miércoles, 31 de octubre de 2018

Manicomio Cataluña




La foto: Pausa de media mañana en los Diálogos de la Cartuja. En Sevilla.


«Calamidad de los tiempos cuando los locos guían a los ciegos». Una frase rotunda que pronuncia el Conde de Glóster, uno de los personajes del Rey Lear en el cuarto acto. Y para ser más exactos diremos que un buen número de locos están guiando a otro no menor de ciegos. Pongamos que hablo nuevamente de Cataluña, de los locos y ciegos que tenemos por aquí.

Dos son los nuevos elementos que nos proporcionan los majaretas. Uno, la creación del Consell per la República; y dos, la fundación de un nuevo partido independentista, la Crida Nacional.  Puigdemont ya tiene su juguetería al completo.

El Consell per la República es una entidad privada y con jurisdicción belga. Lo forma la crema del soberanismo. Ustedes han leído bien: se trata de una entidad privada con jurisdicción belga. Realmente algo chocante. Ahora bien, huele a camelo eso de entidad privada, porque ayer mismo se presentó en el Palau de la Generalitat a bombo y platillo institucional. Bajo maza, podríamos decir.

Quiero llamar la atención sobre un detalle. Este Consell demuestra a las claras el fracaso de las rimbombantes «estructures d´Estat», que intentaban –nos decían candorosamente--  construir la república catalana desde abajo. Ante su imposibilidad han tomado el atajo de empezar la casa por el tejado.

La Crida es el enésimo intento de formar un bloque unitario del independentismo. Se ha construido, esencialmente, para que el hombre de Waterloo tenga su  propio instrumento político, controlado férreamente. Sea como fuere, la Crida muestra también el fracaso del independentismo político. Tiempos calamitosos porque, a buen seguro, determinados personajes son unas calamidades diplomadas.

martes, 30 de octubre de 2018

Mi amigo censura a los politicastros de las derechas


«Qué poco tienen que ofrecer a los andaluces los dirigentes del PP y Cs cuando van allí a hacer campaña y solo hablan de Cataluña».


Es la frase del mes. La ha dejado escrita en las redes sociales mi amigo  Daniel Martín. Natural de Dehesas Viejas (Montes Orientales, Granada), que fue secretario general de la Construcción de CC.OO. de Cataluña. Una censura en toda regla, sin ningún aliño de estridencia, sin ningún insulto. Todo un concepto fuerte, que va al grano. De esos que hacen pensar. Una lección de un viejo político a los fifiriches de las derechas españolas.


lunes, 29 de octubre de 2018

Andaluces y catalanes dialogando en Sevilla.




Nota.--  Este fin de semana se ha celebrado en Sevilla el primer encuentro de Diálogos entre Andalucía y Cataluña. Las certeras palabras de Javier Aristu y Paco Rodríguez de Lecea  de valoración del encuentro me ahorran hablar de ello. La asistencia a este encuentro explica el silencio de este blog durante cinco días, cosa que ustedes habrán agradecido. Cuando uno va a Sevilla lo importante es estar en Sevilla y no perder el tiempo escribiendo en este blog. 
Javier Aristu
Se acaban de clausurar las dos jornadas de los denominados Diálogos Cataluña Andalucía que se han celebrado en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (antiguo monasterio de la Cartuja en Sevilla) durante los días 26 y 27 de este mes de octubre. Han sido horas de intenso trabajo de unos setenta intelectuales y profesionales catalanes y andaluces dedicados a intercambiar puntos de vista y juicios sobre la actual situación de nuestras comunidades, Cataluña y Andalucía.
Concebidos estos encuentros como una mesa para el diálogo y el mutuo reconocimiento hemos tratado de conocernos más y profundizar en las razones del actual desapego de una parte de Cataluña respecto del resto de España. Los tres ámbitos de trabajo (Nuevos y viejos problemas: Europa, España, Cataluña, Andalucía; Economía, trabajo y sociedad. Las actuales sociedades en transformación; y Nación, nacionalidad, región: cultura, marco institucional) eran la manera de afrontar las diversas perspectivas con que se pueden localizar una parte de los problemas de ambas sociedades. Pero más que analizar y diseccionar lo que se pretendía era acercarnos a posibles salidas, abrir puentes de entendimiento, lanzar vías de encuentro. Y eso se ha conseguido.
El clima del encuentro ha sido extraordinariamente cálido y positivo; el nivel de debate me atrevería a decir que de gran altura y las perspectivas que se abren tras este encuentro cartujano son positivas e ilusionantes.
La sesión de clausura contó con una buena representación de fuerzas sociales y de personas representativas de ámbitos de acción ciudadana. Tuvimos la oportunidad de que en ese acto nos acompañaran los secretarios generales de CCOO de Cataluña (Javier Pacheco) y Andalucía (Nuria López) que expresaron su acuerdo con el encuentro y sus ganas de ahondar en la convergencia de andaluces y catalanes porque a ambas comunidades les interesa unir y no separar.
Un mensaje se transpiraba entre los participantes e invitados: frente a la política de la agresión, la política del diálogo; frente a la actitud del rechazo, la actitud del encuentro con el discrepante. En una sociedad democrática no se puede plantear el contraste de ideas como una batalla campal donde se trata de aniquilar al contrario.
El próximo año se celebrará la segunda ronda en Barcelona y seguiremos profundizando en el diálogo y en el reconocimiento del otro, esa asignatura pendiente entre una buena parte de los españoles, andaluces y catalanes.

