jueves, 14 de enero de 2021

¿Para cuándo las elecciones catalanas? El virus como excusa aparente


 

No eran rumores. Se trataba de fuertes indicaciones que venían de Waterloo, mientras Esquerra Republicana de Catalunya –dicen algunos aproximadamente bien informados--  asumía en el reclinatorio la idea (lo tomas o lo dejas) de que las elecciones autonómicas catalanas tenían que retrasarse. No eran rumores sino el resultado de una constatación: Carles Puigdemont no las tiene todas consigo, de manera que –esta vez, sí— los de Junqueras podían levantarle el gallo a los post post post convergentes, que ahora son una conjunción libertariano—nihilista. Más todavía, los rumores del retraso arreciaron, simultáneamente tras la sentencia de la Junta Electoral Central de no reconocer a Waterloo toda una serie de derechos electorales y con la aparición de Salvador Illa en las candilejas.  De manera que nada de rumores.

En breve el governet de la Cataluña Tócame Roque decidirá si se mantiene la fecha electoral, 14 de Febrero, o se pospone para cuando Waterloo entienda que puede ganar los comicios. Todo dependerá –advierten para los pobres de espíritu— de la evolución de la pandemia. Ojo, esa evolución se puede gestionar al servicio del retraso electoral. No sería la primera vez que el poder usa las calamidades pro domo sua.  

ERC sigue en su reclinatorio y –formulo esta comparación a cosica hecha— parece remedar a Ciudadanos: los de Rivera y Arrimadas ganaron, contra pronóstico, las anteriores elecciones, pero no supieron qué hacer con los resultados: Dios le da nueces a quien no puede roerlas. Por lo que se limitaron a cantar que «el patio de mi casa es particular / cuando llueve se moja como los demás». Tres cuartos de lo mismo: ERC, tras el destronamiento de Quim Torra, tampoco sabe qué pensar, decir y hacer. Ni siquiera se aposentan en la cámara presidencial: el señorico se podía molestar.  ERC sabe estar como nadie en el reclinatorio. Pero hay quien se malicia de que Oriol Junqueras esté más interesado en ser el candidato a presidente de la Generalitat a que la opción actual (Aragonès) sea la que prevalezca. Intrigas florentinas de arte menor, ciertamente. Pero es una hipótesis no descabellada. Lo que querría decir esto: Junqueras piensa que el indulto es inminente y, por tanto, todavía tendría tiempo de encabezar la lista.

Waterloo tiene en estas historias –auténticos pucheros de garbanzos mediceos--  un valedor: el exhibicionista patológico Rafael Ribó. Tan caducado como Lesmes y Cía viene insistiendo desde hace semanas en que se pospongan los comicios, y ha puesto en marcha una tramoya: la creación de un Consejo asesor ad hoc. Fuegos artificiales para que su código de barras, agotado, no levante sospechas. O bien para ocultar su desidia en abordar los temas que afectan verdaderamente a sus competencias.

De momento las organizaciones sindicales y las patronales han exigido que se celebren las elecciones el día previsto. Nadie podrá achacarles que no tienen sentido de la responsabilidad. Ni tampoco nadie podrá acusarlos de partidismo.

 

Post scriptum.---  No importa mucho que se ignore el valor del número e; pero tiene poco perdón que se desconozca que «Lo primero es antes». No lo dijo Polibio en su Historia Pragmática, sino con frecuencia don Venancio Sacristán.

 


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