jueves, 23 de abril de 2020

¿El Tribunal Supremo se entromete a cosica hecha?



No daba crédito a mis cansados ojos cuando leí que «El Tribunal Supremo obliga a Sanidad a informarle cada 15 días de sus medidas para facilitar protección a los sanitarios». No era un efecto paraléxico, es decir,  un trastorno de la capacidad de lectura en el que las palabras y las sílabas se transponen sin sentido. Había leído bien. Es más había oído lo mismo en las diversas emisoras de radio. El Supremo respondía así a una denuncia de la Confederación de Sindicatos Médicos. Por cierto, no he oído todavía el parecer de aquellos que don Benito Pérez Galdós llamaba «señores preopinantes» y hoy con menos fortuna denominamos tertulianos. A buen seguro que los de la hermandad del eructo lo habrán celebrado. Un pescozón a Sánchez, dirán.

Sin embargo, yo entiendo que eso no compete al Tribunal Supremo. Ni por pienso. Tan solo las cabezas destornilladas de algún que otro alto togado pueden admitir que el TS tenga entre sus atribuciones la de controlar al Gobierno. O Lesmes está en el ajo o le han colado un gol. En ambos casos merece reproche. Por la sencilla razón de que ha invadido las competencias del Parlamento. Y porque contribuye a enredar la madeja política: los partidos judicializan la mandanga y el Alto Tribunal politiza el chiringuito. Aquellos, a cosica hecha; Lesmes, habría que verlo.

Peor todavía, esta invasión de competencias –ya grave de por sí--  viene a provocar más confusión a la que organizan meticulosamente las derechas, tanto las carpetovetónicas como las de aquella esquinita del nordeste de la piel de toro.

Montesquieu se hace cruces.



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