Otra aproximación al encuentro en La Cartuja en Punto y Contrapunto
Para más información en el sitio abierto para la ocasión: Diálogos Cataluña Andalucía

Paco Rodríguez de Lecea

Una convocatoria surgida muy cerca de mi persona y del espacio ciudadano que ocupo, coordinada por mis grandes amigos Javier Aristu, andaluz, y Javier Tébar, catalán, me ha permitido estar durante día y medio “en el ajo”, si el ajo es el lugar donde se preparan y se ensayan los cambios por venir (cambios de tiempo, cambios de marcha, cambios de actitud y de mentalidad, cambios en fin ¡ojalá! de leyes, de reglamentos y de estructuras).
Estoy hablando de los Diálogos Cataluña-Andalucía, que nos han reunido en dependencias del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en el entorno de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, en Sevilla, a setenta y tantas personas de cierta significación económica y social de las dos comunidades, en un intento, no de arreglar cuentas pendientes en el Estado y con el Estado, sino de tomar nota con buena letra y la mayor pulcritud posible del estado de la situación general y las expectativas de los unos, de los otros, y las conjuntas de ambos territorios, en un entorno de dimensiones y trascendencias mucho mayores: España, Europa, el mundo.
Nada definitivo, ninguna grandilocuencia. Un intermezzo corto en mitad de la representación de dos obras de enjundia: acto primero, la España que ha sido; acto segundo, la España que va a ser. Un apunte para que los espectadores que vuelven distraídos de una visita al ambigú no pierdan la memoria del hilo argumental del drama que está en cartel.
Se abordaron en tres mesas de diálogo, primero la situación (cómoda o incómoda) de las dos realidades autoconvocadas en los puntos cardinales obvios a los que están referidas: el Estado español, el superestado europeo. Segundo, el mundo del trabajo (en su más amplia acepción) como cemento societario que puede conformar una unión incisiva entre los diferentes, y unas reivindicaciones concretas y perentorias que confluyan hacia una ciudadanía común más inclusiva, más conectada y mejor situada para superar los déficits actuales de todo tipo. Tercero, la función de las instituciones y del juego institucional para dinamizar algunas fuerzas positivas que llevan ya cierto tiempo paralizadas.
No ha habido grandes conclusiones, tampoco se esperaban. Tan solo la confirmación de una sensación que nos asaltaba desde hacía tiempo tanto a andaluces como a catalanes: que el funcionamiento del Estado de las autonomías estrenado en el 78 ha derivado hacia una situación perversa tendente a propiciar encontronazos entre unas y otras autonomías por beneficios, prioridades y privilegios deparados desde el Estado central; y que desde posiciones recentralizadoras se ha animado de algún modo esa competencia entre todos por ser los primus inter pares. Lo cual ha desembocado finalmente en una centrifugación peligrosa de esfuerzos y en la multiplicación de frustraciones, de enconos recíprocos y de memoriales de agravios. Incluida una declaración esbozada de independencia.
Volveré en esta bitácora sobre las reflexiones desarrolladas en los Diálogos. Baste por el momento este apunte a vuela pluma, escrito cuando aún sigo en una Sevilla anfitriona amable y bellísima. Quede claro también que esta primera ronda de diálogo habrá de ser seguida por otras con más protagonistas individuales y más fuerzas sociales y políticas empeñadas de forma coordinada en confluir, no en divergir.



