domingo, 30 de septiembre de 2018

Novedades en la pipirrana independentista




El fracaso del procés –no ha conseguido lo que se proponía, aunque ha impedido una salida al conflicto catalán, que es en realidad un conflicto de Estado--  ha comportado la división de sus fuerzas políticas del independentismo catalán. Ahora, además, aparece un cierto divorcio entre ellas y un sector del movimiento que, hasta la presente, le seguía, aunque forzadamente a pies juntillas o con los pies juntos, que también vale como expresión. Un giro, que viene del palacete de Waterloo --«la independencia de Cataluña es cuestión de veinte o treinta años»--  que está echando agua al vino del independentismo.  

Los CDR, apoyados a machamartillo por los cupaires, han protagonizado en los últimos días la visibilidad de esa ruptura, que ya no se disimula: el rifirrafe entre Torra y el mandamás de los acampados en la plaza de Sant Jaume, los incidentes entre los Mossos y los que intentaron ocupar la sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y el enfrentamiento entre la policía autonómica y los CDR en la manifestación de ayer en Barcelona. Surgen ya no pocas voces llamando botifler al mismísimo Torra desde el subsuelo del independentismo. Como se sabe «botifler» es la invectiva más dura que se puede lanzar en Cataluña contra alguien que no comparte la Vulgata independentista. En concreto, Torra ha perdido la sagrada inmunidad que le caracterizaba. No es un pronto, es la constatación de que el giro del hombre de Waterloo ha hecho mella en el carácter pétreo de un sector no irrelevante de ese subsuelo.

Se ampliará la confusión tras la creación del nuevo partido, Crida Nacional per la República, cuyo nacimiento será el 6 de diciembre próximo. Una nueva organización política que saldrá a la luz, fruto de la actual confusión política del independentismo, con los restos de los post convergentes y los amigos, conocidos y saludados del hombre de Waterloo. Sin Esquerra Republicana de Catalunya, que ha rechazado entrar en dicho comistrajo. De entrada, Esquerra ha decidido que Oriol Junqueras, the quiet man, sea su cabeza de cartel en las próximas elecciones europeas. Y está por ver si el versátil Ernest Maragall lidera la lista municipal de Barcelona.  



viernes, 28 de septiembre de 2018

Desasosiego en el independentismo catalán




El desasosiego cunde en la sala de máquinas del independentismo político. Se anuncia la creación de otro partido para la primera semana de diciembre. Todavía están las ponencias por salir del horno, pero ya tiene nombre: Crida Nacional per la República. El músculo del hombre de Waterloo no duerme, ni tampoco descansa su imaginación. La idea de los promotores es clara: un solo frente independentista de cara a las elecciones municipales y europeas del próximo año. Con lo que podríamos afirmar que todo indica, aunque no se diga, que será un partido instrumental. Partido digo, que no coalición. Un partido que englobaría –dicen--  desde los neo convergentes a la CUP pasando por Esquerra Republicana de Catalunya. Liberales autárquicos, socialdemócratas de academia, anticapitalistas sedicentes y otras salsas en una sola posada. Demasiado embrollo. Esa es la intención: un solo partido que, como el arca de Noé, recoja toda la flora y fauna de la escena independentista. Carles Puigdemont, genio y figura. 

Fracasaron los objetivos del procés. Pero el músculo se mantiene: no consigue construir su ínsula Barataria, pero dificulta la reconstrucción política de Cataluña. Su técnica salvífica es la permanente destrucción y construcción de organizaciones políticas hasta que suene la flauta de Bartolo. Este ha sido, por lo demás, uno de los elementos característicos de la biografía política del procés. Liquidación de la vieja Convergència, el partido del Patriarca, y fundación del PDeCat, creando además una considerable  agrupación de agraviados. Lo que me lleva a formular una hipótesis provisional: cuando no se sabe qué hacer, se funda un nuevo partido.

A estas alturas, Bannon, el Enviado de Trump en la Tierra, toma nota de estas vueltas y revueltas catalanas. Su lema: Delenda est Europa. 


jueves, 27 de septiembre de 2018

Incremento de la exclusión social en la España cañí




De un lado el Informe Foessa, ligado a Caritas; de otro lado, la política cañí que estamos sufriendo (1). Es un informe que estremece: ocho millones de personas con enormes limitaciones, de ellas cuatro millones al borde de la exclusión. Aumenta la brecha de la desigualdad. Se trata de una serie de datos –confío en que usted los estudiará detenidamente--  que interpelan la política española. Pero ésta no parece darse por aludida entretenida como está en el ventilador de la inmundicia. 

Cierto, son los estragos de la crisis de 2008. Y también de las pomadas que se pusieron en marcha para –nos decían con la boca llena--  cambiar el rumbo de las cosas. Es el fracaso, ante todo y sobre todo, de la reforma laboral, que –lo dijimos con rotundidad--  provocaría más desastres todavía. Este informe traduce la ineficacia de las instituciones y de la representación política española. La España cañí que vocifera sin tener como punto de referencia los problemas que denuncia Foessa.

