Les recomiendo muy de veras el
libro—conversación entre Pablo Iglesias y Enric Juliana. Les sugiero, además, que se lo tomen con calma. No se atropellen
en la lectura. Se trata de Nudo España. Los autores lo han hablado con calma, conscientes sobre
todo de que les estaba saliendo algo con enjundia. Verán que Iglesias ha
madurado lo suyo y que Juliana está pletórico de ideas, algunas de ellas de
enorme importancia para la vida de nuestro país. No será la primera vez que me referiré a
dicha obra.
En un momento dado de la conversación
los autores hablan de la situación de algunos países que, tiempo ha, formaron
parte del llamado socialismo real. Paré mi lectura y me puse a considerar:
¿cómo es posible que tras el colapso de los países de socialismo de Boletín del
Estado hayan llegado a tanta degradación política y moral? No soy capaz de dar
una respuesta completa, ni posiblemente aproximada. Ahora bien, puedo dar un
pespunte que puede ser relevante. Y tiro de mis recuerdos.
Tras el derrumbe del Este Antonio Gutiérrez me envió a Hungría a representar a
Comisiones Obreras en el primer congreso del sindicato húngaro tras la
implosión socialista. Empieza el
congreso. Su orden del día era: 1) Patrimonio sindical, 2) Estatutos y 3)
elección de los órganos dirigentes. Como se verá no hay ningún informe,
documento que explique por qué ha caído aquel mastodonte, ya convertido en pura
herrumbre. En su lugar, aparece solamente cómo van a hacerse cargo del inmenso
patrimonio (residencias, balnearios, periódicos y edificios) de los antiguos
sindicatos oficiales. La acción sindical ha sido substituida por la
intendencia.
Observo que quienes llevan la voz
cantante en dicho encuentro son los mismos que dirigieron los antiguos
sindicatos. Más todavía, los nuevos dirigentes elegidos son también los mismos
que estuvieron antes de la caída. No hay, pues, regeneración, solamente un
cambio de nombre de la organización. En todo caso, sí percibí una variación:
había desaparecido el lenguaje aparentemente internacionalista y, en su lugar,
figura un preocupante nacionalismo. De aquel polvo --y de otros más pantanosos-- vino este inmenso fangal.
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