martes, 23 de octubre de 2018

El siglo de Marcelino Camacho


Waterloo, la madre de todos los quilombos




Cataluña vive una situación realmente grotesca. La guinda se ha puesto en Waterloo. Carles Puigdemont ha puesto en marcha el llamado Consell Nacional per la República. A la diestra de dios-padre se sentará Toni Comín, perejil de salsas de difícil digestión. Un personaje que es la garantía acreditada de que donde pone el ojo surge el estropicio.

Sin ningún tipo de empacho, ni legalidad, dicho consejo se auto legitima como el primer organismo institucional de Cataluña. Para mayor estupor de la gente sensata, el tal Consell se presentará en el Palau de la Generalitat el próximo día 30 de Octubre. El presidente vicario le rendirá pleitesía en uno de los salones del Palau.

Primera hipótesis: en Waterloo, la casa de la república catalana lucha por no ser desahuciada por la invisibilidad, afirma con sorna Sergi Pàmies.  A costa, podríamos añadir, de aumentar la madre de todos los quilombos. Segunda hipótesis provisional: el Consell de marras intenta indicar que el hombre de Waterloo es un valor con el que el independentismo tiene que contar a todos los efectos. Ahora bien, su aparición en la tramoya política se produce cuando el independentismo aparece públicamente dividido en diversas banderías. Más dividido que nunca. La pintoresca CUP le ha puesto la proa a Quim Torra, Esquerra se entiende mejor con Pablo Iglesias que con Puigdemont y el PDeCat, la enésima versión del consorcio convergente, está en pie de indignación por la aparición del nuevo partido, la Crida, hecho a imagen y semejanza de Waterloo.

Las hipótesis anteriores pueden complementarse de la siguiente manera: aquí no hay más partido que la Crida y Puigdemont es su profeta; Esquerra se desliza hacia el mal de amores de la negociación; y, definitivamente, el PDeCat es una chuchería del espíritu. Puigdemont, sanctus, sanctus, sanctus.  Para rematar el quilombo, el sector soberanista de los Comunes hace una excursión a Babia. El oso de Favila está a la espera. Paco Rodríguez de Lecea, con las maletas hechas, rumbo a Sevilla, escribe POLÍTICA HACIA DENTRO. Un artículo no apto para corazones flojos de remos.


lunes, 22 de octubre de 2018

Quo vadis, Comunes?


Los Comunes son una organización un tanto chocante. Cada dos por tres se ve zarandeada por la presentación de manifiestos, un ejercicio al que recurren los primeros espadas de sus diversas facciones. En principio diremos que los manifiestos que se han publicado hasta la presente tienen poca cosa en común. Hace meses el grupo federalista hizo conocer sus opiniones; ahora son los soberanistas quienes hacen su puesta de largo. Los unos y los otros convivían civilizadamente, aparados ambos por la ambigüedad del grupo dirigente, que siempre hizo mangas y capirotes para que el agua no se saliera de madre. Tal vez sea esa constante equivocidad la que llevó al profesor Xavier Doménech a dejar el timón de la nave. Ahora todo se aguanta –o parece aguantarse--  por la mano de Ada Colau.

No creo que se rompa la organización. Al menos por ahora. Por una razón: el sector federalista, nutrido por gente que ha vivido mil batallas, sabe por experiencia propia, el significado de las rupturas que en su universo han sido. En cada una de ellas han salido derrotados y, peor aún, divididos. No habrá ruptura, tal vez. Pero el manifiesto soberanista les pone muy difícil la convivencia, porque ahora, tras su publicación, adquiere carta de naturaleza pública.

Por lo demás, ¿tiene consistencia, recorrido y solvencia una organización donde un grupo dice pitos y otro flautas? Y no precisamente en quisicosas sino en lo que corresponde a la madre del cordero?