O algunos actúan como cirujanos y abren las venas de España o la situación puede empeorar más todavía. Un empeoramiento que será disfrazado por la mejoría de algunos sectores sociales. 


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Albert Rivera, cándido al por mayor





La batalla electoral de las elecciones municipales en Barcelona ha entrado en una nueva fase. Ayer Manuel Valls presentó su candidatura para la alcaldía de la casa gran. Es una novedad que ya hemos analizado en anteriores escritos en este mismo blog. En todo caso, debemos añadir lo siguiente: esas elecciones van más allá del marco municipal. El panorama político catalán está añadiendo una serie de variables que, en cierta medida, desvirtúan el carácter municipal de dicha contienda, que parece ser entendida como un pretexto para el gran litigio del conflicto político. Así están las cosas, desgraciadamente.

En todo caso, como ya hemos indicado es la novedad que provoca Manuel Valls, que deja las aguas del Sena por las del Besós. Ayer solemnizó su decisión. Llamamos la atención, no obstante, de que nadie de la plana mayor de Ciudadanos acudió a dicho acto. ¿Tirón de orejas de los de Rivera a su candidato? Eso es lo que parece.

Veamos: Rivera marchó a París y trató de convencer a Valls de que era su opción en la batalla de Barcelona. Ciudadanos entendió que la respuesta era positiva y echaron las campanas al vuelo. Pero Valls, fogueado por la política versallesca, ideó su propia carta de navegación. Y, matizando su discurso, lanzó a los cuatro vientos que: se presentaría a los comicios con una lista «de ciudad», sin la cobertura oficial de los partidos --esto es, sin la guía de Ciudadanos--  con sus recursos propios, con un programa y una lista de personalidades, elaborados por su plana mayor. 

Así las cosas, Ciudadanos queda como un instrumento meramente ancilar del alcaldable. Para más inri Valls se presenta como un exponente del catalanismo cultural, lo que, en buena medida, es nombrar la bicha en casa de Rivera. No cabe duda que Ciudadanos no ha gestionado bien –o al menos como lo esperaba— el trasvase del Sena al Besós. En definitiva, la sigla de Ciudadanos no aparecerá en la batalla de la gran Barcelona. Lo que tiene una importancia de primer orden: quien no está en primera plana, no existe. Un resbalón que no perdona la mercadotecnia electoral. Se entiende, pues, el regomello de Ciudadanos y su ausencia del inicio de campaña. Y, finalmente, se supone que Rivera ha descubierto que Talleyrand es un hueso duro de roer. Rivera o la sancta simplicitas.



martes, 25 de septiembre de 2018

Puigdemont y su golpe de timón


Parece que Carles Puigdemont no tiene ya tanta prisa. Y, aunque remota, cabe la posibilidad de que el hombre de Waterloo siente la cabeza. Partimos del siguiente dato: el caballero ha publicado un libro, La crisi catalana. Escolta Europa, donde afirma cachazudamente que «está dispuesto a una negociación sin calendario ni agenda». Mañana sale a la venta.

El hombre de Waterloo ha dado un golpe de timón y pronto sabremos la reacción de sus parciales. Ya no hay tanta prisa. Posiblemente una parte de la explicación esté en la relativa proximidad de las elecciones municipales, especialmente las de la Gran Barcelona. Tal vez tema quedar emparedado entre Colau y Manuel Valls o, quizá, esté pendiente de la capacidad de arrastre de sus íntimos enemigos, la gente de Esquerra Republicana de Catalunya.  Sea como fuere, de Waterloo parecen venir nuevos aires. Más de espera y flema.

Ahora bien, un libro de esas características –en forma de diálogo con un periodista--  no se hace en un santiamén. Es laborioso. Como mínimo es un trabajo de varios meses. Pues bien, precisamente durante ese tiempo los abundantes mensajes de tuiter y sus comparecencias en plasma se han destacado precisamente por lo contrario: la prisa y la bronca. Con lo que se mezclaba el vinagre con la zarzaparrilla. Por la mañana, tenemos prisa; por la tarde declaraba al periodista su disposición a negociar sin calendario ni agenda. Como mínimo podemos pensar en cierta similitud entre el doctor Jekyll y mister Hyde.

Primera conclusión provisional: no valen las palabras del hombre de Waterloo, solamente los hechos. Estos, y sólo estos, indicarán si hay golpe de timón o cháchara de baratillo.

lunes, 24 de septiembre de 2018

¿A dónde los restos de Franco?



Escribe El Dómine Cebra

Isabel Coixet es una cineasta como la copa de un pino. Es una gran mujer que ha hecho una interesante aportación al áspero debate sobre el destino final de los restos de Franco. Concretamente ha manifestado: «Arrojemos los restos de Franco al mar. No es un desaire, sino un homenaje a su vocación marinera». (La Vanguardia de hoy).

Es una propuesta inteligente y, tal vez, ambigua. Con esa ambigüedad que, decían, caracterizaba al florentino más grande que ha habido, al menos hasta la presente, Dante Alighieri. Con los restos del general sublevado en el fondo del mar, de un lado, nos evitamos que se convierta en un lugar de romería y, de otro lado, sus parciales pueden sentir que se le rinde un homenaje.


