafarranchos entre dichas fuerzas políticas, que parecen ser elementos constitutivos de sus personalidades, les impiden ejercer las responsabilidades que ufanamente proclaman en sus textos programáticos. Digámoslo claro: a mayor enrevesamiento de las diversas crisis españolas –económica, territorial, institucional y de valores--  se ha acompañado, por desgracia, la mayor debilidad de las izquierdas desde hace ya décadas. Con todo, lo más grave es que no se vislumbra, de momento, pista alguna para superar esa asimetría.

Yo entiendo, tal vez desbordado por el peso de los años –ochenta años no es una broma--  que la creación de un nuevo partido de la izquierda (en este caso Actúa tendría esa matriz) sería un elemento de mayor desagregación política. Y, por así decirlo, de mayor despilfarro de esfuerzos individuales y colectivos. No lo afirmo taxativamente, es una mera intuición. Como sin duda es intuición el hecho de que Llamazares y Garzón atribuyan a priori la utilidad política a  Actúa.

Hay pesimistas al por mayor que no se cansan en repetir que la izquierda es irreformable. Mientras lo crean como suposición no tengo nada que objetar. Pero no lo comparto porque lo remachan en clave de certeza, en dogma. Prefiero ser pesimista al por menor. Al detall, que decían los antiguos tenderos. Por eso prefiero ver incluso las pequeñas señales que aparecen de vez en cuando en el seno de algunas formaciones. Por ejemplo, el debate serio –y, al parecer, sin aspavientos--  en el seno de Iniciativa per Catalunya—Verds, que intenta redefinirse en una situación tan confusa como la catalana y en el seno del complejo archipiélago que son los Comunes de Ada Colau.

Por ello soy del siguiente parecer: lo fundamental es la reforma y profunda renovación de los partidos de izquierdas. La creación de nuevas organizaciones es, disculpen mi insistencia, una pérdida de tiempo.   

Apostilla.--  Mi experiencia me dice lo siguiente: el electorado desconfía de aquellas formaciones que se crean a partir de una agrupación de agraviados. O de sus apariencias.



sábado, 17 de febrero de 2018

Calabazas a Guindos, de momento




Caras largas en Rajoy e islas adyacentes. El ministro Guindos ha recibido calabazas de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo. El hombre de Lehman Brothers ha sido cateado. O sea, declarado no apto para la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Pero el caballero, altaneramente, sabe que ese suspenso no es vinculante, y ha insinuado que los mandamases están con él. Pero el suspendido, aunque se vista de aprobado, cateado se queda.

La palabra definitiva, en efecto, la tienen las máximas autoridades de la Unión Europea. Ahora bien, si transformaran las calabazas en gardenias estarían desautorizando al Parlamento Europeo. Y darían a entender que les importa una higa el suspenso. O sea, los cooptados están por encima por encima de los que han sido votados, los eurodiputados. Es el altísimo funcionariado y valet de chambre de unos poderes que se auto legitiman a sí mismos. No se trata esencialmente de un déficit democrático sino de una rotunda distorsión democrática: la democracia al baño María.  

Pues bien, esa singularidad –poderes simbólicos del Parlamento Europeo y poderes reales de los cooptados— se traduce en la total discrecionalidad de las máximas autoridades de la Unión Europea.  

Guindos, el hombre de Lemann Brothers, será presumiblemente el nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo. Pero la izquierda española tiene, también en ese caso, una determinada responsabilidad: ni siquiera ha intentado proponer un candidato propio. Ciego tú, tuerto yo.



viernes, 16 de febrero de 2018

¿Qué hacemos con Coscubiela?



Carmen Ortega ha publicado un sentido artículo en este mismo blog donde explica el homenaje que sus amigos mataroneses le hicieron a Joan Coscubiela (1). Lleno hasta la bandera que desbordó las expectativas de los organizadores. Este acto, en todo caso, merece algunas reflexiones.

La pregunta de «qué hacemos con Coscubiela» no es retórica. No tiene una respuesta fácil. Porque choca con la voluntad del propio Coscubiela que ha manifestado que se jubila de la actividad política. Pero, respetando lo dicho y la testarudez de quien lo dice, vale la pena escarbar en la interrogante. Nuestro hombre no puede quedarse en el almacén de los comentaristas, ni tampoco en la tarea de escribir libros importantes. Y, si se quiere, puede compaginar ambas actividades con la actividad pública –política partidaria en tono mayor, en primerísima línea de acción— para la que se encuentra capacitado de sobra. Al fin y al cabo Cataluña y España no están tan sobrados de personas capaces. Al contrario, están precarias de gentes con templanza y punto de vista fundamentado. De noble pasión política.

En este caso, entiendo que es razonable –es más, yo diría exigible— que se convenciera a nuestro hombre de que vuelva a la escena política. Respetar su decisión es obligado y loable. Pero quienes están convencidos de su valía no pueden quedarse en el necesario homenaje que se le tributa. Es más, el homenaje debería ser un punto de nuevo arranque.

Ahora bien, la pregunta inquietante --«qué hacemos con Coscubiela»--  debería interpelar a los dirigentes de la formación donde sigue militando nuestro hombre y a la coalición que ha representado de manera tan brillante. En concreto, a ICV y a los Comunes. Que tampoco están tan repletos de sabiduría política. Y que, hasta la presente –disculpen si me equivoco--  solo han tomado nota de la decisión. Un talante con escasa inteligencia. Y, tal vez, de voluntaria indolencia.

A Joan Coscubiela le avala su biografía. Y, sobre todo, la madurez alcanzada. No obligarle amablemente a seguir en la política es instalarse en el despilfarro. Justamente cuando los problemas de todo tipo requieren personas capaces y no saltimbanquis de grado medio.

Encuentro en Caludio Eliano (170 – 235) Historias curiosas, Libro Sétimo capítulo 3, una razón para convencer a Coscubiela de que debe seguir: «Yo no me he presentado ante vosotros para unirme a vuestro dolor, sino para ponerle fin», dijo Arístipo de Cirene, discípulo de Sócrates, a sus amigos. Pues bien, todavía queda mucho para poner fin a tantos dolores viejos y nuevos. Porque, al fin y al cabo, unirse –sin más-- al dolor lo sabe hacer cualquiera que tenga buena voluntad.