El sector soberanista ha optado por la política de campanario. El gori gori de sus campanas está tocando a muerto.




domingo, 21 de octubre de 2018

Albert Rivera insumiso


Francamente, yo pensaba que era un bulo, un fake que dicen ahora los que exhiben una mano de pintura de modernez. Sin embargo, es tan verdad como cierto es el teorema de Euclides: los números primos son infinitos. Ya digo, me pareció un bulo cuando lo vi en ese patio de vecindones que son las llamadas redes sociales. El Periódico acredita que, en efecto, el doctorando Albert Rivera se negó a pasar el control de seguridad del aeropuerto de Barcelona. Abajo tienen ustedes la referencia.

No sólo se niega sino que, además, provoca un sonado altercado entre sus guardaespaldas y la policía del aeropuerto. Este caballerete parece considerar que sólo y solamente los que tienen la piel oscura, visten chilaba, lucen rastas en la cabeza, miran de reojo u otras extravagancias han de pasar por el aro de la norma. Albert Rivera o la ley del embudo.  Un dirigente político que se pasa la norma por la cruz de los pantalones. Me imagino qué hubiera pasado si un coletudo Pablo Iglesias, siempre a medio afeitar,  hubiera hecho lo mismo.  Rivera habría sacado todo el arsenal de las invectivas de la España cañí. 



sábado, 20 de octubre de 2018

Lesmes, mozo de espadas de la Banca




El Tribunal Supremo –o mejor dicho, su presidente, Carlos Lesmes--  ha paralizado la sentencia que emitió el jueves una Sala del mismo Supremo. En síntesis, es la sentencia que obliga a las entidades financieras, y no a los clientes, a pagar el impuesto sobre actos públicos documentados en las escrituras públicas de préstamos con garantía hipotecaria. ¡Qué poco dura la alegría en la casa del pobre! En menos de veinticuatro horas se le da la vuelta a la tortilla. Algo insólito tanto por la meteórica rapidez de la actuación como por el método. El velocista Lesmes ha echado un borrón en la biografía del Alto Tribunal.

 

Son muchas las preguntas que nos asaltan. Pero hay una de la mayor enjundia: «¿Quién manda en el Estado de Derecho, la justicia o los mercados?». Si fuera un servidor –viejo cascarrabias--  quien la formulara, el piquete de la caspa y brillantina me tildaría de demagogo. Pero ha sido Fernando Ónega, un periodista del que no consta militancia en organizaciones izquierdistas, quien lo pregunta en La Vanguardia de hoy. Lesmes, en la cima de su subalternidad, ha optado por seguirle, perinde ac cadverer, la corriente a los banqueros. Es más, debió sentirse tranquilizado cuando oyó a Mariano Rajoy que exclamó a los  postres de un banquete en su honor (ayer en Santa Pola): «Me gustan los banqueros». El hombre de Pontevedra es un estómago agradecido. A los banqueros y al propio Lesmes. Pero hay algo más, Rajoy está mandando un mensaje a los doctorandos de su partido: Ojo con meterse con Lesmes. O, tal vez, la cosa se quede en la traducción del viejo refrán latino: In vino veritas. O las dos cosas a la vez.  




viernes, 19 de octubre de 2018

Algunos independentistas de gatillo fácil




Algunos seguidores del independentismo catalán empiezan a estar horrorizados por ciertas declaraciones de algunos de sus dirigentes políticos. Algunos dudan de su verosimilitud, otros piensan que se trata de intoxicaciones. La última vez que ha sucedido fue ayer en las llamadas redes sociales. Coloco en Facebook mi entrada El independentismo necesita muertos y aparecen comentarios de algunas almas de cántaro afirmando que son fakes, noticias falsas. No dan crédito.  Las palabras de Agustí Colominas son tan tenebrosas que parecen venir de otro hemisferio.  «Sin muertos la independencia de Cataluña tardará más», afirmó jupiterinamente. «Fake» replican quienes se resisten a creerlo. Y sin embargo es tan verdad que incluso un diputado tan volcánico como Rufián le llamó al orden. Es más, aquella prensa poco dada a tremendismos lo recogió al pie de la letra.

 

Tampoco es un fake lo que afirma el diputado Antoni Castellá que pasó de la caritativa democracia cristiana al procés en un abrir y cerrar de ojos.  De las sonrisas a las pompas fúnebres: «Probablemente, si no estuviéramos en el marco de la UE, tendrían tentaciones de fusilarlos también, exactamente como pasó con Companys. Como no pueden hacerlo, están en la prisión». Es un estilo político que comparte este caballero con ese sector de la política española que huele a chotuno. Ciertamente, es increíble, pero así están las cosas, y a tal nivel de degradación han llegado algunos dirigentes: unos, que quieren blanquear un pasado poco nacionalista; otros, que no teniendo padre ni madre –ni perrito que les ladre--  quieren hacerse notar. Castellá forma tiene ambas características.