Ahora bien, no podemos descartar que Coixet esté influenciada por los usos y costumbres de Santa Fe, capital de la Vega de Granada. Una de las señas de identidad de esta afamada ciudad es su potente retranca, que allí recibe el nombre de malafoyá. ¿Homenaje al Dictador? Psé. Todos sabemos que Franco tenía una tremenda ojeriza a la Armada. No fue admitido en la Academia Naval, a pesar de ser hijo del cuerpo. Su padre fue General intendente de la Armada. De donde inferimos que la propuesta de Coixet contiene algunas arrobas de sorna. Perdón, de malafoyá santaferina. 


domingo, 23 de septiembre de 2018

Manuel Valls, alcaldable cunero por Barcelona




1.--  Dentro de unos días Manuel Valls, que fuera primer ministro de la República Francesa, anunciará que se presenta a las elecciones municipales de la ciudad de Barcelona. Quiere ser alcalde. Hace tiempo nuestro hombre fue tentado por Ciudadanos para que encabezara la lista. Fue una opción que no pocos analistas calificaron de brillante. Andando el tiempo, Valls le ha dado la vuelta al planteamiento inicial: se presentará al frente de una coalición de ciudadanos que, a ser posible, apoyada por el mayor número de fuerzas políticas posible. La jugarreta le ha salido, de momento, bien al versátil político. El inicial gozo de los de Rivera en un pozo. No era esa inicialmente la operación.

Ya lo dijo Peret, el rey de la ruma catalana: «Barcelona tiene poder». Es el poder de un prestigio global. Tiene tanto prestigio que ha podido encandilar a un político que ha hecho su cursus honorem en Francia. Cierto, es una personalidad que está de capa caída, pero eso no invalida lo anterior.  En todo caso, dejamos constancia de esta novedad: un político que ha llegado a la cima en Francia quiere ser alcalde de Barcelona.

2.--  En la vida política es muy frecuente que en las listas electorales para las elecciones generales se presenten personas que, tras el resultado de las mismas, sean llamados «diputados cuneros». Es una práctica antigua que nos viene del siglo XIX. Son personas que no pertenecen al distrito electoral por el que se presentan. La normalidad de esta situación es tal que ya ha perdido la connotación despectiva que tuvo otrora. Hoy la utilizan todos los partidos. «Todos» quiere decir todos.

3.--  Ahora bien, hasta donde yo sé la opción de Manuel Valls es la primera –al menos de esa enjundia--  que se da en el ámbito municipal. No hay ningún artificio legal que se lo impida. Ahora bien, lo que tendría cierto sentido –el que dan los usos y costumbres--  en el terreno parlamentario no parece tener un sensato acomodo en la vida municipal. Menos todavía en lo referente al candidato a alcalde. Porque dicha técnica desvirtúa –o, al menos, así nos parece--  la cercanía de los candidatos a la ciudadanía que pretenden representar. Y, por otra parte, así las cosas, se da un giro indeseable de aproximación de las elecciones municipales a las generales, rompiéndose  el concepto de vecindad. Vecino, cuyo origen es el siguiente: procede el latín vicinus, que a su vez proviene de «vicus» (barrio o lugar): o sea, el que habita con otros en un mismo edificio, barrio o ciudad, aunque en viviendas independientes. En resumidas cuentas, el vecino construye la democracia vecinal, la más próxima. El cunero es otra cosa. No es, pues, una cuestión formal, sino de fondo.

4.--  Por lo demás, el caballero Valls, con sus pomadas transformistas, «dejó en todas partes memoria amarga de sí». Con lo que espero y deseo que don Manuel vuelva a hacer las maletas y como Eugenia de Montijo, que cambió las aguas del Darro por las del Sena, deje las aguas del  Besós por las del Sena. Sería una decisión acertada.


sábado, 22 de septiembre de 2018

Casado, el Aznar Chico




Algunas amistades letraheridas me dicen que no afino suficientemente la puntería cuando establezco una relación de subalternidad de Pablo Casado con relación a José María Aznar. No descarto que tengan razón. Prometo hilar más fino en lo sucesivo. Mientras tanto insistiré en el vínculo que creo ver entre ambos, tiempo habrá de darle una mano de pintura al nexo entre ambas «vidas paralelas».

De momento diré que Casado se ha orientado a una relación con los gobiernos austríaco y húngaro. El primero bajo sospecha de autoritarismo; sobre el segundo pesa una advertencia muy severa del Parlamento europeo y de las autoridades comunitarias por su política contra las libertades y las políticas migratorias. Las recientes declaraciones de Casado en el extranjero han sido de comprensión con los gobiernos austríaco y húngaro. No hay xenofobia en las autoridades húngaras, ha dicho este compulsivo Casado. Unas palabras que han provocado estupor en las cancillerías europeas, me dicen personas allegadas a los altos recovecos europeos.

