Escribe El Dómine Cobra
No
se trata de un fake. La prensa auto
considerada seria (La Vanguardia y El
Periódico) reproduce otro, llamémosle así, desliz de Juncker, luxemburgués y presidente de la
Comisión Europea: el caballero se presenta en la rueda de prensa luciendo unos
zapatos de dos colores distintos. Alguien le avisa del error y, raudo como una
centella, el caballero desaparece para corregir el desperfecto. Este es el
segundo error. El jerarca ha metido la pata por partida doble.
Juncker
tendría que haber aguantado el tipo y, sobre todo, exhibir la extravagancia en
positivo. Esto es, intentando crear moda, nuevo estilo. Marcando tendencia. ¿Acaso
no hay presentadores de televisión que aparecen, a cosica hecha, con calcetines
distintos? Juncker ha perdido la ocasión de abanderar una nueva estética. Y,
tal vez, dado el alto índice de papanatismo, no sería extraño que, en unos
cuantos días, políticos de secano y regadío, ejecutivos de alto y medio postín
y otros exponentes de la zoología urbana le seguirían los pasos. De paso, el
sector del calzado de nuestra industria patria se vería favorecida con un
incremento de las ventas consolidando la frágil recuperación de nuestra
economía. Este caballero reincide en su falta de reflejos. En otra ocasión sus
zapatos del mismo color no obedecieron la orden de mantener la vertical. Unos
zapatos díscolos que estaban en poder de las uvas.
En
esta ocasión los maliciosos podríamos entender que la disparidad zapateril del
mandatario es una metáfora del desorden de la Unión Europea. ¿Sería una interpretación
exagerada?
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