 

No está mal que no se lo crean esas almas de cántaro. Eso indica que hay un sector de independentistas que no admite que sus dirigentes lleguen a un nivel de refriega verbal tan enfermizo.

 

Punto final: un servidor cree que son necesarias dos medidas urgentes con relación a Colominas y Castellá. Un juez debería, en el caso del primero, ordenar una orden de alejamiento de cualquier armería. En el caso del segundo, bastaría con dejarle sin postre los domingos y fiestas de guardar.  

 

 


jueves, 18 de octubre de 2018

El independentismo necesita muertos




«Sin muertos la independencia de Cataluña tardará más», ha declarado Agustí Colominas, uno de los principales ideólogos del hombre de Waterloo y de su Enviado en la Tierra, Quim Torra. (La prensa barcelonesa lo explica detalladamente) Toda una exhibición de tenebrismo. Como es natural nadie de sus conocidos y saludados le ha pedido explicaciones. Desde el palacete de Waterloo no se ha dicho ni oxte ni moxte.

Este Colominas tiene una biografía repleta de altos cargos institucionales así en la vieja Convergència como en la Generalitat, y precisamente ahora es uno de los hombres fuertes para organizar la enésima transubstanciación del viejo partido de Jordi Pujol, la Crida Nacional per la República.  En resumidas cuentas, el caballero ha ido saltando del coro al caño y del caño al coro. Realmente la política de empleo de la Generalitat es, según para quién, asaz generosa.

Colominas es de los que tienen prisa. Y, tomando nota de que la revolución de las sonrisas ha sido un fiasco, se desliza ahora hacia las pompas fúnebres. Aunque bien mirado no es nada nuevo la fascinación que la muerte –junto a los correajes y las botas altas-- ha tenido en diversos movimientos sociales y políticos del siglo XX. En el caso de este Colominas parece ser que es algo sobrevenido.

La muerte como elemento de reconducción de un proceso que ha ido a salto de mata. De un procés radicalmente fracasado, que ahora necesita muertos. Naturalmente este Colominas no será quien se inmole, lo suyo es dirigir desde la sala de máquinas de las covachuelas del Palau. A lo máximo que llegará este personaje es a ser el novio de esas muertes.

Él, profesor de Historia, sabe que los muertos los ponen los de siempre. De modo que, no hace falta insistir en demasía. La invitación de Colominas es el resultado de la exasperación de ciertos sectores del independentismo por los resultados de una caminata hacia ninguna parte. Pero hay algo más: es una invitación en regla a que ciertos sectores proclives a tener menos prisa se dejen de pamplinas y componendas.

Conclusión provisional: la Crida de Puigdemont arraca con un tenebroso genoma, la necesidad de un muerto. Pero que lo pongan los de siempre. Con la estética de Gabriele d´Annunzio.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Ronaldinho devoto de Bolsonaro





Ronaldinho, ídolo global de multitudes, ha hecho pública su adhesión a Bolsonaro, el candidato de la ultra-ultraderecha para la presidencia de Brasil. O el futbolista no ha tenido tiempo suficiente para informarse o es, a raíz de sus declaraciones, gaznápiramente devoto de tan tétrico personaje. 

Así las cosas, alguien –nos consta--  decidió llevar la cuestión a la junta directiva del FC Barcelona, dado que Ronaldinho es «embajador internacional del club, un extraño perifollo que puede estallarle al club en sus mismas posaderas.  La decisión de la junta directiva ha estado a la altura de su ínfima poquedad. «Nos preocupa la imagen del club … Vamos a observar detenidamente la evolución del caso». Es el estilo relamidamente gaseoso del presidente. Por cierto, qué quiere decir exactamente el caso? ¿El caso de quién? Para distanciarse una miaja la junta añade que «las ideas de Bolsonaro no concuerdan con los valores del club». Lo sospechábamos, ciertamente. Aunque el refinamiento de «no concuerdan» nos parece un argumento inane, muy por debajo de lo exigible. Pollas en vinagre. 