Aznar, en su día, prefirió aliarse con los grandes jerarcas atlantistas frente a Europa. En las Azores dejó memoria amarga de él. Por cierto, es chocante que en la reciente comparecencia del caballero ninguno de sus interpelantes le recordara que Bush y Blair se habían retractado públicamente de que tenían información solvente de que Irak tenía armas de destrucción masiva para justificar la guerra.

Decimos que Aznar prefirió la relación con los jerarcas de la galera belicista. Ahora, Casado –el Aznar Chico— se orienta hacia una anti Europa, que –todo hay que decirlo--  es también un giro con relación a Rajoy. Paradojas de la vida: en esto recuerda las carantoñas de Carles Puigdemont con otros ultraderechistas. O sea, se plagian mutuamente.

Amigos, letraheridos: ¿dónde están mis exageraciones?



viernes, 21 de septiembre de 2018

Aznar, ese hombre



La intervención de José María Aznar en la comisión investigadora del Congreso de los Diputados ha sido, a todas luces, inquietante. Se ha comentado por diversos analistas su tono bronquista, su talante de cacique. Aznar convirtió el Parlamento en un tugurio de mala muerte. Aznar en su estado más natural.

Lo importante de su comparecencia en la comisión  es que Aznar, con ese estilo,  está marcando la pauta política al Partido Popular. En todo caso, varios son los elementos que nos provocan una reflexión: el carácter de estos instrumentos parlamentarios y el giro del Partido Popular.

Las comisiones de investigación se han convertido en un perifollo que, de manera chocante, está dando más brillo al investigado que a sus interpelantes. En esta ocasión, Aznar salió ileso de un  rifirrafe que, por lo general, apenas si le arañó. Cuando el estilo de taberna suplanta a la política el matón de turno tiene todas las de ganar. Ahora bien, soy del parecer que en la sesión del otro día apareció una novedad que, a mi juicio, no ha sido tenida en cuenta por los observadores y analistas políticos. Aznar aprovechó la ocasión para reaparecer como el mentor de la derecha española.

Vemos, tras la moción de censura que derrotó a Rajoy, el Partido Popular quedó momentáneamente como el gallo de Morón. Sin plumas y cacareando. Una ocasión que podía favorecer a Ciudadanos que le iba soplando en el cogote. Con lo que tras la derrota el PP se vio necesitado de volver a las fuentes. A las fuentes de los Tercios de Flandes. Había que archivar al pusilánime Rajoy por el rudo Aznar. La escenografía de su reaparición en la escena indicaba con toda claridad el giro. Casado y sus párvulos acudieron llevando bajo maza al caudillo. Lo contrario de otros tiempos recientes: las intervenciones de Aznar eran ninguneadas y boicoteadas por el grupo dirigente del PP de Mariano.


Y Aznar aprovechó la ocasión. Trucó la historia, negó que el partido se hubiera convertido en una pocilga, re reivindicó a sí mismo. Pero lo fundamental es que les dijo a los suyos qué tipo de política –sectarismo, dogmatismo y ultraderechismo--  debe acentuar su formación. La oposición salió alguacilada del encuentro. Salvo Pablo Iglesias, que fue al grano. Que no cayó en la provocaciónEn todo caso, somos de la opinión que se abre una nueva fase –mucho más inquietante—en la política española. Ha resucitado Aznar. 

jueves, 20 de septiembre de 2018

Cataluña, masiva fuga de empresas



En un momento dado de la batahola catalana los jerarcas empresariales avisaron a Carles Puigdemont, todavía presidente de la Generalitat,  de que se corría el peligro de que miles de empresas se largaran con viento fresco  de Cataluña. Las autoridades se encogieron de hombros y siguieron con lo suyo. Un alto mando afirmó que no pasaría nada. Esta fue la doctrina oficial. Pronto los hechos empezaron a hablar de manera contundente. Empresas de alto copete hicieron las maletas y trasladaron sus sedes sociales a otros puntos cardinales. Los covachuelistas siguieron negando la evidencia. Sin novedad, señora Baronesa.

Ayer se hizo balance de la situación. La consejera del ramo afirmó que tres mil setecientas (3.700) han deslocalizado su código de identificación fiscal. En todo caso es una cantidad que no coincide con los datos de la Oficina de Registros Mercantiles   que cifra en cuatro mil quinientas (4.500) dicha fuga. Sea como fuere, el número que da la consejera es más que alarmante.

La consejera, no obstante, ha relativizado la situación: es un porcentaje mínimo con relación al número de empresas catalanas que permanecen. La buena señora oculta, sin embargo, que estamos hablando que las empresas huidas representan un volumen de facturación de cien mil millones de euros (100.000) de facturación. Una friolera. El otrora nervio económico de Cataluña  ha cruzado el Ebro cantando “Ay, tio, pásame el rio”.


