Por lo visto hay viejos conocidos y saludados que piensan que todavía pinto algo en la arena pública. Lo agradezco, pero lo cierto es que vivo jubilosamente alejado del mundanal ruido. Lo que viene a cuento porque he recibido un correo en el que se me pedía la firma a un documento, Somos el 80 por ciento, que trata de las cosas catalanas. Como reclamo publicitario de las garantías del manifiesto se me dice que «también lo ha firmado Antoni Puigvert», persona ponderada e intelectual prestigioso. Es una chocante observación, porque pone el énfasis no ya en la bondad del papel sino en el sello personal de uno de los firmantes. En el correo de mi viejo conocido figura, además, el artículo de Puigverd en La Vanguardia de hoy.
Leo el documento y el artículo de Puigverd. Y decido no
firmarlo. Es curioso pero los argumentos que Puigverd esgrime para firmar son
los que me llevan a no hacerlo. En todo caso vale la pena reseñar que Puigverd
indica que no le gusta el carácter de «causa general contra la democracia», que
sostiene el documento de marras. De manera que si esta es la premisa mayor el
resto del manifiesto huele, en mi opinión, a cuerno quemado.
Sostiene Puigverd atinadamente que el manifiesto «conecta
indirectamente con una de las peores argumentaciones que el independentismo ha
defendido en los últimos años: que sólo ellos son demócratas (volem votar), mientras que España entera
es albacea del general Franco». Así es, efectivamente. Pero –a mi juicio-- no
es el argumento «peor», sino el más falso. El más intencionadamente falso.
Digamos, además, que no se trata de un gazapo o desliz, sino el tronco de una
publicidad espuria. Sus paredes maestras
no tienen una resistencia de materiales razonablemente lógicos.
Nunca fui un tiquismiquis con los manifiestos que firmaba.
Me bastaba un acuerdo general y justificaba los matices de desencuentro en aras
al consenso general de los firmantes. Pero una cosa son los matices y otra,
bien distinta, los torpedos. Cuando los cimientos de un manifiesto son
ponzoñosos es de cajón que se trata de agitación y propaganda. En todo caso, mis respetos a Antoni Puigverd.
Referencia: https://www.lavanguardia.com/opinion/20181112/452861122000/antes-de-que-anochezca.html?utm_campaign=botones_sociales&utm_source=facebook&utm_medium=social
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