La junta directiva debe cesar inmediatamente a Ronaldinho del cargo de embajador internacional. Ni siquiera nos molestaremos en argumentarlo. El esfuerzo de encontrar los motivos para ello lo dejamos en manos de la junta. Mientras tanto abandono mi relación sentimental con el club. El Barça ha dejado de ser la única religión verdadera.   

martes, 16 de octubre de 2018

Oigan: no jodan la marrana




Los Presupuestos generales del Estado ya están en Bruselas. Los altos funcionarios de la Unión se disponen a mirarlos con lupa. Son gentes quisquillosas que parecen regirse por el famoso teorema, atribuido a Pitágoras: «la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa», siempre que se esté hablando de un triángulo rectángulo. Habrá que confiar en que la ministra Calviño, antigua colega del gremio eurócrata, les haga ver  que la política tiene sus propios códigos, distintos de los del análisis matemático. Así pues, el espíritu de los presupuestos queda encomendado al buen hacer de Calviño y sus amistades europeas. A su vez, el Aznar chico dice que se desplazará a Bruselas para conseguir lo contrario. Casado se ha empeñado en no «permitir» nada. El lenguaraz Rivera lo tiene más difícil: allí le recordarán que en 2008 su partido pedía un salario mínimo de 1.037 euros. Rivera debe tomar rabillos de pasas.

Así pues, Bruselas tiene la palabra. O la Europa de su autodestrucción, que encarna el polo Salvini—Le Pen  y sus socios de Centroeuropa o la que apuntan tendencialmente Sánchez—Iglesias. Quede claro: no es la Europa socialdemócrata, sino la de la reconstrucción política, social y económica de la Unión. Que, dados los tiempos que corren, no es poca cosa. Es nada más y nada menos que el cambio de tendencia, la superación gradual de la crisis del 2008 y sus dramáticos efectos. Tanto en lo relativo a la condición material de las clases trabajadores como en lo político, con los efectos devastadores del populacherismo político y de los nacionalismos irasciblemente desagregadores.

Por eso no sorprende la coincidencia entre el hombre de Waterloo y sus intimas enemistades españolas. A saber, triturar los Presupuestos lo entienden --Puigdemont y asociados más Casado y Rivera—no sólo para precipitar  la caída de Sánchez sino para que Europa siga siendo, en parte, el Patio de Monipodio que es hoy. De ahí que el sindicalismo no puede ser rutinariamente expectante. Si estos Presupuestos sirven para avanzar no hay vuelta de hoja.  De manera que no jodamos la marrana.

Atención:  «la ‘marrana’ a la que alude la expresión, al contrario de lo que algunas personas puedan pensar, no se refiere a la hembra del marrano (cerdo) sino al eje de la rueda de la noria (teniendo en cuenta que esa noria no es la que nos encontramos en una feria o parque de atracciones, sino el artilugio compuesto de dos ruedas engranadas con la que, mediante recipientes, se subía el agua de los pozos)». Así lo afirma Alfred López, un abnegado estudioso de los ideolectos patrios. Mi tía Angela Bulla, monja de la Compañía de María, la utilizaba con frecuencia provocando que sus colegas se pusieran coloradas. Sancta simplicitas!



lunes, 15 de octubre de 2018

La calumnia, según Pablo Casado




Las derechas carpetovetónicas han sido siempre un potente artefacto para fabricar independentistas. En ese estilo estajanovista ha destacado siempre el Partido Popular. Pablo Casado, el Aznar Chico, sigue disciplinadamente sus pasos. En estos momentos, agobiado por la competencia de Albert Rivera y de ese pintoresco personaje que lidera Vox, amplia virilmente su diapasón. Lo ensancha hasta el paroxismo de manera tan peligrosa como insensata. Lo alarga usando la calumnia como ejercicio de la política por otros medios. Como el aria de La calunnia que Rossini musicó tan eficazmente en su Barbero de Sevilla. (Anteayer se conmemoró el 150 aniversario de la muerte del músico de Pesaro).

Hemos oído a Casado afirmar que «somos un narco Estado». Nadie le ha llamado a la cordura. Ahora quiere desbordar a sus competidores, pero la experiencia indica que las aguas le desbordarán a él. Véase el dato alemán: la derecha bávara fue escorándose cada vez más a posiciones ultras que finalmente -ayer sin ir más lejos- una parte considerable de su electorado decidió cobijarse en la extrema derecha. Batacazo electoral de una formación política que ha perdido la mayoría absoluta que detentaba en Baviera desde los tiempos de Carlomagno.

