Un
sector de la izquierda, minoritario pero agobiantemente latoso, no ha entendido nunca que las más importantes
conquistas sociales se han construido sobre la base de la negociación. Han sido
las más importantes y duraderas. En cambio, cuando ha elegido el camino del unilateralismo --a saber, a la
brava-- las realizaciones (algunas de
ellas importantes) han durado menos de un siglo. El welfare está en lo primero; el Estado llamado obrero se hundió, porque
–como diría Gramsci-- iba contra El Capital, es decir, nada tenía
que ver con Marx.
Julio Anguita pertenece
desde sus inicios políticos hasta hoy –genio y figura— a ese sector de la
izquierda. Durante toda su vida ha ostentado esa testaruda coherencia de la
izquierda unilateralista. No ha querido ver que tales concepciones han sido de
muy escasa utilidad para aquellos a quienes decía y quería tutelar: los
trabajadores y sus familias. Lo que traemos a colación por unas recientes
declaraciones que nuestro hombre ha hecho a la revista Cuarto Poder (1).
Así
ha hablado: «Estoy viendo con
inquietud que se quiere ir a unos nuevos Pactos de la Moncloa, a mí esto me
preocupa. Si hacemos una reedición de los Pactos de la Moncloa, mal lo van a
pasar los trabajadores, sobre todo los precarios y toda la gente que en estos
momentos está malviviendo». En
realidad lo que está diciendo Anguita es que la salida a la situación post
pandemia deberá resolverse por una vía no negociada. Pero no especifica de qué manera concreta. De
hecho, los profetas desarmados nunca aclararon de qué manera y cómo deberá
salirse de una situación de desastre. Lo que, tal vez, Anguita no prevé en lo
concreto el nivel de gravedad de la situación que nos dejará la pandemia. O,
peor todavía, se aferra a retales dispersos de una Vulgata que nunca se tradujo
en utilidades concretas.
La
cuestión no es académica, es decir, sí o no a los Pactos de la Moncloa, sino
cómo abordamos el descomunal destrozo que tendrá la economía cuando salgamos de
esta pandemia. Un destrozo del que no creo que seamos todavía conscientes. Ese
es el problema. El problema es que Anguita posiblemente no vea la diferencia
entre esta situación y la que teníamos cuando los Pactos de la Moncloa. En
aquella ocasión la situación era muy difícil. Ahora será peor que dramática. En
1977 era cuestión de obras mayores con un buen equipo de albañilería y de
encofradores. Ahora el problema será de la reconstrucción de la economía y de
la psicología colectiva.
Por
otra parte sorprende que Anguita no parezca tener confianza en que Unidas Podemos, estando en el Gobierno, pueda estar a
la altura con su corresponsabilización
de ese Pacto de reconstrucción nacional.
Nota.--- Se sugiere la visita a https://desiertodelostartaros.com/?fbclid=IwAR2ev8UGFFVKrUKwuG5QM9J-qEk4B8W8S__lYOFzzzAUk8Ltm94zF90p3EQ
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