La consejera, además, ha declarado que no hay ningún plan para que dichas firmas retornen a Cataluña. Así las cosas, se consolida desgraciadamente la tendencia a la decadencia del país. Por lo demás, ni siquiera han caído en el detalle de que dicha fuga está engordando a Madrid, que es la receptora del 61 por ciento de tal diáspora. Como es natural esta situación requería una explicación: la culpa de todo ello no es de las autoridades catalanas. Es del maestro armero, disfrazado de Madrid.  Y así pasará a la narrativa oficial de la historiografía de baratillo, empeñada en demostrar que la suma de los cuadrados de los catetos no tiene nada que ver con el cuadrado de la hipotenusa.  Al tiempo que grita “Puigdemont, ora pro nobis”.  


miércoles, 19 de septiembre de 2018

Cataluña: la independencia es cosa de 20 o 30 años



O el hombre de Waterloo no tiene ya tanta prisa o sus células grises siguen en estado de latencia. Hasta hace bien poco el primer mandamiento de las Tablas de Carles Puigdemont era el de “tenim pressa”. Tenemos prisa para conseguir la república catalana, y a tal objetivo se dedicó toda la talabartería doméstica e internacional. El primer mandamiento –justo es reconocerlo--  caló en lo más hondo de centenares de miles de catalanes que, a su vez, empezaron a tener prisa, mucha prisa, una prisa espasmódica. Y paa ello se puso en marcha una línea de intervención múltiple en clara sintonía entre el gobierno catalán y diversas asociaciones.

Sin embargo, ahora Carles Puigdemont, desde el palacete de Waterloo –seguimos sin saber quién y cómo se costea--  ha declarado a un periódico belga que “la independencia de Cataluña es cosa de diez o veinte años”. De la prisa, por lo que se ve, se ha pasado a la cachaza, a una envidiable flema británica. Tal vez, Puigdemont se haya inspirado en el celebérrimo tango de “veinte años son nada”, que solo es una licencia poética, como elemento de tranquilidad y apaciguamiento emocional de sus devotos. Es una pachorra que no se compadece con el carácter intranquilo del anarquista. Porque, así ha sido definido un rapsoda al hombre de Waterloo. Poca puntería y, por mejor decir, es un insulto a Anselmo Lorenzo, padre noble del anarquismo español. Poca puntería y, probablemente, una de las muchas consecuencias del fracaso escolar.

Pues bien, nos encontramos ante un dogma sobrevenido del independentismo: es cosa de 20 o 30 años. Lo que nos lleva a preguntarnos de qué manera el hombre de Waterloo elabora su perspectiva. Tal vez a salto de mata o a golpe de tuiter. Y, por supuesto, vale la pena conocer cómo ha recibido la crédula feligresía el quiebro de Puigdemont.  Extra Waterloo nulla salus. 



martes, 18 de septiembre de 2018

Réquiem por los aforados



Confieso que no lo sabía: en España hay unas doscientas cincuenta mil personas (250.000) con prerrogativas judiciales. De ellas 17.600 son aforados políticos. Saco la información de La Vanguardia de hoy. Se trata de una gigantesca cofradía que está protegida por una serie de artificios jurídicos. Aquí, por lo que se ve, está aforado hasta el apuntador. O sea, hay más protegidos que muertos en las novelas de don Marcial Lafuente Estefanía. En concreto, decenas y decenas de miles de altos funcionarios, dirigentes de organismos del Estado  y, por supuesto, una considerable parte de la llamada clase política.

Se trata de una cantidad que no tiene parangón con la de los países de nuestro entorno, cuyos aforados se pueden contar con los dedos de la mano. Es, además de irracional, absurda. Tales extremos me llevan a la siguiente conclusión: se trata de un corporativismo de la noblesse d´etat, que pone en tela de juicio que los demás seamos aproximadamente iguales ante la ley. Más todavía, dicha figura –el aforamiento--  se ha convertido en (casi) una impunidad. El gallinero patrio pretende, así las cosas, proteger a sus aves de corral.

Pedro Sánchez ha propuesto un considerable baldeo de los aforados. Sólo los referidos a la política. Queremos confiar en que no habrá un paso atrás, aunque la medida requiere una reforma puntual de la Constitución. De momento, a Casado le ha dado un ataque de alferecía. Lo que, ciertamente, representa la anomalía de dicho partido con relación a los de su parentesco europeo. Todo parece indicar que, en esa cuestión, estarán en solitario en el Parlamento. La limpieza del palo del gallinero no se compadece con los postulados del Partido Popular. Aborrecen el zotal. 


lunes, 17 de septiembre de 2018

Doña Emilia Pardo Bazán se adelanta a su tiempo





«Si en mi tarjeta pusiera Emilio, en lugar de Emilia, qué distinta habría sido mi vida».

Este es un modesto homenaje a doña Emilia Pardo Bazán. La Coruña, 1851 --  Madrid, 12 de Mayo de 1921.

En tan breve frase denuncia la situación de subalternidad de las mujeres, al tiempo que señala que hay que espabilarse.  




domingo, 16 de septiembre de 2018

La caspa y la brillantina en la política española




Las derechas de caspa y brillantina están dando una muestra clara de la pobretería de sus expedientes académicos. Así las cosas, digamos que la formación intelectual de estos dirigentes deja mucho que desear. Lo que se refleja en sus discursos, plagados de anacolutos y solecismos, siempre necesitados de un guión –chuleta en términos estudiantiles—para salir del paso. La caspa y la brillantina no casa bien con la cultura. Por lo demás, da la impresión que, tras la irrupción de Podemos en la escena pública, la casta y la brillantina necesitan exhibir unos títulos académicos adquiridos en las casetas de feria de los ahora llamados chiringuitos universitarios. Las potentes tesis doctorales de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han empujado a ciertos políticos de las derechas patrias a no querer ser menos.  Casquería académica.  