En todo caso, lo realmente preocupante de la verborragia política de Casado es el abono que representa, la creación de un humus en el subsuelo de la sociedad. Casado –como anteayer Aznar y ayer Rajoy--  es el acicate que manufactura independentistas y, ahora, ultras a granel. Es la táctica desesperada que pretende evitar que sus competidores le soplen en el cogote, pero que finalmente podrá ser su requiescat in pace.

Todo indica que el extremismo de Casado puede ampliarse. Y también la de sus competidores. España ya no será, según ellos, un narco estado, sino un Estado fallido. En fin, la intemerata. Por un puñado de votos se dice lo que sea. De unos votos que, según los bávaros, pueden ir a otro chambao.

Esquerra Republicana de Catalunya y el condominio convergente en el Parlamento español deben reflexionar con punto de vista fundamentado. Ponerle la proa a los presupuestos generales del Estado podría tener consecuencias temerarias. No sólo en España sino también en Europa.



domingo, 14 de octubre de 2018

Lo que no sabían ustedes





El Tribunal Constitucional nos debe una explicación, y más en concreto el que fuera su presidente, Francisco Pérez de los Cobos. Este es un país en que por unas u otras cosas todo se acaba sabiendo. Eso sí, tarde. Pero que, a pesar de ello, más de uno queda con su culo al aire.

Lola García ha publicado un libro, El naufragio (Península) que en un mes va por la tercera edición. Es el naufragio de la quimera catalana del independentismo. Es un libro más que recomendable si se quiere estar al tanto de los meandros catalanes.

La autora nos explica, en la página 72, que en tiempos de Pérez de los Cobos al frente del Tribunal Constitucional se produjo un encuentro  bastante chocante: se reunió con Artur Mas, presidente de la Generalitat,  con la idea  de «acercar posiciones». Quienes conocen a Pérez de los Cobos saben perfectamente que este caballero es incapaz de tomar una decisión de ese calibre sin consultarlo con el hombre de Pontevedra, presidente del Gobierno. Curiosidades: el secreto del encuentro fue guardado con siete sellos. Más viajó a Madrid en coche y el encuentro se celebró en un convento de monjas. La madre superiora era amiga de la secretaria personal del presidente del TC y todavía no ha abierto los labios. Más todavía, tras la publicación del libro ni Pérez de los Cobos ni Rajoy han desmentido la noticia. Artur Mas tampoco.

Imagínense ustedes que se produzca una cosa similar bajo el mandato de un presidente socialista –de Pedro Sánchez, sin ir más lejos. Las derechas carpetovetónicas habrían puesto el grito en el cielo y exigido tumultuosamente por enésima vez la dimisión de Sánchez. La ley del embudo. En Granada Elvira, en Sevilla doña Elvira. Doble palabra, doble moral y doble contabilidad.  

Nota bene. En la foto tienen ustedes un fragmento del plano de Madrid con los conventos de monjas. En uno de ellos se produjo la reunión clandestina.


sábado, 13 de octubre de 2018

¡Alerta, compañeros y compañeras!



A propósito de unos pronunciamientos sindicales sobre la contratación en terceros países de trabajadores para el campo


Escribe Isidor Boix

 A principios de este mes he visto en la página web de nuestra Federación de CCOO-Industria dos notas[1] que, con matices no idénticos, abordan la contratación en terceros países de trabajadores para el campo. “Sobre” o “contra” tal contratación, para mí una cuestión pendiente, importante sin duda, sobre todo en su traducción en la práctica sindical. Una nota es un planteamiento más general, otra se plantea en relación con Almería, una provincia con el 22,54% de paro y para la que, se nos informa, la organización patronal COAG propone traer un contingente de 4.000 personas de otros países (“en origen”).

Suscribo plenamente la denuncia que en ellas se hace de las precarias condiciones de trabajo en el campo y la exigencia de condiciones de trabajo dignas. También la exigencia de que se siga el procedimiento legal, que se cumpla con plena transparencia la legislación laboral y de inmigración (independientemente de las evidentes mejoras que precisa) para tal contratación.

