Mario Vargas Llosa ha vuelto a encabezar un documento político.
El anciano literato no es capaz de estarse sensatamente quieto un instante.
Consciente de su indudable capacidad de arrastre en los círculos, ya no de la
derecha civilizada sino de la cavernosa, ha impulsado una selecta recogida de
firmas donde figura lo mejorcito de cada casa evangélica de España y
Latinoamérica. El mentado papel
tiene un objetivo fundamental: apoyar la campaña de las derechas españolas
contra el gobierno de coalición progresista. Intenta darle lustre a esa
ofensiva no tanto con el texto sino con las firmas de ex mandatarios
sudamericanos que dejaron sus respectivos países hechos unos zorros. La firma de Alberto Fujimori no hubiera desentonado.
Poca chicha tiene el papel. Todo un
despilfarro de tanta celebridad literaria para elaborar un texto –olor de col
hervida y sabor de olla podrida-- que cualquier agrupación de derechas de la
península de Kamchatka hubiera superado en calidad. La pluma de Vargas Llosa
que conoce los efectos del superador superado, es la impertinencia de la
entropía que no respeta ni a dios ni a su madre. Por lo demás, el texto es la
expresión más cabal de la batología que persigue al que fue un celebrado
renovador de la novelística sudamericana. Ya se sabe: la batología es
aproximadamente repetir cansinamente lo mismo durante años y paños. Más o
menos. Es la morbosa repetición de siempre lo mismo como un vulgar quimtorra,
eternamente repetitivo.
Pero eso sería lo menos relevante del texto.
Lo más significativo es su adhesión a la mentira organizada ya sea en forma de
atribuir intenciones al adversario, ya sea en forma de bulos a granel. Véase
hasta qué punto el manifiesto está escorado a endilgar intenciones más falsas
que los viejos duros sevillanos. El manifiesto afirma pomposamente: «En España y
la Argentina dirigentes con un marcado sesgo ideológico pretenden utilizar las
duras circunstancias para acaparar prerrogativas políticas y económicas que en
otro contexto la ciudadanía rechazaría resueltamente».
No
se dice quiénes, aunque todo apunta a Pablo Iglesias.
Y no se menciona a Pedro Sánchez porque el
interés es que rompa con el dirigente de Unidas Podemos.
El redomado pícaro escribidor intenta meter jindama en el cuerpo: esos
dirigentes quieren acaparar prerrogativas políticas y económicas. O sea, pretenden aprovecharse de la situación
para implantar el comunismo. Vargas haciendo de asustaviejas.
Queda
en pié la pregunta nunca contestada: ¿Cuándo se jodió Vargas, Zabalita?
El texto del
Manifiesto:
http://www.pp.es/actualidad-noticia/fundacion-internacional-libertad-encabezado-por-mario-vargas-llosa-ha-redactado
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