De hecho, Podemos es en parte heredera de una tradición de estudiantes anifranquistas que lucieron un palmarés académico de primer orden. Eran los fundadores del Sindicato democrático de Estudiantes de mediados de los años sesenta. Paco Fernández Buey fue uno de los emblemas más brillantes de aquella generación. El primero en sacar las mejores notas, el primero en hablar en las asambleas, el primero en la cabeza de las manifestaciones, el primero en organizar el PSUC en la Universidad. El primero en buscar el engarce con el nuevo movimiento de Comisiones Obreras. La transformación de la sociedad y la acción política no se podía hacer –no se puede hacer—sin su necesario esfuerzo intelectual. Hubo muchos más en Barcelona y Madrid, pero a mi edad la memoria no responde en algunas ocasiones.

Ahora, los políticos de la caspa y la brillantina compiten entre sí a ver quién lanza la chocarrería más vulgar al mercado mediático. Ni siquiera tienen como punto de referencia la potencia cultural de los líderes conservadores de antaño: Churchill, De Gaulle y  Alcide De Gasperi, entre otros. Unos líderes a los que combatimos y respetamos, pero que eran de otra pasta. La caspa y la brillantina no merece ningún tipo de respeto.  




sábado, 15 de septiembre de 2018

Cambios en la política española




El panorama político de España ha dado un giro que conviene reseñar. Aunque las derechas siguen consociadas en su cerrazón sobre el problema catalán, el gobierno de Sánchez ha provocado una discontinuidad en torno a dicha cuestión. Las derechas mantienen el erre que erre, alzando amenazadoramente el dedo índice del artículo 155, pero el PSOE ya no es el de las vacas sagradas que hasta antes de Pedro Sánchez formaban la santa alianza de leña al mono hasta que hable inglés. Un giro notable, bien visible en la arena política. Es la hora de meterse en harina, no de mantenerse en la ciénaga.

Hace unos días, el PDeCat –es decir, los neoconvergentes— propusieron  una moción en el Parlamento que instaba al gobierno a entrar en el terreno del diálogo. Contaban, se ha dicho, con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya.  El grupo parlamentario introdujo una enmienda: dentro de la ley. En un primer momento los independentistas estuvieron de acuerdo. Pero en el momento de la verdad, o sea, cuando hay que entrar por uvas, Esquerra se retiró: una parte de sus bases amenazaron con liarla. Tampoco era del agrado de un sector del PDeCAT. El lío fue tan caballuno que el mismo Campuzano, portavoz de los neoconvergentes, puso su acta de diputado a disposición de la dirección del partido.  Se truncó el verso del bolero: lo que pudo haber sido y no fue se hizo realidad.

Ahora bien, el gobierno de Sánchez –a través de su portavoz Isabel Celaá--  ha planteado recuperar dicha moción. Demuestra así que el «diálogo» no es una chuchería del espíritu, ni algo de quita y pon.

Efectivamente, sigue la tensión entre el «Santiago y cierra España» y la necesidad de abrir un compromiso «dentro de la ley» que gradual y fatigosamente podría –he dicho podría--   encontrar una salida juiciosa. Sigue la tensión, es cierto. Pero las cosas están cambiando. No echaremos las campanas al vuelo porque los puentes de mando de los  confusos campanarios independentistas mantienen se mantienen en sus numantinos trece.

Pronostico que habrá un cambio en la opinión pública española con respecto al problema catalán. Y parece incubarse una, de momento, tímida adhesión al diálogo. Políticamente lo auspician el PSOE, Podemos y el PNV.

Eppur si muove. Mientras tanto, Casado y Rivera mantienen su pugna a la espera de quien mea más largo. Y en Santa Fe, capital de la Vega de Granada, maduran la cosecha de membrillos.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Albert Rivera con el culo al aire




Albert Rivera, intentando cocear a Pedro Sánchez, se ha pegado una patada en su propio escroto.  ¿En qué cabeza cabe arremeter contra otro teniendo sus espaldas al descubierto? Eso pasa por ser  alocadamente intemperado y por tener bien arraigada la funesta manía de no pensar, tal como ha dejado escrito Paco Rodríguez de Lecea en Masters del Universo. Pero, sobre todo, porque el dirigente de Ciudadanos no ha leído a don Francisco de Quevedo. Don Francisco escribió los Sueños, una obra maestra. Allí hubiera podido leer Rivera, si no estuviera enzarzado continuamente en la murmuración espasmódica, El alguacil alguacilado.


