viernes, 29 de enero de 2021

Una situación estrambótica


 

Ayer fue un día estrambótico en el Parlamento. Anás—Casado y Caifás—Rufián se conchabaron para intentar derrotar al gobierno, que convalidaba un decreto de gran importancia: el plan de gestión de los fondos europeos. El Partido Popular trasladó a esta sesión toda su impotencia, todo su fracaso votando en contra; nuevamente los barones de dicho partido han tragado quina. Esquerra Republicana de Catalunya, el partido europeo más confuso, volcó su atolondramiento, asediado en la amura de babor  por el efecto Illa y en la de estribor por las diversas mesnadas post post post convergentes. Rufián votó en contra. Inés Arrimadas, como la Eloisa de Jardiel Poncela, estaba debajo de un almendro intentando que en Europa no se supiera su voto contrario. Arrimadas ni siquiera se da cuenta que va camino de la irrelevancia, tras los pasos de aquella irascible Rosa Díez.

El gobierno se salvó por los pelos, con la abstención de Vox. Mucha agua pasará bajo las puentes de los ríos para que Casado haga olvidar a las cancillerías europeas su grotesca negativa a convalidar el decreto de los fondos.

Así es la herrumbre de la política. Tan tóxica que ha contagiado al otrora prestigioso diario El País a convertirse en una gacetilla con frecuente obscenidad. El editorial de hoy es un botón de muestra de la degradación de un diario que ha pasado de querer influir intelectualmente a ser un sujeto beligerante contra el gobierno cuando éste no le sigue la corriente (1). La obscenidad: «Desafortunadamente, el resultado de la votación es, antes que ningún otro, un fracaso colectivo de la política española, lastrada por tacticismos de cortas miras, cálculos partidistas, raquítica propensión a dialogar y construir juntos». Obscenamente vulgar porque las responsabilidades de los que votaron en contra –Casado, Arrimadas y los independentistas catalanes--  quedan subsumidas en «el fracaso de la política española».

Es, sobre todo, la rabieta de El País, con el apoyo de viejos galápagos, que no olvida que su propuesta de gobierno de concentración PSOE – PP no ha prosperado.  

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», siempre de la mano de don Venancio Sacristán.

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