El
diligente Quim Torra –seguidor de las enseñanzas de san Agustín-- tiene un sentido
agudo de la oportunidad. Aprovechando el momento que le daba la publicación de
una serie de medidas económicas para hacer frente a la pandemia del coronavirus
el presidente putativo de la Generalitat de Catalunya ha colado un incremento sobre
asignaciones temporales y pensiones de los ex presidentes de la Generalitat.
Torra dirá que es un aumento muy modesto, el 0,9 por ciento, para unas personas
muy necesitadas. Posiblemente como aquella Esperanza Aguirre que
manifestó en su día que «no
tener pagas extra me tiene mártir, las he tenido toda mi vida y las echo de
menos en Navidad y en verano. No es que haga números a final de mes, ¡es que
muchas veces no llego!».
Ilustre raza fenicia la de los gobernantes de la Generalitat:
240 altos cargos cobran más que el presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, cuyos emolumentos son 80.953 euros. Ese Quim Torra es el
presidente autonómico mejor pagado: 152.861,54 euros. Calderilla. Política de
austeridad. Sueldo para llevar una vida franciscana. Quim Torra, seguidor de
aquel obispo de Hipona, Padre de la Iglesia, que dejó sentenciado que «la
caridad bien entendida empieza por uno mismo».
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