Rivera ha buscado mugre en cabeza ajena, olvidándose de su propia inmundicia. Sánchez debe dar explicaciones sobre su tesis, exige alguaciladamente. Pero no cae en la cuenta de que su doctorado y sus másteres, que durante mucho tiempo aparecían en su currículum, eran el resultado de una imaginación hambrienta de titulitis. Hasta que alguien aconseja a Rivera que debe borrar de su currículo las distinciones que el mismo se ha regalado. Yendo por lo derecho: la actitud de Rivera se hubiera calificado de manera refinada en Santa Fe, capital de la Vega de Granada, como la propia de un tontopollas. Se aclara: esas pollas no son otra cosa que las gallináceas, que pululan por las charcas. Dejamos constancia de ello para diferenciarlo del calificativo de gilipollas, cuyo origen desconocemos. Mucho más contundente es lo de tontopollas, es decir, el tonto que va por pollas, sabiendo lo mal que saben.

Albert Rivera es la comidilla de toda la prensa, el hazmerreír de las gentes de secano y regadío. Sólo le queda un recurso: echarle la culpa a la secretaria. El alguacil alguacilado.

jueves, 13 de septiembre de 2018

La levedad de Albert Rivera




Los de Rivera están sin brújula desde la moción de censura a Mariano Rajoy. La formación del gobierno de Pedro Sánchez les pilló tartamudeando.  Son cien días de un tartajeo ininterrumpido. El confuso proyecto de Rivera, un comistrajo indigesto, sólo se mantiene sobre la base de gestos al por mayor y disparando con arcabuz en dirección a Pablo Casado y Pedro Sánchez.  En los másteres del primer espada popular y, ahora, en la tesis doctoral del presidente del gobierno, han cifrado buena parte de sus esperanzas, amén de agitar el ambiente para que la zahúrda catalana no decaiga. El resto es pura inanidad. 

El triste grupo dirigente de Ciudadanos se está convirtiendo en una escuadrilla de insinuaciones en una búsqueda espasmódica de titulares en los medios de difusión. Mientras tanto, aquellos que podrían decir alguna cosa –Garicano, por ejemplo--  pasean su soledad en el cuarto oscuro de la sede del partido. Sólo hablan el gárrulo (atención al acento) de Rivera y el resto de los garrulos (esta vez sin tilde) del puente de mando. El trasatlántico que pudo haber sido y no fue se está convirtiendo en un chinchorro de agua dulce. No lo lamentamos.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Así habló Josep Borrell



Josep Borrell es un  hombre de gran formato. Rotundo desmitificador del independentismo que se expresa sin medias tintas. Sus palabras en Londres en un medio televisivo provocan una sosegada reflexión: los políticos presos catalanes deberían estar en libertad provisional. Lo dice «a nivel personal». Este blog comparte las palabras del ministro, y de esa forma se ha manifestado en reiteradas ocasiones.

La propuesta de Borrell es útil para rebajar la tensión y para intentar una salida –que será fatigosa, lenta y complicada— al conflicto catalán.  No soy ingenuo: con los presos en libertad no sólo no se avanza, sino que la situación seguirá empantanada. Es una hipótesis. La certeza, en todo caso, es que con ellos en las cárceles no hay salida. Nótese la diferencia conceptual entre hipótesis y certeza.

El fracaso de la contumacia es clamoroso. La contumacia se ha llevado por delante a Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría,  los autores de la Brigada Aranzadi. Esto es, la substitución de la política por la jerigonza judicial. El «fiat justitia et pereat mundus» (hágase justicia y explote el mundo) es la madre de todos los atascos.

Las derechas carpetovetónicas se oponen a la libertad provisional de los políticos catalanes encarcelados. Creen que, así las cosas, obtendrán un determinado rédito electoral. Al club de Waterloo tampoco les conviene la libertad de sus compañeros: mientras sigan entre rejas mantendrán su cínica oriflama en tensión. Con lo que el círculo vicioso amenaza con traducirse en una patología crónica. Si se mantienen tales resistencias no hay salida.

Ensáyense, pues, las hipótesis. Dentro de la ley, por supuesto. 



martes, 11 de septiembre de 2018

La lucidez del PNV





Mientras sigue la rondalla, que nace de la empanada mental de Puigdemont y Torra, el Partido Nacionalista Vasco intenta poner un tantico de sentido común. No es la primera vez, pero en esta ocasión hay que destacar la contundencia de su mensaje, que tiene especial relevancia porque se envía el día antes del 11 de setiembre, convertido hoy en una jornada particular.  

Andoni Ortúzar, presidente del PNV, ha mandado el siguiente recado: «Es el momento de que cada uno defienda sus intereses, pero sin ponerse condiciones imposibles los unos a los otros». Lo puede usted leer en La Vanguardia de hoy, martes. A eso se le llama hacer política. A simple vista parecería que se dirige a los dos contendientes del litigio. Pero un lector avisado lo entiende perfectamente: le está diciendo al independentismo asilvestrado que se deje de cuentos chinos y se meta en la harina de la política. Es, además, una manera elegante de expresar el desacuerdo por lo que está haciendo el eje Waterloo – Barcelona. Golpe de hierro con guantes de seda. Sabemos que en las covachuelas de la Generalitat ha caído como jarra de agua fría.