Pero me preocupa mucho el apunte en ellas sobre la contratación “en origen”, sobre todo la afirmación de que “antes” de recurrir a tal contratación hay que “estimular el empleo de la población autóctona”. Me recuerda demasiado los planteamientos que estamos viendo en diversos países de “primero los nuestros”, de los que tenemos ya aquí algunas expresiones en algunos ámbitos de la vida colectiva social y política. Me recuerda también una dramática experiencia sindical, desgraciadamente no la única, en las refinerías inglesas de Lindsay, donde surgió el grito, que incluso hizo suyo el primer ministro Gordon Brown, de “empleo británico para trabajadores británicos”, y que llevó a graves enfrentamientos entre trabajadores británicos y otros italianos contratados por la empresa de refino.

Nuestro planteamiento sindical puede alentar actitudes xenófobas entre nuestros compañeros, entre los trabajadores del campo, los de las zonas afectadas, pues parece señalar una alternativa, y confrontación, en el empleo: “o ellos o nosotros”, o “nosotros primero”. Y alentar las afirmaciones de que “nos quitan …”. Es decir, podría llevar, entiendo que llevaría, a considerar que la primera confrontación que se plantea es entre dos grupos de trabajadores.    

Creo que hay que plantear el problema de otra forma. Pues existe ciertamente un problema, un  problema de empleo y de condiciones de trabajo. Un mismo problema, aunque afecte de formas no idénticas, para los trabajadores autóctonos y para los contratados en origen. Y, si se trata de un mismo problema, deberíamos encontrar una misma respuesta, que uniera a los dos grupos de trabajadores, que sumara fuerzas.

Y me atrevo a hacer alguna sugerencia.

El eje debería ser la igualdad de derechos de TODOS los trabajadores. Sin esperar a que la legislación (española y europea) lo recogiera, aunque hay que reivindicarlo también, debería plantearse como objetivo sindical prioritario que el convenio sectorial (subrayo lo de sectorial) de aplicación lo estableciera con claridad. Que concretara que las condiciones de salario, jornada, salud y seguridad, no discriminación, prevención de todas las formas de acoso, …, fueran de directa e igual aplicación a todos los trabajadores, independientemente de sus formas de contratación, con expresa inclusión de los trabajadores contratados “en origen”[2] en la aplicación de la igualdad efectiva. Y que tal contratación, así como las condiciones de trabajo de los así contratados, se hiciera con absoluta transparencia y, para ello, sometida al conocimiento de los representantes de los trabajadores autóctonos y de los contratados en origen. La igualdad de derechos, su plena y efectiva aplicación, insisto, es la mejor garantía para la necesaria igualdad de todas las condiciones de trabajo.

Tal iniciativa debería ir acompañada de una más estrecha coordinación con el sindicalismo de los países “de origen” para su participación en la iniciativa y propuestas sindicales, para que aportaran la necesaria perspectiva, su propia perspectiva, desde tales países. Y también para hacer extensivo el conocimiento de los planteamientos sindicales, sus resultados y las reivindicaciones pendientes, a los trabajadores así contratados, para que éstos supieran de sus condiciones de trabajo convencionales y legales, y de la acción sindical en marcha. Para lograr la imprescindible coordinación de la permanente acción sindical orientada a asegurar su adecuado y mejor cumplimiento, y para incorporarlos a esta acción sindical, así como a su periódica renegociación.

Ha sido ésta la primera ocasión en que ha llegado a mi conocimiento este tipo de problemática sindical. Probablemente no sea la primera en que objetivamente se plantea, pero es evidente que no se han producido hasta ahora en España demasiados síntomas de este evidente riesgo, y epidemia, de la xenofobia como epidemia en los países del Norte geográfico y social. Pero si entendemos el riesgo que deriva de los planteamientos del “nosotros antes”, y desarrollamos la necesaria iniciativa sindical al respecto, mejor nos irá, allí y en todas partes, pues se trata de una enfermedad muy contagiosa.

En resumen, hay que evitar todas las propuestas que llevan a situar a unos trabajadores “contra” otros, o “antes” que otros. Hay que conseguir la necesaria unidad contra las formas de explotación del trabajo en el campo, para una mejora solidaria de las condiciones de vida y de trabajo de todos.






[2] Salvando todas las distancias, sería útil recordar la evolución en la negociación colectiva y en la legislación de la equiparación salarial y de condiciones de los trabajadores de las ETT
Zona de los archivos adjuntos


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