El PNV sabe por propia experiencia que la negociación sobre objetivos imposibles conduce no sólo a un callejón sin salida sino al anuncio de una derrota. Sin embargo, el naïf tándem de Puigdemont y Torra todavía no han caído en la cuenta.

No es la primera vez que el PNV le tira de las orejas al independentismo asilvestrado: ya el año pasado, por estas mismas fechas, le dio un sonoro  cogotazo cuando Puigdemont deshojaba la margarita de proclamar o no la república catalana. Ahora, el tándem tensa más la cuerda y parece desear que la competición alocada de Pablo Casado y Albert Rivera –tanto monta, monta tanto--  acabe nuevamente con la aplicación del artículo 155. La zahúrda, es la zahúrda.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Fascistas invitados a la Diada




Lo nunca visto: los organizadores de la Diada han invitado a la Lega a asistir a la manifestación barcelonesa. No es una fake news. Han oído bien: a la Lega de ese Salvini, que se está significando por su iracunda xenofobia. Desde luego, una decisión de ese calibre es una opción madurada y pensada.  También asistirá aquel Mario Borghezio, de antigua y consolidada ideología fascista. Lo conocemos porque llamó a Cecile Kienge, ministra de Cooperación en el gobierno de Enrico Letta, «negra, bonga, bonga».  

Es meridianamente claro que la intención de los organizadores de la Diada, invitando a tales personajes, es de naturaleza política. Lo que implica simpatías mutuas. Por lo demás, es evidente que ese Borghezio se siente a sus anchas en la manifestación. Extraña hospitalidad. Pero que, a su vez, sugiere nuevas reflexiones en torno a qué está ocurriendo en Cataluña. De momento, los intelectuales que apoyan el independentismo no han dicho ni oxte ni moxte.  No es un hecho puntual, aunque sí muy significativo. La Alianza Liberal de Partidos Demócratas está estudiando expulsar de su grupo al PDeCat. Este es el motivo: las relaciones de Puigdemont con la extrema derecha europea (1). O sea, la cosa tiene su envergadura.

En resumidas cuentas, el análisis de lo que está sucediendo sería incompleto si no se tuvieran en cuenta estos dos elementos: la invitación oficial a la Lega y los motivos que ha aducido la Alianza sobre el hombre de Waterloo. 



sábado, 8 de septiembre de 2018

La sanidad catalana se está oxidando





La sanidad pública catalana fue la joya de la Corona. Ahora, tras diez años tormentosos, amenaza con convertirse en pura chatarra. Suerte de sus profesionales que siguen siendo lo que siempre fueron, un auténtico tesoro.

Una década ha bastado para lo que podemos calificar una involución en toda la regla. El gasto ha bajado un preocupante 28 por ciento. Concretamente: 3.328 millones de euros. Durante el mismo periodo Baleares ha incrementado el porcentaje en un 12,3 por ciento, Navarra en un 7,45 y Cantabria en 3,3. Cataluña, con una sanidad que fue punto de referencia en Occidente, ocupa el lugar décimo quinto de las comunidades autónomas españolas. Cada año un peldaño menos.

La decadencia empezó cuando Artur Mas volvió a la presidencia de la Generalitat. Su política de recortes; las políticas del conceller Boi Ruiz favorables a la sanidad privada y la inepcia de Toni Comín, que ni siquiera sus correligionarios entendieron por qué llevaba el negociado de la Sanidad explican la parábola descendente. Abrumado el versátil Comín por los problemas acumulados se encogió de hombros y aseguró que con la independencia de Cataluña se acabaría el problema. Los gobiernos de Puigdemont y Torra han empeorado más las cosas. La excusa del 155 no cuela, la cosa viene de muy atrás. Es lo que pasa cuando los agitadores de baratillo están donde están.

La joya de la Corona o lo que pudo haber sido y no fue. Menos mal que tenemos a los profesionales de la Sanidad que nos defienden de tales dirigentes políticos.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Los Diarios de Bruno Trentin (Oído, sindicalistas)





De muy buena tinta sabemos que ya está en las librerías el libro Diarios de Bruno Trentin, que edita El Viejo topo y la Fundación 1º de Mayo. La traducción es obra de dos expertos: Paco Rodríguez de Lecea Javier Aristu.  Una traducción primorosa. Cuenta, además, con un magnífico prólogo del profesor Antonio Baylos, lo que  le añade un valor considerable.  Los tres han trabajado gratis et amore.

Afirmamos que estamos ante un libro de obligada lectura para los sindicalistas y los analistas laborales, para los políticos de cualquier orientación y para quienes tengan poco o ningún miedo a lo nuevo. 



P/s. No me resisto a publicar un comentario sobre Trentin. Lo hace José Casado, importante dirigente madrileño, que protagonizó las grandes luchas de Isodel y del Metal en  tiempos antiguos:  «Artículos desde 1988-1994 del que fuera Secretario General de la CGIL, y lo más importante para mí es que no envejecen con el paso de los años. La perspectiva de este tipo de personajes, no es común. La grandeza a la que solo acceden unos pocos. Muy grande Bruno Trentin. Habrá que leerlo y tomar nota».